Lo dejaba bastante claro la presencia delrey Felipe VI y la de uno de los primeros ejecutivos espa?oles, el presidente de Telef?nica José Mar?a ?lvarez-Pallete. Pero, por si hab?a dudas, lo terminaba de confirmar la directora de Chillida Leku, Mireia Massagué, durante la rueda de prensa: la muestra 100 a?os de Eduardo Chillida con la Colecci?n Telef?nica, inaugurada este martes con la presencia del monarca en el caser?o convertido en museo que fue la obra m?s querida del artista donostiarra, es “la exposici?n central del centenario Chillida”. Una conmemoraci?n que se viene celebrando desde finales del a?o pasado y que se extender? hasta 2026, si bien los cien a?os del nacimiento de esta figura clave del arte espa?ol del siglo XX se cumpl?an el pasado 10 de enero. La casualidad o el destino han querido que ese centenario coincida, adem?s, con el de la compa??a de telecomunicaciones.

Las obras que se exponen desde este miércoles y hasta el 13 de octubre est?n en manos de la Fundaci?n Telef?nica, y depositadas en diferentes museos nacionales, desde que esta iniciase su andadura a principios de los a?os 80. Son obras que el creador donostiarra trabaj? justo en esa época, coincidiendo con una etapa de cambio en su obra pero también de esplendor y consolidaci?n internacional. Aquella fue la década de su consagraci?n definitiva con exposiciones emblem?ticas en el Guggenheim de Nueva York, en el Palacio de Cristal de Madrid o en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. De premios como el Europa de Bellas Artes en Estrasburgo (1983) o el Gran Premio de las Bellas Artes en Francia (1984). Cuando el Reina Sof?a abre sus puertas en 1986, él es uno de los artistas destacados. Y en 1987 se le concede el Premio Pr?ncipe de Asturias de las Artes.

Pero aquella fue, sobre todo, la década en la que pudo poner en marcha un sue?o que le obsesionaba. El de tener un lugar, un paraje, concebido por él y destinado a alojar su obra. Eso ser?a Chillida Leku (en castellano, el lugar de Chillida), un caser?o de Hernani convertido en un museo muy particular que supon?a la culminaci?n de toda una vida de trabajo y que le permitir?a mostrar sus piezas, una vez inaugurado en el a?o 2000, con esa monumentalidad intimista que caracterizaba su filosof?a y poniendo en com?n los elementos fundamentales que conformaron el grueso de su obra, una singular conjunci?n de escultura, arquitectura y naturaleza.

“Algunas de estas obras ya estuvieron aqu? cuando el caser?o todav?a estaba en ruinas, por eso es bonito que vuelvan cuando est? en todo su esplendor”, dec?a en la presentaci?n Luis Chillida, hijo del artista y presidente de la Fundaci?n Eduardo Chillida y Pilar Belzunce. “Es una obra que tiene todo el sentido del mundo aqu? porque son dos proyectos muy paralelos -explicaba en un aparte uno de los nietos, Mikel Chillida, director de Desarrollo del museo-: el propio Chillida Leku, que lo compran en el a?o 84 y que permite a mi aitona Eduardo hacer que su obra sea mayor, que crezca, y a la vez es cuando empieza a gestarse esa Colecci?n Telef?nica. Estas obras se nutren de la capacidad que el espacio le da mi aitona para irse, y ahora vuelven”.

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'La casa de Hokusai', una de las esculturas que se exhiben en la muestra de la Fundaci?n Telef?nica y Chillida Leku.
EFE
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En la muestra se pueden ver diez de las dieciséis esculturas que est?n en manos de la Fundaci?n, del total de 41 obras (las otras 25 son trabajos en papel) que la instituci?n posee del artista donostiarra. Estas piezas se empezaron a adquirir en los a?os 80, cuando el entonces presidente de la compa??a, Luis Solana, puso en marcha un proyecto de coleccionismo bastante pionero para la época. El ministro de cultura Jorge Sempr?n se hab?a quejado de que en Espa?a solo hab?a un cuadro de Juan Gris y ninguno del asturiano Luis Fern?ndez, y esa fue el guante que recogi? quien comandaba una de las principales compa??as nacionales, que era todav?a p?blica.

Se inici? entonces una labor de adquisici?n y preservaci?n del trabajo de algunos de nuestros creadores m?s importantes que comand? la galerista y editora Nieves Fern?ndez, haciéndose con obras que en muchos casos estaban fuera de nuestras fronteras. Junto a las de los citados, se adquirieron pinturas de nombres como Picasso o Tàpies, adem?s de las piezas de Chillida. Hoy en d?a la colecci?n de la Fundaci?n Telef?nica abarca m?s de mil cien obras de arte. Como recordaba Luis Prendes, su presidente, el propio Chillida fue durante a?os patrono de la Fundaci?n Arte y Tecnolog?a, semilla de la actual.

