Est? siendo un verano intenso para Frenkie De Jong. De hecho, ya escrib? en esta columna escrib? all? por el mes enero que el holandés no quer?a irse del Barça ni de Barcelona cuando ya empezaban a ponerle en el mercado. Su valor en el ?dem y su posible venta ya estaba en todas las quinielas (excepto en la de Xavi, que no quer?a prescindir de él). Han sido meses en los que ha tenido alg?n que otro altibajo emocional que ha sobrellevado gracias a su fuerza mental, a su car?cter competitivo, a su profesionalidad y a su entorno m?s cercano. Su novia Mikky, con la que lleva casi media vida, es uno de sus pilares. Y también quiere seguir viviendo en Barcelona.

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De Jong, que le pidi? en matrimonio hace unas semanas en el Ca??n del Ant?lope, tiene muy claro que sus decisiones profesionales van de la mano de las familiares. Si el FC Barcelona le enamor? desde que tiene uso de raz?n, su pareja forma parte del mismo proyecto. Les gusta el estilo de vida de la ciudad condal y descubrir y disfrutar de restaurantes poco conocidos (aunque también se dejan ver por La C?pula, en el Garraf, uno de los favoritos de muchos futbolistas). Tras la pandemia, suelen recibir a amigos y familiares con los que comparten su pasi?n por el Barça y la capital catalana.

De Jong cree que tiene que escribir alg?n cap?tulo azulgrana m?s y no lo utiliza para ejercer presi?n. Lo cree de verdad. Pero a la excelente oferta del Manchester United (que le apetece poco o nada) se suma con fuerza la opci?n del Chelsea. Esta vez la balanza se ha movido. Tic, tac.



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