الريــم
09-13-2022, 10:00 AM
Se intuye por sus novelas, muchas de ellas pobladas por ni?as un punto inadaptadas, que la infancia y la adolescencia de Sara Mesa tuvieron sus zonas oscuras. Es uno de los grandes temas de esta escritora que disecciona las relaciones familiares y / o los usos amorosos armada de un escalpelo que desbroza sentimientos y relaciones de poder, a menudo t?xicos. Su anterior trabajo, ‘Un amor’, un bombazo en librer?as llegar? al cine de la mano de Isabel Coixet. El actual, ‘La familia’ (Anagrama, de nuevo), har? que m?s de un lector se plantee crear la suya propia.
Muchas pel?culas de Hollywood nos muestran la familia como algo parecido a un fuerte del Far West, frente a las numerosas amenazas y violencia del exterior. En su novela ‘La familia’ se nos advierte, sin embargo, de que el peligro est? en el interior. Puede estarlo, s?, por fortuna no ocurre siempre. El mayor problema en estos casos es la falta de visibilidad, lo que garantiza la impunidad. Bueno, siempre se nos han dicho que los trapos sucios se lavan en casa, ?no? Yo creo que esta idea sigue todav?a en pie para mucha gente. Da mucha vergüenza hablar de asuntos familiares e incluso est? mal visto. Suena desleal y desagradecido. Socialmente, la familia ha de ser fuente de orgullo, no de malestar. Hay quien alardea incluso de sus nudos familiares, en las redes sociales se ve constantemente. Pero lo cierto es que cuanto m?s cerrado sea el territorio familiar, cuanto m?s aislado se mantenga del mundo exterior, m?s riesgo hay de que puedan cometerse abusos dentro. Los ni?os, por ejemplo, se ven en situaciones de gran indefensi?n porque no tienen d?nde comparar. Creen que esa es la normalidad y la asumen.Ha escrito este libro en plena pandemia. ?Cree que el ambiente opresivo y obligatoriamente ‘familiar’ al que nos vimos obligados ha marcado el tono de esta novela? No lo creo. Yo ya llevaba con esta historia en la cabeza mucho tiempo, much?simo de hecho. Hay cuentos de mi libro ‘Mala letra’ que son primos hermanos de las historias de esta familia. Y las ideas de encierro, reclusi?n, etc. ya aparecen en otros libros m?os. Lo que s? hizo el confinamiento fue darme mucha continuidad en la escritura, consegu? escribir un libro m?s compacto y coherente, en este sentido el encierro me vino bien.
Los personajes mi novela llevan el peso de una herencia. Han aprendido a esconderse para sobrevivir. Lo har?n toda su vida, incluso cuando ya no sea necesario
Sus libros suelen hablar de personajes inadaptados o inc?modos con el mundo, pero dir?a que esta es la primera vez que aborda la idea de c?mo se pueden crear (en el sentido de moldear) personajes as?. S?, muy bien visto esto… F?jate que algunas de las historias de esta familia est?n protagonizadas por los ni?os cuando ya han crecido e incluso cuando ya viven fuera de la casa. El hilo que las une al resto del libro es m?s sutil, pero existe. Los personajes llevan el peso de una herencia. Una herencia psicol?gica, sentimental, que les hace ser quienes son. Han aprendido a esconderse para sobrevivir. Lo har?n toda su vida, incluso cuando ya no sea necesario. Por cierto que esta idea de la transmisi?n, del eco familiar, aparece también en dos novelas recientes que me gustan mucho: ‘Eco’, de Carlos Frontera, y ‘Vengo de este miedo’, de Miguel ?ngel Oeste.Su ‘pater familias’ est? emparentado con el ‘acosador’ de ‘Cicatriz’, una figura masculina seductora que desea controlar (y con ello destruye). No hab?a pensado en este parentesco, pero no lo descarto, a menudo soy la menos indicada para analizar mis libros… Son personajes diferentes, claro, pero ambos tratan de someter y a la vez est?n sometidos a leyes no escritas sobre lo que significa ser hombre: el Knut de ‘Cicatriz’ ha de agasajar y conquistar sea como sea, el Padre de este libro ha de llevar la batuta educativa y moral de la familia. Ambos son controladores y exigentes, ambos est?n acomplejados, ambos son narcisistas. No lo hab?a pensado, pero s?, se parecen.
