Hace ya once a?os que el asesinato de la ni?a Asunta Basterraconmocion? a la sociedad espa?ola en general y a la gallega en particular. Un crimen sobre el que aun hoy persisten muchos interrogantes, a pesar de ser un caso cerrado para la Justicia. Inc?gnitas que se centran en tratar de entender lo incomprensible, como es el hecho de que los dos padres adoptivos de la peque?a decidieran acabar con su vida en una acci?n criminal que la investigaci?n judicial desvel? que no se trat? de un hecho fruto de un arrebato, sino que se fue algo planificado y ejecutado con una frialdad que a?n hoy sigue sobrecogiendo. Netflix ha reabierto las heridas del asesinato, en una serie true crime que ha subido hasta los puestos m?s altos de las series m?s vistas de la plataforma. Y de paso ha elevado hasta el tercer lugar también a la serie documental que ya emiti? hace cinco a?os y que, pese al tiempo transcurrido, sigue arrasando en audiencias. Se da la circunstancia de que tanto la ficci?n como el documental tienen al mismo director, Ram?n Campos. Quiz? ha pasado un tiempo razonable para tener una perspectiva con las que abordar todos estos hechos.

Con la serie, el realizador se ve?a obligado a dar respuestas a aspectos a los que no contestaba en el documental. La ficci?n audiovisual no tiene las mismas reglas que el reportaje y de alguna manera obligaba al director a tener que contestar a aquellos puntos oscuros de la instrucci?n. Y es que la verdad judicial en muchas ocasiones no precisa de un m?vil para probar o no la autor?a del crimen, aunque ayude a entender lo incomprensible. NiRosario Porto, ni Alfonso Basterra admitieron jam?s su participaci?n en el asesinato y se presentaron como v?ctimas de un sistema judicial que les hab?a puesto en la diana a ellos en primer lugar, sin molestarse en buscar a otros sospechosos. Uno les escucha y hasta da pavor el pensar que alguien pudiera ser acusado injustificadamente de semejantes hechos. Su conducta no es la de los asesinos al uso, ya que se les ve tan afectados como a cualquier padre a quien le hubieran asesinado a su hijo y sus l?grimas y su dolor parecen auténticos. Sin embargo, las pruebas apuntaban a ellos de manera contundente, pero nada desvelaban sobre los motivos que les llevaron a cometer esa atrocidad.

"Las cosas que no se dicen o no se cuentan, no suceden", dice el personaje de Rosario Porto, magistralmente interpretado por Candela Pe?a, en una escena de la serie en la que est? siendo interrogada por la guardia civil interpretada por Mar?a Le?n. Es lo m?s cercano a una confesi?n que veremos en toda la serie. De esta manera, es como si estuviera justificando lo que va a ser su postura durante toda la investigaci?n. Si nunca admite lo ocurrido, es como si no hubiera pasado. Un mal sue?o dentro de su mente, mientras ella sigue sentada feliz en esa cafeter?a con Alfonso Basterra al lado concediendo esa entrevista por ser el primer matrimonio gallego en conseguir la adopci?n de una ni?a asi?tica. La serie nos hace asomarnos al interior de la mente de Rosario Porto y tratar de atisbar qué debi? pasar por su cabeza y c?mo luego pareci? cerrarse en banda a admitir que hizo lo que hizo. Candela Pe?a nos ofrece un registro muy distinto al que nos tiene acostumbrados. También la serie se arriesga al tratar de darnos explicaci?n al papel de Alfonso Basterra en el crimen, aqu? encarnado por Trist?n Ulloa, a pesar de que no hab?a pruebas que llegaran a situarle en la finca de Montouto donde apareci? el cad?ver de la peque?a. Con sus silencios, el acusado se garantiz? la condena, a pesar de que su abogada le dejaba claro que con una m?nima defensa pod?a haber salido absuelto. La serie se arriesga al se?alar que su complicidad en el crimen era la manera de garantizar que permanecer?a unido a Rosario para siempre.

Pero también destacan en la serie el papel de los actores secundarios, donde Javier Gutiérrez encarna al juez instructor, al que cambian el nombre en la ficci?n para llamarse de manera diferente al real, quiz? para evitarse futuras complicaciones legales. La historia del juez Malvar parece quedarse un tanto desdibujada cuando llega el juicio. Durante la investigaci?n, su se?or?a tiene que compaginar su trabajo con el cuidado de su padre, que ya empieza a sufrir deterioros cognitivos. Ser responsable de una persona dependiente provoca que aumente su determinaci?n para que esa pareja, para quien la peque?a result? ser un juguete del que se cansaron y empez? a molestarles, pague por lo que ha hecho, llegando incluso a retorcer la ley para asegurarse que cualquier jurado popular les condene llegado el juicio. Muchas subtramas quedan como descolgadas cuando llega el juicio, como son las de la pareja de la Guardia Civil que investiga el caso.

Netflix ya arras? con su adaptaci?n del caso del crimen de la Guardia Urbana de Barcelona y ha cosechado un éxito similar con esta nueva aproximaci?n a la muerte de Asunta Basterra. El true crime sigue siendo garant?a de éxito en las ficciones que se estrenan en las plataformas y el éxito de la serie nos indica que este es el camino de futuras producciones. Las series espa?olas siguen viviendo un a?o muy dulce.



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