الريــم
10-30-2022, 12:15 PM
Martes pasado por la ma?ana a la hora del segundo café. Cae Whatsapp, la aplicaci?n de mensajer?a m?s utilizada en el mundo. Durante dos horas, no se pueden enviar y recibir mensajes. Es el caos para una parte de la poblaci?n. El vac?o. La angustia. La utop?a digital nos prometi? que operar con el m?vil --cu?ndo, d?nde y c?mo quisiéramos- nos har?a realmente libres, pero lo parad?jico es que la ultraconexi?n ha degenerado en esclavitud tecnol?gica. "Los j?venes, y cada vez m?s los adultos, vivimos la conexi?n como un imperativo. Es como el cat?n. Cualquier fallo en las tecnolog?as provoca un caos en esta l?gica productiva que hemos creado de estar a la ?ltima en todo, un colapso del sistema, un caos completo porque todo est? demasiado apoyado en estas plataformas", explica el profesor del departamento de Sociolog?a y Antropolog?a de la Universitat de València Antonio Santos.
No es la primera vez que cae Whatsapp o algunas de las redes sociales, ni ser? la ?ltima, pero cada vez que ocurre se enciende una luz roja que nos advierte de que vamos a demasiada velocidad, como si fuésemos a descarrilar en cualquier momento. "El m?vil es hoy la extensi?n absoluta a todos los ?mbitos vitales. Y cuando falla (la conexi?n), se ve la intranquilidad, se rompen los ritmos, ya que las tecnolog?as han producido una intensificaci?n de los tiempos, una velocidad y aceleraci?n que nos obliga a ir deprisa", explica Santos. "Las empresas se han acostumbrado normalizar los picos de estrés como el ritmo normal de trabajo", apostilla.
Las ca?das puntuales de Whatsapp y de las redes sociales producen "la ruptura de esa l?gica de la premura, de obtener respuestas y resultados inmediatos, de ser un sujeto de primera porque de repente no comunicas y no eres productivo", explica el soci?logo. Sin ir m?s lejos, Whatsapp a?adi? la posibilidad de duplicar la velocidad de reproducci?n de los audios. "El objetivo es, claramente, aumentar el n?mero de mensajes de voz, y por tanto el uso de esa red; es como luchar contra un monstruo", se?alan los expertos.
El 51% de la poblaci?n activa espa?ola confiesa que responde llamadas o whatsapps de trabajo en fines de semana o d?as de libranza, seg?n el ?ltimo informe*InfoJobs-ESADE. Les gustar?a no hacerlo, pero no pueden. M?s datos. Otro 34% alega que el propio puesto de trabajo exige esa disponibilidad. "Convivir con el estrés es hoy una cualificaci?n. Muchos viven en una sumisi?n absoluta, en un doble lenguaje de pregonar libertad pero luego nunca es el primero que se levanta para irse de la oficina", explica el soci?logo, que hace un s?mil con el cambio clim?tico. "Esta revoluci?n va tan deprisa que pensamos que ya no hay tiempo para actuar. Y las tecnolog?as corren tanto que ya no entendemos los efectos que produce. Siempre vamos a remolque. En este contexto de capitalismo extremo, el ser humano no tiene capacidad para detener estas debacles", a?ade. Ocurre en todos los ?mbitos; con el ‘trabaj?lico’, que da ?rdenes por whatsapps en d?as libres o de vacaciones, o con el amigo que presume de apagar el teléfono cuando se va una semana de vacaciones a Menorca, pero luego no puede hacerlo.
Frente a este vasallaje, cada vez m?s personas influyentes pregonan los beneficios de vivir sin internet en el bolsillo. "Cada vez es un bien m?s valioso lo que llamamos ‘calma anal?gica’, es decir, la capacidad de poner freno y evitar la aceleraci?n o alienaci?n digital", explica el catedr?tico de Filosof?a de la UV Agust?n Domingo. "Es importante evitar la mitificaci?n de lo digital. Las instituciones sociales, pol?ticas y econ?micas deber?an dejar de mitificar la digitalizaci?n y creer que con ello mejoran servicios. M?s bien al contrario. Quienes tengan una persona detr?s de un servicio generar?n confianza, el resto embrutecer?n o aborregar?n la sociedad", a?ade el fil?sofo.
