الريــم
09-11-2022, 10:40 AM
El periodista andaluz Manuel Chaves Nogales, una de las plumas m?s l?cidas del siglo XX espa?ol, dej? escrita su admiraci?n por las demostraciones multitudinarias de entusiasmo de los catalanes. Cuando viaj? a Barcelona en febrero de 1936, justo después de la victoria electoral del Frente Popular, se exclam?: "En ninguna regi?n de Espa?a se sabe lo que es el entusiasmo popular si no es en Catalu?a".
Los catalanes, o una parte de ellos, se han empe?ado en darle la raz?n desde que, en 1976, desempolvasen la tradici?n de celebrar la Diada con una gran manifestaci?n. Cuarenta a?os después de que Chaves Nogales se admirase del fervor pol?tico y festivo que vio en Barcelona, la ciudad de Sant Boi acogi? el primer 'Onze de Setembre' tras la muerte de Franco.
Sant Boi, como es conocido, no fue la primera elecci?n de quienes quer?an reivindicar el retorno de las libertades perdidas durante la dictadura. Hubo negociaciones para celebrar el acto en el parque de la Ciutadella de Barcelona pero, cinco d?as antes de la Diada, el gobernador civil de la capital catalana, Salvador S?nchez-Ter?n, comunic? a los negociadores de la oposici?n democr?tica que no autorizaba esa ubicaci?n. Dos d?as antes del 11 de septiembre, ofreci? la posibilidad de celebrar un acto en Sant Boi, donde est? enterrado Rafael Casanova.
Miquel Sellarès, que luego ocup? cargos p?blicos designado tanto por Convergència como por Esquerra, fue uno de los negociadores. "A m? me hicieron el m?ximo responsable de la organizaci?n, pero yo sin el PSUC no podr?a haber hecho nada. En aquellos momentos la independencia era una entelequia: era una Diada por las libertades nacionales también, pero sobre todo por las libertades democr?ticas. Eso no quiere decir que gente como yo no fuéramos independentistas", recuerda ahora.
La manifestaci?n fue un éxito, y congreg? a dem?cratas de todas las tendencias. Aunque su volumen estuviera lejos de los recuentos m?s entusiastas -se habl? entonces de 100.000 asistentes, pero el colectivo Contrastant ha establecido, en a?os recientes, que en la plaza Catalunya de Sant Boi caben poco m?s de 27.000 personas-, aquella muchedumbre demostr? que las cosas hab?an empezado a cambiar.
Un r?o de 'senyeres'
"Nos singulariza que la primera Diada después de la dictadura se hiciera aqu?", dice la alcaldesa de Sant Boi, la socialista Lluïsa Moret. Ella ten?a 11 a?os en 1976, pero recuerda la escena. "Viv?amos en una calle que da a la plaza Catalunya. Mis padres fueron hacia all? y yo me quedé con mi hermana peque?a y mi abuela viéndolo por la ventana. Recuerdo la imagen de un r?o de gente con 'senyeres' que ven?a de todas partes", dice Moret.
Entre los que fueron a Sant Boi estaba el periodista Xavier Sardà, que entonces ten?a 18 a?os. "Era muy emocionante. En casa se estaba muy solo con todo lo que estaba pasando. En la calle se incid?a en la Transici?n. Lo recuerdo con la lagrimilla, aquello fue imprescindible", dice Sardà.
El precedente de Sant Boi sirvi? para que, al a?o siguiente y ya en Barcelona, se celebrara la primera marcha catalanista verdaderamente de masas desde el final de la Guerra Civil. La "manifestaci? del mili?" -la cifra es, de nuevo, muy discutible- reivindic? "llibertat, amnistia i Estatut d'Autonomia", el lema de la Assemblea de Catalunya que ya se hab?a coreado en las concentraciones no autorizadas de febrero de 1976.
