Los libros de memorias se han erigido en recurso goloso para artistas con cierta trayectoria (o no: Justin Bieber public? el suyo a los 16 a?os). Obras pensadas para enaltecer al personaje, satisfacer la curiosidad, imponer un relato oficial. Pero es f?cil adivinar que un Ozzy Osbourne dif?cilmente se ver?a con el humor, la constancia y la habilidad para redactar las m?s de 300 p?ginas de su psicotr?pica autobiograf?a.

Para eso est? el escritor-fantasma, o ‘ghost writer’ (o, hum, ‘negro’), que da forma a la historia. Tal vez oficializado en los créditos como ‘colaborador’, un eufemismo que suele dar cobertura a quien ha escrito el libro a partir de conversaciones y textos en bruto. En su muy disfrutable ‘Yo, Elton John’, el pianista-cantor se limit? a dispensar un ‘agradecimiento especial’ a Alexis Petridis, el brillante cr?tico de ‘The Guardian’, “que lo ha hecho posible”.

Y ah? est? ‘La mujer que soy’, las recién alumbradas memorias de Britney Spears, en las que se han involucrado tres profesionales de la escritura y la edici?n, Ada Calhoun (que hizo el borrador), Sam Lansky (lo afin?) y Duke Dempsey (lo cerr?), seg?n revela ‘The New York Times’. Puede parecer una pr?ctica fea, o una traici?n al lector, que siente que cada palabra del texto sale directamente del coraz?n del cantante al que admira, y a quien cree tratar de t? a t? a través de un carril ?ntimo.

Pero el artista m?s genial puede estar inhabilitado para escribir un libro que la editorial querr? que sea explosivo y perfectamente construido para remover emociones, con sus puntos de inflexi?n y de conflicto, su suspense y su moraleja. Es posible, as? ha sido en el caso de Spears, que se trate de incorporar varios puntos de vista, generacionales incluso, para agrandar el espectro de lectores. Y puede ocurrir que el artista no recuerde aspectos de su carrera (es m?s frecuente de lo que parece), o que, liado con sus cosas, no disponga del tiempo para ponerse a escribir.

S? que es preceptivo desconfiar cuando una biograf?a se presenta como obra definitiva. Si lo firma o tutela el artista, revelar? claves que solo él sabe, pero tal vez evite episodios ingratos o haga prevalecer su perspectiva en asuntos discutibles. Y si es el periodista, el especialista, quien lo escribe en solitario, tal vez llegue a contar aquello que el protagonista no quiere que se sepa, pero quiz? lo haga de un modo err?neo, desconociendo detalles y razones. ?D?nde est? la verdad? En la versi?n de los hechos en la que cada cual tenga la necesidad de creer.



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