Yo suelo inspirarme en gente real al escribir, no parto de abstracciones, y para este personaje también hay un modelo. En realidad, la complejidad de este Padre es la de la vida
Que el Padre (as? se le llama con may?sculas como convirtiéndole en un representante de su condici?n) sea un dictador y a la vez un tipo seguidor de Gandhi, reniegue de la Iglesia y abrace posturas m?s bien progresistas, ?es una forma de darle complejidad al personaje, de huir de lo obvio? S?, por supuesto, pero porque la realidad es as? de compleja. Yo suelo inspirarme en gente real al escribir, no parto de abstracciones, y para este personaje también hay un modelo. En realidad, la complejidad de este Padre es la de la vida. Es un dictador, s?, pero tiene los pies de barro y, sin duda, sufre much?simo. También sufre el hijo mayor, Dami?n, que tiene una personalidad muy vulnerable, a pesar de su masculinidad, o quiz? precisamente por eso, por lo que se espera de él en cuanto primogénito var?n. Siempre digo que el patriarcado ha hecho desgraciadas a muchas mujeres, pero también a montones de hombres.De los personajes de ‘La familia’ se dice que son “sumisos por fuera y agitad?simos por dentro, de un modo que ni siquiera ellos entend?an”. ?Esa ser?a una buena definici?n para la mayor?a de los personajes de sus historias? Esta corriente interior es com?n a muchos de mis personajes, en todos mis libros. La tensi?n entre complacer, adaptarse, ser educado, por un lado, y rebelarse, protestar, manifestar los verdaderos sentimientos, por otro. A veces pueden parecer sumisos, pero nunca se les somete del todo. Hay un rescoldo de libertad en ellos, o mejor dicho, un ansia de libertad que no se extingue. Si nos fijamos por ejemplo en los hijos de esta familia: ?acaso alguno de ellos termina creyéndose al Padre, asumiendo sus principios? No, ninguno.
De c?mo machacan al individuo las convenciones sociales se desprenden otros temas como los prejuicios, el abuso de poder en las situaciones cotidianas o las dificultades de crecer
Si hubiera que seleccionar un tema sobre el que gravitan las preocupaciones de Sara Mesa como escritora, ?ese ser?a c?mo las convenciones sociales machacan al individuo?S?, sin duda. Y de esto se desprenden otros temas relacionados, como los prejuicios, el abuso de poder en las situaciones cotidianas o las dificultades de crecer.Sé que no acaba de reconocerse en esa etiqueta de rara, turbia y ‘malrrollera’ con la que la cr?tica la ha ‘condecorado’. Lo cierto es que al lector le cuesta admitir que puede identificarse con esos personajes tan inc?modos e inadaptados.No, este tipo de reacciones no las busco. A lo mejor algunos piensan que soy ‘malrollera’ porque en el fondo s? se identifican con las historias que cuento y no les gusta. No lo sé. S? me preocupa una tendencia que percibo ?ltimamente que juzga si el libro es bueno o no en funci?n de si se empatiza o no con los protagonistas. El concepto de empat?a est? bien, sin duda es lo que nos anuda a las narraciones, el problema es que esa empat?a ahora se entiende de una forma muy superficial, como una mera correspondencia o incluso un querer ser. Bajo esa premisa, ‘Crimen y castigo’ nunca ser?a un buen libro, porque a ver quién empatiza con Rask?lnikov, el asesino de ancianas.Ahora le esperan varias adaptaciones de sus trabajos, al cine o las series. ?Espera algo de ello o es algo muy alejado de la escritura?Pues mira, me han ofrecido en ocasiones hacer guiones y escribir para la televisi?n, pero hasta el momento no lo he visto claro, creo que mi lenguaje es otro y prefiero evitar distracciones. La verdad que estoy muy centrada en eso, en escribir, me ha costado muchos a?os conseguirlo y ahora no quiero soltarlo asumiendo otras tareas. En cuanto a las adaptaciones audiovisuales de mis propios libros, asisto al proceso con curiosidad y alegr?a, pero desde la distancia.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/sara-mesa-patriarcado-hecho-desgraciadas-75358341)
