En la quietud de su mas?a, donde vive ahora, a sus 89 a?os de edad, contemplando con sosegada lucidez la vida, Rosa Regàs ha recibido la visita de Ricard Ustrell (‘Col.lapse’, TV3). Le ha recibido con un sentido de la hospitalidad exquisito.

Dos perros de considerables dimensiones yac?an junto a ella. No parec?an en estado vigilante. Sencillamente estaban ah?, demostrando fidelidad a Rosa, a su lado, que es su sitio. En un momento dado Ustrell le pregunt?: "?C?mo viviste el procés?". Y Rosa, con un sentimiento de tristeza imposible de reprimir, contest?: "Me provoc? rabia y vergüenza. No se pod?a hacer una cosa tan mediocre. Declarar la independencia y marcharse en la trasera de un coche, fue absolutamente rid?culo". ?Ah! A?n sintiéndose avergonzada, no us? ning?n descalificativo. No habl? de ‘huida’, ni de ‘fuga’. Solo la impresi?n que le produjo–sentimental en el fondo– aquel triste rid?culo. Es curioso, en las dos largas entrevistas que le hizo Ustrell a Puigdemont, cuando aquella TV-3 del ‘procesisme’ le mandaba a cumplimentarle a Bruselas (‘FAQS’ noviembre 2017) y a Waterloo (‘Quatre gats’, diciembre 2018), en ninguna de las dos le pregunt? nunca por qué se march? escondido en el maletero de un veh?culo.

De esta entrevista a Rosa Regàs, pausada y tranquila, a mi me ha interesado mucho ese apunte que ella formul? sintetizando lo que ocurre: "Aqu? del pasado no se habla. El pasado no cuenta. Parece como si todos saliésemos de ahora mismo. ?C?mo podemos hablar de futuro si no sabemos de donde venimos?". S?. Para muchos solo interesa su ?ltima foto, su ?ltima sonrisa. Las fotos de lo que antes hac?an, no conviene que se difundan. Rosa Regàs siempre ha sido una convencida catalanista. Recuerdo una anécdota suya que explic? en diciembre de 2005 en el programa ‘Senyores i senyors’ (La 2). En aquella época Rosa era directora de la Biblioteca Nacional, y el PP estaba lanzando una infame campa?a, sobre todo en Madrid, contra l’Estatut de Catalunya. Rosa cont?: "Ya me he tenido que bajar al menos de tres taxis, antes de llegar a destino". No era por el taxista, era por los insultos que desde la radio del veh?culo alguna emisora lanzaba contra los catalanes y contra Catalunya. Interesante aviso al mundo del taxi. Todo viajero que alquila un veh?culo con ch?fer, tiene derecho a no tener que soportar insultos. O se cambia de emisora, o se apaga la radiofon?a. Y punto.



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