Lo vivido el pasado miércoles en el Camp Nou fue la demostraci?n fehaciente de la fuerza imparable del barcelonismo cuando est? unido y abraza un solo objetivo. La solidaridad con Juan Carlos Unzué pone de manifiesto que s? es posible un Barça sin ‘ismos’, sin filias ni fobias, sin odios ni venganzas, sin retrovisores... El club lleva demasiadas décadas instalado en la divisi?n permanente, en el “t? m?s”, en el “conmigo o contra m?”, en luchas cainitas, en lobbies, en visitas a los juzgados, en odio indisimulado. No existe en el mundo una entidad deportiva con la particularidad del FC Barcelona. Quiz?s ah? radique una de sus grandezas...y de sus miserias también.
Por eso me ha venido a la cabeza la campa?a ‘United We Stand’ que ha puesto en marcha la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, liderar? el pr?ximo 15 de septiembre una cumbre que tiene como objetivo unir al pa?s desde una visi?n bipartidista, donde sea posible enterrar el odio latente en la sociedad y poder resolver las diferencias de argumentos y opiniones con respeto y pac?ficamente, sin necesidad de recurrir a la violencia.
En el caso del Barça, es una violencia verbal, donde el insulto y*la descalificaci?n imperan impunemente en el entorno y en redes sociales (y también en algunos sectores del club) simplemente por opinar diferente... o por dar informaciones ver?dicas y contrastadas que, simplemente, molestan. Hay tanta radicalizaci?n que estamos delante de una realidad muy peligrosa: la talibanizaci?n del barcelonismo. Sinceramente lo digo, si no revertimos la actual situaci?n, la democracia en clave azulgrana est? en serio peligro. De hecho, algunas veces tengo la sensaci?n de que estamos en un escenario parecido a una Guerra Civil. Sin armas, s?, pero viendo enemigos en cada una de las esquinas.
Al FC Barcelona le har?a falta urgentemente una cumbre parecida a la auspiciada al estilo de Joe Biden. Claro que para que as? se produjera y tuviera éxito, los que estaban antes, los que est?n ahora y los que vendr?n después, los palmeros de antes y los de ahora, deber?an hacer un enorme ejercicio de examen de conciencia, de sinceridad, honestidad y de ética personal, que acepten la cr?tica constructiva y la fiscalizaci?n de su gesti?n, porque el club no es de su propiedad, est?n de paso. El Barça no debe ser una secta. No le pertenece a nadie y es de todos.
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