Un fantasma recorre Europa. La amenaza ultra ha puesto en guardia a partidos tradicionales de todo signo. Algunos sondeos proyectan una hipotética mayor?a de fuerzas extremistas y euroescépticas en el Parlamento europeo tras las*elecciones*del 9 de junio. Como corriente de fondo, diferentes estudios llevan tiempo alertando también de un cambio de tendencia: la desconexi?n de las nuevas generaciones con las instituciones y los procesos democr?ticos. La democracia flaquea por su eslab?n m?s joven.

El descontento global que se ha asentado desde la Gran Recesi?n tiene también una dimensi?n generacional: est? creciendo y adquiere la forma de insatisfacci?n con el sistema. Seg?n el estudio mundial de Open Society Foundations, el 42% de los menores de 36 a?os cree que una dictadura militar es una buena forma de Gobierno, y el 35 % aceptar?a tener un l?der autoritario que no convocase jam?s elecciones. La reciente encuesta de FEPS Europe concluye que uno de cada cuatro ciudadanos espa?oles en ese mismo rango de edad cree que la democracia "no siempre es preferible".

El Centro de Investigaciones Sociol?gicas (CIS), en un sondeo del pasado diciembre, constata que, pese a la confianza general en la democracia espa?ola, un 12,3 % de los menores de 24 a?os y un 12,7 % de entre 25 y 34 prefiere un gobierno autoritario a uno democr?tico, casi el doble que la media del resto de la poblaci?n. Al 15 % de menos de 24 a?os le da igual la forma de gobierno.

Apoyo mayoritario democr?tico

Eso dicen los datos. ?Es tan alarmante la situaci?n? "Hay una preocupaci?n que es importante. Las encuestas demuestran un punto de cabreo porque las preguntas son m?s superficiales, pero cuando investigas qué piensan, la inmensa mayor?a apoya todos los valores democr?ticos". Quien habla es Javier Carbonell (Valencia, 1993), profesor asociado de la Universidad Sciences Po, de Par?s, y co-autor del informe "Juventud vulnerable y democracia en*Espa?a: ?Est?n los j?venes desconectados de la democracia?", de la Fundaci?n Friedrich Ebert.

En su*opini?n, el problema no es tan grave. M?s que una enmienda a la totalidad, es una cuesti?n de insatisfacci?n: "En el fondo tenemos un apoyo mayoritario a la democracia en términos abstractos, y una cr?tica muy grande al funcionamiento actual. Pero hay una minor?a, grande, pero minor?a, cuyo descontento es tan grande que ya pasa a no creer que viva en una democracia real, aunque quieren vivir en una democracia real". Y est?n dispuestos a dar un golpe en la mesa para llegar a ese sistema democr?tico. El peligro es que opciones autoritarias ganan apoyo porque venden que lo hacen "en nombre de la democracia". El discurso de la extrema derecha, que es el principal peligro, se hace en pro de la democracia. El elemento fundamental no es democracia contra autoritarismo, sino quién se hace con la bandera de la democracia».

Contra lo "mainstream"

Las encuestas se?alan un apoyo considerable a determinadas edades a las opciones m?s extremas. Al igual que hace diez a?os el joven de izquierdas vir? a Podemos, hoy el voto joven conservador salta a*Vox. Entre los hombres j?venes, por ejemplo, el 21,7 % optar?a por Vox, seg?n una encuesta de 40dB de abril, una cifra que en mujeres cae al 10 %. El historiador argentino Pablo Stefanoni ha escrito que la rebeld?a se volvi? de derechas. "La ?nica fuerza que va contra lo maistream y, como joven normalmente vas en contra de lo establecido, es la extrema derecha. Esta no est? en el gobierno estatal; Sumar, s?. Y es menos contestatario que Podemos. Hay un elemento fundamental de esto: ir contracorriente. Pasa sobre todo en los hombres de derecha", insiste Carbonell.

La burbuja digital

La polit?loga Anna L?pez (Barcelona, 1986), introduce otra variable: el impacto de las nuevas formas de comunicaci?n. "Los j?venes han nacido en democracias asentadas, y adem?s ven y entienden el mundo a través de las redes. Sus h?bitos de comunicaci?n son diferentes. Para el 39 % de j?venes entre 18 y 24 a?os las redes son su fuente principal para conocer la actualidad. Por tanto, es m?s influenciable por los mensajes que se crean y difunden en estas aplicaciones, sin intermediaci?n como los medios tradicionales".