Esa fue la manifestaci?n m?s grande de la historia de Catalu?a hasta la segunda década del siglo XXI, cuando empezaron las grandes marchas independentistas del 'procés'. Pero casi cada a?o desde 1977 las concentraciones han marcado de una u otra forma el escenario pol?tico, de manera que la Diada ya se ha convertido en la apertura oficiosa del curso.
La Diada de 1978 fue la del Govern provisional; en la de 1979 hizo fortuna el lema 'Un sol poble'; la de 1980 fue la primera tras la proclamaci?n oficial del Onze de Setembre como fiesta nacional de Catalu?a. En los a?os posteriores, la paulatina declinaci?n en el entusiasmo popular no impidi? hitos hist?ricos como la elecci?n del Fossar de les Moreres para las concentraciones del independentismo m?s vehemente (1981) o la selecci?n de ese d?a para la puesta en marcha de las emisiones regulares de TV-3 (1983).
Enseguida la jornada se transform? en un lugar ideal para que los pol?ticos anunciaran posiciones estratégicas o comentaran la actualidad. En varias ocasiones la Diada sirvi? para condenar atentados de Terra Lliure (1987 y 1989), y en 1997 la comidilla fueron los abucheos que hab?a recibido Raimon en Madrid pocas horas antes, durante el acto de homenaje al concejal asesinado por ETA Miguel ?ngel Blanco.
Escarceos preelectorales
En los ?ltimos a?os del siglo XX la Diada fue escenario de varios escarceos preelectorales. En 1998 la jornada vivi? el primer duelo entre Jordi Pujol y Pasqual Maragall, que se enfrentar?an en las urnas un a?o después. En 2000, los focos estuvieron sobre Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida, que se disputaban la sucesi?n de Pujol.
En 2001 se desconvocaron los actos institucionales después de los ataques terroristas en EEUU. Dos a?os después, en vista de las circunstancias, Pasqual Maragall propon?a vincular de alguna manera los 11-S de Catalu?a, Estados Unidos y Chile: la efeméride de la toma del Palacio de la Moneda y el asesinato de Salvador Allende, en 1973, siempre ha marcado la jornada de una manera u otra. Pero la primera Diada de Maragall como 'president', en 2004, destac? por el homenaje a la 'senyera'.
El declive gradual termin? en 2011. Ese a?o, Artur Mas anunci? el Onze de Setembre, meses después de la sentencia del Estatut, que una "nueva transici?n" estaba "en marcha". Al a?o siguiente empezaron las manifestaciones multitudinarias que acompa?aron todo el 'procés': cientos de miles de personas -o millones, seg?n quien las cuente- se han movilizado desde entonces por la independencia en cada Diada, a excepci?n de la de 2020, muy encogida por el covid.
Contar independentistas
Carme Forcadell, que en su condici?n de l?der de la Assemblea Nacional Catalana entre 2012 y 2015 -y después como presidenta del Parlament- fue una de las principales responsables de esas movilizaciones, ve "un cierto hilo conductor" entre las primeras manifestaciones, como la de Sant Boi, y las masivas marchas soberanistas, pero también diferencias. "Muchas personas que fueron a las primeras fueron después a las independentistas pensando que eran una continuaci?n. Pero lo que cambi? en esas ?ltimas Diadas es que dijimos que pod?a ir quien quisiera, pero que las manifestaciones eran independentistas y que a quien fuera se le contar?a como independentista", dice a este diario.
