الريــم
10-29-2022, 08:31 PM
Brasil tiene este domingo una cita dram?tica con la historia. Unos 156 millones de ciudadanos decidir?n en las urnas la reelecci?n de Jair Bolsonaro o si Luiz In?cio Lula da Silva da por terminada la experiencia de la ultraderecha en el poder del pa?s m?s grande y poderoso de Sudamérica. Las ?ltimas encuestas confirmaron una ventaja de Lula que ser?a dif?cil de remontar por el capit?n retirado, salvo que el debate televisivo entre los contendientes del viernes haya modificado la intenci?n de voto de una minor?a, de la mano de las fake news. Los sondeos ya se equivocaron en la primera vuelta, cuando Bolsonaro obtuvo unos seis puntos m?s que lo augurado (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/lula-bolsonaro-doble-triunfo-primera-76742560). Y eso deja abiertos interrogantes que solo se responder?n cuando termine el escrutinio.
No es esa la ?nica pregunta que se desvelar? la noche del domingo. En los ?ltimos d?as de la campa?a, el presidente volvi? a arrojar un manto de sospecha sobre la transparencia del sistema electoral. Lo que ya saben los brasile?os es que nunca desde la restauraci?n democr?tica, a mediados de los a?os 80, una elecci?n estuvo rodeada de tantos peligros institucionales y pol?ticos. La amenaza de un zarpazo militar ha sido repetida en boca del capit?n retirado. Las incitaciones a la violencia han estado a la orden del d?a. En pocas horas se sabr? si, en caso de ser derrotado en las urnas, el candidato del Partido Liberal se convertir? en un émulo de Donald Trump y lleva a Brasil al abismo.
Un continente de contradicciones
Bolsonaro encarna desde 2018 una de las contradicciones m?s flagrantes de Brasil. El pa?s de los grandes escritores y m?sicos, que ha recibido con brazos abiertos a Pedro Casald?liga, Stefan Zweig y Clarice Lispector, la naci?n futbol?stica por excelencia, cuenta desde hace cuatro a?os con un movimiento de masas ultraconservador. Todo se abisma en esa superficie de 8,5 millones de kil?metros cuadrados.
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Brasil es uno de los principales para?sos de la cirug?a estética. El culto a la lozan?a y la perfecci?n corporal tiene sus templos en los quir?fanos. Es, a la vez, una potencia odontol?gica que puede convivir con m?s de 16 millones de personas sin dientes como consecuencia de la pobreza y los bajos ?ndices de escolaridad. Unos 33 millones de brasile?os pasan hambre al mismo tiempo que en Sao Paulo y R?o de Janeiro abren restaurantes con dos estrellas Michelin que suelen visitar parte de los 200.000 millonarios brasile?os. En el Ryo Gastronomy solo pueden ser atendidos a la vez ocho comensales que degustan platos elaborados con elementos espec?ficos de la selva amaz?nica. A pocos metros, los desventurados hurgan en la basura los restos de comida de los cariocas.
Esclavitud y trabajo infantil
Casi 96 millones de brasile?os forman parte de un mercado laboral con altos niveles de sofisticaci?n. La Empresa Brasileira de Aeron?utica (Embraer) es uno de los puntales del desarrollo aut?ctono. Se trata de uno de los principales proveedores de acciones de SkyWest Airlines, la mayor aerol?nea regional de Estados Unidos. La otra cara de la moneda presenta un rostro que asusta. "La esclavitud permanecer? por mucho tiempo como la caracter?stica nacional del Brasil", cant? Caetano Veloso, en 1992, como si fuera un augurio.
Esa misma década, Brasil reconoci? la existencia del trabajo forzoso. Esa admisi?n permiti? que unas 58.000 personas fueran rescatadas de las entra?as de la humillaci?n. El 77% de los casos involucr? a afrobrasile?os. La ultraderecha ha reducido los fondos para combatir situaciones que no dejan de repetirse. Lo mismo sucede con el trabajo infantil. El Banco Mundial calcul? en 2015 que el 2,5% de los infantes entre siete y 14 a?os se convirtieron tempranamente en mano de obra. Pero un estudio de la Universidad de Z?rich estima que el problema se ha agravado con Bolsonaro.
Guerra religiosa
En medio de estos antagonismos se dirime la segunda vuelta. La ultraderecha no solo ha promovido la autodefensa de los brasile?os. Su consigna "Dios, patria y familia" ha trastocado tradiciones republicanas. De acuerdo con Maur?cio Thuswohl, por primera vez desde el final de la dictadura, en Brasil, un pa?s oficialmente laico, "la Biblia ha ocupado el lugar de la Constituci?n" en virtud de la alianza del bolsonarismo con las iglesias pentecostales que representan el 30% de la feligres?a.
