الريــم
10-28-2022, 12:44 PM
Maximina Fern?ndez Vega vive en la misma casa en la que naci? hace 75 a?os en Bezanes (Caso), tierra esta, junto con Somiedo, popular por la gran cantidad de madre?eros que hubo en su d?a y de los que, actualmente, apenas queda ya alguno. "Solo Juan, el de Veneros", explica Fern?ndez Vega, esposa, hija y nieta de madre?eros, que habla con pasi?n de su vida, de su pueblo y de su necesidad de mantenerse siempre activa y motivada donde vive.
Justo por eso, y adem?s por toda una vida dedicada al campo, al servicio social, la defensa de las tradiciones y ser motor, al mismo tiempo, de actividades para las mujeres del campo, ha sido nombrada este a?o 'Abuela campesina' 2022 por parte de la Asociaci?n de Mujeres Campesinas de Asturias (AMCA), cuyo comunicado reza que este es "un reconocimiento por su labor y trabajo desinteresado por la conservaci?n de las tradiciones, as? como por el esfuerzo en el desarrollo personal y mejora de las condiciones de vida de la comunidad".
Casada con Eloy Cabilla Fern?ndez, madre?ero de Bezanes, le vio trabajar toda su vida en este oficio hasta que enferm? y tuvo que retirarse. "Siempre vi hacer esto en casa. Mi padre ya era madre?ero también con 12 a?os, y también mi abuelo paterno", se?ala Maximina, quien dice que la principal raz?n de ponerse a hacer madre?as hace unos cuatro a?os fue porque "ten?a que hacer algo, yo es que nun puedo estar parada. Un d?a, de aburrida que estaba, me met? en la caseta y empecé haciendo unas madre?as piqui?inas para regalar a un recién nacido, como recuerdo. Luego fui haciendo m?s y al final empecé a hacer las grandes. El otro d?a llegaron unos turistas de M?laga y se llevaron unas cuantas encantaos", dice la mujer que, cuando habla, transmite la pasi?n que siente por lo que hace y explica, a quien se lo pida, todo el proceso, en su af?n de mantener vivo un oficio que ha sido eminentemente masculino y que est? en v?as de desaparici?n, pues quedan ya muy pocos artesanos dedicados a ello.
Explica Maximina que ella no hace la madre?a desde el principio. "Yo parto de la mitad del proceso, no corto el tronco, sino que trabajo ya con piezas de madera ya cortadas, y lo que hago es limpiar bien, ahuecar, darle forma, rasurar, hacer la talla, poner las gomas a los tacos y pintar y/o barnizar. Las ?ltimas que hice son para Manuel. Para las madre?as se suele trabajar el abedul, el nogal o el casta?o", explica.
Otra raz?n para retomar, hace cuatro a?os, este oficio, aunque sea para combatir el aburrimiento y mantenerse activa, es que no se olvide la importancia de una profesi?n que reinaba en el concejo.
"Antes la vida era muy dura, dur?sima. La mujer ten?a que hacer todos los trabajos de fuera: sembrar, arar, ser madre, atender a los hijos y a los mayores, lavar en el r?o o en la fuente, atender los animales, hacer la casa, coser, tejer... Bueno, de todo, y eso nunca ha sido valorado. Aqu? se viv?a de la madre?a, aqu? lleg? a cargarse un cami?n con mil pares de madre?as cada semana, porque igual hab?a tres o cuatro madre?eros en una misma casa. Hab?a que ir al monte por la madera a cortarla con el famoso tronzador, y si no hab?a dos hombres, también ten?a que ir la mujer a serrar", recuerda ella.
Maximina, que no pudo estudiar Matem?ticas, que tanto le gustaban, "porque en casa no hab?a suficientes medios", estudi? Corte y Confecci?n, emigr? a Suiza, volvi?, trabaj? como empleada de hogar en Gij?n y, cuando sus padres enfermaron, regres? a cuidarlos a la casa familiar, de la que ya no se fue excepto para viajar algunas temporadas, junto a su marido, cuando ella se jubil? y vendieron las vacas. También trabaj? unos cuantos a?os como asistente social en dos pueblos.
"Siempre hice lo que se me ven?a a la mano. Ahora ando con las piernas un poco mal, pero hasta el a?o pasado tra?a la le?a. Yo cojo el tractor, la segadora... todo, vaya. Tuve suerte porque mi padre me ense?? a todo. Después de que mi hermano marchase para Estados Unidos, yo segaba con mi padre a guada?a. Con la llegada de la segadora y el tractor, el trabajo mejor?", recuerda esta mujer incombustible que ahora ha decidido ser, también, madre?era. Est? muy emocionada con el reconocimiento que le otorga la AMCA.
