الريــم
08-30-2022, 09:36 AM
La primera vez que vi en mi vida a Mar?a Due?as era s?bado, est?bamos junto a un quiosco de prensa de la calle Santa Engracia, de Madrid, ella llevaba un bolso marr?n claro con el que se tapaba las rodillas y nos saludamos como si ambos viniéramos de un largo viaje en el que hab?amos coincidido sin hablarnos. Pero era la primera vez que nos ve?amos. Luego, cuando pas? un instante desde la despedida, me di cuenta de que aquella mujer con la que acababa de coincidir era precisamente Mar?a Due?as, escritora ya de mucho éxito, que estaba all?, simplemente, para comprar un peri?dico. Probablemente no sab?a quién era el que acababa de abordarla, y ella luego se ir?a a su casa, o adonde fuera, olvid?ndose por completo de aquel saludo accidental de quien bien pod?a ser un admirador o un pesado que, como ella, se hab?a parado a comprar cualquier cosa y algunos peri?dicos.
Ese incidente sin importancia rode? la vida de este periodista siempre que, a partir de entonces, me encontré con sus libros, con sus declaraciones, con el devenir realmente exitoso de su ahora ya larga carrera, aunque s?lo haya publicado hasta el momento cinco novelas, la muy conocida El tiempo entre costuras, adem?s de La templanza, Misi?n Olvido, Las hijas del Capit?n y, todav?a fresca en las estanter?as, Sira. Todos esos libros han tenido una voluntad de contar, con paciencia y conocimiento, historias que no tienen nada que ver con ella, pero a las que confiere no solo la audacia de saber, sino la consecuencia de investigar.
Esa actitud, tan consciente, tan obligada a hacer de sus historias una obligaci?n literaria y una explicaci?n de s? misma, se parece al car?cter de aquella mujer a la que saludé en Santa Engracia sin mucha conciencia de a quien estaba cumplimentando.
Este hecho, que me llen? de culpa como periodista, me hizo luego hacerle al menos dos entrevistas (esta es la tercera), invitarle adem?s a una sesi?n de conversaciones en Arona, en el sur de Tenerife y, en definitiva, mantener con ella una relaci?n que ya supera el despiste en el que caemos aquellos que vamos por la calle sin saber a quién de veras saludamos. Es una suerte conocerla, y leerla, y eso dir?n los muchos que se le acercan, a saludarla también, en las numerosas ferias a las que asiste (acaba de estar, con gran éxito, en la de Buenos Aires, pues Sira, la ?ltima novela que ha publicado, siempre en Planeta, tiene como uno de sus protagonistas a la impar Evita de Per?n). Esa notoriedad que sigue a la publicaci?n de cada uno de sus libros no la ha envanecido, de modo que no es de desplantes de diva, sobre todo porque nunca se ha sentido una diva.
Es curioso que en la historia de nuestras entrevistas solo hubo aquella en Tenerife que fue hecha en persona, ante p?blico. Adem?s, no era para prensa. Las otras se hicieron por cualquiera de los presentes artilugios cibernéticos, una vez por la dichosa pandemia y ahora porque sus horarios y sus viajes la manten?an fuera del alcance de un mano a mano. As? pues, conozco bien las paredes de su casa, limpias y soleadas, la he visto sonre?r ante algunas preguntas, pero la suerte de entrevistar no me ha dejado espacio para el encuentro personal que requiere un cuestionario en el que ?bamos a hablar, por ejemplo, de la vida en la infancia. Aun as?, ella salv? la situaci?n y en alg?n momento pareci? que est?bamos en la misma sala de estar, hasta el punto que, cuando ya le ?bamos a dar el adi?s a la pantalla, ella dijo lo siguiente cuando le di las gracias por haberme atendido: “?Ya hemos terminado? ?Pues qué charla m?s grata! Gracias a ti, como siempre. Bueno, ?me has tirado mucho de la lengua! ?A ver qué pasa!” Y he aqu? todo aquello de lo que hablamos.
https://www.uc-4u.com/clip/21f1be7c-2fd6-402f-bbdc-182bf7dac44d_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Due?as en la Kasbah de T?nger (Marruecos), uno de los escenarios de su ?ltima novela, 'Sira'. | Carlos Ruiz
P. Ya sabe que en esta serie de entrevistas tratamos de saber, también, qué hubo en la infancia de los entrevistados, a partir de unos versos de un poeta alem?n, Michael Kruger, que, en uno de sus poemas, explica que a veces la infancia le env?a una postal. ?Qué postales le manda a usted la infancia?
R. Me manda muchas. Constantemente. Ahora en verano, por ejemplo, recuerdo las comidas de verano con mi familia, debajo de una parra. Sin prisa, tarde, después de haber ido a la piscina. Com?amos mucho gazpacho, salmorejo, sand?a y mel?n de postre. Y, bueno, esa postal es de mi familia completa. Ahora falta mi madre, un hermano…
P. ?Cu?ndo empez? a descubrir que la infancia se iba terminando?
R. Yo ten?a ganas de que terminase la infancia porque me quer?a ir de casa. Quiz? porque éramos muchos all?. Quer?a ser independiente, ver mundo… por eso no me importaba que terminara la infancia. Llegar a la adolescencia fue un tr?nsito bastante fluido, con las hormonas revueltas, pero sin contratiempos. Pero, ya te digo, yo quer?a salir de casa.
