الريــم
10-12-2022, 07:10 PM
Pr?logo
El 24 de febrero de 2022 no escrib? apenas nada. Tras despertarme con el sonido de las explosiones de los cohetes rusos en Kiev, me planté en la ventana de mi apartamento durante una hora aproximadamente observando la calle vac?a, consciente de que la guerra hab?a comenzado, pero incapaz todav?a de aceptar esa nueva realidad. Tampoco escrib? nada durante los d?as siguientes. El viaje en coche, primero a Le?polis y luego a los montes C?rpatos, fue inimaginablemente largo debido a los atascos interminables. Un mar de autom?viles procedentes de todas las dem?s regiones del pa?s conflu?a en el estrecho embudo de carreteras que conduc?an hacia el oeste. Todos estaban intentando escapar para salvar a sus familias de la atrocidad de la guerra.
Solo cuando llegamos a ?zhgorod, donde unos amigos nuestros nos hab?an acogido en su casa, me senté a un escritorio ajeno y abr? mi ordenador, no para escribir sino para leer las notas y los textos que hab?a redactado a lo largo de los dos ?ltimos meses. Trataba de descubrir en ellos una premonici?n de esta guerra. Encontré en esos apuntes mucho m?s de lo que esperaba.
23 de febrero de 2022
En las ?ltimas semanas, muchos ucranianos se han convertido en expertos en temas militares. Yo también. Ya sé que un ejército que avanza pierde efectivos a raz?n de diez a uno; esto es, las pérdidas de aquellos que defienden el territorio son una décima parte de las de quienes est?n avanzando. Mis amigos me han enviado una captura de pantalla de una p?-gina web de contratos p?blicos rusos. Seg?n el pantallazo, el Burdenko —el principal hospital militar de Mosc?— est? intentando comprar cuarenta y cinco mil bolsas para cad?veres. En la licitaci?n se emplea el término médico, «bolsas anatomopatol?gicas». La cifra est? pr?cticamente en consonancia con la opini?n de un exgeneral ruso, quien afirm? que Rusia est? preparada para perder hasta cincuenta mil de sus soldados durante una ofensiva en Ucrania. Le reenvié ese pantallazo a un amigo que entiende de sistemas de contrataci?n p?blica. «Es falso —me respondi?—. ?Tienen centenares de miles de bolsas para cad?veres listas desde hace mucho tiempo!». Mientras escribo esto, veo la noticia de que Putin ha reconocido no solo las «rep?blicas», sino también sus «constituciones». Estas «constituciones» establecen que los territorios de las «rep?blicas» incluyen todo el ?blast de Donetsk y todo el ?blast de Luhansk. En el momento en que leo esto, es como si la guerra estuviera mucho m?s cerca.
24 de febrero de 2022
?LTIMO BORSCH EN KIEV
Anoche, entre conversaciones telef?nicas, estuve preparando borsch para unos periodistas invitados. Confiaba en que Putin no interrumpiese nuestra cena. No lo hizo. decidi? atacar Ucrania con misiles a las cinco de la madrugada. Los combates también han estallado en el Domb?s y ha habido ataques en otros lugares, incluido uno desde Bielorrusia. Ya estamos en guerra con Rusia. Pero en Kiev funciona el metro y los cafés est?n abiertos. Se acaba de comunicar que Ucrania ha roto relaciones diplom?ticas con Rusia. desde el comienzo de los comba-tes, el ejército ucraniano ha derribado seis aviones y dos helic?pteros rusos. Est? claro que nosotros tenemos grandes pérdidas. Si antes de la agresi?n rusa la situaci?n cambiaba cada d?a, ahora var?a cada hora. Pero yo sigo aqu? y continuaré escribiendo para ustedes, con el fin de que sepan c?mo vive Ucrania durante la guerra con la Rusia de Putin. Manténganse a salvo dondequiera que estén.
1 de marzo de 2022
HA LLEGADO EL MOMENTO
Costaba mucho creer que la guerra hubiera empezado. A esas alturas era evidente, pero yo me resist?a a creerlo. Has de acostumbrarte psicol?gicamente a la idea de que ha comenzado. Porque, a partir de ese momento, la guerra determina tu forma de vivir, tu forma de pensar, tu forma de tomar decisiones.
El d?a previo al inicio de la guerra, nuestros hijos, incluida nuestra hija, que hab?a volado desde Londres, hab?an ido con sus amigos a la hermosa ciudad de Le?polis, en Ucrania occidental. Quer?an visitar los cafés, los museos y las calles medievales del casco antiguo.
