الريــم
09-02-2022, 09:13 PM
Argentina estuvo a segundos de una cat?strofe. El intento de asesinato de la vicepresidenta argentina Cristina Fern?ndez de Kirchner no solo parte en dos la historia de los ?ltimos 40 a?os de vida democr?tica. Lo ocurrido no se relaciona solo con el eventual acto de un desequilibrado. No se sabe a?n si act?o en soledad. La ?nica certeza por estas horas es que el rev?lver no funcion?, pero el fallido atentado volvi? posible lo imposible: instalar en este pa?s otra vez la posibilidad de la muerte por razones pol?ticas.
El contexto del atentado
La tensi?n se ha instalado en el horizonte desde el momento en que el fiscal Diego Luciani pidi? 12 a?os de c?rcel y la inhabilitaci?n permanente de Fern?ndez de Kirchner por considerarla la cabeza de una "asociaci?n il?cita" vinculada al negocio de la obra p?blica durante sus Gobiernos (2007—15). La oposici?n de derechas y un sector de los medios de comunicaci?n celebraron la solicitud. Francisco S?nchez, un diputado del PRO, el partido del expresidente Mauricio Macri, lleg? a decir que los estadistas condenados por casos de corrupci?n merecen la pena de muerte. El peronismo, el partido en el poder, consider? que Luciani carece de pruebas y que el tribunal ha demostrado ser parcial y parte de una trama que busca la proscripci?n de la vicepresidenta de cara a los comicios de 2023 como ocurri? en Brasil en 2018 con Luiz Inacio Lula da Silva. Ella dijo ser blanco de un “fusilamiento” medi?tico y judicial, sin saber que, semanas m?s tarde, dos disparos fallaron frente a su rostro.
D?as de enfrentamiento
A partir de ese momento, centenares de seguidores de Cristina montaron una vigilia permanente alrededor de su casa. La polic?a de la ciudad de Buenos Aires se propuso llevar adelante un desalojo violento. El maltrato y los golpes no tuvo distinciones entre ciudadanos de a pie y legisladores. En algunos balcones de edificios colindantes, uniformados filmaban a los manifestantes, trayendo el recuerdo de otras épocas donde los agentes de inteligencia tomaban fotograf?as de los militantes pol?ticos que, m?s tarde, fueron asesinados o desaparecieron durante la ?ltima dictadura militar (1976-83). El temor a una escalada estaba en el aire. "El atentado contra Cristina Kirchner es resultado del ‘ellos o nosotros’", se?al? el ex ministro del Tribunal Supremo, Ra?l Zaffaroni.
Un historial de odios
Los grandes historiadores del peronismo, entre ellos el francés Alain Rouquié, consideran que la fuerza emocional m?s intensa de la Argentina es aquella que emana de los que se han opuesto por todos los medios a Juan Per?n entre 1946 y, nueve a?os m?s tarde, su derrocamiento. Buenos Aires fue escenario del bombardeo m?s importante contra la poblaci?n civil después del Guernica, el 16 de junio de 1955. En 1956, el régimen castrense que derroc? a Per?n sancion? la Ley 4161 que prohib?a pronunciar los nombres del general exiliado y su difunta esposa, Eva Duarte, cuyo cad?ver lleg? a ser vejado. "Si no fuese por la torpeza del antiperonismo, el peronismo no hubiera durado tanto", estima Rouquié. La aparici?n del kirchnerismo, en 2003, pero especialmente a partir de 2008, cuando la entonces presidenta se enfrent? con los grandes productores agropecuarios por la renta de la soya, reactiv? esos sentimientos que parec?an formar parte del pasado.
La pulsi?n de muerte
El regreso del peronismo al poder, a fines de 2019, llev? a otro plano la ira de sectores de una derecha que ha adquirido formas nuevas. Las redes sociales se han convertido en una incitaci?n permanente al asesinato, incluso durante la pandemia, cuando se defini? a la presidencia de Alberto Fern?ndez de “infectadura”. En algunas marchas se han escenificado juicios sumarios. Se han dejado frente a la puerta de la sede del Ejecutivo bolsas mortuorias con los nombres de las principales figuras del Gobierno. La fantas?a est? a la orden del d?a. Pocas horas antes del intento de magnicidio, Roberto Garc?a Morit?n, un legislador de derechas que adquiri? renombre por casarse con una conocida modelo propuso demoler el emblem?tico edificio del Ministerio de Desarrollo Social para "mejorar la circulaci?n". All? se ven dos im?genes de Eva Per?n que se iluminan por la noche y son intolerables para el antiperonismo. La grave crisis econ?mica de un pa?s con 40% de pobres y con el fantasma del colapso en el horizonte es un componente ineludible para comprender el presente.