P. ?Eso le sirvi? para la literatura?
R. S?. Pero m?s que por lo que viv?, por lo que le?. Le?a novelas de Julio Verne, Los cinco…. O sea: la literatura me sirvi? como evasi?n. No hab?a televisi?n ni Internet, as? que ah? estaban otros mundos. Ese poder de la literatura de sacarme de la realidad me fascinaba.
P. En su literatura hay pasi?n y parsimonia. ?Eso forma parte de su car?cter?
R. Bueno, no soy una loca que se tire a las piscinas ni alguien que siempre esté quieta. Pero s? intento ponerle emoci?n a las cosas. Puedo ser relativamente apasionada, s?. La parsimonia… no: voy con serenidad, sin arrebatos, pero creo que no encajo dentro de la parsimonia. Yo me fui a Madrid con 17 a?os. Pero tampoco era un sitio tan lejano. El gran cambio fue cuando me fui a Estados Unidos, al terminar la carrera. Estudiaba y daba clases de espa?ol en Michigan y ah? creo que sal? por completo del cascaron. Vivir por mi cuenta, sin apoyo de nada, en otro pa?s… me abri? los ojos al mundo.
P. ?Y c?mo le pareci? el mundo?
R. Pues me pareci? mucho m?s variado, m?s rico del que yo hab?a vivido. La biblioteca de la Complutense era muy burocr?tica, por ejemplo. Y en Estados Unidos no. T? ibas y cog?as lo que te daba la gana. Adem?s, ah? las bibliotecas ya empezaban a estar informatizadas y en Espa?a no. Hab?a gente de mil sitios en la Universidad, ten?a una pareja de lesbianas que eran muy amigas m?as, cosa que en Espa?a no pod?a ocurrir. O eso pensaba entonces. El mundo era mucho m?s desinhibido que en Espa?a, eso s?.
"En Espa?a falta sentido com?n, raciocinio, sensatez, inteligencia para andar por la vida. Eso falta"
P. Y la Espa?a de ahora, ?c?mo la encuentra?
R. Pues… regular. Hemos avanzado, sin duda. Pero aun as?… uno no deja de conmocionarse con algunas cosas. Con lo que ha pasado en la frontera de Melilla, por ejemplo. ?Madre m?a! Y, bueno, en este pa?s faltan personas que me seduzcan por lo que hacen, por lo que han conseguido. Me falta a quien admirar a ciegas en este pa?s. Falta sentido com?n, raciocinio, sensatez, inteligencia para andar por la vida. Eso falta.
P. ?Ahora mismo est? escribiendo alguna novela?
R. Mentalmente, s?. Cuando me siente a escribir ya la tendré escrita en mi cabeza.
P. Eso indica un poder de concentraci?n inmenso, ?no? ?De d?nde le viene?
R. Pues yo creo que de la infancia, de vivir en una casa muy grande, pero con mucha gente, con una familia grande, quiero decir, con pocos rincones para la intimidad. Y yo creo que eso nos produjo una capacidad para el aislamiento mental.
P. ?Y eso no le ha inspirado alguna historia?
R. No. Porque yo creo que meto muy poco de m? y de mi familia en lo que escribo. Por lo menos de manera consciente. Es que no quiero poner a los m?os en el escaparate. Me parece m?s interesante crear otros mundos ajenos a m?.
P. ?Y por qué no ha tenido la tentaci?n de contarse a si misma?
R. No. Nunca. Jam?s en la vida. Yo conmigo convivo 24 horas al d?a y, cuando me pongo a escribir, quiero fijarme en los otros.
P. ?Cu?l es el momento de su vida que no ha podido olvidar nunca?
R. No lo sé… Algo de la vida familiar, tal vez. Es que no he tenido grandes terremotos en la vida.
P. ?Por qué tard? usted tanto en publicar?
R. Porque yo era una profesora de Universidad con la vida muy ocupada y no ten?a idea de que yo iba a escribir y luego publicar. Hay que hacer tesis, art?culos, hacer una oposici?n para ganar tu plaza… todo eso te lleva mucho tiempo. Entonces, hasta los 41 yo estuve en eso. Adem?s tuve dos hijos. En otra estancia en Estados Unidos me planteé escribir y lo hice.
P. ?Y c?mo se le fue mostrando su primera novela?
R. Primero pensé en Misi?n Olvido, que acab? siendo mi segunda novela. Pero después de volver de Estados Unidos, pensé en mis parientes de Marruecos y supe que ten?a que escribir r?pido esa historia, porque se estaban muriendo los protagonistas. Aparqué la otra y me sali? El tiempo entre costuras.
P. Marruecos es ahora un factor muy disputado en Espa?a, pero es una parte importante de nuestra historia.
R. Qué triste, s?. La huella espa?ola en Marruecos ha sido muy poco valorada. Deber?amos reivindicar que all? estuvimos nosotros contribuyendo a hacer el Marruecos de hoy. No se ha hecho por dejadez, pienso yo. Pero es parte de nuestro pasado y hay que recordarlo.
