Si los matrimonios (entre otras muchas cosas) son sistemas de intercambio de energ?as, convengamos que en ocasiones los flujos de energ?a adoptan direcciones y voltajes distintos. Se dice a menudo que estos desajustes son beneficiosos porque "complementan" a los c?nyuges, que los "contrarios se atraen", seg?n reza el dicho o el t?pico, pero no se puede discutir que en ocasiones estas diferencias amenazan con desestabilizar a la pareja.

Los protagonistas de la ?ltima novela de Lionel Shriver (Gastonia, 1957) -de caudaloso t?tulo: El movimiento del cuerpo a través del espacio, nada menos- llevan a?os conviviendo mientras mantienen una relaci?n antagonista con su cuerpo, una diferencia que se ha mostrado complementaria y beneficiosa.

Remington Alabaster (acaricien la malicia del nombre) es el prototipo del hombre sedentario, sin la menor ansiedad por moldear su cuerpo ni por tonificarlo, despreocupado de su salud. Mientras que Serenata Terpsichore (sigan acariciando la malicia onom?stica) es una adicta al ejercicio f?sico que ha distribuido sus energ?as f?sicas en varias disciplinas: la bicicleta, el jogging, la nataci?n...

Relaci?n con el cuerpo

Pero justo al cumplir ambos c?nyuges los 60 a?os, este acuerdo ventajoso se altera de manera irremediable. No uno, sino ambos (Remington y Serenata) cambian del d?a a la ma?ana la relaci?n con su cuerpo y sus aspiraciones sobre incrementar la "salud" a través del ejercicio f?sico, invirtiendo as? las polaridades de su matrimonio.

Remington Alabaster pierde su empleo tras una enconada discusi?n con su nueva superiora y decide encauzar las energ?a de la frustraci?n laboral en el deporte. Abandona el sedentarismo extremo donde estaba c?modamente instalado y se decide a preparar una marat?n. Por su parte, Serenata Terpsichore (c?mo resistirse a citar una vez m?s su nombre entero) recibe un diagn?stico letal en pago a su dedicaci?n al dios del ejercicio f?sico: tiene artrosis.

Obligada Serenata a abandonar el deporte que era el centro de su vida y lanzado Remington a la obsesi?n por mejorar sus marcas, ambos temperamentos se alteran de manera irremediable. Serenata se amarga m?s de lo esperado mientras que Alabaster se pierde en el laberinto de espejos del narcisismo. ?Sobrevivir? la pareja a este cambio de actitud, de personalidad, de h?bitos de vida? ?Y qué sacrificar?n por el camino?

Prosa ?gil

Esta alteraci?n del campo magnético de la pareja produce situaciones c?micas, una tras otra, sustentadas en una prosa ?gil, que recurre con frecuencia a di?logos agudos, muy bien construidos, por momentos sustitutivos de la "acci?n". La comicidad lanza sus dardos sobre uno de los dioses laicos de nuestro mundo mercantilista: el cultivo al cuerpo, el ejercicio f?sico, la entrega al sudor, que en no pocas ocasiones suscita problemas f?sicos y complicaciones psicol?gicas.

El resultado es un retablo sat?rico de nuestras costumbres con el que Lioner Shriver prosigue una carrera marcada para siempre por su cruel y l?cido primer libro, Tenemos que hablar de Kevin, al que suele remitirse la memoria cuando suena o leemos el nombre de la autora. Una primera obra inolvidable que no debe hacer olvidar, que quiz? con menos filo y desde luego en un tono m?s relajado, sigue escribiendo libros tan malévolos y l?cidos como divertidos.



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