En este contexto, "quiz? el nuevo principio filos?fico del futuro esté relacionado con la capacidad para prescindir de los m?viles: ‘Me desconecto, luego existo’", explica el fil?sofo, que distingue dos grandes actitudes ante el proceso de aceleraci?n tecnol?gica: "Los apocal?pticos y los integrados. Los primeros consideran que el m?vil nos resta libertad y esclaviza, y los segundos indican que la libertad tiene que repensarse en cada época. Ante ambas posiciones, tenemos la del ciudadano responsable, alguien con capacidad de discernimiento para utilizar con criterio lo m?viles. Pero eso es lo realmente dif?cil", afirma Domingo. Antonio Santos explica la trampa que nos hemos creado: "Est? todo bien atado para que sea dif?cil oponerse. Hay represalias en el trabajo si no est?s conectado. El mundo complicado y competitivo que hemos convertido muchas profesiones es una c?rcel", apunta el soci?logo.
‘Fomo’: miedo a perderse algo
Escuchar la palabra "adicci?n" ligada a ese peque?o dispositivo que ya tiene un lugar fijo en nuestro bolsillo, junto a las llaves y la cartera, es algo cada vez m?s habitual. En Espa?a, el 21% de los adolescentes espa?oles es adicto a la red y el 35% de los adultos utiliza su m?vil cada seis minutos. La psicolog?a ya la trata como una patolog?a con definici?n propia: nomofobia.
De los problemas de salud mental que provoca el mal uso del teléfono m?vil sabe mucho la psic?loga Consuelo Tom?s. «La adicci?n que aparece es a los contenidos a los que accedemos. Cada vez se est? produciendo en m?s personas el s?ndrome de abstinencia. Hay gente que se siente irritada, nerviosa, por no poder seguir conectada al m?vil», afirma la experta en psicolog?a cl?nica. "Hay pa?ses donde los empresarios y los jefes no pueden enviar notificaciones a sus trabajadores fuera del horario de trabajo, porque eso limita la vida familiar", explica Tom?s, que pone sobre la mesa el concepto de ‘fomo’, clave para entender toda esta locura de la ultraconexi?n. "Es el miedo a perderse lo que est? pasando en las redes sociales o en los grupos de whatsapp, con todos los conflictos que eso conlleva", afirma.
"La nueva profesi?n del futuro -apunta el fil?sofo Agust?n Domingo- ser? el endocrino digital: experto en aconsejar el tiempo justo que necesitamos para estar digitalmente sanos".
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No es la primera vez que cae Whatsapp o algunas de las redes sociales, ni ser? la ?ltima, pero cada vez que ocurre se enciende una luz roja que nos advierte de que vamos a demasiada velocidad, como si fuésemos a descarrilar en cualquier momento. "El m?vil es hoy la extensi?n absoluta a todos los ?mbitos vitales. Y cuando falla (la conexi?n), se ve la intranquilidad, se rompen los ritmos, ya que las tecnolog?as han producido una intensificaci?n de los tiempos, una velocidad y aceleraci?n que nos obliga a ir deprisa", explica Santos. "Las empresas se han acostumbrado normalizar los picos de estrés como el ritmo normal de trabajo", apostilla.
Las ca?das puntuales de Whatsapp y de las redes sociales producen "la ruptura de esa l?gica de la premura, de obtener respuestas y resultados inmediatos, de ser un sujeto de primera porque de repente no comunicas y no eres productivo", explica el soci?logo. Sin ir m?s lejos, Whatsapp a?adi? la posibilidad de duplicar la velocidad de reproducci?n de los audios. "El objetivo es, claramente, aumentar el n?mero de mensajes de voz, y por tanto el uso de esa red; es como luchar contra un monstruo", se?alan los expertos.
