الريــم
10-18-2022, 10:50 AM
En el pr?logo de 'El futuro es historia', la periodista y escritora Masha Gessen afirma que existen dos tipos de libros sobre Rusia: los que cuentan historias sobre los poderosos (los zares, Stalin, Putin y su c?rculo de oligarcas) y los que cuentan a "la gente com?n". En esa segunda categor?a que toma las vidas de personas corrientes para construir gran literatura entra 'En memoria de la memoria', de Mar?a Step?nova (Mosc?, 1972).
Finalista del International Booker Prize el a?o pasado y editado por Acantilado en Espa?a con traducci?n de Jorge Ferrer, ‘En memoria de la memoria’ est? considerado como uno de los grandes libros rusos de la ?ltima década. Recoge la atribulada existencia de la familia jud?a de la autora durante el convulso siglo XX a partir de la muerte de su t?a Galia, hermana de su padre. La autora describe lo que se encontr? al llegar al atiborrado apartamento de dos habitaciones de la difunta: una monta?a de libros, fotograf?as antiguas, recortes de prensa, postales, un frigor?fico nuevo lleno de col congelada... Y a partir de ah?, empieza una narraci?n familiar que también es un periplo por todo el siglo XX, de Par?s a Jers?n pasando por Mosc?. "Las fronteras eran entonces m?s permeables, hasta que la llegada de la Uni?n Soviética hizo que mi pa?s fuera visto como algo extra?o y ex?tico, donde pasan cosas malas y vive una gente especial que soporta todas las desgracias", explicaba este lunes, de visita en Barcelona.
La principal dificultad para Step?nova fue reconstruir las vidas de sus antepasados, personas discretas que “se esforzaron toda su vida en pasar desapercibidas” en unos tiempos agitados, marcados por guerras y persecuciones, y en c?mo sortear los trucos de la memoria, sus lagunas y trampas. “?Es justificable que haya escrito sobre gente que quer?a que su vida no tuviera trascendencia alguna? Claro que me planteo si les he traicionado. Deber?amos elaborar una declaraci?n de los derechos de los muertos, porque no est?n y no podemos preguntarles. Pero al mismo tiempo, todos queremos recordar a nuestros antepasados”, reflexiona. El libro tiene algo de tratado sobre c?mo opera la memoria, con citas a Sebald, Rancière y Susan Sontag, y también la constataci?n de que “cualquier vida, por insignificante que sea, tiene derecho a ser contada".
En la actualidad, Step?nova vive en Berl?n, pero no pierde la esperanza de que alg?n d?a pueda volver a su piso en Mosc?. La revista cultural "Colta" que dirigi? durante 14 a?os fue cerrada dos semanas después de que empezara la guerra en Ucrania, "como todas las publicaciones independientes rusas". “Hoy trabajar como periodista en Rusia es imposible porque no se puede llamar guerra a la guerra, y corres el riesgo de ir a la c?rcel simplemente por participar en una manifestaci?n o retuitear un mensaje de otra persona".
Hace cinco a?os, la autora visit? Jers?n y Odessa, donde vivieron sus bisabuelos. Hoy no puede reprimir el escalofr?o al pensar en el sufrimiento que est?n viviendo ambas ciudades, con un pasado muy traum?tico ligado a la revoluci?n de 1917 y la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando 10.000 jud?os fueron masacrados. “La historia se repite. No quiero ni pensar en c?mo estar?n viviendo bajo las fuerzas de ocupaci?n”, confiesa Stepanova, muy impactada por el asesinato del director de la orquesta de Jers?n hace unos d?as por negarse a dirigir un concierto para las fuerzas rusas.
“La responsabilidad de lo que ocurre también recae sobre mis hombros. Es insoportable. Muchos intelectuales en Rusia hemos escrito, publicado y gritado sobre el peligro que se avecinaba, pero desgraciadamente no hemos podido cambiar la situaci?n”. Sobre el futuro del conflicto, la autora se muestra pesimista. “No tengo un buen pron?stico”, afirma, “la guerra ha empujado todav?a m?s a Putin a eliminar las voces que no est?n con él”.
La brecha del reclutamiento obligatorio
Sin embargo, el reclutamiento obligatorio ha abierto una brecha de descontento que podr?a ensancharse en los pr?ximos meses. “Exist?a un acuerdo no escrito en Putin y la sociedad rusa que dec?a que él pod?a hacer lo que quisiera mientras eso no afectara a la vida privada de la gente. Ahora, ese pacto se ha roto”, destaca Stepanova. Las familias de rusos de a pie han convivido hasta ahora con ese pacto, también con los asesinatos por encargo de adversarios pol?ticos o las guerras. Pero en las ?ltimas semanas “la guerra ha entrado en casa de los rusos y eso supondr? un cambio”.
