الريــم
10-15-2022, 11:03 AM
M?s all? de poner patas arriba Hollywood, ?qué efectos ha tenido el MeToo en nuestro pa?s? La actriz*Leticia Dolera*fue de las primeras en reaccionar a la oleada global de indignaci?n que desencaden? el MeToo. D?as después de las revelaciones de*Jodi Kantor y Megan Twohey*sobre*Harvey Weinstein*en 'The New York Times' y de*Ronan Farrow*en 'The New Yorker', la actriz catalana confesaba que un director de televisi?n le hab?a tocado un pecho cuando ten?a 18 a?os y que hab?a sufrido tocamientos en otro rodaje diez a?os después, sin que nadie se inmutara.
El de Dolera, luego se ha visto, no es un caso aislado. En Catalu?a,*exalumnos del Aula de Teatre de Lleida y del Institut del Teatre*han denunciado en los ?ltimos a?os décadas de abusos por parte del profesorado. En ambos casos, la justicia no ha llegado a encausar a ning?n docente. Antonio G?mez, el profesor de Lleida, huy? a Brasil con los 60.000 euros que le pag? el ayuntamiento en concepto de indemnizaci?n para cerrar el caso. Pero algo se ha removido en el sector: tras detectar m?s de 150 casos de abuso o acoso, la*Acadèmia del Cinema Català*puso en marcha el pasado mayo un pionero departamento de asesoramiento psicol?gico y legal para las v?ctimas.*De los 150 casos, menos del 10% se han convertido en denuncias. El silencio, el miedo y la escasa confianza en la justicia siguen pesando en un mundo peque?o, donde todos se conocen.En Espa?a, el caso que prendi? la mecha y provoc? un verdadero tsunami de ira y sororidad fue el de*La Manada. En 2018, el a?o de la hist?rica manifestaci?n feminista del 8 de marzo que inund? las plazas de todo el pa?s, decenas de miles de espa?olas salieron a la calle para mostrar su*rabia e indignaci?n*ante la respuesta de la justicia, que lleg? a describir la violaci?n grupal de Pamplona como "ambiente de jolgorio y regocijo". Cinco a?os después, el consentimiento est? recogido en una nueva ley, la del*'s?lo s? es s?',*que acaba de entrar en vigor. Y de los 5.000 jueces que hay en Espa?a, un tercio ha realizado el curso en perspectiva de género que empez? a impartirse poco después, en 2019.Lo que también ha cambiado en estos cinco a?os es el vocabulario que usamos. La mayor?a de la sociedad ha interiorizado conceptos como*consentimiento, sororidad, privilegio o masculinidad t?xica, términos que se han incorporado velozmente a la conversaci?n. El*click mental,*el entender que el patriarcado no es la caricatura de un se?or rancio que fuma puros y le toca el culo a su secretaria, sino algo mucho m?s estructural, que todos respiramos, un sutil, invisible y efectivo sistema en el que todos hemos sido educados y que ha sido perfeccionado a lo largo de siglos, es todav?a muy desigual.*La brecha es doble: generacional y entre mujeres y hombres.*Ellos, hasta los que se describen como feministas de pro, siguen siendo reacios a promover cambios reales en un sistema dise?ado a su favor. Pero el cambio es palpable e imparable. Cuando la semana pasada se viralizaron*los c?nticos machistas del colegio mayor El?as Ahuja (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/residentes-colegio-mayor-elias-ahuja-77023443), muy pocos dudaron de que éstos forman parte de la llamada*"cultura de la violaci?n", un concepto muy poco usado antes del MeToo y hoy plenamente asimilado.