2 de marzo
RECU?RDAME CON UNA SONRISA
El d?a previo al inicio de la guerra quedé con mi viejo amigo Bor?s, un artista armenio y actualmente ciudadano de Ucrania, que lleva treinta a?os viviendo en Kiev con su mujer ucraniana. Padece c?ncer desde hace ya tiempo. Bor?s parec?a confuso. Acababa de salir del hospital, donde se hab?a sometido a otra operaci?n.—?Sabes qué? —se quej?—. ?Tengo graves problemas de memoria! después de la operaci?n anterior, me compré un arma para defender Kiev. Mi mujer me prohibi? tenerla en casa. Se la di a un amigo para que la guardase a buen recaudo, pero no recuerdo a cu?l. He preguntado a todo el mundo, pero todos dicen que yo no les he dado ning?n arma. Uno de los problemas de Bor?s es que tiene demasiados amigos. La mitad de Kiev le adora; conf?a en todo el mundo y le encanta hablar con cualquiera de cualquier tema. No sé si ha encontrado su arma, pero estoy seguro de que estar? ayudando a los militares en alg?n lugar. Quiz? llenando sacos terreros para las barricadas, tal vez excavando trincheras. Otro amigo m?o, Valent?n, est? en el hospital. ?l mismo es médico, pero ya est? jubilado. Sufre diabetes desde hace muchos a?os y ?ltimamente contrajo el coronavirus. Surgieron complicaciones y los doctores tuvieron que amputarle la pierna derecha y después la izquierda. Estaba en cuidados intensivos, en la octava planta, donde yo le visitaba con regularidad. Su mujer ten?a mucho miedo de que los rusos pudieran atacar las plantas superiores del hospital con un cohete o una bomba y se asegur? de que le trasladasen a la cuarta. Todav?a sigue all?. Su mujer est? cerca. Cocina para él a diario. Casi no quedan pacientes en el hospital. Y casi no hay medicinas. […]
Nuestras ?ltimas noches se han vuelto muy cortas. Yo bebo cien mililitros de co?ac ucraniano antes de acostarme y caigo dormido de inmediato, a eso de la una de la madrugada. Luego me despierto varias veces para consultar las noticias. Me levanto de nuevo, leo atenta-mente las noticias y empiezo a llamar a mis amigos. Una de mis cole-gas y una buena amiga acab? en Melit?pol, ocupada por el ejército ruso. Permanece sentada en su apartamento sin salir. No sé c?mo ayudarla. Me env?a correos electr?nicos de vez en cuando. A veces no funciona su teléfono. Pero después vuelve a dar se?ales de vida.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/lea-adelanto-diario-invasion-primer-77168407)
El 24 de febrero de 2022 no escrib? apenas nada. Tras despertarme con el sonido de las explosiones de los cohetes rusos en Kiev, me planté en la ventana de mi apartamento durante una hora aproximadamente observando la calle vac?a, consciente de que la guerra hab?a comenzado, pero incapaz todav?a de aceptar esa nueva realidad. Tampoco escrib? nada durante los d?as siguientes. El viaje en coche, primero a Le?polis y luego a los montes C?rpatos, fue inimaginablemente largo debido a los atascos interminables. Un mar de autom?viles procedentes de todas las dem?s regiones del pa?s conflu?a en el estrecho embudo de carreteras que conduc?an hacia el oeste. Todos estaban intentando escapar para salvar a sus familias de la atrocidad de la guerra.
Solo cuando llegamos a ?zhgorod, donde unos amigos nuestros nos hab?an acogido en su casa, me senté a un escritorio ajeno y abr? mi ordenador, no para escribir sino para leer las notas y los textos que hab?a redactado a lo largo de los dos ?ltimos meses. Trataba de descubrir en ellos una premonici?n de esta guerra. Encontré en esos apuntes mucho m?s de lo que esperaba.
23 de febrero de 2022
En las ?ltimas semanas, muchos ucranianos se han convertido en expertos en temas militares. Yo también. Ya sé que un ejército que avanza pierde efectivos a raz?n de diez a uno; esto es, las pérdidas de aquellos que defienden el territorio son una décima parte de las de quienes est?n avanzando. Mis amigos me han enviado una captura de pantalla de una p?-gina web de contratos p?blicos rusos. Seg?n el pantallazo, el Burdenko —el principal hospital militar de Mosc?— est? intentando comprar cuarenta y cinco mil bolsas para cad?veres. En la licitaci?n se emplea el término médico, «bolsas anatomopatol?gicas». La cifra est? pr?cticamente en consonancia con la opini?n de un exgeneral ruso, quien afirm? que Rusia est? preparada para perder hasta cincuenta mil de sus soldados durante una ofensiva en Ucrania. Le reenvié ese pantallazo a un amigo que entiende de sistemas de contrataci?n p?blica. «Es falso —me respondi?—. ?Tienen centenares de miles de bolsas para cad?veres listas desde hace mucho tiempo!». Mientras escribo esto, veo la noticia de que Putin ha reconocido no solo las «rep?blicas», sino también sus «constituciones». Estas «constituciones» establecen que los territorios de las «rep?blicas» incluyen todo el ?blast de Donetsk y todo el ?blast de Luhansk. En el momento en que leo esto, es como si la guerra estuviera mucho m?s cerca.
