الريــم
09-06-2022, 09:11 PM
Fueron ocho segundos conseguidos con sangre, sudor y hasta con l?grimas, m?s de rabia que de dolor, porque irse al suelo a 70 metros de la meta cuando hab?a atacado a Remco Evenepoel, cuando llevaba a los velocistas aprovech?ndose de su ?mpetu, cuando Primoz Roglic demostraba que la Vuelta estaba muy pero que muy viva, fue tan injusto como que no salga el sol por las ma?anas.
Roglic estaba sentado en la meta de Tomares, un pueblo pegado a Sevilla, con su rodilla y su brazo derechos llenos de sangre, con la mirada perdida, respirando aceleradamente, sin querer hablar ni con su auxiliar, ni con sus compa?eros, ni con Evenepoel, que se acerc? para interesarse por su salud. Trompazo violento contra el suelo cuando se va a 50 por hora, después de tropezar con los velocistas que llevaba a rueda y los ?nicos que reaccionaron cuando ins?litamente, en un d?a tonto y condenado al esprint, m?s para recuperar fuerzas que para pasar al ataque, Roglic demarr?, como un bestia, en la cuestecilla que llevaba a meta. Se llev? a los velocistas, entre ellos Mads Pedersen, el vencedor de la etapa (https://www.sport.es/es/noticias/la-vuelta/pedersen-impone-reducido-sprint-tomares-75108301). Y, por detr?s, el caos, todos en fila india. De repente, pincha Evenepoel, pero como se encuentra en la salvaci?n de los tres ?ltimos kil?metros, donde el reglamento dicta que si hay aver?a o ca?da, siempre y cuando la etapa no sea de monta?a, no perder? tiempo, solo es un susto. El juez le grita que esté tranquilo, que se lo tome con calma. Llega a la meta en plan cicloturista, hablando con sus adversarios, cuando Roglic ya est? apoyado a las vallas y todo ensangrentado.
M?s informaci?n (Auto)
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A él también el reglamento lo salva, no de las heridas, pero s? de la recompensa de ocho segundos, que tal vez se habr?a olvidado de buscar si adivina el tremendo golpe que se iba a llevar. Y, adem?s, estas heridas duelen m?s al segundo o al tercer d?a, justo cuando la Vuelta entra en Extremadura y regresa la monta?a. Para el ciclista esloveno y para la carrera el contratiempo fue como recibir una pu?alada por la espalda y una tremenda injusticia para un corredor que no se entrega y que se hab?a animado al ver que Evenepoel era un ciclista al que se pod?a atacar en la monta?a y en cualquier lugar, como en Tomares, terreno de velocistas, salvo que Roglic dijese lo contrario. "Solo son rasgu?os, dolorosos, pero nada roto", cuenta Pedro Sanz, el médico que lo atiende. Y si se resiente, también lo har? Enric Mas, porque el esloveno es ahora rival y a la vez un aliado.
Al final, el caos
Nadie esperaba que en una etapa demasiada tranquila, de las que sirven para una cabezadita en el sof?, terminase como el rosario de la aurora, que si pincha el primer clasificado, que si se cae el segundo, que nadie entiende nada y hasta los jueces reunidos de urgencia, mirando el VAR, que también existe en ciclismo, y dando una recompensa en segundos a Roglic que habr?a regalado con tal de no caerse en la meta. Cruel.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/la-vuelta/roglic-ataca-evenepoel-cae-meta-75113604)
Roglic estaba sentado en la meta de Tomares, un pueblo pegado a Sevilla, con su rodilla y su brazo derechos llenos de sangre, con la mirada perdida, respirando aceleradamente, sin querer hablar ni con su auxiliar, ni con sus compa?eros, ni con Evenepoel, que se acerc? para interesarse por su salud. Trompazo violento contra el suelo cuando se va a 50 por hora, después de tropezar con los velocistas que llevaba a rueda y los ?nicos que reaccionaron cuando ins?litamente, en un d?a tonto y condenado al esprint, m?s para recuperar fuerzas que para pasar al ataque, Roglic demarr?, como un bestia, en la cuestecilla que llevaba a meta. Se llev? a los velocistas, entre ellos Mads Pedersen, el vencedor de la etapa (https://www.sport.es/es/noticias/la-vuelta/pedersen-impone-reducido-sprint-tomares-75108301). Y, por detr?s, el caos, todos en fila india. De repente, pincha Evenepoel, pero como se encuentra en la salvaci?n de los tres ?ltimos kil?metros, donde el reglamento dicta que si hay aver?a o ca?da, siempre y cuando la etapa no sea de monta?a, no perder? tiempo, solo es un susto. El juez le grita que esté tranquilo, que se lo tome con calma. Llega a la meta en plan cicloturista, hablando con sus adversarios, cuando Roglic ya est? apoyado a las vallas y todo ensangrentado.
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A él también el reglamento lo salva, no de las heridas, pero s? de la recompensa de ocho segundos, que tal vez se habr?a olvidado de buscar si adivina el tremendo golpe que se iba a llevar. Y, adem?s, estas heridas duelen m?s al segundo o al tercer d?a, justo cuando la Vuelta entra en Extremadura y regresa la monta?a. Para el ciclista esloveno y para la carrera el contratiempo fue como recibir una pu?alada por la espalda y una tremenda injusticia para un corredor que no se entrega y que se hab?a animado al ver que Evenepoel era un ciclista al que se pod?a atacar en la monta?a y en cualquier lugar, como en Tomares, terreno de velocistas, salvo que Roglic dijese lo contrario. "Solo son rasgu?os, dolorosos, pero nada roto", cuenta Pedro Sanz, el médico que lo atiende. Y si se resiente, también lo har? Enric Mas, porque el esloveno es ahora rival y a la vez un aliado.
Al final, el caos
Nadie esperaba que en una etapa demasiada tranquila, de las que sirven para una cabezadita en el sof?, terminase como el rosario de la aurora, que si pincha el primer clasificado, que si se cae el segundo, que nadie entiende nada y hasta los jueces reunidos de urgencia, mirando el VAR, que también existe en ciclismo, y dando una recompensa en segundos a Roglic que habr?a regalado con tal de no caerse en la meta. Cruel.
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