En Estados Unidos, la escala y velocidad de los acontecimientos ha sido distinta. El movimiento dio paso a una oleada de denuncias por abuso y acoso sexual que sacaron a la luz décadas de impunidad y silencio. Muchas v?ctimas hablaron y, por primera vez, fueron escuchadas. La justicia no es tan r?pida como Twitter, pero en cinco a?os ha habido un reguero de dimisiones, despidos, demandas, juicios, acuerdos extrajudiciales y cambios en la cultura corporativa de las empresas. Han ca?do figuras tan poderosas como*el carism?tico fundador de Pixar,*John Lasseter, o el fundador de Fox News,*Roger Ailes, por no hablar de los escalofriantes casos de*Bill Cosby,*Jeffrey Epstein*o*Larry Nassar,*violadores en serie*que gozaron durante décadas de un enorme prestigio social y dejaron tras de s? centenares de v?ctimas.El MeToo fue el combustible que necesitaba en 2017 la por entonces incipiente*cuarta ola feminista.*Pero ya sabemos lo que ocurre con las olas: van y vienen, y m?s en estos*tiempos hiperacelerados*de turbocapitalismo de redes. Si la segunda ola feminista en los 60 y 70 tuvo su 'backlash' una década después, en los ultraconservadores 80 de Reagan y Thatcher, la reacci?n al MeToo ya est? aqu?, puntual?sima, en el quinto aniversario del movimiento. La contraofensiva machista ataca por varios flancos: el legal (ah? est?*la traum?tica derogaci?n de*Roe vs Wade, que proh?be abortar en la mitad m?s conservadora de Estados Unidos) y sobre todo el medi?tico, con las redes sociales ejerciendo de altavoces del machismo m?s recalcitrante.
Que se lo digan a*Amber Heard, que fue sometida a un escarnio digital inédito*durante el juicio celebrado el pasado mayo en el que se enfrentaba a su exmarido, Johny Depp. Poco importa que el Tribunal Supremo de Londres ratificara en 2021 la sentencia que daba la raz?n a 'The Sun', que llam? maltratador al actor porque existen pruebas de que*Depp es "efectivamente un maltratador". O que la derrota de Heard (culpable de vulnerar el honor de Depp en un art?culo que escribi? en 'The Washington Post' sobre el maltrato que sufri?) tenga m?s que ver con c?mo el sistema judicial norteamericano aborda la difamaci?n.Las redes se convirtieron durante las seis semanas que dur? la vista en*un festival denigratorio hacia la actriz,*un banquete de la misoginia m?s rampante alimentado por digitales de derecha, foros incels y bots pagados por los abogados de Depp. El espect?culo de ver a miles de 'tiktokers' bailando y haciendo 'playback' con el audio del relato de la violaci?n de Heard de fondo, ridiculizando su testimonio, y los centenares de cuentas falsas con memes y v?deos vejatorios que llegaron a los 4.200 millones de visionados son escalofriantes. Si*la manosfera*quer?a enviar un mensaje sobre lo bien organizada y lo poco dispuesta que est? a que se escuche la voz de una mujer que ha sufrido abuso -un gesto tan sencillo, revolucionario y temido por algunos como escuchar es, no hay que olvidarlo, la esencia misma del MeToo-, lo consigui?. Qued? bien claro que se vienen tiempos oscuros.El MeToo tuvo*enemigos desde el primer d?a. Sus cr?ticos también han generado un universo léxico propio en el que destacan adjetivos como "feminazi" y los conceptos "wokismo" y "cultura de la cancelaci?n". Al movimiento se le ha acusado de casi todo: de promover un nuevo puritanismo, de dinamitar la presunci?n de inocencia y de*alentar la caza de brujas.En Espa?a, ning?n hombre poderoso ha dejado de serlo porque una o varias mujeres hayan denunciado una conducta inapropiada.