|
A primera hora de la tarde del 12 de diciembre de 1969, una bomba estall? en las oficinas de la Banca Nazionale dell'Agricultura en el centro de Mil?n, acabando con la vida de 17 personas y dejando heridas a otras 88. Aquel episodio, el célebre*atentado de Piazza Fontana, fue atribuido en un principio a los grupos de extrema izquierda que, como parte de las revueltas que sacud?an el mundo a finales de los 60, se manten?an activos en las facultades y las f?bricas italianas desde hac?a meses. La verdad, como se sabr?a después, era muy distinta. Detr?s de aquella matanza estaba una oscura*confluencia del neofascismo con intereses geopol?ticos que pretend?an frenar el enorme crecimiento de un Partido Comunista Italiano que estaba desestabilizando la Guerra Fr?a.*
En las horas posteriores al atentado, la brigada pol?tica de la polic?a milanesa, comandada por el comisario*Luigi Calabresi, arrest? a numerosos militantes, entre ellos*Giuseppe Pinelli, un obrero anarquista con el que Calabresi ten?a una relaci?n de confianza, casi afectuosa, construida a lo largo de numerosas negociaciones para convocar manifestaciones y reuniones. El 15 de diciembre,*Pinelli muri? tras precipitarse desde la ventana del despacho de Calabresi durante los interrogatorios.*La prensa de la izquierda extraparlamentaria culp? enseguida al comisario e inici? una campa?a de hostigamiento contra él que se prolong? varios a?os, y que consigui? el apoyo de numerosas personalidades de la cultura y la pol?tica. La obra del Nobel*Dario Fo,*Muerte accidental de un anarquista, est? inspirada en aquella tr?gica historia.
Finalmente,*Calabresi fue asesinado a tiros delante de su casa en 1972 por militantes de la organizaci?n radical Lotta Continua.*Tiempo después quedar?a demostrado en los tribunales que este ni siquiera estaba en su despacho cuando Pinelli cay?. El calvario atravesado por su familia durante aquel periodo y en los a?os posteriores al asesinato, y la desatenci?n que sufrieron durante décadas las v?ctimas de lo que se llam? los 'a?os de plomo', aquellos 70 y 80 italianos pre?ados de violencia pol?tica, son relatados por*Mario Calabresi*(Mil?n, 1970), el hijo mayor del comisario, en*el libro Salir de la noche*(Libros del Asteroide). Calabresi hijo es un conocido periodista en su pa?s que ha llegado a dirigir uno de sus principales diarios, el progresista*La Repubblica, donde durante un tiempo le toc? compartir p?ginas con*Adriano Sofri, l?der de Lotta Continua encarcelado como ide?logo del asesinato de su padre, un hecho por el que también fueron condenadas otras tres personas.
?De d?nde sale este libro: del dolor, de la reflexi?n, de la necesidad de reivindicaci?n...?
Este libro lo escrib? 35 a?os después de la muerte de mi padre [se public? en Italia en 2017] y casi 20 a?os después del fin del terrorismo en mi pa?s. Y lo escrib? porque las v?ctimas estaban completamente olvidadas. Se hablaba solo de la pol?tica después del terrorismo, de c?mo los exterroristas pod?an reintegrarse en la sociedad, de si pod?an participar en pol?tica, de si pod?an escribir libros o ir a la televisi?n... Pero nadie hablaba de los que hab?an muerto o de los familiares. El terrorismo en Italia se cobr? cerca de 500 muertos. Y estos muertos estaban completamente olvidados. Se hablaba mucho de pasar esa p?gina de la historia. Y yo estaba de acuerdo con esto, pero me dije: solo podremos pasar p?gina cuando a las cosas se les llame con el nombre adecuado, cuando haya verdad y justicia. Mi papel era recordar los da?os que provoc? el terrorismo. A?ado otra cosa: cuando yo iba a una librer?a, en la secci?n “terrorismo” o “a?os de plomo”, todos los libros que hab?a all? eran o bien de historia pol?tica o militar, o bien escritos por exterroristas que contaban su experiencia. Yo pensaba: si un chico de 20 a?os quiere saber qué pas? en la Italia de los a?os 70-80, solo lee cosas escritas por exterroristas. No puede ser. As? que me dije: es importante que haya otra voz en el debate.
?Escribirlo fue terapéutico?
Cuando lo escrib? lloré mucho. Fue un libro fatigoso. Pero ha sido muy terapéutico. Me ha ayudado. Y te cuento algo que no cuento nunca: escrib? este libro en el per?odo inmediatamente anterior al nacimiento de mis hijas gemelas. Y como yo con el libro pude ajustar cuentas con la historia de mi padre, eso me ayud? a m? a ser padre. Creo que no solo ha sido terapéutico para m?, también para la sociedad italiana. En Italia, este libro ha vendido medio mill?n de ejemplares. Y cambi? completamente el debate p?blico. Después de este libro el Parlamento tom? medidas, el presidente de la Rep?blica decidi? invitar todos los a?os a las v?ctimas del terrorismo...
?No era as? antes?
Antes, cada a?o, por ejemplo en el aniversario del asesinato de Aldo Moro, la persona m?s famosa asesinada por el terrorismo, en televisi?n entrevistaban siempre a los terroristas que lo hab?an secuestrado. Yo lo escrib? en el libro: no es posible que cada a?o solo entrevistéis a los terroristas. ?Por qué no entrevist?is alguna vez a una hija, a una viuda? Y ojo: yo no soy alguien que diga: "debemos cancelar a los terroristas y que no puedan hablar". La cuesti?n es que no pueden hablar solo ellos. Y ahora en Italia, en esos aniversarios, también se escucha la voz de las v?ctimas.
El sentimiento fundamental de una v?ctima del terrorismo, o de un familiar, ?es la soledad?
Sin duda. La sensaci?n de estar completamente olvidado.
?Usted se ha sentido solo?
Nosotros pens?bamos que esto era un problema privado, personal. Que nadie se ocupaba de nosotros. Para que se entienda c?mo el estado se olvid? de nosotros durante tanto tiempo: la ley de v?ctimas del terrorismo se hizo algo as? como en 2004. M?s de 30 a?os después de la muerte de mi padre.
Yo no soy alguien que diga: 'debemos cancelar a los terroristas y que no puedan hablar'. La cuesti?n es que no pueden hablar solo ellos"Es esa “discreci?n” de la que hablaba el presidente de la Rep?blica, Giorgio Napolitano, como cuenta en el libro.
Hace cinco a?os fui a Par?s a buscar al hombre que organiz? el asesinato de mi padre. [...] Me enteré de que estaba muy enfermo, y pensé que no le quedaba mucho de vida. As? que lo localicé, le escrib? y le dije que lo quer?a ver"?Alguna vez se ha encontrado cara a cara con alguno de los que participaron en el asesinato de su padre?