الريــم
09-02-2022, 02:48 PM
La higiene, como promotor de la salud, vuelve a ser una cuesti?n vital. Desinfectar y lavar todo aquello que haya estado en contacto con el exterior es algo en lo que no afanamos al m?ximo desde que hace m?s de un a?o y medio volvimos a sentir el peligro de «los invisibles», ya sean virus o bacterias.
Desde entonces hemos tenido cuidad y hemos procurado lavarlo todo. Desde la fruta a las manos. Hubo un momento que incluso en algunas casas se puso un ‘pediluvio’ de agua con lej?a para limpiar la suela de los zapatos antes de entrar.
Te puede interesar: ?C?mo cuidar los pa?os, estropajos y bayetas de cocina para que no nos den un disgusto?
Y ya sea a base de detergentes, alcoholes o lej?a, las medidas puestas en marcha estaban enfocadas a evitar que el coronavirus entrase en nuestros hogares.
Pero el SARS-CoV-2 no ers el ?nico enemigo «invisible». Y la ropa también entra en la categor?a de objetos donde ése y cualquier otro virus o bacteria deben ser destruidos.
Todo lo que sea desinfectar es bueno
Seguramente no hace falta decirlo, pero como es muy importante para evitar la posible dispersi?n de los virus en la casa, y nunca est? de m?s insistir:
– Quienes trabajan de ‘uniforme’ no deben utilizarlo en el entorno doméstico.
– Es muy buena idea cambiarse de ropa al entrar en el hogar.
– Es altamente recomendable darse una ducha al volver a casa. Adem?s del imprescindible lavado de manos… y de cara.
– También es muy buena idea, y es bueno recordarlo aunque ahora ya estamos relajados y no lo hace casi nadie, dejar los zapatos en la puerta (mejor por fuera) como se hac?a en la época de nuestras abuelas ( o bisabuelas) o montar alg?n sistema para limpiarles la suela.
– Y una de las cuestiones m?s importantes es la lavadora.
En nuestra mente colectiva previa al brote, la idea general era lavar la ropa para quitar manchas u olores desagradables. Pero en tiempos de pandemias su utilidad higiénica es manifiesta. Si el jab?n desinfecta las manos, est? claro que su uso en la ropa también la desinfectar?a.
Te puede interesar: ?Cada cu?ntos d?as se deben lavar las s?banas?
Cu?ndo se empez? a planchar
Hay otra tarea, igualmente difusa en la poblaci?n y relacionada con nuestra vestimenta que, a priori, no muchos entendemos: planchar la ropa.
?Qué sentido tiene quitar las arrugas? ?Por qué una camiseta, un vestido o un traje, sin estar bien estirado, no nos luce igual? ?Es posible que, en su origen, se planchara m?s bien para desinfectar la ropa?
Es muy complicado saber cu?ndo se empez? a planchar.
En algunas ruinas del Antiguo Egipto se han encontrado faldas plegadas por presi?n y hay indicios de que, en China, alrededor del a?o 0 de nuestra era, planchaban la ropa con un instrumento parecido a una sartén.
Y si su origen es incierto, saber sus causas es a?n m?s complicado.
Las diferentes técnicas utilizadas pueden indicar diferentes finalidades.
Pero alrededor del siglo XV, en el limbo entre el Medievo y la edad Moderna europea, apareci? la plancha con la caracter?stica forma que hoy d?a a?n se mantiene: de hierro y con un pico.
Dise?ada para abrirse paso por el entramado del tejido y llegar hasta las costuras, la plancha se calentaba a altas temperaturas antes de ser utilizada. Esta utilizaci?n se encargar?a de eliminar gran parte de los microorganismos, al inactivarlos por el calor, por lo que su utilizaci?n higiénica ser?a plausible, ?pero por qué utilizarlo cuando con el lavado de agua y jab?n, m?s f?cil, también se eliminar?an?
Un capit?n del ejército inglés, presente en la Guerra de Crimea transcurrida entre los a?os 1853 y 1856, dej? una cr?nica al respecto que nos podr?a guiar hasta la respuesta:
«(…) los hombres se encontraban seriamente infestados con par?sitos y, como el agua escaseaba, vi a hombres planchar su ropa haciendo rodar una bala de ca??n de 32 libras sobre las prendas colocadas en una piedra plana».