*Una investigaci?n de la agencia Associated Press desvel? que*Pl?cido Domingo*acos? sexualmente*a 27*mujeres y abus? de su poder*durante décadas. El tenor,*que dimiti?*como director general de la ?pera de Los ?ngeles tras conocerse los hechos,*confes? estar "verdaderamente arrepentido del da?o causado" en un comunicado en el que afirmaba que "las reglas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de como eran en el pasado". Su*regreso a los escenarios espa?oles,*el a?o*pasado, tuvo algo de homenaje*encubierto: el festival Starlite de Marbella celebr? un concierto en su honor y en el Auditorio Nacional de Madrid*el p?blico le*aplaudi? en pie durante cinco minutos.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/contraola-machista-metoo-77278223)
El de Dolera, luego se ha visto, no es un caso aislado. En Catalu?a,*exalumnos del Aula de Teatre de Lleida y del Institut del Teatre*han denunciado en los ?ltimos a?os décadas de abusos por parte del profesorado. En ambos casos, la justicia no ha llegado a encausar a ning?n docente. Antonio G?mez, el profesor de Lleida, huy? a Brasil con los 60.000 euros que le pag? el ayuntamiento en concepto de indemnizaci?n para cerrar el caso. Pero algo se ha removido en el sector: tras detectar m?s de 150 casos de abuso o acoso, la*Acadèmia del Cinema Català*puso en marcha el pasado mayo un pionero departamento de asesoramiento psicol?gico y legal para las v?ctimas.*De los 150 casos, menos del 10% se han convertido en denuncias. El silencio, el miedo y la escasa confianza en la justicia siguen pesando en un mundo peque?o, donde todos se conocen.En Espa?a, el caso que prendi? la mecha y provoc? un verdadero tsunami de ira y sororidad fue el de*La Manada. En 2018, el a?o de la hist?rica manifestaci?n feminista del 8 de marzo que inund? las plazas de todo el pa?s, decenas de miles de espa?olas salieron a la calle para mostrar su*rabia e indignaci?n*ante la respuesta de la justicia, que lleg? a describir la violaci?n grupal de Pamplona como "ambiente de jolgorio y regocijo". Cinco a?os después, el consentimiento est? recogido en una nueva ley, la del*'s?lo s? es s?',*que acaba de entrar en vigor. Y de los 5.000 jueces que hay en Espa?a, un tercio ha realizado el curso en perspectiva de género que empez? a impartirse poco después, en 2019.Lo que también ha cambiado en estos cinco a?os es el vocabulario que usamos. La mayor?a de la sociedad ha interiorizado conceptos como*consentimiento, sororidad, privilegio o masculinidad t?xica, términos que se han incorporado velozmente a la conversaci?n. El*click mental,*el entender que el patriarcado no es la caricatura de un se?or rancio que fuma puros y le toca el culo a su secretaria, sino algo mucho m?s estructural, que todos respiramos, un sutil, invisible y efectivo sistema en el que todos hemos sido educados y que ha sido perfeccionado a lo largo de siglos, es todav?a muy desigual.*La brecha es doble: generacional y entre mujeres y hombres.*Ellos, hasta los que se describen como feministas de pro, siguen siendo reacios a promover cambios reales en un sistema dise?ado a su favor. Pero el cambio es palpable e imparable. Cuando la semana pasada se viralizaron*los c?nticos machistas del colegio mayor El?as Ahuja (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/residentes-colegio-mayor-elias-ahuja-77023443), muy pocos dudaron de que éstos forman parte de la llamada*"cultura de la violaci?n", un concepto muy poco usado antes del MeToo y hoy plenamente asimilado.