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"El hambre, el desempleo, la inflaci?n, la miseria, la educaci?n, la salud, temas que afligen la vida de la mayor?a, terminaron relegados a un segundo plano, mientras los candidatos eligen o se ven obligados por la din?mica de la disputa a mimar a pastores y sacerdotes y se dedican a negar su intenci?n de cerrar templos, perseguir a los fieles, liberalizar el aborto o instituir ba?os unisex, como si no viviéramos en el siglo XXI", a?ade.
Aunque pierda este domingo, Bolsonaro ya ostenta un blas?n victorioso. Por primera vez, el Congreso tendr? una mayor?a de ultraderecha. En caso de que Lula sea el pr?ximo presidente, tendr? que gobernar bajo la sombra de una legislatura hostil y el fantasma de la destituci?n.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/brasilenos-deciden-bolsonaro-lula-era-ultraderecha-77894369)
No es esa la ?nica pregunta que se desvelar? la noche del domingo. En los ?ltimos d?as de la campa?a, el presidente volvi? a arrojar un manto de sospecha sobre la transparencia del sistema electoral. Lo que ya saben los brasile?os es que nunca desde la restauraci?n democr?tica, a mediados de los a?os 80, una elecci?n estuvo rodeada de tantos peligros institucionales y pol?ticos. La amenaza de un zarpazo militar ha sido repetida en boca del capit?n retirado. Las incitaciones a la violencia han estado a la orden del d?a. En pocas horas se sabr? si, en caso de ser derrotado en las urnas, el candidato del Partido Liberal se convertir? en un émulo de Donald Trump y lleva a Brasil al abismo.
Un continente de contradicciones
Bolsonaro encarna desde 2018 una de las contradicciones m?s flagrantes de Brasil. El pa?s de los grandes escritores y m?sicos, que ha recibido con brazos abiertos a Pedro Casald?liga, Stefan Zweig y Clarice Lispector, la naci?n futbol?stica por excelencia, cuenta desde hace cuatro a?os con un movimiento de masas ultraconservador. Todo se abisma en esa superficie de 8,5 millones de kil?metros cuadrados.
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Esclavitud y trabajo infantil
Casi 96 millones de brasile?os forman parte de un mercado laboral con altos niveles de sofisticaci?n. La Empresa Brasileira de Aeron?utica (Embraer) es uno de los puntales del desarrollo aut?ctono. Se trata de uno de los principales proveedores de acciones de SkyWest Airlines, la mayor aerol?nea regional de Estados Unidos. La otra cara de la moneda presenta un rostro que asusta. "La esclavitud permanecer? por mucho tiempo como la caracter?stica nacional del Brasil", cant? Caetano Veloso, en 1992, como si fuera un augurio.
Esa misma década, Brasil reconoci? la existencia del trabajo forzoso. Esa admisi?n permiti? que unas 58.000 personas fueran rescatadas de las entra?as de la humillaci?n. El 77% de los casos involucr? a afrobrasile?os. La ultraderecha ha reducido los fondos para combatir situaciones que no dejan de repetirse. Lo mismo sucede con el trabajo infantil. El Banco Mundial calcul? en 2015 que el 2,5% de los infantes entre siete y 14 a?os se convirtieron tempranamente en mano de obra. Pero un estudio de la Universidad de Z?rich estima que el problema se ha agravado con Bolsonaro.
Guerra religiosa
En medio de estos antagonismos se dirime la segunda vuelta. La ultraderecha no solo ha promovido la autodefensa de los brasile?os. Su consigna "Dios, patria y familia" ha trastocado tradiciones republicanas. De acuerdo con Maur?cio Thuswohl, por primera vez desde el final de la dictadura, en Brasil, un pa?s oficialmente laico, "la Biblia ha ocupado el lugar de la Constituci?n" en virtud de la alianza del bolsonarismo con las iglesias pentecostales que representan el 30% de la feligres?a.
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"El hambre, el desempleo, la inflaci?n, la miseria, la educaci?n, la salud, temas que afligen la vida de la mayor?a, terminaron relegados a un segundo plano, mientras los candidatos eligen o se ven obligados por la din?mica de la disputa a mimar a pastores y sacerdotes y se dedican a negar su intenci?n de cerrar templos, perseguir a los fieles, liberalizar el aborto o instituir ba?os unisex, como si no viviéramos en el siglo XXI", a?ade.
Aunque pierda este domingo, Bolsonaro ya ostenta un blas?n victorioso. Por primera vez, el Congreso tendr? una mayor?a de ultraderecha. En caso de que Lula sea el pr?ximo presidente, tendr? que gobernar bajo la sombra de una legislatura hostil y el fantasma de la destituci?n.
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