الريــم
10-15-2022, 10:00 AM
La ruptura, tras justo una década, de la alianza entre ERC y CDC/Junts, (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/5-desafios-otono-caliente-govern-77187767)un hermanamiento que ten?a como ?nico objetivo lograr la independencia, abre una nueva fase pol?tica en Catalunya. Falta perspectiva para saber si que lo se inicia ahora es el primer capitulo del 'post-procés' o simplemente el inicio de la una nueva temporada de este culebr?n. No son solo voces contrarias a la independencia los que dan ya la extremaunci?n a esta etapa: "El 'procés', definitivamente, se ha cerrado", espet? el exl?der de la ANC y exsecretario general de Junts, Jordi Sànchez. "Se abre una nueva etapa y se cierran otras", replic? después el ‘president’ Pere Aragonès, apostando por la v?a canadiense tras un intento de ruptura unilateral fallido y con el fin de atar una consulta pactada con el pl?cet de la comunidad internacional. Estos son los s?ntomas del enésimo cambio de ciclo en Catalu?a:
Ruptura total entre partidos y con las entidades
La relaci?n entre los partidos y las entidades nunca ha sido c?moda ni compacta. Pero con la prisa por los plazos, bajo un objetivo com?n –primero el 9-N y después el 1-O- los matices quedaban difuminados. Conocidas son las tensiones entre partidos por la consulta y el referéndum, sobre si declarar la independencia o ir a elecciones, pero eso no implic? el divorcio en la Generalitat. Ahora s?. Ni Junts exist?a como tal, ni ERC lideraba el Palau. Ni ?mnium Cultural era la principal entidad soberanista –tiene 190.000 socios- ni la ANC quedaba arrinconada en tesis marginales dentro del abanico soberanista. Y, no hab?a, como ahora, un relato de lo que fue y, sobre todo, de lo que supone el 1-O (el 'mandato') distinto para cada fuerza y entidad. Cada uno ha hecho de su versi?n dogma y avanza en ese camino, distanci?ndose cada vez m?s del pr?jimo. En la adopci?n del 'principio de realidad' de ERC y en el cumplir con el mandato del referéndum de Junts se halla la ra?z misma de la reciente fractura.
Tampoco hab?a entonces una entidad parainstitucional como el Consell per la Rep?blica pilotada por un expresidente e hija, precisamente de esas distintas visiones de lo que sucedi? en Catalunya en 2017. Pero ahora s?. La compleja digesti?n del independentismo, a falta de una hoja de ruta com?n y del cambio de mando en la Generalitat, la metamorfosis de la extinta Convergència y el volantazo de ERC para asentar el perfil gubernamental han terminado con una ruptura total. En la calle y en las instituciones.
La falta de horizonte y la mesa de di?logo
“Las tensiones después del 9-N sirvieron para impulsar el 1-O pero, después de eso, la c?rcel y el ‘exilio’ no se han podido superar”, defiende un relevante dirigente del ‘procés’. Los plazos agotan, m?s todav?a si no se cumplen, y esa es una de las principales lecciones hasta la fecha: generan frustraci?n. De ah? que la ANC se haya quedado sola al fijar para el segundo semestre de 2023 un nuevo ‘volverlo a hacer’ definitivo. Y la clave est? en la falta de propuestas viables y en la todav?a existencia de causas judiciales abiertas. Esquerra ha logrado que s?lo se explore una opci?n –la mesa de di?logo-, que adem?s se haga desde la Generalitat, de t? a t? con el Gobierno, y que los planes ‘b’ que prometieron tanto Junts como la CUP sigan siendo inconcretos. La posconvergencia prometi? para el quinto aniversario del 1-O “un punto de inflexi?n” que, finalmente, se ha traducido en su salida del Govern, previa consulta a la militancia. Aragonès blande el di?logo y la v?a canadiense en el exterior, pero ah? también carece de apoyos porque solo los ‘comuns’ lo avalan. Lejos quedan los planes unitarios y las movilizaciones conjuntas. Se ha pasado de la unilateralidad, al pragmatismo. El impacto de la judicializaci?n