Peligrosos antecedentes
El dictador Pedro Eugenio Aramburu, responsable de una serie de fusilamientos de peronistas en 1956, fue secuestrado en 1970 y luego ejecutado por la naciente guerrilla Montoneros. Nunca antes un expresidente hab?a sido asesinado en Argentina. Pero América Latina no est? exenta de casos de extrema gravedad. Luis Donaldo Colosio, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México recibi? un disparo en la cabeza que termin? con su vida el 23 de marzo de 1994. Un mismo 23 de marzo, aunque de 1999, fue asesinado en la calle Luis Mar?a Arga?a, entonces vicepresidente de Paraguay. Jair Bolsonaro fue apu?alado en 2018, en plena campa?a electoral. Evo Morales estuvo a punto de perder la vida tras su derrocamiento, en noviembre de 2019. Lula ha decidido realizar su campa?a electoral con chaleco antibalas. Ahora es en Buenos Aires donde la palabra magnicidio ha dejado de sonar a hecho descabellado.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/le-pasa-argentina-5-claves-14406906)
El contexto del atentado
La tensi?n se ha instalado en el horizonte desde el momento en que el fiscal Diego Luciani pidi? 12 a?os de c?rcel y la inhabilitaci?n permanente de Fern?ndez de Kirchner por considerarla la cabeza de una "asociaci?n il?cita" vinculada al negocio de la obra p?blica durante sus Gobiernos (2007—15). La oposici?n de derechas y un sector de los medios de comunicaci?n celebraron la solicitud. Francisco S?nchez, un diputado del PRO, el partido del expresidente Mauricio Macri, lleg? a decir que los estadistas condenados por casos de corrupci?n merecen la pena de muerte. El peronismo, el partido en el poder, consider? que Luciani carece de pruebas y que el tribunal ha demostrado ser parcial y parte de una trama que busca la proscripci?n de la vicepresidenta de cara a los comicios de 2023 como ocurri? en Brasil en 2018 con Luiz Inacio Lula da Silva. Ella dijo ser blanco de un “fusilamiento” medi?tico y judicial, sin saber que, semanas m?s tarde, dos disparos fallaron frente a su rostro.
D?as de enfrentamiento
A partir de ese momento, centenares de seguidores de Cristina montaron una vigilia permanente alrededor de su casa. La polic?a de la ciudad de Buenos Aires se propuso llevar adelante un desalojo violento. El maltrato y los golpes no tuvo distinciones entre ciudadanos de a pie y legisladores. En algunos balcones de edificios colindantes, uniformados filmaban a los manifestantes, trayendo el recuerdo de otras épocas donde los agentes de inteligencia tomaban fotograf?as de los militantes pol?ticos que, m?s tarde, fueron asesinados o desaparecieron durante la ?ltima dictadura militar (1976-83). El temor a una escalada estaba en el aire. "El atentado contra Cristina Kirchner es resultado del ‘ellos o nosotros’", se?al? el ex ministro del Tribunal Supremo, Ra?l Zaffaroni.
Un historial de odios
Los grandes historiadores del peronismo, entre ellos el francés Alain Rouquié, consideran que la fuerza emocional m?s intensa de la Argentina es aquella que emana de los que se han opuesto por todos los medios a Juan Per?n entre 1946 y, nueve a?os m?s tarde, su derrocamiento. Buenos Aires fue escenario del bombardeo m?s importante contra la poblaci?n civil después del Guernica, el 16 de junio de 1955. En 1956, el régimen castrense que derroc? a Per?n sancion? la Ley 4161 que prohib?a pronunciar los nombres del general exiliado y su difunta esposa, Eva Duarte, cuyo cad?ver lleg? a ser vejado. "Si no fuese por la torpeza del antiperonismo, el peronismo no hubiera durado tanto", estima Rouquié. La aparici?n del kirchnerismo, en 2003, pero especialmente a partir de 2008, cuando la entonces presidenta se enfrent? con los grandes productores agropecuarios por la renta de la soya, reactiv? esos sentimientos que parec?an formar parte del pasado.
La pulsi?n de muerte
El regreso del peronismo al poder, a fines de 2019, llev? a otro plano la ira de sectores de una derecha que ha adquirido formas nuevas. Las redes sociales se han convertido en una incitaci?n permanente al asesinato, incluso durante la pandemia, cuando se defini? a la presidencia de Alberto Fern?ndez de “infectadura”. En algunas marchas se han escenificado juicios sumarios. Se han dejado frente a la puerta de la sede del Ejecutivo bolsas mortuorias con los nombres de las principales figuras del Gobierno. La fantas?a est? a la orden del d?a. Pocas horas antes del intento de magnicidio, Roberto Garc?a Morit?n, un legislador de derechas que adquiri? renombre por casarse con una conocida modelo propuso demoler el emblem?tico edificio del Ministerio de Desarrollo Social para "mejorar la circulaci?n". All? se ven dos im?genes de Eva Per?n que se iluminan por la noche y son intolerables para el antiperonismo. La grave crisis econ?mica de un pa?s con 40% de pobres y con el fantasma del colapso en el horizonte es un componente ineludible para comprender el presente.
Peligrosos antecedentes
El dictador Pedro Eugenio Aramburu, responsable de una serie de fusilamientos de peronistas en 1956, fue secuestrado en 1970 y luego ejecutado por la naciente guerrilla Montoneros. Nunca antes un expresidente hab?a sido asesinado en Argentina. Pero América Latina no est? exenta de casos de extrema gravedad. Luis Donaldo Colosio, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México recibi? un disparo en la cabeza que termin? con su vida el 23 de marzo de 1994. Un mismo 23 de marzo, aunque de 1999, fue asesinado en la calle Luis Mar?a Arga?a, entonces vicepresidente de Paraguay. Jair Bolsonaro fue apu?alado en 2018, en plena campa?a electoral. Evo Morales estuvo a punto de perder la vida tras su derrocamiento, en noviembre de 2019. Lula ha decidido realizar su campa?a electoral con chaleco antibalas. Ahora es en Buenos Aires donde la palabra magnicidio ha dejado de sonar a hecho descabellado.
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