الريــم
09-07-2022, 09:20 PM
Tras las vacaciones de verano, la vuelta a la rutina diaria de los adultos implica un bombardeo digital. El teléfono, la tableta y el ordenador son ya una extensi?n de nuestras manos. Los Whatsapp de la familia, los del cole, los 'emails' de los jefes, los de los compa?eros, las llamadas de clientes, el GPS para saber ir a un lugar concreto, las compras 'online', los v?deos cortos de las redes sociales, las alertas, las notificaciones… Y as? 24 horas al d?a, los siete d?as de la semana.
Un informe de la consultora Kantar cifra en 1.602 el n?mero medio de correos electr?nicos sin leer que acumulamos, y en 47 los mensajes de Whatsapp vistos y sin responder. Psic?logos y neur?logos lanzan una alerta: el ca?oneo de est?mulos implica tener el motor del cerebro siempre encendido, lo cual conlleva serias consecuencias sobre la salud mental y f?sica.
"La hiperconectividad es el gran agujero negro por donde se escapa nuestro tiempo y nuestra salud”, afirma la psic?loga Gabriela Paoli
Habr? quien alegue que no es para tanto y que solo ha cambiado el soporte. Antes trabaj?bamos m?s con papeles y teléfonos fijos, y ahora, con m?viles y ordenadores. Error. “Ni el papel ni el teléfono fijo fueron fabricados por 150 ingenieros de Silicon Valley para enganchar al usuario con dispositivos y plataformas que tienen detr?s unos intereses econ?micos brutales”, advierte Diego Hidalgo, autor de 'Anestesiados. La humanidad bajo el imperio de la tecnolog?a'.
La tecnolog?a nos acerca al mundo y nos permite hacer cosas maravillosas, pero la hiperconectividad es “el gran agujero negro por donde se escapa nuestro tiempo y nuestra salud”, afirma Gabriela Paoli, psic?loga especializada en adicciones digitales y autora del ensayo 'Salud digital'. Acostumbrada a ver en consulta a pacientes angustiados porque el d?a, para ellos, no tiene suficientes horas, Paoli destaca que sobreestimular el cerebro no sale gratis. La ansiedad, el estrés y los trastornos del sue?o implican un desgaste mental que hace que nuestra atenci?n se disperse. Consecuencia: baja la productividad y la motivaci?n.
Falta de sue?o
Dormir es un pilar fundamental del bienestar humano, junto con la alimentaci?n saludable y la actividad f?sica. No dormir las suficientes horas (una media entre siete y nueve horas en los adultos) afecta a todos los ?rganos: destroza el sistema inmunitario, altera los niveles de az?car en sangre, bloquea las arterias coronarias y da?a la concentraci?n. Muchos cient?ficos, como Matthew Walker, autor de 'Por qué dormimos’, est?n presionando a los médicos para que receten a sus pacientes dormir, que no tiene nada que ver con recetar pastillas para dormir.
“El descanso es productivo”, concluye Paoli, que recuerda que las aplicaciones digitales m?s usadas son igual de nocivas para la salud que los aperitivos salados: son adictivos y no nos aportan nutrientes. “La tecnolog?a est? dise?ada para atraparnos y captar nuestra atenci?n”, concluye la experta.
"Vivir pegados a las pantallas provoca déficit de atenci?n, empobrecimiento del lenguaje, trastornos del sue?o y pérdida de habilidades sociales"
La comunidad cient?fica ha demostrado que la sobreexposici?n digital es perjudicial para el cerebro y para el desarrollo del cerebro. El neur?logo Antonio Parralo explica que afecta a los circuitos cerebrales, tanto los de recompensa (dopamina) como los del sue?o (melatonina) y enumera la lista de consecuencias negativas: déficit de atenci?n, empobrecimiento del lenguaje, trastornos del sue?o y pérdida de habilidades sociales. La psic?loga Paoli a?ade que vivir pegados a las pantallas tanto por trabajo como por vida social “debilita la conexi?n emocional entre las personas”.
La multitarea (la presunta capacidad humana para realizar varias actividades) est? muy valorada en el mundo laboral. Pero es mentira. “Somos capaces, s?, pero acarrera un enorme desgaste mental”, sentencia la psic?loga. De hecho, la atenci?n -la capacidad para mantener la actividad que se est? realizando en ese momento, ya sea personal o laboral- es ahora tan dif?cil de conseguir que se considera el nuevo coeficiente intelectual, en palabras del pedagogo Gregorio Luri. Se trata de una destreza con la que ser humano no nace sino que la tiene que entrenar. El maestro y divulgador recuerda que el teléfono m?vil dispersa la atenci?n, al contrario de lo que sucede al leer un libro.
“Dedicar muchas horas a varios est?mulos hace que tengamos un foco de atenci?n demasiado grande. En consecuencia, la atenci?n no se desarrolla correctamente”, a?ade el neur?logo Parralo, que compara la exposici?n continua a las pantallas a las drogas. La diferencia es que la adicci?n a las pantallas est? mucho m?s extendida, es menos visible y est? mucho m?s aceptada socialmente.
