El miércoles pasado, Par?s nos dej? el primer resurgir del Barça a nivel competitivo en la Champions. No nos vengamos arriba, mucho cuidado, pues eso puede ser tan ef?mero como mayest?tico, si esta noche el equipo no refrenda su mejor versi?n europea de los ?ltimos a?os, de poco habr? servido. En la retina nos quedar?n los cuatro partidos de ida que nos han dejado los cuartos, tomas y dacas a doquier, resultados inciertos hasta el final y volteos de los favoritos cada quince minutos, que generan opciones hacia uno o el otro lado como un buen thriller de Hollywood.

Pero volvamos a Par?s, el Parque de los Pr?ncipes, un estadio de tradici?n mon?rquica, en el pa?s m?s republicano del viejo continente, actualmente casa de acogida de ese equipo tan rico como antip?tico, que goza de una adulterada grada ultra con actitud de banlieue de capital a falta de aficionado auténtico, fue el epicentro geogr?fico de dos situaciones adicionales tan sorpresivas como el retorno culé. La primera, sin que el partido, ni tan siquiera, se hubiera iniciado. En la retransmisi?n deportiva de Movistar +, Germ?n Burgos, ese pretérito portero que jugaba con una at?pica e impropia gorra en el f?tbol moderno, jug? a ser el protagonista con un chiste de los que ya no se pueden hacer en ning?n ejercicio profesional y menos en un medio de comunicaci?n.

Dos horas m?s tarde, apercibido por la reacci?n de las redes sociales y los equipos de comunicaci?n de los dos equipos, que se negaron a realizar declaraciones, decidi? efectuar una disculpa que no era ning?n perd?n, sino una aclaraci?n a la falta de comprensi?n de la audiencia sobre el sentido y la sensibilidad de su reflexi?n de tertuliano y opinador. Todo muy fuera de las realidades actuales. El Mono, ese es su apodo de siempre, nunca ha sido Valdano en sus descripciones y matices sobre los aspectos filos?ficos del f?tbol, ni mucho menos.

Lo mejor, la contundente resoluci?n del caso por parte del propietario del canal, Telef?nica, r?pida y eficaz, al d?a siguiente, con una resoluci?n de contrato. Fin de la carrera de comentarista del tosco arquero.

Segundo caso, Dembélé, apodado el mosquito, ese extremo ambidiestro que malgast? dinero y tiempo del FC Barcelona durante seis temporadas también quiso sumarse como protagonista. Gol a su exclub y celebraci?n por todo lo grande, un enemigo m?s a a?adir a la n?mina blaugrana, un tipo peculiar que muestra una vez m?s su poca capacidad reflexiva, as? como arraigo y generosidad a su exclub. No vale la pena perder cinco minutos m?s con él, nunca entendi? nada, ni quiso entenderlo, si tuvo la capacidad de hacerlo. Ignorarle es lo ?nica que debe hacerse.

Tres postales, la de la vuelta del Barça a la Champions y las de las acciones y reacciones de dos personajes con apodos descriptivos.



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