En Estados Unidos, la escala y velocidad de los acontecimientos ha sido distinta. El movimiento dio paso a una oleada de denuncias por abuso y acoso sexual que sacaron a la luz décadas de impunidad y silencio. Muchas v?ctimas hablaron y, por primera vez, fueron escuchadas. La justicia no es tan r?pida como Twitter, pero en cinco a?os ha habido un reguero de dimisiones, despidos, demandas, juicios, acuerdos extrajudiciales y cambios en la cultura corporativa de las empresas. Han ca?do figuras tan poderosas como*el carism?tico fundador de Pixar,*John Lasseter, o el fundador de Fox News,*Roger Ailes, por no hablar de los escalofriantes casos de*Bill Cosby,*Jeffrey Epstein*o*Larry Nassar,*violadores en serie*que gozaron durante décadas de un enorme prestigio social y dejaron tras de s? centenares de v?ctimas.El MeToo fue el combustible que necesitaba en 2017 la por entonces incipiente*cuarta ola feminista.*Pero ya sabemos lo que ocurre con las olas: van y vienen, y m?s en estos*tiempos hiperacelerados*de turbocapitalismo de redes. Si la segunda ola feminista en los 60 y 70 tuvo su 'backlash' una década después, en los ultraconservadores 80 de Reagan y Thatcher, la reacci?n al MeToo ya est? aqu?, puntual?sima, en el quinto aniversario del movimiento. La contraofensiva machista ataca por varios flancos: el legal (ah? est?*la traum?tica derogaci?n de*Roe vs Wade, que proh?be abortar en la mitad m?s conservadora de Estados Unidos) y sobre todo el medi?tico, con las redes sociales ejerciendo de altavoces del machismo m?s recalcitrante.
Que se lo digan a*Amber Heard, que fue sometida a un escarnio digital inédito*durante el juicio celebrado el pasado mayo en el que se enfrentaba a su exmarido, Johny Depp. Poco importa que el Tribunal Supremo de Londres ratificara en 2021 la sentencia que daba la raz?n a 'The Sun', que llam? maltratador al actor porque existen pruebas de que*Depp es "efectivamente un maltratador". O que la derrota de Heard (culpable de vulnerar el honor de Depp en un art?culo que escribi? en 'The Washington Post' sobre el maltrato que sufri?) tenga m?s que ver con c?mo el sistema judicial norteamericano aborda la difamaci?n.Las redes se convirtieron durante las seis semanas que dur? la vista en*un festival denigratorio hacia la actriz,*un banquete de la misoginia m?s rampante alimentado por digitales de derecha, foros incels y bots pagados por los abogados de Depp. El espect?culo de ver a miles de 'tiktokers' bailando y haciendo 'playback' con el audio del relato de la violaci?n de Heard de fondo, ridiculizando su testimonio, y los centenares de cuentas falsas con memes y v?deos vejatorios que llegaron a los 4.200 millones de visionados son escalofriantes. Si*la manosfera*quer?a enviar un mensaje sobre lo bien organizada y lo poco dispuesta que est? a que se escuche la voz de una mujer que ha sufrido abuso -un gesto tan sencillo, revolucionario y temido por algunos como escuchar es, no hay que olvidarlo, la esencia misma del MeToo-, lo consigui?. Qued? bien claro que se vienen tiempos oscuros.El MeToo tuvo*enemigos desde el primer d?a. Sus cr?ticos también han generado un universo léxico propio en el que destacan adjetivos como "feminazi" y los conceptos "wokismo" y "cultura de la cancelaci?n". Al movimiento se le ha acusado de casi todo: de promover un nuevo puritanismo, de dinamitar la presunci?n de inocencia y de*alentar la caza de brujas.En Espa?a, ning?n hombre poderoso ha dejado de serlo porque una o varias mujeres hayan denunciado una conducta inapropiada.*Una investigaci?n de la agencia Associated Press desvel? que*Pl?cido Domingo*acos? sexualmente*a 27*mujeres y abus? de su poder*durante décadas. El tenor,*que dimiti?*como director general de la ?pera de Los ?ngeles tras conocerse los hechos,*confes? estar "verdaderamente arrepentido del da?o causado" en un comunicado en el que afirmaba que "las reglas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de como eran en el pasado". Su*regreso a los escenarios espa?oles,*el a?o*pasado, tuvo algo de homenaje*encubierto: el festival Starlite de Marbella celebr? un concierto en su honor y en el Auditorio Nacional de Madrid*el p?blico le*aplaudi? en pie durante cinco minutos.
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