Los par?sitos a los que se refer?a son los piojos del cuerpo (Pediculus humanus humanus), unos familiares muy cercanos de los piojos de la cabeza causantes de molestas picaduras. A pesar de ello, la incomodidad no era el motivo que los impulsaba a intentar eliminarlos con tanta avidez e ingenio.
Planchar su ropa con las balas de ca??n pretend?a no ya acabar con los piojos, sino con las enfermedades mortales que trae consigo: tifus, fiebre recurrente y fiebre de las trincheras.
El tifus epidémico, diferente del tifus murino, es provocado por la bacteria Ricketsia prowazekii y parece que entr? en Europa con las cruzadas que volv?an de Oriente Medio. As?, en el siglo XV, se produjo la primera epidemia documentada de tifus, que precisamente ocurri? en territorio de la actual Espa?a: el asedio de Granada en 1489.
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La guerra a los piojos
Desde entonces ha sido un adversario m?s a combatir en las guerras europeas, en muchos casos produciendo m?s muertes que la propia lucha.
Las otras dos infecciones, a pesar de no contar con un nombre tan infausto, supusieron también grandes pérdidas humanas:
– La fiebre de las trincheras es causada por la bacteria Bartonella quintana y se ha detectado su presencia en restos humanos de hace 4000 a?os, siendo la enfermedad transmitida por par?sitos m?s antigua de la que se tiene constancia. A pesar de ello no fue descrita hasta la Primera Guerra Mundial, evento del que adquiri? su nombre: afect? a todos los frentes y, s?lo en el ejército francés, 800.000 soldados cayeron enfermos.
– También en la Gran Guerra dej? su impronta la fiebre recurrente, afectando m?s en Europa del Este. Y en Serbia, por entonces un pa?s de 3 millones de habitantes, 100.000 personas murieron por la enfermedad. Esta bacteria, Borrelia recurrentis, dej? en toda la regi?n cifras a?n m?s aterradoras, y se calcula que provoc? unos 5 millones de muertos en toda Europa del Este.
Las tres enfermedades, siguiendo el rastro de miseria donde tan bien prolifera el piojo, causaron millones de muertos en Europa, all? donde hubiera guerra o hambre.
Estuvieron presentes en las Islas Brit?nicas desde el siglo XVII al XIX, golpeando con fiereza en la gran hambruna de Irlanda. Las tropas Napole?nicas también las sufrieron, y se maneja la cifra de 219.000 muertos por tifus s?lo en la campa?a de Alemania en 1813.
La Rusia Bolchevique también declar? la guerra al piojo al acabar su revoluci?n. El pa?s se ve?a sumido en una gran pobreza y ansiaba la reconstrucci?n, por lo que no pod?a permitirse las muertes del gran brote de tifus y fiebres que hab?a en su territorio. La pol?tica de Lenin fue tan clara como su mensaje: “o el socialismo derrota al piojo, o el piojo derrotar? al socialismo”.
La guerra qu?mica… de los insecticidas
El objetivo era incuestionable: hab?a que eliminar a los piojos. Pero el modus operandi era m?s intrincado de lo que podr?amos pensar.
Los insecticidas como el DDT empezaron a utilizarse durante la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto de trincheras kilométricas, hambre y campos de concentraci?n hubiera sido el caldo de cultivo perfecto para que las tres enfermedades se llevaran millones de vidas.
En ciertos campos de concentraci?n el tifus golpe? duramente, acabando con la vida de miles de personas, entre ellas Anna Frank. Sin embargo su aparici?n se redujo enormemente gracias uso de insecticidas. Piojos, pulgas y garrapatas sucumb?an a la guerra qu?mica, que evit? much?simas muertes.
Pero el descubrimiento de Herman Müller de produjo en 1939 y, hasta entonces, debieron utilizarse otras técnicas para controlarlos. Y planchar la ropa pudo ser una de las formas.
Era conocido que las altas temperaturas acababan con las liendres en la ropa. En la mayor?a de ocasiones el problema se solucionaba metiéndola en agua hirviendo. Pero durante las guerras o migraciones, muchas veces sin agua o tiempo para lavar y tender, planchar su ?nica vestimenta supondr?a la ?nica opci?n para eliminar los piojos.
Un gran ejemplo del uso de este procedimiento lo encontramos en un art?culo del Dr. Gerardo Clavero, Director del Instituto Nacional de Sanidad, que escribi? en 1943:
«Por iniciativa nuestra y del Dr. N?jera, en el Centro de Higiene de Vallecas se constituyeron en la primavera de 1942 equipos integrados por una instructora sanitaria y dos ayudantes femeninos, los cuales visitaron las domicilios parasitados, en los que se realiz? la desinsectaci?n de las ropas utilizando planchas eléctricas donde era posible (…) El procedimiento dio sus mejores resultados una vez puesto en marcha.»
