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الريــم Senior Member

Entre el pr?ximo 6 y 9 de junio, la Uni?n Europea (UE) se juega su futuro. Esos d?as, un total de 450 millones de ciudadanos est?n llamados a participar en unas elecciones en las que, por primera vez en la historia, la extrema derecha podr?a convertirse en un terremoto pol?tico capaz de condicionar el rumbo del mismo proyecto comunitario que rechazan.

Las ?ltimas encuestas apuntan a que los partidos nacionalpopulistas, euroescépticos y antiinmigraci?n, divididos en dos grupos, podr?an convertirse en la tercera y cuarta fuerza del Parlamento Europeo, una plaza que se disputar?n con los liberales. Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas en inglés), bloque al que pertenece Vox o la formaci?n neofascista de la presidenta italiana Giorgia Meloni, podr?a hacerse con un 11,8% de los votos, mientras que Identidad y Democracia (ID), alianza compuesta por la francesa Marine Le Pen, el neerlandés Geert Wilders o el italiano Matteo Salvini, se quedar?a con un 11,2%. En otros sondeos las cifras se invierten.

Auge ultra

El auge ultra no es una sorpresa. En 2019, ambos grupos irrumpieron con garra en la Euroc?mara sumando cerca de 35 millones de apoyos, casi tantos como el bloque socialdem?crata, segunda fuerza parlamentaria. "Veo una victoria del pueblo, que con orgullo y dignidad ha recuperado el poder", celebr? Le Pen, cuyo partido, Agrupaci?n Nacional, gan? los comicios en Francia. Sus palabras fueron un aviso para navegantes.

Seg?n las previsiones del European Council on Foreign Relations (ECFR), los partidos de derecha populista podr?an hacerse con la mayor?a de votos en hasta nueve pa?ses de la UE (Austria, Bélgica, Eslovaquia, Francia, Hungr?a, Pa?ses Bajos, Polonia y Rep?blica Checa) y ser segunda o tercera fuerza en otros nueve pa?ses m?s (Bulgaria, Espa?a, Estonia, Finlandia, Letonia, Portugal, Ruman?a y Suecia).

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En los ?ltimos cinco a?os, las formaciones de derecha radical han ido extendiendo su influencia por el continente, ganando peso en cada elecci?n. Los abanderados del nacionalismo identitario, conservador e islam?fobo gobiernan en Hungr?a, Italia, Eslovaquia y Finlandia, y hasta finales de 2023 lo hac?an en Polonia, Letonia y Estonia. En 17 de los 27 Estados miembros de la UE, esos partidos crecieron en sus ?ltimos comicios y en otros 17 ya amasan m?s de un 10% del apoyo popular.

Influencia pol?tica

Las elecciones del pr?ximo mes son un test clave para el bloque ultra, que aspira a condicionar cada vez m?s las pol?ticas del continente. Aunque su esperado auge ser?a una victoria de por si, puede no ser suficiente para romper la alianza informal que mantienen populares (PPE), socialdem?cratas (PSE) y liberales (Renew). Las ?ltimas encuestas apuntan a que su suma de esca?os les permitir?a retener la mayor?a necesaria para seguir marcando el rumbo pol?tico, si bien las fuerzas ecologistas y de izquierdas si sufrir?n un importante retroceso.

Sin embargo, la influencia de la extrema derecha no depende de que esté en el gobierno. Como se ha visto en la mayor?a de pa?ses europeos, parte de su éxito discursivo se debe a la normalizaci?n de sus consignas en campos como la migraci?n, abrazadas frecuentemente por el conservadurismo tradicional, pero también por algunas formaciones socialdem?cratas e incluso por cierta izquierda rojiparda.

?Alianza con el PPE?

Esa mimetizaci?n ultra puede ir a m?s en las instituciones europeas. El pasado 29 de abril, la presidenta de la Comisi?n Europea, Ursula Von der Leyen, abri? la puerta a aliarse con alguno de los grupos de derecha radical. "Depende mucho de la composici?n del Parlamento", anticip? la alemana, candidata de los populares y gran favorita para repetir mandato. Se refer?a a ECR, compuesto por reaccionarios atlantistas como los de Santiago Abascal en Espa?a o los de Jaroslaw Kaczynski en Polonia, y no a ID, a quienes ha descrito como "amigos de Putin" por sus lazos con el Kremlin. En su d?a, el grupo popular ya alberg? en su seno figuras conservadoras tan controvertidas como el presidente h?ngaro V?ktor Orban o el ya fallecido expresidente italiano Silvio Berlusconi.

Sin embargo, otro estudio del ECFR concluye que la estrategia de acercamiento ultra de los grandes partidos en materia migratoria —que se combina con promocionar como un éxito la repuesta de la UE al covid-19 o a la guerra de Ucrania— puede girarse en su contra, legitimar la agenda eur?foba y movilizar a esos votantes. "En los ?ltimos a?os se ha producido una radicalizaci?n simult?nea de algunos partidos de la derecha y una desradicalizaci?n de algunos de la extrema derecha, lo que complica los esfuerzos para contrarrestar su ascenso", advierten los polit?logos Ivan Krastev y Mark Leonard. "Esto no solo significa que los partidos mayoritarios no pueden confiar en una estrategia com?n para hacer frente a la extrema derecha, sino que tendr?n que tener mucho cuidado con la forma en que hablan de Europa".



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