الريــم
09-04-2022, 12:11 AM
Cuando en Espa?a reinaban solo dos colores pol?ticos, el rojo y el azul, la investidura estaba asegurada tras vencer en los comicios. Hab?a territorios como Catalunya o Euskadi donde la paleta de colores hab?a obligado a hablar de tripartitos, coaliciones e incluso de bloqueo. Pero solo una vez la falta de acuerdos condujo de nuevo a las urnas: el esc?ndalo del ‘Tamayazo’ en 2003 provoc? la repetici?n de las elecciones en la Comunidad de Madrid cinco meses después. Sin embargo, desde la llegada de Podemos y Ciudadanos al Congreso y el fin de las mayor?as absolutas, asegurarse la gobernabilidad se ha convertido en un problema que trae de cabeza a los partidos.
Las elecciones auton?micas de 2019 inauguraron la era de los ejecutivos de coalici?n. PP y Ciudadanos cerraron acuerdos, como lo hicieron también PSOE y Podemos, elevando de siete a trece el n?mero de autonom?as sin gobiernos monocolor. Casi la mitad de los acuerdos sirvieron para dejar fuera al partido que gan? las elecciones. Son los llamados ‘pactos de perdedores’, denostados en los discursos de los dirigentes pol?ticos pero que todos han practicado. Dejar gobernar a la lista m?s votada es la eterna promesa de rojos y azules cuando los sondeos apuntan a que ser? la suya: la hizo Pedro S?nchez en 2019 y Alberto N??ez Feij?o la recuper? ante la perspectiva de tener que llegar a acuerdos de coalici?n con Vox.
Pactar o no pactar con la ultraderecha
La amplia mayor?a de Isabel D?az Ayuso en la Comunidad de Madrid permiti? al PP ganar tiempo ante el horizonte de un acuerdo de gobierno con la ultraderecha. Ya en la era Feij?o, Castilla y Le?n oblig? a los populares a enfrentarse por primera vez al dilema. Y lleg? el primer vicepresidente de gobierno de Vox. Mientras el PSOE ped?a a los populares un cord?n sanitario que impidiera la entrada de la ultraderecha en los gobiernos, el PP se quejaba de que ello lo colocaba en una dif?cil disyuntiva. Y repetir elecciones ni siquiera es una opci?n con garant?as: las dos que hubo en el gobierno central no sirvieron para cambiar el equilibrio de fuerzas y s? para forzar posturas -una abstenci?n dolorosa, primero, y una coalici?n dif?cil, después- a las que a priori se resist?an.
Lista m?s votada y primas al ganador
Recuperar el mantra de dejar gobernar a la lista m?s votada parece ser la ?nica manera que encuentran los partidos de evitar pactos inc?modos. “Si al PSOE le preocupa Vox, sigue vigente mi oferta para que gobierne la lista m?s votada”, ha dicho el l?der del PP.
El bar?metro de mayo del Centro de Investigaciones Sociol?gicas (CIS) pregunt? a los ciudadanos sobre esta cuesti?n y siete de cada diez se mostraron a favor de que gobierne el vencedor de las elecciones. Pero el organismo estatal fue m?s all? y también pregunt? sobre otorgar una prima de esca?os a la primera fuerza para asegurar la gobernabilidad. Aqu? se mostraban de acuerdo poco m?s de la mitad, el 52,4%.
En su primer discurso como presidente del PP, en 2018, Pablo Casado ya propuso una reforma electoral para dar una prima de 50 diputados al partido ganador en los comicios generales. Los populares ya lo hab?an propuesto en 2015 durante su conferencia pol?tica.
Italia aprob? en 2005 una reforma electoral que inclu?a diputados extra que aseguraban la mayor?a absoluta al partido m?s votado (340 de los 630 esca?os). Matteo Renzi y Silvio Berlusconi pactaron una reforma en 2015 que manten?a el sistema de primas y que nunca se lleg? a estrenar. Una nueva reforma electoral en 2017 acab? con estos premios al ganador. En Grecia, hasta que Syriza introdujo un sistema proporcional en 2016, el partido ganador de las elecciones recib?a 50 esca?os m?s en el Parlamento griego. Poco dur? el modelo que hab?a impuesto el partido de izquierdas: en 2020 se aprob? una nueva ley que vuelve a premiar a la lista m?s votada aumentando de forma escalonada los esca?os de regalo.
La doble vuelta francesa
Otro de los mecanismos para impedir el bloqueo es el sistema presidencial francés: en caso de que ning?n candidato logre la mayor?a absoluta en el primer escrutinio, se celebra una segunda vuelta con los dos aspirantes con mayor n?mero de votos en la primera. Es as? como Emmanuel Macron se convirti? en presidente y ha revalidado su cargo: uniendo el voto contra la ultraderechista Marine Le Pen. En la pr?ctica, supondr?a cambiar nuestro sistema, proporcional, por uno mayoritario cuya prioridad es garantizar que finalmente haya un ganador. El para?so para el bipartidismo, pero un problema para los partidos periféricos y su influencia en el gobierno central.
