Hace justo dos d?as que Yahyia Benaouda regres? a Marruecos por la fuerza. La Polic?a Nacional lo arrest? por sorpresa el martes a primera hora de la ma?ana, después del primer rezo que realizan cada d?a en la mezquita, a eso de las 7.30 horas. Le detuvieron cuando sali? del templo y todav?a no llega a comprender qué ha podido suceder.

La orden de extradici?n no era nueva, sino que le fue notificada el 26 de diciembre de 2019, donde se le acusaba de propagar el islam radical y el salafismo. La denuncia no habla de terrorismo, pero s? de alentar la diferenciaci?n de género y de obligar a los hombres a que impongan normas radicales en su casa, como obligar a las mujeres a taparse al completo, solo con los ojos al descubierto.

Desde entonces ha intentado por todos los medios justificar que todo es mentira, aportando certificados del alcalde, el colegio, el médico, el hospital,... en los que se argumenta que es "una buena persona". Pero no lo ha conseguido. El martes fue detenido, pas? la noche en los calabozos de la comisar?a de la Polic?a Nacional de C?ceres y se le extradit? al d?a siguiente, en un vuelo que sali? de Madrid a las 11.20 horas, con destino Casablanca. Después viaj? hasta Oujda, su ciudad natal y en la que vive su padre con su esposa (no es su madre, porque falleci?) y sus hermanos. Pero no es capaz de conciliar el sue?o. No comprende c?mo ha llegado a esto."Siempre me he manifestado en contra del terrorismo, no queremos la islamofobia, queremos un islam de paz, de vida y de convivencia", asegura en conversaci?n telef?nica con este diario Yahyia Benaouda. Dice que desde que lleg? a Talayuela se ha dedicado a ayudar tanto a la comunidad musulmana como a los espa?oles que all? residen. Ha trabajado en el campo y siempre ha estado vinculado a la mezquita, desde donde ayuda a los musulmanes. Aclara, no obstante, que no es el im?n del templo, sino que a veces ha ejercido como tal cuando el titular no pod?a, pero él solo ostenta el cargo de presidente de la comunidad An-Nur en Talayuela.

Dice que su labor siempre se ha centrado en propagar la integraci?n y la convivencia entre las dos culturas. De hecho, asegura, desde que preside el colectivo se han desarrollado varias jornadas de puertas abiertas en la mezquita y se ha llevado a cabo una en la que incluso ha participado el obispo. Colabora con los j?venes, a los que apoya en el deporte y durante el coronavirus cedi? un local de la mezquita para que desde all? se pudiera repartir comida a los que lo necesitaban.

Y en la mezquita se registra todo lo que se hace. Por ejemplo, si acuden musulmanes de fuera de la comunidad se les requiere una fotocopia de su permiso de residencia, que queda archivado. "La polic?a viene por lo menos una vez al mes y lo tenemos todo en orden", afirma.

Niega también que haya propagado la diferenciaci?n de género, entre otras cosas porque en su casa él "jam?s" lo ha practicado. "Mi mujer estudi? en la universidad en Marruecos, es una mujer libre, que entra y sale cuando quiere, lleva pa?uelo, como mi hija, pero ella se lo puso a los 14 a?os, cuando ella quiso, nunca obligo a nada", asegura.

Después de darle muchas vueltas cree que el problema puede radicar precisamente en que, al relacionarse con tanta gente por la labor social que asegura lleva a cabo, la polic?a ha podido sospechar que esté intentando captar a personas para propagar ese islamismo radical. No encuentra otra explicaci?n. Aunque insiste, no obstante, en que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad "no tienen pruebas" de las acusaciones. "Siempre reivindico los derechos de los musulmanes y de los espa?oles. He podido hacer cosas mal, como cualquier ser humano, pero nunca he deseado nada malo para el pa?s en el que vivo, siempre defiendo el respetar las leyes", a?ade.

Lleg? a Espa?a cuando ten?a 25 a?os. Siempre fue su sue?o porque quer?a mejorar sus condiciones de vida. "Es como cuando un espa?ol se va a América, yo quer?a mejorar, tener una buena vida con mi familia y Espa?a es un pa?s que respeta a los extranjeros", dice. Primero viaj? él solo y al cabo de los a?os lleg? su mujer con su hija mayor, que entonces ten?a solo seis meses. Después, ya en Espa?a, han nacido sus otros cuatro hijos, la ?ltima hace solo ocho meses.

Ahora, después de lo ocurrido, siente que ha perdido 23 a?os de su vida, los que llevaba en Espa?a. Y necesita a su familia, a la que ha dejado, "sola", en Talayuela. Su ?nico objetivo es regresar cuanto antes. Est? a la espera de que la Audiencia Nacional celebre, el pr?ximo 8 de noviembre, el juicio para ratificar la expulsi?n del pa?s o revocarla. De darse este ?ltimo caso, lo recurrir? y anuncia que llevar? el caso hasta el Tribunal de Derechos Humanos y al Defensor del Pueblo.



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