En Espa?a los piojos –y el tifus – también hicieron acto de presencia pocos a?os después de la Guerra Civil. Los insecticidas, aunque ya hab?an sido inventados, no pod?an ser aplicados en todos y cada uno de los hogares, por lo que se foment? el planchar la ropa.
No ser?a de extra?ar que en tiempos m?s lejanos la plancha se usara con la misma finalidad. Los soldados traer?an consigo una imagen de terror asociada a los piojos tras haber pasado por hacinamiento y enfermedades. Al llegar a sus hogares planchar?an la ropa a fin de evitar que los piojos, portadores de plagas mortales, anidaran en sus prendas.
As?, con el uso continuado, se grabar?a en la mente colectiva la idea de que la ropa planchada era m?s higiénica y, por tanto, mejor vista. La finalidad estética superar?a a la higiénica, pero la costumbre se mantendr?a intacta en el tiempo.
Aunque suene a tiempos remotos, ni los piojos ni ninguna de las tres enfermedades han sido erradicados. En pa?ses en v?as de desarrollo el piojo se ceba en c?rceles, campos de refugiados y zonas rurales.
Pero los pa?ses desarrollados tampoco se salvan. Las personas indigentes, sin techo para dormir y con problemas para mantener una correcta higiene, son a?n un objeto de infecci?n. Tal es el nivel que se conoce a la pediculosis del cuerpo como «enfermedad del vagabundo». Desde los a?os 90 se vienen registrando casos en pa?ses como Francia o Estados Unidos. Y tanto ahora como hace 400 a?os, al piojo le acompa?an sus tres enfermedades mortales.
Los piojos también se hacen resistentes
Cuesta creer que todav?a hoy haya muertes tan f?cilmente evitables. Con polvos insecticidas o lavando bien la ropa en agua caliente, la vida del piojo terminar?a. Pero aun as? el problema no est? solucionado. Los insecticidas empiezan a perder eficacia debido a las resistencias aparecidas en las poblaciones de piojos.
Y la sequ?a en muchas zonas del planeta, o la situaci?n de los campos de refugiados hace que no haya un f?cil acceso al agua. Situaciones que, por desgracia, suelen estar acompa?adas de escasez de medicamentos.
Pero si hay corriente eléctrica o si es posible hacer una hoguera, el problema se puede controlar. Una simple plancha de hierro, f?cil de calentar all? donde haya fuego, ser?a una soluci?n efectiva para controlar la difusi?n de los piojos y disminuir la carga bacteriana presente en la ropa.
A partir de 180 grados es un potente esterilizador
La plancha, alcanzando temperaturas entre 180 y 220°C, es una potente arma de esterilizaci?n.
E igual que se pueden controlar los par?sitos y las bacterias, se pueden controlar los virus. El SARS-Cov-2 ser?a incapaz de soportar temperaturas tan extremas. De manera normal, el virus puede aguantar un d?a entero en la ropa. Es m?s, llega a resistir varios d?as en superficies como botones o cremalleras.
Pero sus prote?nas a 70°C se desnaturalizan en 5 minutos. Bajo los 220°C de una plancha de vapor actual, el virus se inactivar?a en una fracci?n de segundo.
De cara a la reapertura de negocios la plancha est? teniendo ya una gran importancia. Un vaporizador a alta temperatura podr?a usarse en cortinas, en la tapicer?a de los muebles, colchas de habitaciones de hotel o en manteles de restaurantes. Son sitios que, si han entrado en contacto con un infectado, podr?an tener carga viral. Desinfectar ciertos tejidos es vital para que la reapertura de esos negocios no suponga un aumento de contagios.
Pero especialmente es ?til en las tiendas de textil: La ropa se coge con la mano y se vuelve a dejar, se prueba, se mueve, se airea. Tras pasar por probadores, toda la ropa se deber? desinfectar antes de volver a ser expuesta, asegur?ndose de que el calor llegue a toda la superficie (por dentro y por fuera). Un proceso relativamente r?pido y sin gran dificultad.
