الريــم
10-30-2022, 09:40 PM
Era Colombia y era el aciago a?o de 1982. Aciago rotundo, sin paliativos. Arreciaban los atentados de la guerrilla y especialmente del M-19, que hab?a firmado el atentado contra el Procurador General de la Naci?n y la toma de municipios como Almaguer. Las FARC hac?an lo propio: una emboscada en enero contra una patrulla de la Polic?a Antinarc?ticos (tres polic?as muertos), en abril una masacre de campesinos en el nororiente del pa?s (cinco muertos), un ataque contra el Ejército en junio en San Vicente del Cagu?n (ocho muertos). Colombia viv?a en medio del fuego cruzado, de una guerra interna no declarada, y aunque no se hablaba de ello, el narcotr?fico ya empezaba a corromper las estructuras del poder. En este clima adverso, el presidente Belisario Betancur comunic? a la FIFA que el pa?s renunciaba a organizar el Mundial del 86, del que hab?a sido designado sede ocho a?os atr?s. El Mundial: ese acontecimiento que iba a cambiarlo todo, esa esperanza, una de las pocas ilusiones que le quedaban al pa?s. Colombia estaba deprimida. Todo era malo y no hab?a nada que celebrar.
Entonces, fulgurante como la estrella que ya entonces era, apareci? Gabriel Garc?a M?rquez, el hijo del telegrafista de Aracataca, y descarg? una descomunal bomba de optimismo en el ?nimo del pa?s. La noticia del primer Nobel de Literatura en la historia de Colombia tiene muchas lecturas, la literaria primero, por supuesto, pero también una social en la que se incide poco, y que tiene que ver con el contexto, con ese pa?s medio fallido que de repente hallaba un motivo de orgullo. El estallido fue de tal magnitud que su onda expansiva se extiende hasta hoy, y es visible en las celebraciones que han tenido lugar para conmemorar los 40 a?os del premio. Pocos nobeles de literatura tienen el significado y la dimensi?n social que ha tenido Garc?a M?rquez en Colombia. A pocos los quieren tanto en su pa?s. A pocos los llaman, desde el presidente hasta el alba?il, por su diminutivo cari?oso. Gabo. Gabito.
“Colombia en el a?o 82 era una democracia fallida, una naci?n fallida”, dice Omar Rinc?n, director del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes. “El Nobel ocurri? cuando el pa?s estaba en uno de sus peores momentos. Nada sal?a bien, todo era una desgracia. Ese Nobel nos permiti? existir”. Conrado Zuluaga, escritor, editor y riguroso estudioso de la obra de Garc?a M?rquez, dice que el impacto del escritor colombiano hay que medirlo no en términos literarios, o no solamente, sino hist?ricos: “Antes de 1967, cuando aparece ‘Cien a?os de soledad’, ?qué hay? No hay nada… Unos historiadores, unos pol?ticos que se intercambian el poder… Cualquiera que estudie el siglo XX en Colombia al llegar a Garc?a M?rquez deber?a parar y analizar qué proyecci?n tuvieron sobre el pa?s su obra y su premio”.
M?s all? del momento hist?rico –que es importante–, result? que el Nobel era un hombre de extracci?n popular, ajeno a los corsés que identifican a las élites colombianas: eso contribuy? a hacer m?s grande su aureola. “Lo mejor de Colombia est? en lo popular”, afirma Rinc?n. “El clasismo colombiano, las élites, nos han dado muy poco”. Para Zuluaga, hay un carisma que explica su conexi?n con el colombiano medio (“era un tipo muy simp?tico, amable con la gente, no le molestaba la turbamulta, firmaba libros en cualquier parte”), y para ilustrarlo echa mano de una anécdota ocurrida durante la celebraci?n de un Hay Festival en Cartagena de Indias: “Recuerdo que un d?a fui a tomar algo al Hotel Santa Teresa y vi que hab?a una multitud en la entrada. Entonces me acerqué y pregunté qué pasaba, y me dijeron: ‘Es que el se?or Garc?a M?rquez est? en el patio con unos amigos y la gente est? haciendo cola para saludarlo’. Y as? era, tal cual. Estuvo dos horas saludando gente en medio de un revuelo tremendo”.
Hay cientos de historias como esta, tantas como personas Gabo estrech? la mano a su paso por Cartagena, por Bogot?, por todas partes. “En este pa?s todo el mundo necesita hablar de su Gabo, todo el mundo quiere hablar de Gabito: cu?ndo conoc? a Gabito, cu?ndo me encontré a Gabito, cu?ndo hablé con Gabito. Pero es normal, porque no tenemos otro ?cono de esa magnitud”, dice Rinc?n. “Gabo es nuestra 'marca Colombia' de cara al exterior, el s?mbolo del colombiano creativo para bien, mientras que el creativo para mal vendr?a a ser Pablo Escobar. Por otro lado, era un personaje con un enorme caudal de mitolog?a detr?s, con una cantidad de historias alrededor de él. Por todo eso, creo que era y sigue siendo una ‘pop-star’”. No hay muchas ceremonias de entrega del Nobel que puedan presumir de un premiado saludando al respetable en liqui liqui y una fiesta entre bambalinas con grupo vallenato incluido.