Este a?o, las desavenencias entre ERC y Junts en el Govern se han trasladado a la Diada y est? por ver si las concentraciones mantendr?n las magnitudes numéricas de los a?os previos a la pandemia. Forcadell admite que hay gente "decepcionada y triste" por la "falta de empuje" de la situaci?n actual. Pero también avisa a los peri?dicos "ilusos enterradores" del catalanismo que describi? Francesc Pujols de que la causa soberanista no est? muerta. "No puedes pedir a la gente que esté continuamente movilizada y en la calle. Vaya o no vaya, que yo creo que habr? gente pero no la brutalidad de los a?os entre 2012 y 2015, s? hay una mayor?a que quiere la independencia. Que no vayan no quiere decir que hayan dejado de ser independentistas", afirma Forcadell.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/diada-cataluna-unidad-antifranquista-1976-75290093)
Los catalanes, o una parte de ellos, se han empe?ado en darle la raz?n desde que, en 1976, desempolvasen la tradici?n de celebrar la Diada con una gran manifestaci?n. Cuarenta a?os después de que Chaves Nogales se admirase del fervor pol?tico y festivo que vio en Barcelona, la ciudad de Sant Boi acogi? el primer 'Onze de Setembre' tras la muerte de Franco.
Sant Boi, como es conocido, no fue la primera elecci?n de quienes quer?an reivindicar el retorno de las libertades perdidas durante la dictadura. Hubo negociaciones para celebrar el acto en el parque de la Ciutadella de Barcelona pero, cinco d?as antes de la Diada, el gobernador civil de la capital catalana, Salvador S?nchez-Ter?n, comunic? a los negociadores de la oposici?n democr?tica que no autorizaba esa ubicaci?n. Dos d?as antes del 11 de septiembre, ofreci? la posibilidad de celebrar un acto en Sant Boi, donde est? enterrado Rafael Casanova.
Miquel Sellarès, que luego ocup? cargos p?blicos designado tanto por Convergència como por Esquerra, fue uno de los negociadores. "A m? me hicieron el m?ximo responsable de la organizaci?n, pero yo sin el PSUC no podr?a haber hecho nada. En aquellos momentos la independencia era una entelequia: era una Diada por las libertades nacionales también, pero sobre todo por las libertades democr?ticas. Eso no quiere decir que gente como yo no fuéramos independentistas", recuerda ahora.
La manifestaci?n fue un éxito, y congreg? a dem?cratas de todas las tendencias. Aunque su volumen estuviera lejos de los recuentos m?s entusiastas -se habl? entonces de 100.000 asistentes, pero el colectivo Contrastant ha establecido, en a?os recientes, que en la plaza Catalunya de Sant Boi caben poco m?s de 27.000 personas-, aquella muchedumbre demostr? que las cosas hab?an empezado a cambiar.
Un r?o de 'senyeres'
"Nos singulariza que la primera Diada después de la dictadura se hiciera aqu?", dice la alcaldesa de Sant Boi, la socialista Lluïsa Moret. Ella ten?a 11 a?os en 1976, pero recuerda la escena. "Viv?amos en una calle que da a la plaza Catalunya. Mis padres fueron hacia all? y yo me quedé con mi hermana peque?a y mi abuela viéndolo por la ventana. Recuerdo la imagen de un r?o de gente con 'senyeres' que ven?a de todas partes", dice Moret.
Entre los que fueron a Sant Boi estaba el periodista Xavier Sardà, que entonces ten?a 18 a?os. "Era muy emocionante. En casa se estaba muy solo con todo lo que estaba pasando. En la calle se incid?a en la Transici?n. Lo recuerdo con la lagrimilla, aquello fue imprescindible", dice Sardà.
El precedente de Sant Boi sirvi? para que, al a?o siguiente y ya en Barcelona, se celebrara la primera marcha catalanista verdaderamente de masas desde el final de la Guerra Civil. La "manifestaci? del mili?" -la cifra es, de nuevo, muy discutible- reivindic? "llibertat, amnistia i Estatut d'Autonomia", el lema de la Assemblea de Catalunya que ya se hab?a coreado en las concentraciones no autorizadas de febrero de 1976.
Esa fue la manifestaci?n m?s grande de la historia de Catalu?a hasta la segunda década del siglo XXI, cuando empezaron las grandes marchas independentistas del 'procés'. Pero casi cada a?o desde 1977 las concentraciones han marcado de una u otra forma el escenario pol?tico, de manera que la Diada ya se ha convertido en la apertura oficiosa del curso.
