El pasado 4 de enero de 2021 un castillo hinchable vol? por los aires en la Feria de Navidad de Mislata, causando la muerte de Vera, de 4 a?os, de Cayetana, de 8, y heridas de distinta consideraci?n a varios ni?os m?s. Actualmente, el caso est? en fase de investigaci?n del grupo de Homicidios de la Polic?a Nacional y los informes realizados revelan supuestas anomal?as, no solo en el castillo sino en todo el recinto ferial. El due?o del castillo y el ingeniero certificaron que la atracci?n estaba atada con seis puntos de anclaje cuando la f?brica asegur? que viene dotada con al menos 30 argollas. El fabricante también dej? claro en el libro de instrucciones que acompa?aba como documentaci?n al castillo c?mo asegurar bien la atracci?n, con una lona y contrapesos adem?s de las argollas. Homicidios estima en su informe que si la instalaci?n hubiera estado asegurada como deber?a la racha de viento habr?a arrancado la lona de sujeci?n, pero jam?s habr?a volado el castillo
Se cumple*un a?o del accidente de un castillo hinchable*que se cobr? la vida de Vera, de cuatro a?os, y de Cayetana, de ocho, en Mislata (Valencia). Los padres de Vera escriben una carta en exclusiva para*Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, en la que expresan su dolor y recuerdan la memoria de la peque?a fallecida cuando una r?faga de viento levant? la atracci?n.*
"El castigo nunca estar? a la altura del da?o a las ni?as y sus familias"
Un a?o después de su marcha,*las gafas rojas de Vera*nos observan desde lo alto de su peque?o santuario, un rinc?n con orqu?deas azules y algunos de sus juguetes. Un rinc?n en el que no faltan los cuentos que Vera le?a sin saber leer. Nunca imaginamos que nuestra peque?a ser?a protagonista de un cuento negro en el que los monstruos son de verdad.
Todo*empez? la tarde de un 4 de enero, una tarde apacible y soleada impropia del invierno. Sin saberlo, est?bamos dando nuestro ?ltimo paseo en familia, desde el parque de la Canaleta en busca de una feria fantasma que ni los propios vecinos sab?an ubicar. Hablamos de*Mislata, un municipio pegado a València que roza los 50.000 habitantes y se declara ciudad de los ni?os y garante de sus derechos. Puede funcionar como marca o eslogan, pero*la tragedia del hinchable en el que murieron Vera y Cayetana, de 4 y 8 a?os, pinch? el globo mostrando al mundo la feria de los horrores, una trampa mortal para ni?os perpetrada por la codicia de un cacique con la permisividad de un ayuntamiento irresponsable. En un cuento negro, los padres no tienen superpoderes.
Admitimos no saber que*el hinchable estaba dejado caer en el suelo sin m?s anclaje que unas cuerdas de tender ro?das;*que la atracci?n no estaba instalada en el lugar oportuno para evitar el impacto del viento, tan habitual en la zona; que exist?a una alerta por fuertes r?fagas de cara a la noche que aconsejaba el cierre inmediato por precauci?n; y que la instalaci?n no se fij? al suelo como dice la normativa europea porque para el Ayuntamiento de Mislata es prioritaria la integridad de su pavimento. Quiz? entre los derechos de la infancia que garantizan no esté el m?s importante de todos, el de la vida.
?Qué puede decir ante esto un feriante que lleva una eternidad trajinando sin papeles, sin dar de alta a sus trabajadores y aprovechando la ausencia de inspecciones en el sector para reducir costes y ampliar beneficios? Cuando ni siquiera el perd?n es sincero es mejor ampararse en la ley del silencio, dejar que el tiempo pase y cruzar los dedos para que todo quede en un triste accidente. Para quien vive en la negligencia, la irresponsabilidad est? tan normalizada como el robo para el ladr?n.
