الريــم
10-18-2022, 11:00 PM
Si no fuera porque Rusia est? destruyendo Ucrania y la vida de millones de personas, esta guerra ser?a un fil?n para el humor negro, como la guerra civil espa?ola lo fue para Gila o el franquismo para Berlanga. Petropavlivska es una aldea de 400 almas, ahora la mitad, donde las cabras pasean en parejas por la carretera y los vecinos se desplazan en bicicleta con lecheras colgadas del manillar. Una aldea de campesinos como los de antes, de los que pasan hambre cuando vienen mal dadas. No tiene m?s que una escuela, ahora destruida por los bombardeos, y campos interminables de girasol y cereal. Ese villorrio polvoriento de gente humilde fue ocupado el pasado 24 de mayo por las tropas rusas. La guerra hab?a llegado a la granja y un mont?n de pobres diablos con el uniforme ruso cre?an haber tomado el Reichstag.
Las fuerzas ocupantes se instalaron en las casas vac?as del pueblo, dejadas por aquellos que pusieron rumbo a Europa o a otras regiones m?s seguras de Ucrania tras comenzar la guerra. Hab?a militares rusos, pero también muchos militares de la autoproclamada Rep?blica Popular de Donetsk, una regi?n separatista del este ucraniano. Y particularmente los primeros, llegaron con una seria ‘empanada’ mental en la cabeza, seg?n los vecinos, producto de la propaganda del Kremlin, pero también de un desconocimiento profundo del lugar al que fueron enviados. “Dec?an que ven?an buscando nazis y soldados del batall?n Azov. Y yo les dec?a que se hab?an equivocado de pueblo, que aqu? solo viven 200 personas”, cuenta Viktor Davidok con una mueca de asombro.
http://uc-4u.com/clip/315abab6-b533-4ce9-9aaa-40988d6f7c1f_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Viktor Davidok, en su casa de Petropavlivska, en la provincia de Jers?n. | Ricardo Mir de Francia
Pero lo que m?s estupor le caus? es cuando los rusos empezaron a decir que “en menos de una semana matar?an a [Stepan] Bandera”, la figura m?s controvertida del nacionalismo ucraniano. “‘Pero si se muri? hace m?s de medio siglo’, les dec?a yo sin salir de mi asombro”, cuenta ahora este agricultor de piel tostada, ch?ndal y birrete de lana. Bandera fue asesinado por la KGB en M?nich en 1959. En Rusia est? considerado un nazi y ha pasado a ser una de las armas arrojadizas predilectas para su propaganda, que suele referirse a los ucranianos como “banderas” y “ukronazis”. En Ucrania, en cambio, su figura ha sido rehabilitada, a pesar de su radicalismo de extrema derecha y su antisemitismo. Buena parte del pa?s lo ve ahora como un patriota que por encima de todo luch? por la independencia del pa?s.
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Y en esas siguen sus compatriotas tantas décadas después, ahora tratando de defender una libertad que lleg? en 1991 tras la disoluci?n de la URSS. “No ten?amos luz, pero desde que le pueblo fue liberado he visto lo que los rusos hicieron en Bucha y otros lugares de Ucrania”, dice Mykola Davidok, el hermano de Viktor. “En este pueblo nos trataron decentemente. Ni nos torturaron ni nos maltrataron, pero estaban muy perdidos. Un soldado me dec?a que pensaban llegar a Odesa en un d?a, cuando est? a m?s de 400 kil?metros”, a?ade frente a sus campos.