"La sobreexposici?n digital implica una transformaci?n econ?mica, pol?tica y social. El imperativo de la productividad neoliberal nos lleva a autoexplotarnos hasta el l?mite"
Un problema colectivo
Limitar las horas de conexi?n y ser consciente del problema es la primera receta que mandan los neur?logos y los psic?logos. Sin embargo, se queda corta. M?s all? de lo que haga cada persona con sus dispositivos (hay 'valientes' que no tienen Whatsapp o que desconectan sus m?viles cuando entran al teatro o al cine), no estamos ante un problema personal sino colectivo.
“La sobreexposici?n digital implica una transformaci?n econ?mica, pol?tica y social. El imperativo de la productividad neoliberal nos lleva a autoexplotarnos hasta el l?mite. La hiperconectividad es una realidad material que condiciona nuestra existencia”, subraya el fil?sofo y ensayista Eudald Espluga, que pide no considerar la sobreexposici?n a la tecnolog?a como un asunto individual.
“Puede que t? limites tu tiempo de conexi?n 'online', o puede que no compres nada en plataformas o en supermercados r?pidos. Sin embargo, igualmente vives en una época con aceleraci?n social. A nivel personal, puedes intentar hacer un retiro sin wifi o abandonar el m?vil durante un rato. Pero no hablamos de eso. Hablamos de una estructura pol?tica y econ?mica. Precisamente, lo que necesitamos es politizar el problema para que existan regulaciones”, insiste el autor de 'No seas t? mismo: Apuntes sobre una generaci?n fatigada'.
Cada vez m?s invasiva, la tecnolog?a digital -mejor dicho, su abuso- es "una de las mayores amenazas a la libertad humana", concluye Hidalgo. ?Una afirmaci?n exagerada? No tanto si pensamos que el mundo 'online' est? tomando el control de la humanidad: “Toma el control de cosas que definen lo que somos: nuestro tiempo, nuestra atenci?n y nuestras decisiones”.
Pérdida de destrezas
Diego Hildalgo propone un ejemplo cotidiano para demostrar el abuso de pantallas no sale gratis al ser humano. “Imagina que has quedado con un amigo en la calle, pero no os encontr?is. T? puedes enviar por Whatsapp tu ubicaci?n. Algo muy ?til, ?verdad? S?, pero deber?as caer en la cuenta de lo que dejas de hacer: recrear la ciudad en tu mente para desarrollar tu capacidad de orientaci?n e indicarle a tu amigo qué calles debe coger”.
Cada vez delegamos m?s en la tecnolog?a, as? que “desaprendemos facultades”, como la memoria y la orientaci?n, y nos convertimos en seres m?s dependientes. “Google ofrece soluciones totales. Ya no miramos a qué hora abren el zoo de nuestra ciudad, ahora directamente preguntamos qué podemos hacer con nuestros hijos el fin de semana”, concluye Hidalgo.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/abrasados-movil-locura-vivir-bombardeo-75158563)
Un informe de la consultora Kantar cifra en 1.602 el n?mero medio de correos electr?nicos sin leer que acumulamos, y en 47 los mensajes de Whatsapp vistos y sin responder. Psic?logos y neur?logos lanzan una alerta: el ca?oneo de est?mulos implica tener el motor del cerebro siempre encendido, lo cual conlleva serias consecuencias sobre la salud mental y f?sica.
"La hiperconectividad es el gran agujero negro por donde se escapa nuestro tiempo y nuestra salud”, afirma la psic?loga Gabriela Paoli
Habr? quien alegue que no es para tanto y que solo ha cambiado el soporte. Antes trabaj?bamos m?s con papeles y teléfonos fijos, y ahora, con m?viles y ordenadores. Error. “Ni el papel ni el teléfono fijo fueron fabricados por 150 ingenieros de Silicon Valley para enganchar al usuario con dispositivos y plataformas que tienen detr?s unos intereses econ?micos brutales”, advierte Diego Hidalgo, autor de 'Anestesiados. La humanidad bajo el imperio de la tecnolog?a'.
La tecnolog?a nos acerca al mundo y nos permite hacer cosas maravillosas, pero la hiperconectividad es “el gran agujero negro por donde se escapa nuestro tiempo y nuestra salud”, afirma Gabriela Paoli, psic?loga especializada en adicciones digitales y autora del ensayo 'Salud digital'. Acostumbrada a ver en consulta a pacientes angustiados porque el d?a, para ellos, no tiene suficientes horas, Paoli destaca que sobreestimular el cerebro no sale gratis. La ansiedad, el estrés y los trastornos del sue?o implican un desgaste mental que hace que nuestra atenci?n se disperse. Consecuencia: baja la productividad y la motivaci?n.
Falta de sue?o
Dormir es un pilar fundamental del bienestar humano, junto con la alimentaci?n saludable y la actividad f?sica. No dormir las suficientes horas (una media entre siete y nueve horas en los adultos) afecta a todos los ?rganos: destroza el sistema inmunitario, altera los niveles de az?car en sangre, bloquea las arterias coronarias y da?a la concentraci?n. Muchos cient?ficos, como Matthew Walker, autor de 'Por qué dormimos’, est?n presionando a los médicos para que receten a sus pacientes dormir, que no tiene nada que ver con recetar pastillas para dormir.
