Fénix de los genios recientes, Joao Félix es un ingeniero del campo, un poeta que hubiera encontrado sus versos en otro sitio para esparcirlos en el que ahora parece el equipo de su vida. Fue el mejor. Mejor que nadie, un tipo preparado para hacer del campo su juguete.

Un arquitecto del edificio del f?tbol. Pone los materiales, agrega inteligencia a las oportunidades que le dan los otros, y cuando tiene que cumplir con el techo de la obra parece que tiene aprendido hasta el color con el que concluye su construcci?n. El color de su sello.

No llegar? nunca a la gloria completa porque no sabe c?mo despedirse del campo, aunque mientras tanto, y hasta en la despedida, reciba m?s flores que un recién casado. Y es un recién casado del Barça, un adolescente ya mayor que tiene por los juguetes una pasi?n enfermiza. Act?a como Paul Newman en las pel?culas en las que le disputaba su cetro Robert Redford. En alg?n momento lo ves resabiado, pero después parece un chiquillo que, al ganar un premio, siente que lo quiere todo el mundo.

Un muchacho en busca de juguetes, siendo su juguete principal el triunfo ilimitado. Para no perder la fama que lo trae, cuando deja el campo, tras una gran jugada, un gol hecho para que él se luzca como oportunista del ?rea, se va con la cabeza contrariada. Nunca, ni en este equipo ni en cualquiera, este nuevo malabarista del Barça se ir? al banquillo con la sonrisa abierta. A lo mejor sonr?e por dentro, pero él es de partidos completos. En una hora, sin embargo, nadie fue m?s completo que él.

Hubo un gol en el que estuvo medio equipo, hasta que Gavi se llev? el premio gordo. Comandados por Gündogan, que es m?s que un futbolista, es un agrimensor del mismo modo que Joao Félix es un ingeniero, todos los delanteros y alg?n defensa buscaron el camino de la porter?a ajena y fue Gavi el tirador definitivo.

La alegr?a fue la consecuencia de ese gol, y de todos, aunque los aplausos para el portugués de la delantera fueron un broche de lujo a esta nueva incursi?n de este muchacho que ahora sonr?e como si supiera en su fuero interno que este es el equipo en el que iba a ser feliz.



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