Es imposible saber qué piensan realmente los ciudadanos porque tal y como recuerda Step?nova, en Rusia la opini?n p?blica no existe. Existe una porci?n cada vez m?s numerosa de la poblaci?n que est? en contra y otra parte equivalente a favor, que engulle cada d?a horas de propaganda en televisi?n. Step?nova est? m?s interesada en el estrato de la poblaci?n que queda entre esos dos polos y que cifra entorno al “50% o 60%” de la sociedad. “Est?n aletargados, esperando a ver qué pasa. Hay que pensar que los rusos llevan m?s de un siglo en una inercia de miedo terrible a expresar sus opiniones. No existe la vida social”, explica. “Lo que me da esperanza es que la capa social de apoyo a Putin en su mayor?a gente mayor, con una mentalidad diferente a la de los j?venes”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/maria-stepanova-guerra-entrado-casa-77382014)
Finalista del International Booker Prize el a?o pasado y editado por Acantilado en Espa?a con traducci?n de Jorge Ferrer, ‘En memoria de la memoria’ est? considerado como uno de los grandes libros rusos de la ?ltima década. Recoge la atribulada existencia de la familia jud?a de la autora durante el convulso siglo XX a partir de la muerte de su t?a Galia, hermana de su padre. La autora describe lo que se encontr? al llegar al atiborrado apartamento de dos habitaciones de la difunta: una monta?a de libros, fotograf?as antiguas, recortes de prensa, postales, un frigor?fico nuevo lleno de col congelada... Y a partir de ah?, empieza una narraci?n familiar que también es un periplo por todo el siglo XX, de Par?s a Jers?n pasando por Mosc?. "Las fronteras eran entonces m?s permeables, hasta que la llegada de la Uni?n Soviética hizo que mi pa?s fuera visto como algo extra?o y ex?tico, donde pasan cosas malas y vive una gente especial que soporta todas las desgracias", explicaba este lunes, de visita en Barcelona.
La principal dificultad para Step?nova fue reconstruir las vidas de sus antepasados, personas discretas que “se esforzaron toda su vida en pasar desapercibidas” en unos tiempos agitados, marcados por guerras y persecuciones, y en c?mo sortear los trucos de la memoria, sus lagunas y trampas. “?Es justificable que haya escrito sobre gente que quer?a que su vida no tuviera trascendencia alguna? Claro que me planteo si les he traicionado. Deber?amos elaborar una declaraci?n de los derechos de los muertos, porque no est?n y no podemos preguntarles. Pero al mismo tiempo, todos queremos recordar a nuestros antepasados”, reflexiona. El libro tiene algo de tratado sobre c?mo opera la memoria, con citas a Sebald, Rancière y Susan Sontag, y también la constataci?n de que “cualquier vida, por insignificante que sea, tiene derecho a ser contada".
En la actualidad, Step?nova vive en Berl?n, pero no pierde la esperanza de que alg?n d?a pueda volver a su piso en Mosc?. La revista cultural "Colta" que dirigi? durante 14 a?os fue cerrada dos semanas después de que empezara la guerra en Ucrania, "como todas las publicaciones independientes rusas". “Hoy trabajar como periodista en Rusia es imposible porque no se puede llamar guerra a la guerra, y corres el riesgo de ir a la c?rcel simplemente por participar en una manifestaci?n o retuitear un mensaje de otra persona".
Hace cinco a?os, la autora visit? Jers?n y Odessa, donde vivieron sus bisabuelos. Hoy no puede reprimir el escalofr?o al pensar en el sufrimiento que est?n viviendo ambas ciudades, con un pasado muy traum?tico ligado a la revoluci?n de 1917 y la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando 10.000 jud?os fueron masacrados. “La historia se repite. No quiero ni pensar en c?mo estar?n viviendo bajo las fuerzas de ocupaci?n”, confiesa Stepanova, muy impactada por el asesinato del director de la orquesta de Jers?n hace unos d?as por negarse a dirigir un concierto para las fuerzas rusas.
“La responsabilidad de lo que ocurre también recae sobre mis hombros. Es insoportable. Muchos intelectuales en Rusia hemos escrito, publicado y gritado sobre el peligro que se avecinaba, pero desgraciadamente no hemos podido cambiar la situaci?n”. Sobre el futuro del conflicto, la autora se muestra pesimista. “No tengo un buen pron?stico”, afirma, “la guerra ha empujado todav?a m?s a Putin a eliminar las voces que no est?n con él”.
La brecha del reclutamiento obligatorio
Sin embargo, el reclutamiento obligatorio ha abierto una brecha de descontento que podr?a ensancharse en los pr?ximos meses. “Exist?a un acuerdo no escrito en Putin y la sociedad rusa que dec?a que él pod?a hacer lo que quisiera mientras eso no afectara a la vida privada de la gente. Ahora, ese pacto se ha roto”, destaca Stepanova. Las familias de rusos de a pie han convivido hasta ahora con ese pacto, también con los asesinatos por encargo de adversarios pol?ticos o las guerras. Pero en las ?ltimas semanas “la guerra ha entrado en casa de los rusos y eso supondr? un cambio”.
Es imposible saber qué piensan realmente los ciudadanos porque tal y como recuerda Step?nova, en Rusia la opini?n p?blica no existe. Existe una porci?n cada vez m?s numerosa de la poblaci?n que est? en contra y otra parte equivalente a favor, que engulle cada d?a horas de propaganda en televisi?n. Step?nova est? m?s interesada en el estrato de la poblaci?n que queda entre esos dos polos y que cifra entorno al “50% o 60%” de la sociedad. “Est?n aletargados, esperando a ver qué pasa. Hay que pensar que los rusos llevan m?s de un siglo en una inercia de miedo terrible a expresar sus opiniones. No existe la vida social”, explica. “Lo que me da esperanza es que la capa social de apoyo a Putin en su mayor?a gente mayor, con una mentalidad diferente a la de los j?venes”.
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