“El descanso es productivo”, concluye Paoli, que recuerda que las aplicaciones digitales m?s usadas son igual de nocivas para la salud que los aperitivos salados: son adictivos y no nos aportan nutrientes. “La tecnolog?a est? dise?ada para atraparnos y captar nuestra atenci?n”, concluye la experta.
"Vivir pegados a las pantallas provoca déficit de atenci?n, empobrecimiento del lenguaje, trastornos del sue?o y pérdida de habilidades sociales"
La comunidad cient?fica ha demostrado que la sobreexposici?n digital es perjudicial para el cerebro y para el desarrollo del cerebro. El neur?logo Antonio Parralo explica que afecta a los circuitos cerebrales, tanto los de recompensa (dopamina) como los del sue?o (melatonina) y enumera la lista de consecuencias negativas: déficit de atenci?n, empobrecimiento del lenguaje, trastornos del sue?o y pérdida de habilidades sociales. La psic?loga Paoli a?ade que vivir pegados a las pantallas tanto por trabajo como por vida social “debilita la conexi?n emocional entre las personas”.
La multitarea (la presunta capacidad humana para realizar varias actividades) est? muy valorada en el mundo laboral. Pero es mentira. “Somos capaces, s?, pero acarrera un enorme desgaste mental”, sentencia la psic?loga. De hecho, la atenci?n -la capacidad para mantener la actividad que se est? realizando en ese momento, ya sea personal o laboral- es ahora tan dif?cil de conseguir que se considera el nuevo coeficiente intelectual, en palabras del pedagogo Gregorio Luri. Se trata de una destreza con la que ser humano no nace sino que la tiene que entrenar. El maestro y divulgador recuerda que el teléfono m?vil dispersa la atenci?n, al contrario de lo que sucede al leer un libro.
“Dedicar muchas horas a varios est?mulos hace que tengamos un foco de atenci?n demasiado grande. En consecuencia, la atenci?n no se desarrolla correctamente”, a?ade el neur?logo Parralo, que compara la exposici?n continua a las pantallas a las drogas. La diferencia es que la adicci?n a las pantallas est? mucho m?s extendida, es menos visible y est? mucho m?s aceptada socialmente.
"La sobreexposici?n digital implica una transformaci?n econ?mica, pol?tica y social. El imperativo de la productividad neoliberal nos lleva a autoexplotarnos hasta el l?mite"
Un problema colectivo
Limitar las horas de conexi?n y ser consciente del problema es la primera receta que mandan los neur?logos y los psic?logos. Sin embargo, se queda corta. M?s all? de lo que haga cada persona con sus dispositivos (hay 'valientes' que no tienen Whatsapp o que desconectan sus m?viles cuando entran al teatro o al cine), no estamos ante un problema personal sino colectivo.
“La sobreexposici?n digital implica una transformaci?n econ?mica, pol?tica y social. El imperativo de la productividad neoliberal nos lleva a autoexplotarnos hasta el l?mite. La hiperconectividad es una realidad material que condiciona nuestra existencia”, subraya el fil?sofo y ensayista Eudald Espluga, que pide no considerar la sobreexposici?n a la tecnolog?a como un asunto individual.
“Puede que t? limites tu tiempo de conexi?n 'online', o puede que no compres nada en plataformas o en supermercados r?pidos. Sin embargo, igualmente vives en una época con aceleraci?n social. A nivel personal, puedes intentar hacer un retiro sin wifi o abandonar el m?vil durante un rato. Pero no hablamos de eso. Hablamos de una estructura pol?tica y econ?mica. Precisamente, lo que necesitamos es politizar el problema para que existan regulaciones”, insiste el autor de 'No seas t? mismo: Apuntes sobre una generaci?n fatigada'.
Cada vez m?s invasiva, la tecnolog?a digital -mejor dicho, su abuso- es "una de las mayores amenazas a la libertad humana", concluye Hidalgo. ?Una afirmaci?n exagerada? No tanto si pensamos que el mundo 'online' est? tomando el control de la humanidad: “Toma el control de cosas que definen lo que somos: nuestro tiempo, nuestra atenci?n y nuestras decisiones”.
Pérdida de destrezas
Diego Hildalgo propone un ejemplo cotidiano para demostrar el abuso de pantallas no sale gratis al ser humano. “Imagina que has quedado con un amigo en la calle, pero no os encontr?is. T? puedes enviar por Whatsapp tu ubicaci?n. Algo muy ?til, ?verdad? S?, pero deber?as caer en la cuenta de lo que dejas de hacer: recrear la ciudad en tu mente para desarrollar tu capacidad de orientaci?n e indicarle a tu amigo qué calles debe coger”.
Cada vez delegamos m?s en la tecnolog?a, as? que “desaprendemos facultades”, como la memoria y la orientaci?n, y nos convertimos en seres m?s dependientes. “Google ofrece soluciones totales. Ya no miramos a qué hora abren el zoo de nuestra ciudad, ahora directamente preguntamos qué podemos hacer con nuestros hijos el fin de semana”, concluye Hidalgo.
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