La Diada de 1978 fue la del Govern provisional; en la de 1979 hizo fortuna el lema 'Un sol poble'; la de 1980 fue la primera tras la proclamaci?n oficial del Onze de Setembre como fiesta nacional de Catalu?a. En los a?os posteriores, la paulatina declinaci?n en el entusiasmo popular no impidi? hitos hist?ricos como la elecci?n del Fossar de les Moreres para las concentraciones del independentismo m?s vehemente (1981) o la selecci?n de ese d?a para la puesta en marcha de las emisiones regulares de TV-3 (1983).
Enseguida la jornada se transform? en un lugar ideal para que los pol?ticos anunciaran posiciones estratégicas o comentaran la actualidad. En varias ocasiones la Diada sirvi? para condenar atentados de Terra Lliure (1987 y 1989), y en 1997 la comidilla fueron los abucheos que hab?a recibido Raimon en Madrid pocas horas antes, durante el acto de homenaje al concejal asesinado por ETA Miguel ?ngel Blanco.
Escarceos preelectorales
En los ?ltimos a?os del siglo XX la Diada fue escenario de varios escarceos preelectorales. En 1998 la jornada vivi? el primer duelo entre Jordi Pujol y Pasqual Maragall, que se enfrentar?an en las urnas un a?o después. En 2000, los focos estuvieron sobre Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida, que se disputaban la sucesi?n de Pujol.
En 2001 se desconvocaron los actos institucionales después de los ataques terroristas en EEUU. Dos a?os después, en vista de las circunstancias, Pasqual Maragall propon?a vincular de alguna manera los 11-S de Catalu?a, Estados Unidos y Chile: la efeméride de la toma del Palacio de la Moneda y el asesinato de Salvador Allende, en 1973, siempre ha marcado la jornada de una manera u otra. Pero la primera Diada de Maragall como 'president', en 2004, destac? por el homenaje a la 'senyera'.
El declive gradual termin? en 2011. Ese a?o, Artur Mas anunci? el Onze de Setembre, meses después de la sentencia del Estatut, que una "nueva transici?n" estaba "en marcha". Al a?o siguiente empezaron las manifestaciones multitudinarias que acompa?aron todo el 'procés': cientos de miles de personas -o millones, seg?n quien las cuente- se han movilizado desde entonces por la independencia en cada Diada, a excepci?n de la de 2020, muy encogida por el covid.
Contar independentistas
Carme Forcadell, que en su condici?n de l?der de la Assemblea Nacional Catalana entre 2012 y 2015 -y después como presidenta del Parlament- fue una de las principales responsables de esas movilizaciones, ve "un cierto hilo conductor" entre las primeras manifestaciones, como la de Sant Boi, y las masivas marchas soberanistas, pero también diferencias. "Muchas personas que fueron a las primeras fueron después a las independentistas pensando que eran una continuaci?n. Pero lo que cambi? en esas ?ltimas Diadas es que dijimos que pod?a ir quien quisiera, pero que las manifestaciones eran independentistas y que a quien fuera se le contar?a como independentista", dice a este diario.
Este a?o, las desavenencias entre ERC y Junts en el Govern se han trasladado a la Diada y est? por ver si las concentraciones mantendr?n las magnitudes numéricas de los a?os previos a la pandemia. Forcadell admite que hay gente "decepcionada y triste" por la "falta de empuje" de la situaci?n actual. Pero también avisa a los peri?dicos "ilusos enterradores" del catalanismo que describi? Francesc Pujols de que la causa soberanista no est? muerta. "No puedes pedir a la gente que esté continuamente movilizada y en la calle. Vaya o no vaya, que yo creo que habr? gente pero no la brutalidad de los a?os entre 2012 y 2015, s? hay una mayor?a que quiere la independencia. Que no vayan no quiere decir que hayan dejado de ser independentistas", afirma Forcadell.
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