24 de febrero de 2022
?LTIMO BORSCH EN KIEV
Anoche, entre conversaciones telef?nicas, estuve preparando borsch para unos periodistas invitados. Confiaba en que Putin no interrumpiese nuestra cena. No lo hizo. decidi? atacar Ucrania con misiles a las cinco de la madrugada. Los combates también han estallado en el Domb?s y ha habido ataques en otros lugares, incluido uno desde Bielorrusia. Ya estamos en guerra con Rusia. Pero en Kiev funciona el metro y los cafés est?n abiertos. Se acaba de comunicar que Ucrania ha roto relaciones diplom?ticas con Rusia. desde el comienzo de los comba-tes, el ejército ucraniano ha derribado seis aviones y dos helic?pteros rusos. Est? claro que nosotros tenemos grandes pérdidas. Si antes de la agresi?n rusa la situaci?n cambiaba cada d?a, ahora var?a cada hora. Pero yo sigo aqu? y continuaré escribiendo para ustedes, con el fin de que sepan c?mo vive Ucrania durante la guerra con la Rusia de Putin. Manténganse a salvo dondequiera que estén.
1 de marzo de 2022
HA LLEGADO EL MOMENTO
Costaba mucho creer que la guerra hubiera empezado. A esas alturas era evidente, pero yo me resist?a a creerlo. Has de acostumbrarte psicol?gicamente a la idea de que ha comenzado. Porque, a partir de ese momento, la guerra determina tu forma de vivir, tu forma de pensar, tu forma de tomar decisiones.
El d?a previo al inicio de la guerra, nuestros hijos, incluida nuestra hija, que hab?a volado desde Londres, hab?an ido con sus amigos a la hermosa ciudad de Le?polis, en Ucrania occidental. Quer?an visitar los cafés, los museos y las calles medievales del casco antiguo.
2 de marzo
RECU?RDAME CON UNA SONRISA
El d?a previo al inicio de la guerra quedé con mi viejo amigo Bor?s, un artista armenio y actualmente ciudadano de Ucrania, que lleva treinta a?os viviendo en Kiev con su mujer ucraniana. Padece c?ncer desde hace ya tiempo. Bor?s parec?a confuso. Acababa de salir del hospital, donde se hab?a sometido a otra operaci?n.—?Sabes qué? —se quej?—. ?Tengo graves problemas de memoria! después de la operaci?n anterior, me compré un arma para defender Kiev. Mi mujer me prohibi? tenerla en casa. Se la di a un amigo para que la guardase a buen recaudo, pero no recuerdo a cu?l. He preguntado a todo el mundo, pero todos dicen que yo no les he dado ning?n arma. Uno de los problemas de Bor?s es que tiene demasiados amigos. La mitad de Kiev le adora; conf?a en todo el mundo y le encanta hablar con cualquiera de cualquier tema. No sé si ha encontrado su arma, pero estoy seguro de que estar? ayudando a los militares en alg?n lugar. Quiz? llenando sacos terreros para las barricadas, tal vez excavando trincheras. Otro amigo m?o, Valent?n, est? en el hospital. ?l mismo es médico, pero ya est? jubilado. Sufre diabetes desde hace muchos a?os y ?ltimamente contrajo el coronavirus. Surgieron complicaciones y los doctores tuvieron que amputarle la pierna derecha y después la izquierda. Estaba en cuidados intensivos, en la octava planta, donde yo le visitaba con regularidad. Su mujer ten?a mucho miedo de que los rusos pudieran atacar las plantas superiores del hospital con un cohete o una bomba y se asegur? de que le trasladasen a la cuarta. Todav?a sigue all?. Su mujer est? cerca. Cocina para él a diario. Casi no quedan pacientes en el hospital. Y casi no hay medicinas. […]
Nuestras ?ltimas noches se han vuelto muy cortas. Yo bebo cien mililitros de co?ac ucraniano antes de acostarme y caigo dormido de inmediato, a eso de la una de la madrugada. Luego me despierto varias veces para consultar las noticias. Me levanto de nuevo, leo atenta-mente las noticias y empiezo a llamar a mis amigos. Una de mis cole-gas y una buena amiga acab? en Melit?pol, ocupada por el ejército ruso. Permanece sentada en su apartamento sin salir. No sé c?mo ayudarla. Me env?a correos electr?nicos de vez en cuando. A veces no funciona su teléfono. Pero después vuelve a dar se?ales de vida.
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