La forma y aplicaci?n de la plancha son muy diferentes a como eran hace siglos, pero su prop?sito ser?a el mismo. Planchar, una tarea aburrida y para muchos sin sentido, podr?a seguir salvando vidas durante esta pandemia.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/salud/planchar-ropa-elimina-virus-bacterias-14403626)
Desde entonces hemos tenido cuidad y hemos procurado lavarlo todo. Desde la fruta a las manos. Hubo un momento que incluso en algunas casas se puso un ‘pediluvio’ de agua con lej?a para limpiar la suela de los zapatos antes de entrar.
Te puede interesar: ?C?mo cuidar los pa?os, estropajos y bayetas de cocina para que no nos den un disgusto?
Y ya sea a base de detergentes, alcoholes o lej?a, las medidas puestas en marcha estaban enfocadas a evitar que el coronavirus entrase en nuestros hogares.
Pero el SARS-CoV-2 no ers el ?nico enemigo «invisible». Y la ropa también entra en la categor?a de objetos donde ése y cualquier otro virus o bacteria deben ser destruidos.
Todo lo que sea desinfectar es bueno
Seguramente no hace falta decirlo, pero como es muy importante para evitar la posible dispersi?n de los virus en la casa, y nunca est? de m?s insistir:
– Quienes trabajan de ‘uniforme’ no deben utilizarlo en el entorno doméstico.
– Es muy buena idea cambiarse de ropa al entrar en el hogar.
– Es altamente recomendable darse una ducha al volver a casa. Adem?s del imprescindible lavado de manos… y de cara.
– También es muy buena idea, y es bueno recordarlo aunque ahora ya estamos relajados y no lo hace casi nadie, dejar los zapatos en la puerta (mejor por fuera) como se hac?a en la época de nuestras abuelas ( o bisabuelas) o montar alg?n sistema para limpiarles la suela.
– Y una de las cuestiones m?s importantes es la lavadora.
En nuestra mente colectiva previa al brote, la idea general era lavar la ropa para quitar manchas u olores desagradables. Pero en tiempos de pandemias su utilidad higiénica es manifiesta. Si el jab?n desinfecta las manos, est? claro que su uso en la ropa también la desinfectar?a.
Te puede interesar: ?Cada cu?ntos d?as se deben lavar las s?banas?
Cu?ndo se empez? a planchar
Hay otra tarea, igualmente difusa en la poblaci?n y relacionada con nuestra vestimenta que, a priori, no muchos entendemos: planchar la ropa.
?Qué sentido tiene quitar las arrugas? ?Por qué una camiseta, un vestido o un traje, sin estar bien estirado, no nos luce igual? ?Es posible que, en su origen, se planchara m?s bien para desinfectar la ropa?
Es muy complicado saber cu?ndo se empez? a planchar.
En algunas ruinas del Antiguo Egipto se han encontrado faldas plegadas por presi?n y hay indicios de que, en China, alrededor del a?o 0 de nuestra era, planchaban la ropa con un instrumento parecido a una sartén.
Y si su origen es incierto, saber sus causas es a?n m?s complicado.
Las diferentes técnicas utilizadas pueden indicar diferentes finalidades.
Pero alrededor del siglo XV, en el limbo entre el Medievo y la edad Moderna europea, apareci? la plancha con la caracter?stica forma que hoy d?a a?n se mantiene: de hierro y con un pico.
Dise?ada para abrirse paso por el entramado del tejido y llegar hasta las costuras, la plancha se calentaba a altas temperaturas antes de ser utilizada. Esta utilizaci?n se encargar?a de eliminar gran parte de los microorganismos, al inactivarlos por el calor, por lo que su utilizaci?n higiénica ser?a plausible, ?pero por qué utilizarlo cuando con el lavado de agua y jab?n, m?s f?cil, también se eliminar?an?
Un capit?n del ejército inglés, presente en la Guerra de Crimea transcurrida entre los a?os 1853 y 1856, dej? una cr?nica al respecto que nos podr?a guiar hasta la respuesta:
«(…) los hombres se encontraban seriamente infestados con par?sitos y, como el agua escaseaba, vi a hombres planchar su ropa haciendo rodar una bala de ca??n de 32 libras sobre las prendas colocadas en una piedra plana».
Los par?sitos a los que se refer?a son los piojos del cuerpo (Pediculus humanus humanus), unos familiares muy cercanos de los piojos de la cabeza causantes de molestas picaduras. A pesar de ello, la incomodidad no era el motivo que los impulsaba a intentar eliminarlos con tanta avidez e ingenio.