Los rencores entre los actores hegem?nicos hasta el 1-O se sobrellevaron, incluso dando poderes a un ‘estado mayor’ que se activara en su ausencia para cubrirles. Pero la marcha de Carles Puigdemont y de algunos de sus ‘consellers’ al extranjero tras la DUI fallida, y la entrada en prisi?n de Oriol Junqueras y otros dirigentes, arreciaron la disputa. También la que tiene que ver con quién organiz? y lider? ese referéndum. Todav?a m?s después de que Junts naciera como tal con la entrada de personas que, como Laura Borràs, se denominan a s? mismas como “hijas del 1-O”. De la CUP a ERC, el debate sigue siendo hasta qué punto forzar la reacci?n del Estado. Y eso sucede cada vez que el Parlament debe debatir si tramita y discute resoluciones sobre autodeterminaci?n, amnist?a o monarqu?a; cuando se medita si vale la pena poner en juego el futuro pol?tico de personas que ocupan cargos en la Mesa del Parlament por el voto de un diputado, Llu?s Puig, que vive en Bruselas; o incluso cuando Borràs acata a la Junta Electoral para sortear posibles consecuencias judiciales a cuenta del esca?o de Pau Juvillà. ERC opta por vehicular en la mesa de di?logo las soluciones a esas causas, con el objetivo de reformar el delito de sedici?n y de intentar que no entren m?s cargos a prisi?n y Junts, pese a la ret?rica desobediente, se ahorra nuevas imputaciones. En el flanco cupero, Anna Gabriel regres? para regularizar su situaci?n, siguiendo los pasos de la ahora ‘consellera’ Meritxell Serret.
Del PP al PSOE en el Gobierno
El cambio en la Moncloa, en el 2018 tras la moci?n de censura a Mariano Rajoy, y la llegada de una fuerza de centro-izquierda (el PSOE) abri? un puente de entendimiento con ERC, por la v?a social de la pol?tica. Las urnas convirtieron en imprescindible a ERC para S?nchez, lo que deriv? en una mesa de di?logo y negociaci?n y el reconocimiento expl?cito de que hab?a un "conflicto pol?tico" entre Catalunya y el Estado. La influencia republicana ha obtenido dividendos (pocos para muchos independentistas) en forma, hasta ahora, de suavizaci?n de la acci?n de la judicatura. Los indultos a los presos independentistas ser?a el m?ximo exponente. En el horizonte, sin embargo, se aprecia un posible cambio de panorama con la llegada, as? lo apuntan las encuestas, de la derecha a la Moncloa. Un elemento, si se produce, movilizador y cohesionador para el independentismo, sin duda, pero, a su vez, la vuelta de los votos independentistas en el Congreso, todos, a la inanidad. Un posible paréntesis a la negociaci?n.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/proces-baja-piston-sintomas-cambio-77277933)
Ruptura total entre partidos y con las entidades
La relaci?n entre los partidos y las entidades nunca ha sido c?moda ni compacta. Pero con la prisa por los plazos, bajo un objetivo com?n –primero el 9-N y después el 1-O- los matices quedaban difuminados. Conocidas son las tensiones entre partidos por la consulta y el referéndum, sobre si declarar la independencia o ir a elecciones, pero eso no implic? el divorcio en la Generalitat. Ahora s?. Ni Junts exist?a como tal, ni ERC lideraba el Palau. Ni ?mnium Cultural era la principal entidad soberanista –tiene 190.000 socios- ni la ANC quedaba arrinconada en tesis marginales dentro del abanico soberanista. Y, no hab?a, como ahora, un relato de lo que fue y, sobre todo, de lo que supone el 1-O (el 'mandato') distinto para cada fuerza y entidad. Cada uno ha hecho de su versi?n dogma y avanza en ese camino, distanci?ndose cada vez m?s del pr?jimo. En la adopci?n del 'principio de realidad' de ERC y en el cumplir con el mandato del referéndum de Junts se halla la ra?z misma de la reciente fractura.
Tampoco hab?a entonces una entidad parainstitucional como el Consell per la Rep?blica pilotada por un expresidente e hija, precisamente de esas distintas visiones de lo que sucedi? en Catalunya en 2017. Pero ahora s?. La compleja digesti?n del independentismo, a falta de una hoja de ruta com?n y del cambio de mando en la Generalitat, la metamorfosis de la extinta Convergència y el volantazo de ERC para asentar el perfil gubernamental han terminado con una ruptura total. En la calle y en las instituciones.