Muchas pel?culas de Hollywood nos muestran la familia como algo parecido a un fuerte del Far West, frente a las numerosas amenazas y violencia del exterior. En su novela ‘La familia’ se nos advierte, sin embargo, de que el peligro est? en el interior. Puede estarlo, s?, por fortuna no ocurre siempre. El mayor problema en estos casos es la falta de visibilidad, lo que garantiza la impunidad. Bueno, siempre se nos han dicho que los trapos sucios se lavan en casa, ?no? Yo creo que esta idea sigue todav?a en pie para mucha gente. Da mucha vergüenza hablar de asuntos familiares e incluso est? mal visto. Suena desleal y desagradecido. Socialmente, la familia ha de ser fuente de orgullo, no de malestar. Hay quien alardea incluso de sus nudos familiares, en las redes sociales se ve constantemente. Pero lo cierto es que cuanto m?s cerrado sea el territorio familiar, cuanto m?s aislado se mantenga del mundo exterior, m?s riesgo hay de que puedan cometerse abusos dentro. Los ni?os, por ejemplo, se ven en situaciones de gran indefensi?n porque no tienen d?nde comparar. Creen que esa es la normalidad y la asumen.Ha escrito este libro en plena pandemia. ?Cree que el ambiente opresivo y obligatoriamente ‘familiar’ al que nos vimos obligados ha marcado el tono de esta novela? No lo creo. Yo ya llevaba con esta historia en la cabeza mucho tiempo, much?simo de hecho. Hay cuentos de mi libro ‘Mala letra’ que son primos hermanos de las historias de esta familia. Y las ideas de encierro, reclusi?n, etc. ya aparecen en otros libros m?os. Lo que s? hizo el confinamiento fue darme mucha continuidad en la escritura, consegu? escribir un libro m?s compacto y coherente, en este sentido el encierro me vino bien.
Los personajes mi novela llevan el peso de una herencia. Han aprendido a esconderse para sobrevivir. Lo har?n toda su vida, incluso cuando ya no sea necesario
Sus libros suelen hablar de personajes inadaptados o inc?modos con el mundo, pero dir?a que esta es la primera vez que aborda la idea de c?mo se pueden crear (en el sentido de moldear) personajes as?. S?, muy bien visto esto… F?jate que algunas de las historias de esta familia est?n protagonizadas por los ni?os cuando ya han crecido e incluso cuando ya viven fuera de la casa. El hilo que las une al resto del libro es m?s sutil, pero existe. Los personajes llevan el peso de una herencia. Una herencia psicol?gica, sentimental, que les hace ser quienes son. Han aprendido a esconderse para sobrevivir. Lo har?n toda su vida, incluso cuando ya no sea necesario. Por cierto que esta idea de la transmisi?n, del eco familiar, aparece también en dos novelas recientes que me gustan mucho: ‘Eco’, de Carlos Frontera, y ‘Vengo de este miedo’, de Miguel ?ngel Oeste.Su ‘pater familias’ est? emparentado con el ‘acosador’ de ‘Cicatriz’, una figura masculina seductora que desea controlar (y con ello destruye). No hab?a pensado en este parentesco, pero no lo descarto, a menudo soy la menos indicada para analizar mis libros… Son personajes diferentes, claro, pero ambos tratan de someter y a la vez est?n sometidos a leyes no escritas sobre lo que significa ser hombre: el Knut de ‘Cicatriz’ ha de agasajar y conquistar sea como sea, el Padre de este libro ha de llevar la batuta educativa y moral de la familia. Ambos son controladores y exigentes, ambos est?n acomplejados, ambos son narcisistas. No lo hab?a pensado, pero s?, se parecen.