6 de octubre, fecha de la liberaci?n
Petropavlivska y otras aldeas vecinas del norte de Jers?n, en las m?rgenes occidentales del r?o Dniéper, fueron liberadas por las fuerzas ucranianas a partir del 6 de octubre. Pero es una zona que no se ha despedido de la guerra. Las explosiones de artiller?a levantan nubes negras a unos centenares de metros de la aldea y un caza ruso descarga un par de kil?metros al sur, encima del frente. Es como una tarde de truenos. Las batallas del ?ltimo mes han destruido buena parte del tendido eléctrico que alimentaba la regi?n. Por los campos amarillos de trigo hay proyectiles de artiller?a clavados como estacas y todo est? extremadamente seco. Es como si una plaga b?blica de polvo se hubiera cernido sobre estas tierras.
http://uc-4u.com/clip/a49b0a99-6aee-4da6-9216-2557b70548f2_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Cruces y coronas de flores esperan en un colegio a los pr?ximos ucranianos ca?dos en el frente. | Ricardo Mir de Francia
“Los aviones rusos no se internan demasiado en cielo ucraniano, pero en el frente de las regiones que ocupan los ataques sobre nuestras fuerzas son diarios. Dan vueltas, descargan y se van”, afirma Alexander Opel, uno de los soldados de la brigada ucraniana que recuper? esta zona. Por el momento, mantienen la posici?n a expensas de una orden de arriba para avanzar. La moral es elevada entre sus tropas. Uno de ellos dice que conf?an en recuperar toda la provincia de Jers?n antes de final de a?o, pero insisten en que les faltan armas y blindados. “Europa no entiende que si vive bajo cielos seguros es porque nosotros los estamos defendiendo”, dice Opel antes de se?alar el viejo jeep destartalado con el que evac?an a muertos y heridos. En la escuela contigua esperan varios ata?des, cruces y coronas de flores. “Son para el siguiente”, dice el militar ucraniano.
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Si bien en Petropavlivka la destrucci?n es m?nima, en Miroliubivka, unos 15 kil?metros al norte, apenas queda una casa con el tejado en pie. Fue una de las plazas de la contraofensiva y los ataques cruzados fueron inclementes. También la actitud de las fuerzas rusas y sus aliados separatistas, que ocuparon la aldea durante meses. “Ha sido una experiencia horrible”, dice Volod?mir sin una pizca de brillo en los ojos, un campesino de 21 a?os que enterr? a su abuela hace unos d?as, después de que un proyectil ruso cayera en el comedor de su casa, ya con la aldea bajo control ucraniano. “No nos dejaban salir de casa ni utilizar nuestro pozo. Saquearon la tienda y se llevaron nuestras conservas. Hemos pasado hambre y hemos tenido que recurrir al agua de lluvia para beber”, a?ade Volod?mir.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/buscaban-nazis-encontraron-aldeanos-zonas-liberadas-ucrania-77416818)
Las fuerzas ocupantes se instalaron en las casas vac?as del pueblo, dejadas por aquellos que pusieron rumbo a Europa o a otras regiones m?s seguras de Ucrania tras comenzar la guerra. Hab?a militares rusos, pero también muchos militares de la autoproclamada Rep?blica Popular de Donetsk, una regi?n separatista del este ucraniano. Y particularmente los primeros, llegaron con una seria ‘empanada’ mental en la cabeza, seg?n los vecinos, producto de la propaganda del Kremlin, pero también de un desconocimiento profundo del lugar al que fueron enviados. “Dec?an que ven?an buscando nazis y soldados del batall?n Azov. Y yo les dec?a que se hab?an equivocado de pueblo, que aqu? solo viven 200 personas”, cuenta Viktor Davidok con una mueca de asombro.
http://uc-4u.com/clip/315abab6-b533-4ce9-9aaa-40988d6f7c1f_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Viktor Davidok, en su casa de Petropavlivska, en la provincia de Jers?n. | Ricardo Mir de Francia
Pero lo que m?s estupor le caus? es cuando los rusos empezaron a decir que “en menos de una semana matar?an a [Stepan] Bandera”, la figura m?s controvertida del nacionalismo ucraniano. “‘Pero si se muri? hace m?s de medio siglo’, les dec?a yo sin salir de mi asombro”, cuenta ahora este agricultor de piel tostada, ch?ndal y birrete de lana. Bandera fue asesinado por la KGB en M?nich en 1959. En Rusia est? considerado un nazi y ha pasado a ser una de las armas arrojadizas predilectas para su propaganda, que suele referirse a los ucranianos como “banderas” y “ukronazis”. En Ucrania, en cambio, su figura ha sido rehabilitada, a pesar de su radicalismo de extrema derecha y su antisemitismo. Buena parte del pa?s lo ve ahora como un patriota que por encima de todo luch? por la independencia del pa?s.