Su suerte est? en manos de una justicia lenta que debe utilizar el castigo para que otros desalmados no caigan en la tentaci?n de anteponer el negocio a la seguridad de los ni?os, los ?nicos que pueden cambiar la cara a una sociedad cada vez m?s ego?sta. ‘Es un d?a muy feliz’, repet?a Vera aquella maldita tarde mientras ?bamos de atracci?n en atracci?n, hasta que el destino la llev? a poner el pie en aquel hinchable que ni siquiera lo parec?a en la penumbra de una feria con pocas luces y menos sonidos; una feria triste montada para el beneficio del promotor y el responsable p?blico que le abre las puertas de su ayuntamiento.
El viento desnud? la trampa mortal del hinchable, convertido en catapulta, y los monstruos aplastaron el final feliz de una tarde en familia, llev?ndose para siempre los sue?os de Vera, confinando en un armario la mu?eca que preparaba comiditas y el coche grande que hab?a pedido a los Reyes Magos. Se fue la magia y apareci? el horror.
?ltima tarde en la feria
M?s de 20 minutos esperando o?r la sirena de las ambulancias mientras Vera se desangraba junto a la t?mbola, con sus gafitas rojas intactas. Un estado de shock del que nunca llegaremos a desprendernos, del que rescatamos la humanidad de uno de los j?venes empleados fantasma del feriante, la que no demostr? ninguno de los miembros del clan, ocupados en manipular la escena mientras los periodistas andaban a la caza del morbo y el alcalde consegu?a su foto junto a las familias, abandonando la escena mientras los sanitarios trataban de estabilizar a las dos ni?as para calibrar las consecuencias del siniestro en su proyecci?n pol?tica.
Para Vera fue su primera y ?ltima tarde de feria. Para el m?ximo responsable de Mislata su primera y ?ltima aparici?n en el caso antes de activar el modo avi?n y ocultarse tras un proceso que ya apunta hacia su ayuntamiento, el mismo que debi? poner patas arriba desde el principio para depurar responsabilidades, en lugar de descargar ?nicamente la culpa en un feriante que era cliente habitual de su consistorio. De un empresario que sobrevive sin m?s escr?pulos que su soberbia no podemos esperar mucho, pero a falta de inspecciones en un sector que escapa al foco de los que acribillan a impuestos y cargas a cualquier ciudadano que osa emprender y abrir su propio negocio, estamos en manos de una administraci?n p?blica que no puede escudarse en la fragilidad de unas normas desvirtuadas por otras administraciones.
Silencio administrativo
Puedes jugar con fuego toda la vida y no quemarte, pero si provocas un incendio no puedes achacarlo a un accidente de la naturaleza. El silencio no es lo que se espera de un responsable p?blico que, cuando el viento sopla a favor, presume de ser la primera l?nea del frente social, pero que no duda en atrincherarse en interpretaciones legales y excusas de manual, cuando no en mentiras, si la r?faga te viene de cara. La falta de humanidad puede que no sea delito, pero hay una responsabilidad social que se le debe exigir a cualquier ayuntamiento. ?D?nde est? el expediente de actividad de la feria? ?Por qué estaba instalada en la Plaza de la Libertad cuando los planos la ubicaban en la Plaza Mayor? ?Por qué no estaba el hinchable en el lugar indicado en el plano del técnico municipal? ?Por qué nadie del ayuntamiento acudi? a la feria a supervisar su montaje y seguridad? ?Por qué no se cerr? el hinchable cuando la propia estaci?n meteorol?gica de Mislata recogi? esa ma?ana una alerta por fuertes vientos? ?Por qué se desentendieron de la feria pese a conocer sobradamente la situaci?n legal del feriante y el historial de incidentes registrados en esas mismas atracciones? ?D?nde fue a parar el dinero del canon pagado por un se?or sin papeles?
"El infierno que vivimos en la UCI hasta que Vera no pudo resistir m?s dio paso a una pesadilla de por vida"Demasiados interrogantes que deben convertirse en respuestas a ra?z de la declaraci?n del técnico municipal, prevista para dentro de unos d?as. El alcalde de la ciudad de la infancia no ha estado a la altura en una tragedia tan inoportuna como todas.