الريــم
09-03-2022, 10:13 AM
Aunque con la ley en la mano Jorge Ignacio Palma Jacome, condenado a 160 a?os de prisi?n por los asesinatos consumados de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas e intentarlo con otras seis v?ctimas, podr?a empezar a solicitar permisos penitenciarios en el a?o 2029, una vez cumplida una cuarta parte del cumplimiento m?ximo efectivo de las penas (40 a?os), todas las fuentes de Instituciones Penitenciarias y de Vigilancia Penitenciaria consultadas por este peri?dico coinciden en asegurar que en la pr?ctica este tipo de reos cumplen la totalidad de la pena m?xima permitida sin recibir ni un solo permiso o hasta que est?n muy pr?ximos de obtener la libertad.
De esta forma, y atendiendo a distintos factores y a los antecedentes con casos de otros asesinos seriales, Jorge Ignacio Palma no pisar? la calle como muy pronto hasta dentro de varias décadas. Pese a tener la posibilidad de solicitar dichos permisos en diciembre de 2029 –el condenado se encuentra en prisi?n desde el 6 de diciembre de 2019–, estas mismas fuentes sostienen que "aunque tenga un comportamiento intachable y ejemplar" de ning?n modo la junta de tratamiento de cualquier centro penitenciario espa?ol conceder?a un permiso a un preso que le quedan por cumplir 30 a?os de condena. "Ya puede ser la madre Teresa de Calcuta dentro de prisi?n que pongo la mano en el fuego que no se le conceder?a", indican fuentes penitenciarias.
De hecho, entre las numerosas variables que analiza la junta de tratamiento para evaluar si un reo est? en condiciones de obtener un permiso, antes de emitir un informe favorable o desfavorable al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria (en la provincia de Valencia hay dos, el n?mero 1 y el 5), que es el encargado de conceder la medida, es precisamente la lejan?a en el cumplimiento de la pena. Pero hay muchos m?s factores que se tienen en cuenta y, seg?n aclaran, «cada caso se estudia individualizamente y no hay dos iguales».
El buen comportamiento dentro del centro penitenciario en el que se encuentra cumpliendo condena es un criterio m?s pero ni mucho menos el m?s importante. Por un lado se valora la naturaleza y gravedad del delito cometido, que en este caso, al tratarse de tres asesinatos consumados y seis en grado de tentativa, todos ellos en concurso ideal con sendos delitos contra la libertad sexual y agravados por discriminaci?n por raz?n de género –as? como el abuso sexual a una décima v?ctima y el delito contra la salud p?blica– hacen inviable que se le conceda ning?n tipo de permiso.
"Se valora también la evoluci?n del reo a lo largo de los a?os, el concepto que tiene del delito cometido, el riesgo de reincidencia, adicciones y la extensi?n de la pena, aunque hay muchas m?s variables", argumentan estas mismas fuentes sin entrar a concretar el caso del triple asesino recientemente condenado por la Audiencia Provincial de Valencia, tras ser declarado culpable por un jurado popular de todos los delitos por los que estaba siendo acusado. Pese al contundente veredicto la magistrada no le ha impuesto la prisi?n permanente revisable por cuestiones sem?nticas y de interpretaci?n en la redacci?n del art?culo 140 del C?digo Penal, ni tampoco lo condena por el delito contra la integridad moral.
En dicha sentencia, que no es firme y que va a ser recurrida por las acusaciones de las tres fallecidas y por la propia defensa del condenado, se recoge que el tribunal del Jurado ya se pronunci? "negativamente a que puedan aplic?rsele al encausado los beneficios de la remisi?n condicional de las penas que se le puedan imponer, as? como negativamente a que se proponga al Gobierno solicitud de indulto alguna".
Por si esto fuera poco, en las dos ?ltimas décadas ninguno de los condenados en Espa?a por m?s de un asesinato han obtenido beneficios penitenciarios, y la gran mayor?a ni siquiera los solicitan cuando tienen posibilidad de ello ante la m?s que probable denegaci?n o informe desfavorable por la gravedad del delito y la alarma social que genera –circunstancia que también contempla la junta de tratamiento–. Por ejemplo, el otro asesino en serie de la Comunitat Valenciana, Joaqu?n Ferr?ndiz, condenado a 69 a?os de prisi?n por violar y estrangular a cinco mujeres en la provincia de Castell? entre 1995 y 1996, jam?s ha pedido un permiso y eso que se encuentra en su ?ltimo a?o de cumplimiento efectivo de la condena.
Para obtener un permiso penitenciario las condiciones iniciales, sin las que ni siquiera existe posibilidad de solicitarlo, es haber cumplido una cuarta parte de la condena y encontrarse en segundo grado –situaci?n penitenciaria en la mayor?a de reos salvo aquellos peligrosos o inadaptados o los que ya se encuentran en tercer grado–. La junta de tratamiento, formada por el director del centro penitenciario, el subdirector y el equipo técnico (jurista, educador, trabajador social, psic?logo, médico y funcionario de vigilancia penitenciaria– eval?an la situaci?n y emiten un informe favorable o desfavorable al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria del partido judicial al que pertenece la prisi?n en la que se encuentre el reo. A su vez el fiscal de Vigilancia Penitenciaria presenta un informe no vinculante donde también se pronuncia, aunque rara vez si la junta de tratamiento es un?nime y garantiza al 100% la seguridad de la medida ésta es rechazada.
