Quiz? sea por el efecto puente, pero hay menos debate del esperado en el mundo de la cultura en torno a si es correcta o no la decisi?n del ministro del ramo, Ernest Urtasun, de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia. O al menos, pocas han sido por el momento las manifestaciones p?blicas de sus representantes en ese term?metro que son las redes sociales, aunque este peri?dico ha consultado con varios de ellos, concernidos por el tema, para conocer su opini?n al respecto.

Una reacci?n que no sorprende es la de la escritora Rosa Montero, siempre firme en su defensa de los derechos de los animales, pero a la que en este caso apela particularmente, adem?s, su historia familiar: “Me parece una noticia magn?fica y adem?s plenamente l?gica -comentaba en declaraciones a este diario-. Soy hija de torero profesional, un hombre de quien, adem?s, aprend? el amor por los animales (as? de parad?jicos somos los humanos) y por lo tanto no soy nada talibana al respecto, pero no cabe duda de que la tauromaquia es una actividad extremadamente violenta y obsoleta que no tiene ning?n lugar, ning?n sentido ni ning?n futuro en una sociedad civilizada. Dentro de treinta a?os estoy segura de que no habr? m?s corridas en Espa?a, afortunadamente”.

En términos parecidos se manifestaba el también escritor Julio Llamazares, eterno valedor de esa Espa?a rural en la se dir?a que los toros tienen un mayor predicamento. En conversaci?n con El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica, en el que colabora, Llamazares subrayaba antes de nada su oposici?n a que existan los Premios Nacionales. "El Ministerio de Cultura no est? para dar premios, sino para crear las bases para que todo el mundo tenga acceso a la cultura: a la lectura, al arte, al teatro, etc". Después pon?a el acento sobre el correspondiente a los toros. "No sé qué pinta la tauromaquia en el Ministerio de Cultura, y no sé c?mo se explica la supervivencia de un espect?culo como m?nimo medieval en el s. XXI, y menos patrocinado con dinero p?blico", sosten?a el autor leonés.

?Se deber?a entonces caminar hacia la prohibici?n de la mera pr?ctica de los toros, como ya se ha hecho en Catalu?a? “Absolutamente -a?ad?a Llamazares-. Creo que los toros, al margen de c?mo se les quiera adornar, son un espect?culo de maltrato animal, y por lo tanto yo los prohibir?a. No veo la cultura por ning?n lado en acuchillar a un pobre animal hasta matarlo. Adem?s, los argumentos que dan los taurinos tampoco tienen un pase: que si Picasso o Goya pintaban y les gustaban los toros... También pintaban bombardeos y fusilamientos, y eso nos los convierte en cultura. O lo que dicen de que si se suprimen los toros desaparece el toro de lidia. Primero, que conservar los toros no es el objetivo de los taurinos, y segundo, que el fin no justifica los medios”, conclu?a.

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El director de cine Albert Serra, que tiene en proceso un documental sobre la tauromaquia todav?a pendiente de estreno, ha preferido no pronunciarse: “Ser?a iniciar una polémica que desvirtuar?a de antemano su contenido, que no tiene nada que ver con eso”, ha dicho a este peri?dico.

"El castigo contin?a"

Quien s? ha querido expresar su opini?n, en una l?nea parecida a la de Llamazares pero en sentido m?s bien contrario, ha sido el también escritor Montero Glez, que alguna vez ha declarado que habr?a le habr?a gustado ser torero si hubiera tenido el valor suficiente. "En una sociedad justa no tendr?an que existir los premios, como tampoco tendr?an que existir los castigos. Si aspiramos a una sociedad justa, lo primero que se tendr?a que hacer es eliminar los castigos. Lo de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia es una operaci?n cosmética, pues el castigo contin?a: me refiero al castigo al toro y al caballo del picador, desde el punto de vista de los antitaurinos. Las corridas de toros contin?an", ha explicado a este diario el autor madrile?o.

"El problema de fondo de la Tauromaquia es un problema de instrumentalizaci?n pol?tica. La tauromaquia -al igual que el flamenco, o la bandera rojigualda- lleva ah? desde antes de Franco y del franquismo, lo que sucede es que Franco instrumentaliz? la tauromaquia, al igual que instrumentaliz? el flamenco o la bandera rojigualda, por eso es muy dif?cil no ver los atributos franquistas en una corrida de toros", ha continuado Glez. "En su tiempo, Picasso quiso acabar con el aroma rancio del franquismo que desprenden las corridas de toros. Para ello invitaba a Picabia, a Cocteau, a sus amigos artistas de Par?s a las corridas de toros del sur de Francia. Con ello quer?a demostrar que la tauromaquia no tiene ideolog?a, que es un arte tan antiguo como el mundo donde se representa al hombre enfrentado a su destino, es decir, donde se representa la vida jugando a la muerte".



Especialmente curioso es el caso del escritor, podcaster y cr?tico de arte y cine Rubén Lard?n, que fue un antitaurino convencido y radical en su momento hasta que los toros se prohibieron en su Catalu?a natal y, al instalarse m?s tarde en Madrid, vio un d?a en directo una corrida y cay? rendido ante un espect?culo del que habla en su ?ltimo libro, Las ocasiones (Fulgencio Pimentel). Lard?n no sabe "si la noticia es buena o mala, pero temo que pueda reafirmar a esos aficionados que politizan la tauromaquia y apestan la plaza con sus banderitas de Espa?a en la mu?eca. Lo mejor ser?a eliminar todos los premios nacionales, que no son m?s que un hazmerre?r y una paella berlanguiana -explica a este peri?dico-. Con la tauromaquia en concreto no hay nada que hacer, es un asunto maravilloso, absurdo e indefendible, ni siquiera se puede comunicar y cualquier debate es in?til, pero est? claro que a unos y a otros les sirve para certificar su ideolog?a. El diagn?stico s? es di?fano: la progres?a de este pa?s es tan ignorante y maniobrera como la derecha corrupta y pestilente que lo gobierna y hace gala de taurina".



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