La idea de una segunda vuelta ha rondado las ideas de los partidos mayoritarios desde 2015, con declaraciones m?s o menos espont?neas. El PP incluso lleg? a registrar en el Congreso una proposici?n de ley en 2018 que instauraba la segunda vuelta para las elecciones municipales y locales. La C?mara Baja tumb? la toma en consideraci?n de la iniciativa.
Recetas auton?micas para formar gobierno
La Constituci?n otorga al rey la potestad para proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno. ?ste solicita la confianza del Congreso de los Diputados pero, si no la logra, arranca un plazo de dos meses para que el monarca proponga cuantos candidatos considere —incluso el mismo puede repetir— hasta que la C?mara otorgue la confianza a alguno de ellos. De no lograrlo, se convocan nuevas elecciones. Es lo que ocurri? en 2016 y en 2019. La mayor?a de las autonom?as imitaron el modelo que la Constituci?n fija para el gobierno central y fijan un plazo que oscila entre dos y tres meses, desde las elecciones o desde la primera votaci?n. Pero hay excepciones: Euskadi, Asturias y Castilla-La Mancha aseguran la formaci?n de gobierno con diferentes recetas.
En coalici?n, en solitario o incluso dejando fuera a la primera fuerza, Euskadi siempre ha formado Gobierno pese a sus doce legislaturas sin ninguna mayor?a absoluta. El método de designaci?n del lehendakari impide el voto en contra, por lo que asegura que habr? un elegido sin que pueda producirse el bloqueo: basta con ser el candidato m?s votado. Un sistema similar tiene Asturias, que también elige como presidente al que “obtenga mayor n?mero de votos”, vayan como vayan las negociaciones entre los partidos.
Otra f?rmula es la de Castilla-La Mancha, donde no se repiten las elecciones en ning?n caso. Si el candidato no logra la confianza de la C?mara por mayor?a absoluta en primera votaci?n o en mayor?a simple en segunda, se tramitan sin debate sucesivas propuestas y, si ninguna prospera en un plazo de dos meses, “quedar? autom?ticamente designado el candidato del partido que tenga mayor n?mero de esca?os”.
Sin embargo, estos sistemas garantizan la elecci?n de gobierno, pero no la gobernabilidad: un Ejecutivo en minor?a tendr? que enfrentarse cada semana al equilibrio de fuerzas del parlamento para sacar adelante sus propuestas.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/busca-formula-magica-gobernabilidad-14416175)
Las elecciones auton?micas de 2019 inauguraron la era de los ejecutivos de coalici?n. PP y Ciudadanos cerraron acuerdos, como lo hicieron también PSOE y Podemos, elevando de siete a trece el n?mero de autonom?as sin gobiernos monocolor. Casi la mitad de los acuerdos sirvieron para dejar fuera al partido que gan? las elecciones. Son los llamados ‘pactos de perdedores’, denostados en los discursos de los dirigentes pol?ticos pero que todos han practicado. Dejar gobernar a la lista m?s votada es la eterna promesa de rojos y azules cuando los sondeos apuntan a que ser? la suya: la hizo Pedro S?nchez en 2019 y Alberto N??ez Feij?o la recuper? ante la perspectiva de tener que llegar a acuerdos de coalici?n con Vox.
Pactar o no pactar con la ultraderecha
La amplia mayor?a de Isabel D?az Ayuso en la Comunidad de Madrid permiti? al PP ganar tiempo ante el horizonte de un acuerdo de gobierno con la ultraderecha. Ya en la era Feij?o, Castilla y Le?n oblig? a los populares a enfrentarse por primera vez al dilema. Y lleg? el primer vicepresidente de gobierno de Vox. Mientras el PSOE ped?a a los populares un cord?n sanitario que impidiera la entrada de la ultraderecha en los gobiernos, el PP se quejaba de que ello lo colocaba en una dif?cil disyuntiva. Y repetir elecciones ni siquiera es una opci?n con garant?as: las dos que hubo en el gobierno central no sirvieron para cambiar el equilibrio de fuerzas y s? para forzar posturas -una abstenci?n dolorosa, primero, y una coalici?n dif?cil, después- a las que a priori se resist?an.
Lista m?s votada y primas al ganador
Recuperar el mantra de dejar gobernar a la lista m?s votada parece ser la ?nica manera que encuentran los partidos de evitar pactos inc?modos. “Si al PSOE le preocupa Vox, sigue vigente mi oferta para que gobierne la lista m?s votada”, ha dicho el l?der del PP.