Todo lo cual permite formular el siguiente postulado: en términos de admiraci?n, Gabo es a los colombianos lo que –es el ejemplo paradigm?tico– Maradona a los argentinos. Ese tipo de ?dolo. “Es nuestro gran ?dolo”, confirma Zuluaga. “Gabo es un referente porque es Gabo”, dice Rinc?n, “pero también porque es un héroe en un pa?s en el que no tenemos muchos héroes”. Ni Rulfo en México, ni Vargas Llosa en Per?, ni Borges en Argentina. “No es lo mismo, porque todos ellos son vistos como muy intelectuales, y en el caso de Vargas Llosa, como pol?tico”. Al fin y al cabo, Garc?a M?rquez rescat? a todo un pa?s de la depresi?n. No es poco.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/gabo-construccion-heroe-colombiano-77929376)
Entonces, fulgurante como la estrella que ya entonces era, apareci? Gabriel Garc?a M?rquez, el hijo del telegrafista de Aracataca, y descarg? una descomunal bomba de optimismo en el ?nimo del pa?s. La noticia del primer Nobel de Literatura en la historia de Colombia tiene muchas lecturas, la literaria primero, por supuesto, pero también una social en la que se incide poco, y que tiene que ver con el contexto, con ese pa?s medio fallido que de repente hallaba un motivo de orgullo. El estallido fue de tal magnitud que su onda expansiva se extiende hasta hoy, y es visible en las celebraciones que han tenido lugar para conmemorar los 40 a?os del premio. Pocos nobeles de literatura tienen el significado y la dimensi?n social que ha tenido Garc?a M?rquez en Colombia. A pocos los quieren tanto en su pa?s. A pocos los llaman, desde el presidente hasta el alba?il, por su diminutivo cari?oso. Gabo. Gabito.
“Colombia en el a?o 82 era una democracia fallida, una naci?n fallida”, dice Omar Rinc?n, director del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes. “El Nobel ocurri? cuando el pa?s estaba en uno de sus peores momentos. Nada sal?a bien, todo era una desgracia. Ese Nobel nos permiti? existir”. Conrado Zuluaga, escritor, editor y riguroso estudioso de la obra de Garc?a M?rquez, dice que el impacto del escritor colombiano hay que medirlo no en términos literarios, o no solamente, sino hist?ricos: “Antes de 1967, cuando aparece ‘Cien a?os de soledad’, ?qué hay? No hay nada… Unos historiadores, unos pol?ticos que se intercambian el poder… Cualquiera que estudie el siglo XX en Colombia al llegar a Garc?a M?rquez deber?a parar y analizar qué proyecci?n tuvieron sobre el pa?s su obra y su premio”.
M?s all? del momento hist?rico –que es importante–, result? que el Nobel era un hombre de extracci?n popular, ajeno a los corsés que identifican a las élites colombianas: eso contribuy? a hacer m?s grande su aureola. “Lo mejor de Colombia est? en lo popular”, afirma Rinc?n. “El clasismo colombiano, las élites, nos han dado muy poco”. Para Zuluaga, hay un carisma que explica su conexi?n con el colombiano medio (“era un tipo muy simp?tico, amable con la gente, no le molestaba la turbamulta, firmaba libros en cualquier parte”), y para ilustrarlo echa mano de una anécdota ocurrida durante la celebraci?n de un Hay Festival en Cartagena de Indias: “Recuerdo que un d?a fui a tomar algo al Hotel Santa Teresa y vi que hab?a una multitud en la entrada. Entonces me acerqué y pregunté qué pasaba, y me dijeron: ‘Es que el se?or Garc?a M?rquez est? en el patio con unos amigos y la gente est? haciendo cola para saludarlo’. Y as? era, tal cual. Estuvo dos horas saludando gente en medio de un revuelo tremendo”.
Hay cientos de historias como esta, tantas como personas Gabo estrech? la mano a su paso por Cartagena, por Bogot?, por todas partes. “En este pa?s todo el mundo necesita hablar de su Gabo, todo el mundo quiere hablar de Gabito: cu?ndo conoc? a Gabito, cu?ndo me encontré a Gabito, cu?ndo hablé con Gabito. Pero es normal, porque no tenemos otro ?cono de esa magnitud”, dice Rinc?n. “Gabo es nuestra 'marca Colombia' de cara al exterior, el s?mbolo del colombiano creativo para bien, mientras que el creativo para mal vendr?a a ser Pablo Escobar. Por otro lado, era un personaje con un enorme caudal de mitolog?a detr?s, con una cantidad de historias alrededor de él. Por todo eso, creo que era y sigue siendo una ‘pop-star’”. No hay muchas ceremonias de entrega del Nobel que puedan presumir de un premiado saludando al respetable en liqui liqui y una fiesta entre bambalinas con grupo vallenato incluido.
Todo lo cual permite formular el siguiente postulado: en términos de admiraci?n, Gabo es a los colombianos lo que –es el ejemplo paradigm?tico– Maradona a los argentinos. Ese tipo de ?dolo. “Es nuestro gran ?dolo”, confirma Zuluaga. “Gabo es un referente porque es Gabo”, dice Rinc?n, “pero también porque es un héroe en un pa?s en el que no tenemos muchos héroes”. Ni Rulfo en México, ni Vargas Llosa en Per?, ni Borges en Argentina. “No es lo mismo, porque todos ellos son vistos como muy intelectuales, y en el caso de Vargas Llosa, como pol?tico”. Al fin y al cabo, Garc?a M?rquez rescat? a todo un pa?s de la depresi?n. No es poco.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/gabo-construccion-heroe-colombiano-77929376)