El escultor arquitecto

Las obras reunidas en la nueva exposici?n nacen en un momento clave en la carrera de Chillida, cuando el escultor, después del fallecimiento de Aimé Maeght, abandona esa galer?a a la que llevaba vinculado desde los a?os 50 y empieza a trabajar por su cuenta en una obra que cada vez tiene un car?cter m?s monumental y arquitect?nico, y que se refleja en la abundante obra p?blica que ya se reparte por diferentes ciudades del mundo.

En 1984 adquiere los terrenos y las ruinas del caser?o al que acabar? bautizando Chillida Leku, una especie de santuario laico compuesto por la casona central, hoy sala de exposiciones, y por unas espectaculares campas, jardines distribuidos en colinas que son el marco perfecto para mostrar unas obras esencialmente abstractas y en su mayor?a colosales, hechas fundamentalmente a base de acero corten o de granito, aunque son varios los materiales utilizados. Un espacio para la reflexi?n y el encuentro de arte y naturaleza que se inaugurar?, después de mucho trabajo y bastantes sinsabores, en el a?o 2000, dos antes de la muerte de su creador, y en el que también tendr? un papel fundamental su mujer Pilar Belzunce.

Las piezas de esta exposici?n son de formato algo menor que las que se pueden ver en los jardines, y se exhiben en el interior del caser?o. A lo largo de dos plantas y en diferentes salas donde dialogan con otras piezas, pocas, propiedad de la familia, se distribuyen algunos de sus trabajos m?s célebres. “Lo que se ha hecho para esta exposici?n ha sido aligerar much?simo, sacar mucha obra para potenciar la sensaci?n de estas otras de car?cter monumental de los a?os 80 y 90 que son las que componen la Colecci?n Telef?nica, as? como para acentuar la gesti?n del espacio. Para hacer hincapié en ese Eduardo Chillida escultor / arquitecto”, explicaba Mikel Chillida.

No es casualidad que casi todas esas obras hagan referencia, efectivamente, a la arquitectura y los elementos que la integran. La titulada Down Town II (1986) forma parte de una serie en la que indaga en la idea de rascacielos de ciudades como Nueva York o Chicago. En la llamada Homenaje a Juan Gris (1987) también parecen adivinarse unas fachadas unidas por un muro. Pero quiz? la evocaci?n m?s evidente es la de las tres casas que han desembarcado con la Colecci?n Telef?nica: Elogio del vac?o II (1983) es una especie de casa inclinada. La casa de Hoskusai (1981) est? inspirada en el pintor japonés del siglo XVIII, y emula la célebre ola que se ha convertido en un icono de la cultura japonesa. En la Casa de Juan Sebastian Bach (1981), una especie de b?veda nos invitar?a a entrar en su interior si cupiéramos. Los organizadores han colocado entre ellas La casa de Goethe, que pertenece a la colecci?n del museo.

Todas estas piezas inspiradas en el concepto de casa est?n realizadas en acero corten y son formas muy redondeadas, envolventes. “Son casas para habitar. El espacio, en Eduardo Chillida, se va transformando: si en sus primeras esculturas era importante, en estas, cuando se convierte en arquitecto, el espacio est? preparado para que nosotros entremos en él: con nuestra conciencia, con nuestras sensaciones, o incluso f?sicamente en las m?s monumentales”, explica la comisaria Estela Solana en referencia a otras construidas a diferente escala y que est?n en espacios p?blicos de lugares como Gernika o Frankfurt.

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Las autoridades y responsables del centro, delante de la pieza 'Mesa de Omar Khayamm III', de Eduardo Chillida.
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En los a?os 80, Chillida trabajar? también en otras piezas que, sin ser directamente arquitect?nicas, s? que se inspiran en elementos constructivos o de equipamiento, como la imponente Mesa de Omar Khayyam III (1986), con un peso de m?s de tres toneladas pero que a la vista se hace sorprendentemente liviana. Homenaje a la mar, construida en alabastro, con su apariencia de espuma marina, tiene mucho de los recuerdos de infancia de un ni?o que se cri? en la playa de la Concha.

La exposici?n de la Fundaci?n Telef?nica de Chillida Leku es solo una de las muchas que se est?n celebrando con motivo del centenario del artista, ocupando diferentes centros del Pa?s Vasco y también instituciones de distintos rincones del mundo como Alemania, Chile o California. Pero la programaci?n va m?s all?, con conciertos, conferencias, talleres para toda la familia o espect?culos de danza que se celebrar?n también en el caser?o. Porque el lugar que el creador donostiarra concibi? para alojar su legado est?, cien a?os después de su nacimiento y 22 después de su muerte, m?s vivo que nunca.



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