El bar?metro de mayo del Centro de Investigaciones Sociol?gicas (CIS) pregunt? a los ciudadanos sobre esta cuesti?n y siete de cada diez se mostraron a favor de que gobierne el vencedor de las elecciones. Pero el organismo estatal fue m?s all? y también pregunt? sobre otorgar una prima de esca?os a la primera fuerza para asegurar la gobernabilidad. Aqu? se mostraban de acuerdo poco m?s de la mitad, el 52,4%.
En su primer discurso como presidente del PP, en 2018, Pablo Casado ya propuso una reforma electoral para dar una prima de 50 diputados al partido ganador en los comicios generales. Los populares ya lo hab?an propuesto en 2015 durante su conferencia pol?tica.
Italia aprob? en 2005 una reforma electoral que inclu?a diputados extra que aseguraban la mayor?a absoluta al partido m?s votado (340 de los 630 esca?os). Matteo Renzi y Silvio Berlusconi pactaron una reforma en 2015 que manten?a el sistema de primas y que nunca se lleg? a estrenar. Una nueva reforma electoral en 2017 acab? con estos premios al ganador. En Grecia, hasta que Syriza introdujo un sistema proporcional en 2016, el partido ganador de las elecciones recib?a 50 esca?os m?s en el Parlamento griego. Poco dur? el modelo que hab?a impuesto el partido de izquierdas: en 2020 se aprob? una nueva ley que vuelve a premiar a la lista m?s votada aumentando de forma escalonada los esca?os de regalo.
La doble vuelta francesa
Otro de los mecanismos para impedir el bloqueo es el sistema presidencial francés: en caso de que ning?n candidato logre la mayor?a absoluta en el primer escrutinio, se celebra una segunda vuelta con los dos aspirantes con mayor n?mero de votos en la primera. Es as? como Emmanuel Macron se convirti? en presidente y ha revalidado su cargo: uniendo el voto contra la ultraderechista Marine Le Pen. En la pr?ctica, supondr?a cambiar nuestro sistema, proporcional, por uno mayoritario cuya prioridad es garantizar que finalmente haya un ganador. El para?so para el bipartidismo, pero un problema para los partidos periféricos y su influencia en el gobierno central.
La idea de una segunda vuelta ha rondado las ideas de los partidos mayoritarios desde 2015, con declaraciones m?s o menos espont?neas. El PP incluso lleg? a registrar en el Congreso una proposici?n de ley en 2018 que instauraba la segunda vuelta para las elecciones municipales y locales. La C?mara Baja tumb? la toma en consideraci?n de la iniciativa.
Recetas auton?micas para formar gobierno
La Constituci?n otorga al rey la potestad para proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno. ?ste solicita la confianza del Congreso de los Diputados pero, si no la logra, arranca un plazo de dos meses para que el monarca proponga cuantos candidatos considere —incluso el mismo puede repetir— hasta que la C?mara otorgue la confianza a alguno de ellos. De no lograrlo, se convocan nuevas elecciones. Es lo que ocurri? en 2016 y en 2019. La mayor?a de las autonom?as imitaron el modelo que la Constituci?n fija para el gobierno central y fijan un plazo que oscila entre dos y tres meses, desde las elecciones o desde la primera votaci?n. Pero hay excepciones: Euskadi, Asturias y Castilla-La Mancha aseguran la formaci?n de gobierno con diferentes recetas.
En coalici?n, en solitario o incluso dejando fuera a la primera fuerza, Euskadi siempre ha formado Gobierno pese a sus doce legislaturas sin ninguna mayor?a absoluta. El método de designaci?n del lehendakari impide el voto en contra, por lo que asegura que habr? un elegido sin que pueda producirse el bloqueo: basta con ser el candidato m?s votado. Un sistema similar tiene Asturias, que también elige como presidente al que “obtenga mayor n?mero de votos”, vayan como vayan las negociaciones entre los partidos.
Otra f?rmula es la de Castilla-La Mancha, donde no se repiten las elecciones en ning?n caso. Si el candidato no logra la confianza de la C?mara por mayor?a absoluta en primera votaci?n o en mayor?a simple en segunda, se tramitan sin debate sucesivas propuestas y, si ninguna prospera en un plazo de dos meses, “quedar? autom?ticamente designado el candidato del partido que tenga mayor n?mero de esca?os”.
Sin embargo, estos sistemas garantizan la elecci?n de gobierno, pero no la gobernabilidad: un Ejecutivo en minor?a tendr? que enfrentarse cada semana al equilibrio de fuerzas del parlamento para sacar adelante sus propuestas.
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