Planchar su ropa con las balas de ca??n pretend?a no ya acabar con los piojos, sino con las enfermedades mortales que trae consigo: tifus, fiebre recurrente y fiebre de las trincheras.
El tifus epidémico, diferente del tifus murino, es provocado por la bacteria Ricketsia prowazekii y parece que entr? en Europa con las cruzadas que volv?an de Oriente Medio. As?, en el siglo XV, se produjo la primera epidemia documentada de tifus, que precisamente ocurri? en territorio de la actual Espa?a: el asedio de Granada en 1489.
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La guerra a los piojos
Desde entonces ha sido un adversario m?s a combatir en las guerras europeas, en muchos casos produciendo m?s muertes que la propia lucha.
Las otras dos infecciones, a pesar de no contar con un nombre tan infausto, supusieron también grandes pérdidas humanas:
– La fiebre de las trincheras es causada por la bacteria Bartonella quintana y se ha detectado su presencia en restos humanos de hace 4000 a?os, siendo la enfermedad transmitida por par?sitos m?s antigua de la que se tiene constancia. A pesar de ello no fue descrita hasta la Primera Guerra Mundial, evento del que adquiri? su nombre: afect? a todos los frentes y, s?lo en el ejército francés, 800.000 soldados cayeron enfermos.
– También en la Gran Guerra dej? su impronta la fiebre recurrente, afectando m?s en Europa del Este. Y en Serbia, por entonces un pa?s de 3 millones de habitantes, 100.000 personas murieron por la enfermedad. Esta bacteria, Borrelia recurrentis, dej? en toda la regi?n cifras a?n m?s aterradoras, y se calcula que provoc? unos 5 millones de muertos en toda Europa del Este.
Las tres enfermedades, siguiendo el rastro de miseria donde tan bien prolifera el piojo, causaron millones de muertos en Europa, all? donde hubiera guerra o hambre.
Estuvieron presentes en las Islas Brit?nicas desde el siglo XVII al XIX, golpeando con fiereza en la gran hambruna de Irlanda. Las tropas Napole?nicas también las sufrieron, y se maneja la cifra de 219.000 muertos por tifus s?lo en la campa?a de Alemania en 1813.
La Rusia Bolchevique también declar? la guerra al piojo al acabar su revoluci?n. El pa?s se ve?a sumido en una gran pobreza y ansiaba la reconstrucci?n, por lo que no pod?a permitirse las muertes del gran brote de tifus y fiebres que hab?a en su territorio. La pol?tica de Lenin fue tan clara como su mensaje: “o el socialismo derrota al piojo, o el piojo derrotar? al socialismo”.
La guerra qu?mica… de los insecticidas
El objetivo era incuestionable: hab?a que eliminar a los piojos. Pero el modus operandi era m?s intrincado de lo que podr?amos pensar.
Los insecticidas como el DDT empezaron a utilizarse durante la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto de trincheras kilométricas, hambre y campos de concentraci?n hubiera sido el caldo de cultivo perfecto para que las tres enfermedades se llevaran millones de vidas.
En ciertos campos de concentraci?n el tifus golpe? duramente, acabando con la vida de miles de personas, entre ellas Anna Frank. Sin embargo su aparici?n se redujo enormemente gracias uso de insecticidas. Piojos, pulgas y garrapatas sucumb?an a la guerra qu?mica, que evit? much?simas muertes.
Pero el descubrimiento de Herman Müller de produjo en 1939 y, hasta entonces, debieron utilizarse otras técnicas para controlarlos. Y planchar la ropa pudo ser una de las formas.
Era conocido que las altas temperaturas acababan con las liendres en la ropa. En la mayor?a de ocasiones el problema se solucionaba metiéndola en agua hirviendo. Pero durante las guerras o migraciones, muchas veces sin agua o tiempo para lavar y tender, planchar su ?nica vestimenta supondr?a la ?nica opci?n para eliminar los piojos.
Un gran ejemplo del uso de este procedimiento lo encontramos en un art?culo del Dr. Gerardo Clavero, Director del Instituto Nacional de Sanidad, que escribi? en 1943:
«Por iniciativa nuestra y del Dr. N?jera, en el Centro de Higiene de Vallecas se constituyeron en la primavera de 1942 equipos integrados por una instructora sanitaria y dos ayudantes femeninos, los cuales visitaron las domicilios parasitados, en los que se realiz? la desinsectaci?n de las ropas utilizando planchas eléctricas donde era posible (…) El procedimiento dio sus mejores resultados una vez puesto en marcha.»
