La vida de Gl?ria Pons, de ahora 55 a?os, dio un "giro de 180 grados" hace 14, cuando ten?a 41 a?os. Un d?a de agosto, estando de vacaciones en su pueblo, Mequinensa (Zaragoza), sufri? un ictus. "De repente empecé a preguntar: '?qué pasa, qué pasa, qué pasa?', porque ten?a un labio colgando", recuerda Pons. Su hijo ten?a entonces cuatro a?os. Y su vida comenz? ah? un "periplo" de ingresos hospitalarios y rehabilitaci?n. "A?n voy a rehabilitaci?n, 14 a?os después", precisa. Aunque ella mejor? y ahora puede andar, lo hace sosteniéndose en un bast?n porque le qued? afectada la parte izquierda del cuerpo. Este s?bado 29 de octubre se celebra el D?a Mundial del Ictus.
Pons era psic?loga. Desde entonces no ha vuelto a trabajar y cobra una pensi?n de invalidez. "La mayor?a de las personas que sufrimos un ictus estamos excluidas del mundo laboral por las secuelas", lamenta. Ella ha recuperado "bastante" el habla, aunque a veces a?n tiene problemas cognitivos, de memoria y de concentraci?n. "Alguna palabra no me sale...".
"La mayor?a de las personas que sufrimos un ictus estamos excluidas del mundo laboral por las secuelas"
Adem?s, hay cosas de su d?a a d?a que ya no puede hacer, como
vestirse sola. "Ahora, si quiero vestirme sola, debo mirar bien qué ropa ponerme porque por ejemplo
no puedo utilizar la mano izquierda para abotonar. Yo, que soy diestra, no sab?a que usaba tanto la izquierda", cuenta. También hay ciertas
tareas del hogar que ha dejado de hacer y
necesita ayuda para ducharse. "Soy aut?noma pero con dificultades", dice esta socia de laFundaci? Ictus de Catalunya.
Efectos en su entorno
Pero m?s all? de las secuelas f?sicas y cognitivas que le han quedado a ella, Pons es muy consciente del efecto que el infarto cerebral tuvo en las
personas de su alrededor. "Un ictus -prosigue- es como un
terremoto, un tsunami. Nosotros [los pacientes] somos la
zona cero, pero también afecta a nuestra familia". Sus
padres, por ejemplo, tuvieron que trasladarse a vivir a Barcelona, donde reside Pons, para ayudarla. Su
ni?o, de ahora 18 a?os,
dej? de ir al parque con ella. "Ten?a que quedarse en casa porque no hab?a nadie que lo llevara all? a jugar.
Todo el mundo a mi alrededor tuvo que adaptarse al ictus", reconoce.
"Aunque a m? no me ocurri?, el 90% de los afectados pierden a su pareja"
Aunque a ella no le ha ocurrido, el
"90% de las personas que sufren un ictus
pierden a la pareja". "No solo pierdes la movilidad, sino otras cosas", dice. Su compa?ero es médico, algo que facilit? que el ictus sufrido fuera detectado a tiempo.
"?l lo vio r?pido y activ? pronto el protocolo; no todo el mundo tiene esa suerte", apunta. Algunas de las
sospechas de que alguien est? sufriendo un ictus son una cierta
desviaci?n del ojo o la boca, dificultad para levantar los brazos e incapacidad o dificultades para
hablar. En estos casos, hay que
llamar r?pidamente al 112.
Formar parte de la Fundaci? Ictus permite a Pons estar en
contacto con otras personas que han pasado por lo mismo. "Porque los médicos saben mucho de ictus, pero desconocen c?mo lo pasamos después de sufrirlo". Hablar de lo sucedido con personas que han recorrido
"el mismo camino" le ayuda a dar pasos hacia adelante. "Por todo lo vivido hago
campa?as de prevenci?n. Si alguien tiene un ictus hay que llamar r?pido al 112: los
momentos de después son los m?s importantes para conservar el nivel neuronal", insiste.
أكثر...