La falta de horizonte y la mesa de di?logo
“Las tensiones después del 9-N sirvieron para impulsar el 1-O pero, después de eso, la c?rcel y el ‘exilio’ no se han podido superar”, defiende un relevante dirigente del ‘procés’. Los plazos agotan, m?s todav?a si no se cumplen, y esa es una de las principales lecciones hasta la fecha: generan frustraci?n. De ah? que la ANC se haya quedado sola al fijar para el segundo semestre de 2023 un nuevo ‘volverlo a hacer’ definitivo. Y la clave est? en la falta de propuestas viables y en la todav?a existencia de causas judiciales abiertas. Esquerra ha logrado que s?lo se explore una opci?n –la mesa de di?logo-, que adem?s se haga desde la Generalitat, de t? a t? con el Gobierno, y que los planes ‘b’ que prometieron tanto Junts como la CUP sigan siendo inconcretos. La posconvergencia prometi? para el quinto aniversario del 1-O “un punto de inflexi?n” que, finalmente, se ha traducido en su salida del Govern, previa consulta a la militancia. Aragonès blande el di?logo y la v?a canadiense en el exterior, pero ah? también carece de apoyos porque solo los ‘comuns’ lo avalan. Lejos quedan los planes unitarios y las movilizaciones conjuntas. Se ha pasado de la unilateralidad, al pragmatismo. El impacto de la judicializaci?n
Los rencores entre los actores hegem?nicos hasta el 1-O se sobrellevaron, incluso dando poderes a un ‘estado mayor’ que se activara en su ausencia para cubrirles. Pero la marcha de Carles Puigdemont y de algunos de sus ‘consellers’ al extranjero tras la DUI fallida, y la entrada en prisi?n de Oriol Junqueras y otros dirigentes, arreciaron la disputa. También la que tiene que ver con quién organiz? y lider? ese referéndum. Todav?a m?s después de que Junts naciera como tal con la entrada de personas que, como Laura Borràs, se denominan a s? mismas como “hijas del 1-O”. De la CUP a ERC, el debate sigue siendo hasta qué punto forzar la reacci?n del Estado. Y eso sucede cada vez que el Parlament debe debatir si tramita y discute resoluciones sobre autodeterminaci?n, amnist?a o monarqu?a; cuando se medita si vale la pena poner en juego el futuro pol?tico de personas que ocupan cargos en la Mesa del Parlament por el voto de un diputado, Llu?s Puig, que vive en Bruselas; o incluso cuando Borràs acata a la Junta Electoral para sortear posibles consecuencias judiciales a cuenta del esca?o de Pau Juvillà. ERC opta por vehicular en la mesa de di?logo las soluciones a esas causas, con el objetivo de reformar el delito de sedici?n y de intentar que no entren m?s cargos a prisi?n y Junts, pese a la ret?rica desobediente, se ahorra nuevas imputaciones. En el flanco cupero, Anna Gabriel regres? para regularizar su situaci?n, siguiendo los pasos de la ahora ‘consellera’ Meritxell Serret.
Del PP al PSOE en el Gobierno
El cambio en la Moncloa, en el 2018 tras la moci?n de censura a Mariano Rajoy, y la llegada de una fuerza de centro-izquierda (el PSOE) abri? un puente de entendimiento con ERC, por la v?a social de la pol?tica. Las urnas convirtieron en imprescindible a ERC para S?nchez, lo que deriv? en una mesa de di?logo y negociaci?n y el reconocimiento expl?cito de que hab?a un "conflicto pol?tico" entre Catalunya y el Estado. La influencia republicana ha obtenido dividendos (pocos para muchos independentistas) en forma, hasta ahora, de suavizaci?n de la acci?n de la judicatura. Los indultos a los presos independentistas ser?a el m?ximo exponente. En el horizonte, sin embargo, se aprecia un posible cambio de panorama con la llegada, as? lo apuntan las encuestas, de la derecha a la Moncloa. Un elemento, si se produce, movilizador y cohesionador para el independentismo, sin duda, pero, a su vez, la vuelta de los votos independentistas en el Congreso, todos, a la inanidad. Un posible paréntesis a la negociaci?n.
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