Ha concluido Gonzo (‘Salvados’, La Sexta) su segundo programa dedicado al Prestige. Este retrato televisivo, en dos cap?tulos, es n?tido. Nos ense?a en primer lugar la vergüenza de la actuaci?n de la mayor?a de ‘autoridades’, preocupadas basicamente en escurrir el bulto.

En este sentido ha sido oportuno que nos hayan detallado a los principal?simos personajes que se han negado a participar: desde Alfredo Urdaci –entonces responsable de la protestada informaci?n que se fabricaba en los ‘Telediarios’ de TVE– hasta ?lvarez Cascos, Arias Ca?ete, Rajoy y Aznar, todos responsables m?ximos entonces, y que ahora, 20 a?os después, vuelven a eludir explicar su gesti?n. En segundo lugar este retrato ha servido para rendir homenaje –sin pretenderlo expresamente– a los miles de voluntarios que bajo el grito ‘Nunca mais’ confluyeron en las costas de Galicia.

Le dec?a a Gonzo el 'percebeiro' To?ico, recordando aquellos negros d?as: «Si no hubiera sido por los voluntarios hoy estar?amos todav?a con la mierda al cuello». En tercer lugar estas dos entregas han servido para ense?arnos la utilidad de tener un ‘cabeza de turco’ que cargue con las culpas: el capit?n del buque, Apostolos Mangouras.

?Ah! Tener un ‘cabeza de turco’ a mano es comod?simo. Se vuelcan sobre él todas las malas decisiones, y los otros, los que eran mucho m?s responsables, se van de rositas. Le detuvieron, le encarcelaron, le juzgaron, le condenaron. Ning?n marino en su sano juicio atender?a una orden que dice: «No hay puerto de refugio para ti, vete a alta mar y h?ndete». La ?nica satisfacci?n que tuvo este navegante fue aqu?, en Barcelona: la asociaci?n de capitanes de la marina mercante le rindi? homenaje para aliviar las injusticias contra él cometidas.

A sus 88 a?os de edad Mangouras vive en Icaria, isla griega ?rida y rocosa, con poqu?simas playas, es decir, con escaso turismo. La llaman la ‘Roca roja’ porque all? fueron confinados, tras la Segunda Guerra Mundial, m?s de 12.000 comunistas. Gonzo ha viajado hasta all? y ha hablado con él. Dijo que la sociedad espa?ola le trat? con respeto, pero las autoridades no. Ha sido una conversaci?n brev?sima. Suficiente para intuir el peso de la tragedia de este anciano marino que vive sus ?ltimos d?as en la isla de ?caro, aquella infortunada criatura que se ech? a volar y el sol le fundi? las plumas.



أكثر...