El 51% de la poblaci?n activa espa?ola confiesa que responde llamadas o whatsapps de trabajo en fines de semana o d?as de libranza, seg?n el ?ltimo informe*InfoJobs-ESADE. Les gustar?a no hacerlo, pero no pueden. M?s datos. Otro 34% alega que el propio puesto de trabajo exige esa disponibilidad. "Convivir con el estrés es hoy una cualificaci?n. Muchos viven en una sumisi?n absoluta, en un doble lenguaje de pregonar libertad pero luego nunca es el primero que se levanta para irse de la oficina", explica el soci?logo, que hace un s?mil con el cambio clim?tico. "Esta revoluci?n va tan deprisa que pensamos que ya no hay tiempo para actuar. Y las tecnolog?as corren tanto que ya no entendemos los efectos que produce. Siempre vamos a remolque. En este contexto de capitalismo extremo, el ser humano no tiene capacidad para detener estas debacles", a?ade. Ocurre en todos los ?mbitos; con el ‘trabaj?lico’, que da ?rdenes por whatsapps en d?as libres o de vacaciones, o con el amigo que presume de apagar el teléfono cuando se va una semana de vacaciones a Menorca, pero luego no puede hacerlo.
Frente a este vasallaje, cada vez m?s personas influyentes pregonan los beneficios de vivir sin internet en el bolsillo. "Cada vez es un bien m?s valioso lo que llamamos ‘calma anal?gica’, es decir, la capacidad de poner freno y evitar la aceleraci?n o alienaci?n digital", explica el catedr?tico de Filosof?a de la UV Agust?n Domingo. "Es importante evitar la mitificaci?n de lo digital. Las instituciones sociales, pol?ticas y econ?micas deber?an dejar de mitificar la digitalizaci?n y creer que con ello mejoran servicios. M?s bien al contrario. Quienes tengan una persona detr?s de un servicio generar?n confianza, el resto embrutecer?n o aborregar?n la sociedad", a?ade el fil?sofo.
En este contexto, "quiz? el nuevo principio filos?fico del futuro esté relacionado con la capacidad para prescindir de los m?viles: ‘Me desconecto, luego existo’", explica el fil?sofo, que distingue dos grandes actitudes ante el proceso de aceleraci?n tecnol?gica: "Los apocal?pticos y los integrados. Los primeros consideran que el m?vil nos resta libertad y esclaviza, y los segundos indican que la libertad tiene que repensarse en cada época. Ante ambas posiciones, tenemos la del ciudadano responsable, alguien con capacidad de discernimiento para utilizar con criterio lo m?viles. Pero eso es lo realmente dif?cil", afirma Domingo. Antonio Santos explica la trampa que nos hemos creado: "Est? todo bien atado para que sea dif?cil oponerse. Hay represalias en el trabajo si no est?s conectado. El mundo complicado y competitivo que hemos convertido muchas profesiones es una c?rcel", apunta el soci?logo.
‘Fomo’: miedo a perderse algo
Escuchar la palabra "adicci?n" ligada a ese peque?o dispositivo que ya tiene un lugar fijo en nuestro bolsillo, junto a las llaves y la cartera, es algo cada vez m?s habitual. En Espa?a, el 21% de los adolescentes espa?oles es adicto a la red y el 35% de los adultos utiliza su m?vil cada seis minutos. La psicolog?a ya la trata como una patolog?a con definici?n propia: nomofobia.
De los problemas de salud mental que provoca el mal uso del teléfono m?vil sabe mucho la psic?loga Consuelo Tom?s. «La adicci?n que aparece es a los contenidos a los que accedemos. Cada vez se est? produciendo en m?s personas el s?ndrome de abstinencia. Hay gente que se siente irritada, nerviosa, por no poder seguir conectada al m?vil», afirma la experta en psicolog?a cl?nica. "Hay pa?ses donde los empresarios y los jefes no pueden enviar notificaciones a sus trabajadores fuera del horario de trabajo, porque eso limita la vida familiar", explica Tom?s, que pone sobre la mesa el concepto de ‘fomo’, clave para entender toda esta locura de la ultraconexi?n. "Es el miedo a perderse lo que est? pasando en las redes sociales o en los grupos de whatsapp, con todos los conflictos que eso conlleva", afirma.
"La nueva profesi?n del futuro -apunta el fil?sofo Agust?n Domingo- ser? el endocrino digital: experto en aconsejar el tiempo justo que necesitamos para estar digitalmente sanos".
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