En Espa?a los piojos –y el tifus – también hicieron acto de presencia pocos a?os después de la Guerra Civil. Los insecticidas, aunque ya hab?an sido inventados, no pod?an ser aplicados en todos y cada uno de los hogares, por lo que se foment? el planchar la ropa.
No ser?a de extra?ar que en tiempos m?s lejanos la plancha se usara con la misma finalidad. Los soldados traer?an consigo una imagen de terror asociada a los piojos tras haber pasado por hacinamiento y enfermedades. Al llegar a sus hogares planchar?an la ropa a fin de evitar que los piojos, portadores de plagas mortales, anidaran en sus prendas.
As?, con el uso continuado, se grabar?a en la mente colectiva la idea de que la ropa planchada era m?s higiénica y, por tanto, mejor vista. La finalidad estética superar?a a la higiénica, pero la costumbre se mantendr?a intacta en el tiempo.
Aunque suene a tiempos remotos, ni los piojos ni ninguna de las tres enfermedades han sido erradicados. En pa?ses en v?as de desarrollo el piojo se ceba en c?rceles, campos de refugiados y zonas rurales.
Pero los pa?ses desarrollados tampoco se salvan. Las personas indigentes, sin techo para dormir y con problemas para mantener una correcta higiene, son a?n un objeto de infecci?n. Tal es el nivel que se conoce a la pediculosis del cuerpo como «enfermedad del vagabundo». Desde los a?os 90 se vienen registrando casos en pa?ses como Francia o Estados Unidos. Y tanto ahora como hace 400 a?os, al piojo le acompa?an sus tres enfermedades mortales.
Los piojos también se hacen resistentes
Cuesta creer que todav?a hoy haya muertes tan f?cilmente evitables. Con polvos insecticidas o lavando bien la ropa en agua caliente, la vida del piojo terminar?a. Pero aun as? el problema no est? solucionado. Los insecticidas empiezan a perder eficacia debido a las resistencias aparecidas en las poblaciones de piojos.
Y la sequ?a en muchas zonas del planeta, o la situaci?n de los campos de refugiados hace que no haya un f?cil acceso al agua. Situaciones que, por desgracia, suelen estar acompa?adas de escasez de medicamentos.
Pero si hay corriente eléctrica o si es posible hacer una hoguera, el problema se puede controlar. Una simple plancha de hierro, f?cil de calentar all? donde haya fuego, ser?a una soluci?n efectiva para controlar la difusi?n de los piojos y disminuir la carga bacteriana presente en la ropa.
A partir de 180 grados es un potente esterilizador
La plancha, alcanzando temperaturas entre 180 y 220°C, es una potente arma de esterilizaci?n.
E igual que se pueden controlar los par?sitos y las bacterias, se pueden controlar los virus. El SARS-Cov-2 ser?a incapaz de soportar temperaturas tan extremas. De manera normal, el virus puede aguantar un d?a entero en la ropa. Es m?s, llega a resistir varios d?as en superficies como botones o cremalleras.
Pero sus prote?nas a 70°C se desnaturalizan en 5 minutos. Bajo los 220°C de una plancha de vapor actual, el virus se inactivar?a en una fracci?n de segundo.
De cara a la reapertura de negocios la plancha est? teniendo ya una gran importancia. Un vaporizador a alta temperatura podr?a usarse en cortinas, en la tapicer?a de los muebles, colchas de habitaciones de hotel o en manteles de restaurantes. Son sitios que, si han entrado en contacto con un infectado, podr?an tener carga viral. Desinfectar ciertos tejidos es vital para que la reapertura de esos negocios no suponga un aumento de contagios.
Pero especialmente es ?til en las tiendas de textil: La ropa se coge con la mano y se vuelve a dejar, se prueba, se mueve, se airea. Tras pasar por probadores, toda la ropa se deber? desinfectar antes de volver a ser expuesta, asegur?ndose de que el calor llegue a toda la superficie (por dentro y por fuera). Un proceso relativamente r?pido y sin gran dificultad.
La forma y aplicaci?n de la plancha son muy diferentes a como eran hace siglos, pero su prop?sito ser?a el mismo. Planchar, una tarea aburrida y para muchos sin sentido, podr?a seguir salvando vidas durante esta pandemia.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/salud/planchar-ropa-elimina-virus-bacterias-14403626)