También se le puede denegar por recurso al auto del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, aunque en este caso la resoluci?n ya llega después de que el reo haya disfruta de d?as de permiso. En todo caso este tipo de salidas cortas y graduales hasta un m?ximo de siete d?as seguidos est?n pensados para preparar la futura vida en libertad del reo y la vida entre rejas de Jorge Ignacio Palma solo acaba de empezar.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sucesos/asesino-marta-calvo-arliene-lady-14410252)
De esta forma, y atendiendo a distintos factores y a los antecedentes con casos de otros asesinos seriales, Jorge Ignacio Palma no pisar? la calle como muy pronto hasta dentro de varias décadas. Pese a tener la posibilidad de solicitar dichos permisos en diciembre de 2029 –el condenado se encuentra en prisi?n desde el 6 de diciembre de 2019–, estas mismas fuentes sostienen que "aunque tenga un comportamiento intachable y ejemplar" de ning?n modo la junta de tratamiento de cualquier centro penitenciario espa?ol conceder?a un permiso a un preso que le quedan por cumplir 30 a?os de condena. "Ya puede ser la madre Teresa de Calcuta dentro de prisi?n que pongo la mano en el fuego que no se le conceder?a", indican fuentes penitenciarias.
De hecho, entre las numerosas variables que analiza la junta de tratamiento para evaluar si un reo est? en condiciones de obtener un permiso, antes de emitir un informe favorable o desfavorable al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria (en la provincia de Valencia hay dos, el n?mero 1 y el 5), que es el encargado de conceder la medida, es precisamente la lejan?a en el cumplimiento de la pena. Pero hay muchos m?s factores que se tienen en cuenta y, seg?n aclaran, «cada caso se estudia individualizamente y no hay dos iguales».
El buen comportamiento dentro del centro penitenciario en el que se encuentra cumpliendo condena es un criterio m?s pero ni mucho menos el m?s importante. Por un lado se valora la naturaleza y gravedad del delito cometido, que en este caso, al tratarse de tres asesinatos consumados y seis en grado de tentativa, todos ellos en concurso ideal con sendos delitos contra la libertad sexual y agravados por discriminaci?n por raz?n de género –as? como el abuso sexual a una décima v?ctima y el delito contra la salud p?blica– hacen inviable que se le conceda ning?n tipo de permiso.
"Se valora también la evoluci?n del reo a lo largo de los a?os, el concepto que tiene del delito cometido, el riesgo de reincidencia, adicciones y la extensi?n de la pena, aunque hay muchas m?s variables", argumentan estas mismas fuentes sin entrar a concretar el caso del triple asesino recientemente condenado por la Audiencia Provincial de Valencia, tras ser declarado culpable por un jurado popular de todos los delitos por los que estaba siendo acusado. Pese al contundente veredicto la magistrada no le ha impuesto la prisi?n permanente revisable por cuestiones sem?nticas y de interpretaci?n en la redacci?n del art?culo 140 del C?digo Penal, ni tampoco lo condena por el delito contra la integridad moral.
En dicha sentencia, que no es firme y que va a ser recurrida por las acusaciones de las tres fallecidas y por la propia defensa del condenado, se recoge que el tribunal del Jurado ya se pronunci? "negativamente a que puedan aplic?rsele al encausado los beneficios de la remisi?n condicional de las penas que se le puedan imponer, as? como negativamente a que se proponga al Gobierno solicitud de indulto alguna".
Por si esto fuera poco, en las dos ?ltimas décadas ninguno de los condenados en Espa?a por m?s de un asesinato han obtenido beneficios penitenciarios, y la gran mayor?a ni siquiera los solicitan cuando tienen posibilidad de ello ante la m?s que probable denegaci?n o informe desfavorable por la gravedad del delito y la alarma social que genera –circunstancia que también contempla la junta de tratamiento–. Por ejemplo, el otro asesino en serie de la Comunitat Valenciana, Joaqu?n Ferr?ndiz, condenado a 69 a?os de prisi?n por violar y estrangular a cinco mujeres en la provincia de Castell? entre 1995 y 1996, jam?s ha pedido un permiso y eso que se encuentra en su ?ltimo a?o de cumplimiento efectivo de la condena.
Para obtener un permiso penitenciario las condiciones iniciales, sin las que ni siquiera existe posibilidad de solicitarlo, es haber cumplido una cuarta parte de la condena y encontrarse en segundo grado –situaci?n penitenciaria en la mayor?a de reos salvo aquellos peligrosos o inadaptados o los que ya se encuentran en tercer grado–. La junta de tratamiento, formada por el director del centro penitenciario, el subdirector y el equipo técnico (jurista, educador, trabajador social, psic?logo, médico y funcionario de vigilancia penitenciaria– eval?an la situaci?n y emiten un informe favorable o desfavorable al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria del partido judicial al que pertenece la prisi?n en la que se encuentre el reo. A su vez el fiscal de Vigilancia Penitenciaria presenta un informe no vinculante donde también se pronuncia, aunque rara vez si la junta de tratamiento es un?nime y garantiza al 100% la seguridad de la medida ésta es rechazada.
También se le puede denegar por recurso al auto del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, aunque en este caso la resoluci?n ya llega después de que el reo haya disfruta de d?as de permiso. En todo caso este tipo de salidas cortas y graduales hasta un m?ximo de siete d?as seguidos est?n pensados para preparar la futura vida en libertad del reo y la vida entre rejas de Jorge Ignacio Palma solo acaba de empezar.
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