Yo suelo inspirarme en gente real al escribir, no parto de abstracciones, y para este personaje también hay un modelo. En realidad, la complejidad de este Padre es la de la vida
Que el Padre (as? se le llama con may?sculas como convirtiéndole en un representante de su condici?n) sea un dictador y a la vez un tipo seguidor de Gandhi, reniegue de la Iglesia y abrace posturas m?s bien progresistas, ?es una forma de darle complejidad al personaje, de huir de lo obvio? S?, por supuesto, pero porque la realidad es as? de compleja. Yo suelo inspirarme en gente real al escribir, no parto de abstracciones, y para este personaje también hay un modelo. En realidad, la complejidad de este Padre es la de la vida. Es un dictador, s?, pero tiene los pies de barro y, sin duda, sufre much?simo. También sufre el hijo mayor, Dami?n, que tiene una personalidad muy vulnerable, a pesar de su masculinidad, o quiz? precisamente por eso, por lo que se espera de él en cuanto primogénito var?n. Siempre digo que el patriarcado ha hecho desgraciadas a muchas mujeres, pero también a montones de hombres.De los personajes de ‘La familia’ se dice que son “sumisos por fuera y agitad?simos por dentro, de un modo que ni siquiera ellos entend?an”. ?Esa ser?a una buena definici?n para la mayor?a de los personajes de sus historias? Esta corriente interior es com?n a muchos de mis personajes, en todos mis libros. La tensi?n entre complacer, adaptarse, ser educado, por un lado, y rebelarse, protestar, manifestar los verdaderos sentimientos, por otro. A veces pueden parecer sumisos, pero nunca se les somete del todo. Hay un rescoldo de libertad en ellos, o mejor dicho, un ansia de libertad que no se extingue. Si nos fijamos por ejemplo en los hijos de esta familia: ?acaso alguno de ellos termina creyéndose al Padre, asumiendo sus principios? No, ninguno.
De c?mo machacan al individuo las convenciones sociales se desprenden otros temas como los prejuicios, el abuso de poder en las situaciones cotidianas o las dificultades de crecer
Si hubiera que seleccionar un tema sobre el que gravitan las preocupaciones de Sara Mesa como escritora, ?ese ser?a c?mo las convenciones sociales machacan al individuo?S?, sin duda. Y de esto se desprenden otros temas relacionados, como los prejuicios, el abuso de poder en las situaciones cotidianas o las dificultades de crecer.Sé que no acaba de reconocerse en esa etiqueta de rara, turbia y ‘malrrollera’ con la que la cr?tica la ha ‘condecorado’. Lo cierto es que al lector le cuesta admitir que puede identificarse con esos personajes tan inc?modos e inadaptados.No, este tipo de reacciones no las busco. A lo mejor algunos piensan que soy ‘malrollera’ porque en el fondo s? se identifican con las historias que cuento y no les gusta. No lo sé. S? me preocupa una tendencia que percibo ?ltimamente que juzga si el libro es bueno o no en funci?n de si se empatiza o no con los protagonistas. El concepto de empat?a est? bien, sin duda es lo que nos anuda a las narraciones, el problema es que esa empat?a ahora se entiende de una forma muy superficial, como una mera correspondencia o incluso un querer ser. Bajo esa premisa, ‘Crimen y castigo’ nunca ser?a un buen libro, porque a ver quién empatiza con Rask?lnikov, el asesino de ancianas.Ahora le esperan varias adaptaciones de sus trabajos, al cine o las series. ?Espera algo de ello o es algo muy alejado de la escritura?Pues mira, me han ofrecido en ocasiones hacer guiones y escribir para la televisi?n, pero hasta el momento no lo he visto claro, creo que mi lenguaje es otro y prefiero evitar distracciones. La verdad que estoy muy centrada en eso, en escribir, me ha costado muchos a?os conseguirlo y ahora no quiero soltarlo asumiendo otras tareas. En cuanto a las adaptaciones audiovisuales de mis propios libros, asisto al proceso con curiosidad y alegr?a, pero desde la distancia.
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