Dos buenos y viejos amigos se reencontrar?n esta semana en Pek?n. Ser? la primera salida de Vlad?mir Putin desde su reelecci?n de la misma forma que Xi Jinping visit? Mosc? tras estrenar su tercer e inédito mandato, signos de la afinidad de dos l?deres que se han visto docenas de veces en los ?ltimos a?os. La visita ya hab?a sido anunciada y faltaba concretar las fechas, probablemente retrasadas porque Putin lidiaba con el cese de su ministro de su Defensa.

No parece casual que dos d?as antes apareciera por sorpresa el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en Ucrania. Al presidente Vol?dimir Zelenski se le amontonan razones para la inquietud. El rebajado entusiasmo en Estados Unidos por su causa, la sombra de Donald Trump tras las presidenciales de noviembre o las noticias desde el frente. La ofensiva de Rusia ha ganado en los ?ltimos d?as m?s de un centenar de kil?metros cuadrados y forzado la evacuaci?n de miles de civiles. “Sabemos que es un momento delicado”, ha aclarado Blinken. Para revertir la tendencia ha prometido nueva ayuda militar “que va a ser decisiva contra la agresi?n rusa en el campo de batalla”, ha pronosticado. Ha querido Blinken sosegar a Zelenski horas antes de que las portadas globales muestren otro abrazo de Xi y Putin.

Cooperaci?n bilateral

La presentaci?n en la prensa oficial china ha sido sucinta. Ambos l?deres hablar?n sobre “la cooperaci?n en varios campos de las relaciones bilaterales y de asuntos regionales e internacionales de interés com?n”, ha anunciado Xinhua. Putin también se reunir? con el primer ministro, Li Qiang, y visitar? Dalian, capital costera con fuerte influencia rusa, en dos d?as con apretada agenda.

Quiz? Putin le pida auxilio a Xi en su guerra contra Ucrania aunque a estas alturas, tras decenas de cumbres diplom?ticas y llamadas telef?nicas, ya habr? entendido que no sacar? m?s que emocionantes declaraciones de fraternidad y cooperaci?n bilateral. No ha enviado China una cantimplora a las tropas rusas en m?s de dos a?os de conflicto y tanto sus principios diplom?ticos como sus intereses descartan un viraje. Xi, en su reciente viaje a Europa, ha vuelto a escuchar que cualquier ayuda a Mosc? arruinar? las relaciones con Bruselas. Washington acusa sin pruebas a Pek?n de venderle a Rusia material de doble uso, civil y militar, mientras China promete que no va m?s all? del comercio ordinario. La ca?da en marzo y abril respecto al volumen del pasado a?o, seg?n los datos de aduanas, insin?a que Pek?n pretende protegerse frente a las sanciones de Bruselas y Washington.

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Sinton?a geopol?tica

Sobre la sinton?a geopol?tica no hay dudas. China ha culpado a la expansi?n de la OTAN del desaguisado en Ucrania y se esperan nuevos llamamientos conjuntos a un mundo multilateral que sepulte la hegemon?a estadounidense, la mentalidad de guerra fr?a y las pr?cticas neocolonialistas. No escasean las trifulcas ni la desconfianza hist?rica entre Mosc? y Pek?n pero la hostilidad de Washington afianza sus v?nculos. Hoy ha anunciado Joe Biden, presidente estadounidense, un nuevo paquete de aranceles por valor de 18.000 millones de d?lares contra las importaciones chinas. Pek?n asume que el clima se deteriorar? sin remedio a medida de que se acerquen las elecciones de noviembre y ambos candidatos, Biden y Trump, se esfuercen en ganarse a la clase trabajadora con discursos antichinos.



Tampoco discuten sobre Gaza. Ni Pek?n ni Mosc? han condenado el ataque de Ham?s y, siguiendo la postura global mayoritaria, responsabilizan a Israel y EEUU de los 35.000 muertos.



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