"Para m? es un orgullo ser la ‘Abuela campesina’, es un orgullo enorme", afirma. El 6 de noviembre, en el restaurante Palacio de las Nieves de Langreo ser? homenajeada con una distinci?n otorgada a una mujer que se hizo a s? misma con la misma maestr?a con la que ahora hace madre?as.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/tarde-madrenera-77835033)
Justo por eso, y adem?s por toda una vida dedicada al campo, al servicio social, la defensa de las tradiciones y ser motor, al mismo tiempo, de actividades para las mujeres del campo, ha sido nombrada este a?o 'Abuela campesina' 2022 por parte de la Asociaci?n de Mujeres Campesinas de Asturias (AMCA), cuyo comunicado reza que este es "un reconocimiento por su labor y trabajo desinteresado por la conservaci?n de las tradiciones, as? como por el esfuerzo en el desarrollo personal y mejora de las condiciones de vida de la comunidad".
Casada con Eloy Cabilla Fern?ndez, madre?ero de Bezanes, le vio trabajar toda su vida en este oficio hasta que enferm? y tuvo que retirarse. "Siempre vi hacer esto en casa. Mi padre ya era madre?ero también con 12 a?os, y también mi abuelo paterno", se?ala Maximina, quien dice que la principal raz?n de ponerse a hacer madre?as hace unos cuatro a?os fue porque "ten?a que hacer algo, yo es que nun puedo estar parada. Un d?a, de aburrida que estaba, me met? en la caseta y empecé haciendo unas madre?as piqui?inas para regalar a un recién nacido, como recuerdo. Luego fui haciendo m?s y al final empecé a hacer las grandes. El otro d?a llegaron unos turistas de M?laga y se llevaron unas cuantas encantaos", dice la mujer que, cuando habla, transmite la pasi?n que siente por lo que hace y explica, a quien se lo pida, todo el proceso, en su af?n de mantener vivo un oficio que ha sido eminentemente masculino y que est? en v?as de desaparici?n, pues quedan ya muy pocos artesanos dedicados a ello.
Explica Maximina que ella no hace la madre?a desde el principio. "Yo parto de la mitad del proceso, no corto el tronco, sino que trabajo ya con piezas de madera ya cortadas, y lo que hago es limpiar bien, ahuecar, darle forma, rasurar, hacer la talla, poner las gomas a los tacos y pintar y/o barnizar. Las ?ltimas que hice son para Manuel. Para las madre?as se suele trabajar el abedul, el nogal o el casta?o", explica.
Otra raz?n para retomar, hace cuatro a?os, este oficio, aunque sea para combatir el aburrimiento y mantenerse activa, es que no se olvide la importancia de una profesi?n que reinaba en el concejo.
"Antes la vida era muy dura, dur?sima. La mujer ten?a que hacer todos los trabajos de fuera: sembrar, arar, ser madre, atender a los hijos y a los mayores, lavar en el r?o o en la fuente, atender los animales, hacer la casa, coser, tejer... Bueno, de todo, y eso nunca ha sido valorado. Aqu? se viv?a de la madre?a, aqu? lleg? a cargarse un cami?n con mil pares de madre?as cada semana, porque igual hab?a tres o cuatro madre?eros en una misma casa. Hab?a que ir al monte por la madera a cortarla con el famoso tronzador, y si no hab?a dos hombres, también ten?a que ir la mujer a serrar", recuerda ella.
Maximina, que no pudo estudiar Matem?ticas, que tanto le gustaban, "porque en casa no hab?a suficientes medios", estudi? Corte y Confecci?n, emigr? a Suiza, volvi?, trabaj? como empleada de hogar en Gij?n y, cuando sus padres enfermaron, regres? a cuidarlos a la casa familiar, de la que ya no se fue excepto para viajar algunas temporadas, junto a su marido, cuando ella se jubil? y vendieron las vacas. También trabaj? unos cuantos a?os como asistente social en dos pueblos.
"Siempre hice lo que se me ven?a a la mano. Ahora ando con las piernas un poco mal, pero hasta el a?o pasado tra?a la le?a. Yo cojo el tractor, la segadora... todo, vaya. Tuve suerte porque mi padre me ense?? a todo. Después de que mi hermano marchase para Estados Unidos, yo segaba con mi padre a guada?a. Con la llegada de la segadora y el tractor, el trabajo mejor?", recuerda esta mujer incombustible que ahora ha decidido ser, también, madre?era. Est? muy emocionada con el reconocimiento que le otorga la AMCA.
"Para m? es un orgullo ser la ‘Abuela campesina’, es un orgullo enorme", afirma. El 6 de noviembre, en el restaurante Palacio de las Nieves de Langreo ser? homenajeada con una distinci?n otorgada a una mujer que se hizo a s? misma con la misma maestr?a con la que ahora hace madre?as.
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