Y a?ade: "Adem?s, sus principales autores se inscriben en la corriente de las extremas derechas globales o el alt-right (partidos, think thanks, medios, asociaciones, influencers…), una ‘telara?a patri?tica’ que propone otro modelo de democracia a la liberal y pluralista porque no respeta los derechos humanos o la propia divisi?n de poderes. Pero también que normaliza posiciones antifeministas, negacionistas de la*violencia de género, el*cambio clim?tico*o que banalizan el fascismo". La experta recuerda que Vox es el partido que m?s invierte en campa?as digitales para los j?venes, con la influencia que comporta.

L?pez apunta también a una corriente de percepci?n entre los j?venes que "podr?a ser sistémica en nuestras democracias": "Las nuevas generaciones perciben que la democracia les condena a la precarizaci?n y que no resuelve sus problemas b?sicos, como los bajos salarios o el acceso a la*vivienda. Esto explicar?a por qué se muestran m?s proclives a lo que se ha llamado ‘modernizaci?n autoritaria’".

En el fondo del malestar, en efecto, aparece la precaridad. La desigualdad creciente en las ?ltimas décadas y las sucesivas crisis hasta la pandemia parecen haber dejado en suspenso la promesa de la prosperidad. La marea del progreso se detuvo para algunos. Ese fallo de sistema se expresa hasta en lo m?s anecd?tico. Un vistazo a las carteleras o plataformas como*Netflix*constata que el men?, hoy, est? atravesado por el temor al futuro. Regresan distop?as como Dune o Mad Max; el belicismo en democracias avanzadas, como Civil War; cataclismos naturales, invasiones alien?genas, zombis, el miedo a la*Inteligencia Artificial*o a lo desconocido. El futuro, m?s que como oportunidad, se proyecta hoy como escenario de incertidumbre. Y los j?venes son los m?s sensibles a esa percepci?n.

"Nuestros padres pudieron sentir que el futuro comenzaba; nosotros tenemos la sensaci?n de que el futuro est? agotado, de que ya todo est? hecho y que nunca podremos llegar a lo que se tuvo en su momento", sostiene Andrea Henry (Xirivella, 2000), presidenta del Consejo de la Juventud de Espa?a. "Hay un malestar de fondo".

La gente joven est? enfadada, desmotivada, no puede acceder a una vivienda, la generacion Z ha sido criada con unas expectativas de estudiar para encontrar un buen trabajo, de hacer su vida y estamos en un momento en que vemos que no va a llegar. Precios m?s caros, salarios que no dan para alquileres...», enumera. El abanico del malestar incorpora factores que ninguna otra generaci?n se hab?a planteado en términos existenciales: "Somos la primera generaci?n que se plantea incluso la primera certidumbre: no sabe en qué planeta va a vivir".

"Un presente continuo"

El catedr?tico Joan Romero aboradaba esta problem?tica en un art?culo en Levante-EMV, del mismo grupo editorial, el pasado domingo: "Hablamos de un colectivo integrado por 11 millones de ciudadanos entre los 20 y los 40 a?os. Una generaci?n atrapada en un presente continuo, plagado de incertidumbres e inseguridades, con el ascensor social averiado, sin horizonte de futuro y que percibe menos de lo que necesita en términos de gasto p?blico".

La cuesti?n, conocidas las causas y sus consecuencias, es c?mo revertir esta desconexi?n. El Consejo de la Juventud en Espa?a lleva a?os insistiendo en una medida concreta: rebajar el voto a los 16 a?os. El debate ha regresado. La ministra de Juventud,*Sira Rego, ha propuesto un cambio que ya han madurado y ejecutado Austria, Bélgica, Malta o Alemania. Es una v?a para acercar la pol?tica a los j?venes, pero también de incentivar a la clase pol?tica para legislar en favor de este colectivo.

La "derechizaci?n" del joven

"Es una medida que favorecer?a que nuestro peso electoral fuera mayor (‘si no votas, no cuentas’) y se ha demostrado que cuanto antes empieza la gente a votar en mayor medida continua haciéndolo", se?ala Henry. "Es una cuesti?n de justicia", complementa Carbonell. "Te pueden cobrar*impuestos*pero no puedes decidir sobre pol?tica impositiva o laboral". ?A quién beneficiar?a este cambio? Anna L?pez lo tiene claro: "Desde la irrupci?n de Vox se est? consolidando un perfil de los denominados ‘nuevos votantes’ y j?venes menores de 34 a?os: la ‘derechizaci?n’ de la juventud, especialmente de los varones. No solo votan por el partido de Abascal, sino son los que m?s se posicionan ideol?gicamente en la extrema derecha. De hecho, desde 1987 los hombres j?venes se han convertido en el grupo que m?s r?pido se ha ‘derechizado’ de toda la sociedad, algo que no hab?a ocurrido nunca. Antes la poblaci?n m?s ‘derechizada’ la ocupaban tradicionalmente las mujeres mayores de 65 a?os", concluye la polit?loga.



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