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Y en esas siguen sus compatriotas tantas décadas después, ahora tratando de defender una libertad que lleg? en 1991 tras la disoluci?n de la URSS. “No ten?amos luz, pero desde que le pueblo fue liberado he visto lo que los rusos hicieron en Bucha y otros lugares de Ucrania”, dice Mykola Davidok, el hermano de Viktor. “En este pueblo nos trataron decentemente. Ni nos torturaron ni nos maltrataron, pero estaban muy perdidos. Un soldado me dec?a que pensaban llegar a Odesa en un d?a, cuando est? a m?s de 400 kil?metros”, a?ade frente a sus campos.
6 de octubre, fecha de la liberaci?n
Petropavlivska y otras aldeas vecinas del norte de Jers?n, en las m?rgenes occidentales del r?o Dniéper, fueron liberadas por las fuerzas ucranianas a partir del 6 de octubre. Pero es una zona que no se ha despedido de la guerra. Las explosiones de artiller?a levantan nubes negras a unos centenares de metros de la aldea y un caza ruso descarga un par de kil?metros al sur, encima del frente. Es como una tarde de truenos. Las batallas del ?ltimo mes han destruido buena parte del tendido eléctrico que alimentaba la regi?n. Por los campos amarillos de trigo hay proyectiles de artiller?a clavados como estacas y todo est? extremadamente seco. Es como si una plaga b?blica de polvo se hubiera cernido sobre estas tierras.
http://uc-4u.com/clip/a49b0a99-6aee-4da6-9216-2557b70548f2_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Cruces y coronas de flores esperan en un colegio a los pr?ximos ucranianos ca?dos en el frente. | Ricardo Mir de Francia
“Los aviones rusos no se internan demasiado en cielo ucraniano, pero en el frente de las regiones que ocupan los ataques sobre nuestras fuerzas son diarios. Dan vueltas, descargan y se van”, afirma Alexander Opel, uno de los soldados de la brigada ucraniana que recuper? esta zona. Por el momento, mantienen la posici?n a expensas de una orden de arriba para avanzar. La moral es elevada entre sus tropas. Uno de ellos dice que conf?an en recuperar toda la provincia de Jers?n antes de final de a?o, pero insisten en que les faltan armas y blindados. “Europa no entiende que si vive bajo cielos seguros es porque nosotros los estamos defendiendo”, dice Opel antes de se?alar el viejo jeep destartalado con el que evac?an a muertos y heridos. En la escuela contigua esperan varios ata?des, cruces y coronas de flores. “Son para el siguiente”, dice el militar ucraniano.
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Si bien en Petropavlivka la destrucci?n es m?nima, en Miroliubivka, unos 15 kil?metros al norte, apenas queda una casa con el tejado en pie. Fue una de las plazas de la contraofensiva y los ataques cruzados fueron inclementes. También la actitud de las fuerzas rusas y sus aliados separatistas, que ocuparon la aldea durante meses. “Ha sido una experiencia horrible”, dice Volod?mir sin una pizca de brillo en los ojos, un campesino de 21 a?os que enterr? a su abuela hace unos d?as, después de que un proyectil ruso cayera en el comedor de su casa, ya con la aldea bajo control ucraniano. “No nos dejaban salir de casa ni utilizar nuestro pozo. Saquearon la tienda y se llevaron nuestras conservas. Hemos pasado hambre y hemos tenido que recurrir al agua de lluvia para beber”, a?ade Volod?mir.
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