De todo el ciclo electoral en este primer semestre del a?o, las elecciones europeas eran la cita que m?s esperaba Vox. Entre otras cosas, por el auge de sus partidos hom?logos en pa?ses de la Uni?n Europea que, en algunos casos, como la italiana Giorgia Meloni y el h?ngaro Viktor Orb?n, ejercen de primeros ministros. El a?o empez? con dificultades para el partido de Santiago Abascal, inmerso en una crisis interna por marchas significativas entre sus cuadros y, sobre todo, por el baj?n de las ?ltimas elecciones generales. Pero las cosas no le han ido mal: en Galicia no lograron representaci?n -en realidad, nunca contaron con ella- pero en el Pa?s Vasco y en Catalu?a mantuvieron sus posiciones.

Y ahora afrontan una campa?a europea con el viento de cola que les dej? el c?nclave ultradel pasado fin de semana en el Palacio de Vistalegre. Todos los primeros espadas de la extrema derecha europea participaron, igual que otros l?deres mundiales como el argentino Javier Milei -que desat? un conflicto diplom?tico de primer orden-, el chileno José Antonio Kast, representantes de la candidatura de Donald Trump e incluso un ministro de Israel.

La extrema derecha europea tendr? que decidir si se reagrupa o no tras el 9J. En este momento hay dos familias que conviven en el Parlamento Europeo: los conservadores y reformistas (ECR por sus siglas) entre los que est? Vox; y los que figuran en Identidad y Democracia (ID) con la francesa Marine Le Pen y el italiano Matteo Salvini a la cabeza. En todo caso, la direcci?n nacional de Vox pone en valor haber conseguido aglutinar a todas las sensibilidades en Madrid hace unos d?as, como prueba de que habr? entendimiento.

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Vox tuvo en 2019 tres eurodiputados. Era un momento previo a su crecimiento por toda Espa?a, cuando Ciudadanos estuvo cerca de darle el sorpaso al PP. Ahora, tanto en el partido ultra como en Génova saben que los de Santiago Abascal crecer?n en la cita de junio. Algunas encuestas los sit?an entre los 7 y 8 diputados y hay otros -como el CIS- que le da un m?ximo de 6. En todo caso es previsible que doblen su representaci?n.

Y lo que Abascal tiene claro es que las formaciones hermanas de Vox -y ellos mismos- se situar?n como tercera fuerza en el Parlamento Europeo. Est? por ver si finalmente el PP comunitario -con Ursula von der Leyen- a la cabeza busca apoyos puntuales en la extrema derecha. El objetivo de Vox es unir a todos los partidos ultra y, desde luego, en Espa?a trabajan por que la alemana no pueda volver a presidir la Comisi?n Europea.

El cabeza de lista de Vox, Jorge Buxadé, abandera las posiciones m?s duras del partido y as? lo seguir? exhibiendo en campa?a. Los ultraderechistas intentan salir del marco creado por el PP, que plantea las europeas como un plebiscito contra Pedro S?nchez para que los electores perciban una especie de segunda vuelta. “Os van a bombardear los medios con que si S?nchez s? o no. Esto no va de eso. A S?nchez ya le echaremos. Nos jugamos el futuro de Europa, son las elecciones m?s importantes”, repet?a estos d?as Buxadé en compa??a de Abascal.

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Vox intenta hacer pedagog?a ante los suyos con los debates que mejor le funcionan: el campo -en clara disputa con el PP- y acabar con la agenda verde europea. Por eso, muchos de sus discursos est?n centrados al mundo rural y la amenaza, seg?n dicen ellos, el primer sector sufra o quede en riesgo de desaparici?n por las exigencias y la normativa comunitaria.

Ya en el Palacio de Vistalegre todos los participantes en el acto coincidieron en cargar contra “los bur?cratas de Bruselas” y la agenda 2030. Dos lemas indispensables para estas formaciones. Lo primero es un llamamiento a “cambiar del todo el rumbo de Europa”, seg?n proclaman desde Vox. “Queremos dar voz a los que no la han tenido durante décadas en Bruselas”, clam? Buxadé en uno de sus m?tines.

En ese planteamiento se mueve la ultraderecha en Espa?a, consciente también de que un impulso en las europeas puede ser crucial para dar carpetazo a la sensaci?n de que Vox entraba en declive. Las catalanas fueron una prueba importante al respecto pero, ahora, este 9J buscan dar el golpe definitivo.

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Abascal sabe que hace meses la situaci?n dentro de su partido era complicada. Necesitaban un impulso electoral, un golpe en la mesa que demostrara, al menos, que el PP no se comer? todo su electorado. Y as? consideran que se est? viendo en este ciclo electoral a pesar de las dudas que mostraron tantas veces y el convencimiento en Génova de que acabar?an con Vox.

La crisis diplom?tica con Argentina y el reconocimiento unilateral de Palestina le permite a Vox exhibir su posici?n m?s dura y distante con el PP. Le reprochan “equidistancia” a los conservadores frente a la defensa a ultranza que ellos hacen sobre la figura de Milei o sobre el Gobierno de Israel sin hablar de la cat?strofe humanitaria creada en Gaza.

Esos ser?n los ejes de esta campa?a: intentar situar a PP y PSOE “en lo mismo” -igual que en el Parlamento Europeo denuncian “que votan juntitos el 90% de las veces”- en cada debate que surja, sea de pol?tica internacional o de la agenda espa?ola. Abascal, como siempre, se volcar? por completo como si él fuera el candidato.

En esta ocasi?n tiene una presi?n mayor: sus socios europeos esperan un resultado bueno y su sinton?a personal con todos ellos, incluso algunos que est?n enfrentados, le garantizan un papel protagonista en futuras conversaciones.



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