Es de suponer que lo de Mateu Lahoz como “presidente de consenso”, como as? se le ha definido desde Madrid, de la Real Federaci?n Espa?ola de F?tbol es una broma. Una broma sin ninguna gracia, claro. El ?nico consenso que ha logrado ‘To?o’ (as? le conocen sus amigos) en un terreno de juego es el de sus tarjetas, su silbato y su mal entendida complicidad con los futbolistas. Mateu Lahoz puede ser muchas cosas y la mayor?a, seguramente, muy buenas, pero su nombre no puede asociarse de ninguna manera al consenso porque, de hecho, ambos conceptos son ant?nimos.

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Se habla para llegar al consenso de los “poderes f?cticos del f?tbol espa?ol”, considerando a la base del estamento arbitral, a la FIFA y a “los clubes m?s importantes de nuestro campeonato” como “poderes f?cticos”. Es de suponer, también en este caso, que entre esos clubs no est? el Barça, a quien seguramente no han tenido tiempo de llamar para conocer su opini?n. Si lo hubieran hecho, no se habr?an atrevido a realizar una afirmaci?n tan audaz.

Quiz? los “poderes f?cticos” hayan aparecido después de que Mateu Lahoz se dedique a pasearse por los medios de comunicaci?n madrile?os de vocaci?n espa?ola. Tampoco deben haber preguntado a muchos de los clubs a los que el ex colegiado valenciano, ‘To?o’, dej? muy malos recuerdos. No tan malos como la Liga que le birl? al Barça por un gol legal anulado a Messi en la ?ltima jornada ante el Atlético en el Camp Nou. Ni tan lamentables como la expulsi?n a Dembélé por haber dicho “muy mal” donde Mateu Lahoz oy? “eres muy malo”.

Mateu Lahoz siempre ha o?do lo que le ha gustado o?r, como ahora que ha hecho nuevos amigos en Madrid, que es donde todo se cuece y cuyos poderes se hacen llamar a s? mismo “f?cticos”, cuya definici?n es “que est? basado en los hechos o limitado a ellos, y no en lo te?rico o imaginario”. All? el poder ni es te?rico ni es imaginativo, est? basado en los hechos, de eso no cabe ninguna duda. Es f?cil notar c?mo la mosca se sit?a tras la oreja con su molesto zumbido escuchando a seg?n quién colocando en la misma frase a Mateu Lahoz y la palabra consenso.

A no ser que, d?ndole pocas vueltas a la cabeza porque no son necesarias m?s, el concepto consenso surja del ejercicio de poder llevado a cabo desde la planta noble del Santiago Bernabéu. Si as? fuera, nada que reprochar, porque en este nuestro pa?s que nos hemos dado entre todos ya sabemos c?mo se llega a la palabra consenso (perdonen la extrema redundancia, pero no existe un sin?nimo cuyo significado sea tan expl?cito): uno manda y los otros obedecen.



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