En el centro de ‘La passion de Dodin Bouffant’, lo nuevo del director vietnamita Tran Anh Hung, est? la conmovedora relaci?n sentimental que un consumado ‘gourmet’ (Benoit Magimel) y la extraordinaria cocinera que lleva 20 a?os trabajando para él (Juliette Binoche) viven en un tiempo pasado indeterminado. Pero la pel?cula, primera de las aspirantes a la Palma de Oro presentadas hoy, también -?sobre todo?- es un homenaje al patrimonio gastron?mico y vin?cola de Francia -el director ha vivido all? toda su vida-, y un tributo al arte del buen comer y el buen cocinar.

Durante la deslumbrante escena que ocupa su media hora inicial se nos muestra al detalle el proceso de preparaci?n de un magn?fico banquete -consomé, volov?n de marisco, rodaballo a la nata, cordero al horno con coles de Bruselas, un postre estelar incongruentemente conocido como Tortilla Noruega- que en el momento de su ingesta ser? marinado con los mejores caldos, y lo que viene después es una demostraci?n tanto del amor que cocinar el plato perfecto requiere como del que transmite comerlo, una observaci?n de los rituales y las reglas que rigen lo culinario y una reivindicaci?n del regocijo que provoca una vida consagrada al hedonismo alimentario y al mimo del paladar y el est?mago.

Y la maestr?a de Tran a la hora de transmitir lo sensorial a través de im?genes y sonidos -ya la demostr? en pel?culas como ‘El olor de la papaya verde’ (1993) y ‘Pleno verano’ (2000)- no solo permite que al ver la pel?cula, literalmente, se nos haga la boca agua; también llena de sobrecogedora elocuencia su retrato de un amor basado en la devoci?n compartida a los fogones, y su defensa de que, con el men?u adecuado, hasta la m?s dolorosa de las tristezas puede ser mitigada.

Moretti y su ombligo

El italiano Nanni Moretti gan? la Palma de Oro gracias a ‘La habitaci?n del hijo’ (2001), pero la pel?cula que mejor ejemplifica su carrera es ‘Caro diario’ (1993), colecci?n de vi?etas c?micas centradas en un cineasta neur?tico interpretado por él mismo. Desde entonces ha retomado a ese ‘alter ego’, simult?neamente desde detr?s y delante de la c?mara, varias veces: en ‘Abril’ (1998) enfatiz? su vena pol?tica, en ‘Mia Madre’ puso el foco en su vida familiar y ahora, con ‘El sol del futuro’ -también presentada este miércoles a concurso en el certamen francés- demuestra querer hacer inventario de su vida, su obra y sus convicciones, desde una posici?n m?s cercana al onanismo que a la autocr?tica.

El protagonista de la pel?cula es un director llamado Giovanni -ese es el nombre real de Moretti-, se encuentra inmerso en el rodaje de una pel?cula sobre el comunismo en la Italia de los a?os 50, y est? deprimido; su mujer est? harta de él con motivo, y el arte al que ha dedicado su vida se est? muriendo por culpa de, entre otros factores, Netflix y el placer que el p?blico halla en la violencia gratuita. Mientras lo contempla, la pel?cula funciona a modo de paseo por el ‘Nanniverso’, o como una retrospectiva de Nanni Moretti organizada por él mismo. Y en el proceso deja claro hasta qué punto el método narrativo que lo puso en el mapa, basado en una aproximaci?n muy particular a la autoficci?n, el sentimentalismo y el surrealismo, se ha visto da?ado por las inclemencias causadas por el paso del tiempo.



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