P. ?C?mo se siente convirtiendo en ficci?n hechos hist?ricos reales?
R. Es que no me resisto a hacer a un lado la académica que llevo dentro. El trabajo universitario requiere rigor y eso se me qued? muy dentro. Me documento mucho y luego utilizo esos escenarios reales para crear mis tramas y subtramas.
"Que mis libros estén con los 'best sellers' no me hiere, pero s? es un poco molesto. Porque esa etiqueta es como un prejuicio, ?no? Publicar en una editorial comercial y vender mucho no quiere decir que no haga buena literatura"
P. ?Qué le parece que siempre esté su obra en el lado de los best sellers?
R. Pues… bueno, convivo con eso. No me hiere, pero s? es un poco molesto. Porque esa etiqueta es como un prejuicio, ?no? Publicar en una editorial comercial y vender mucho no quiere decir que no haga buena literatura. Sin embargo, hay suplementos literarios que no toman en cuenta mis libros, por ejemplo. Aqu? en Espa?a, digo. Porque en América Latina me dedican p?ginas enteras.
P. ?Y eso afecta a su literatura?
R. No, no, no. Ni a mi literatura ni a m?. Porque para m? lo fundamental no es estar en los suplementos, sino tener lectores. Yo estoy encantada con ir a las ferias y encontrarme con ellos y que haya traducciones de mis libros y proyectos audiovisuales basados en ellos.
P. Es usted una persona alegre. ?Qué cosas interrumpen esa alegr?a?
R. M?s que alegre, soy una persona positiva. Optimista. ?Que aqu? estamos para cuatro d?as, Juan! Pero s?, me enturbian cosas. Cosas m?nimas: un tren que pierdes, una discusi?n con alguien que quiero. Eso.
P. Su libro m?s apasionado se llama Templanza.
R. Jajajaja, s?, s?. Cada vez me gusta m?s ese t?tulo. Porque cada vez aplico m?s templanza a la vida. La pasi?n entre los personajes de esa novela es contenida pero se manifiesta en el momento justo. Y me gustaba esa idea. Me gusta todav?a hoy.
P. A lo mejor eso refleja su modo de ser.
R. A lo mejor, s?.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/maria-duenas-falta-alguien-admirar-14375747)
Ese incidente sin importancia rode? la vida de este periodista siempre que, a partir de entonces, me encontré con sus libros, con sus declaraciones, con el devenir realmente exitoso de su ahora ya larga carrera, aunque s?lo haya publicado hasta el momento cinco novelas, la muy conocida El tiempo entre costuras, adem?s de La templanza, Misi?n Olvido, Las hijas del Capit?n y, todav?a fresca en las estanter?as, Sira. Todos esos libros han tenido una voluntad de contar, con paciencia y conocimiento, historias que no tienen nada que ver con ella, pero a las que confiere no solo la audacia de saber, sino la consecuencia de investigar.
Esa actitud, tan consciente, tan obligada a hacer de sus historias una obligaci?n literaria y una explicaci?n de s? misma, se parece al car?cter de aquella mujer a la que saludé en Santa Engracia sin mucha conciencia de a quien estaba cumplimentando.
Este hecho, que me llen? de culpa como periodista, me hizo luego hacerle al menos dos entrevistas (esta es la tercera), invitarle adem?s a una sesi?n de conversaciones en Arona, en el sur de Tenerife y, en definitiva, mantener con ella una relaci?n que ya supera el despiste en el que caemos aquellos que vamos por la calle sin saber a quién de veras saludamos. Es una suerte conocerla, y leerla, y eso dir?n los muchos que se le acercan, a saludarla también, en las numerosas ferias a las que asiste (acaba de estar, con gran éxito, en la de Buenos Aires, pues Sira, la ?ltima novela que ha publicado, siempre en Planeta, tiene como uno de sus protagonistas a la impar Evita de Per?n). Esa notoriedad que sigue a la publicaci?n de cada uno de sus libros no la ha envanecido, de modo que no es de desplantes de diva, sobre todo porque nunca se ha sentido una diva.
Es curioso que en la historia de nuestras entrevistas solo hubo aquella en Tenerife que fue hecha en persona, ante p?blico. Adem?s, no era para prensa. Las otras se hicieron por cualquiera de los presentes artilugios cibernéticos, una vez por la dichosa pandemia y ahora porque sus horarios y sus viajes la manten?an fuera del alcance de un mano a mano. As? pues, conozco bien las paredes de su casa, limpias y soleadas, la he visto sonre?r ante algunas preguntas, pero la suerte de entrevistar no me ha dejado espacio para el encuentro personal que requiere un cuestionario en el que ?bamos a hablar, por ejemplo, de la vida en la infancia. Aun as?, ella salv? la situaci?n y en alg?n momento pareci? que est?bamos en la misma sala de estar, hasta el punto que, cuando ya le ?bamos a dar el adi?s a la pantalla, ella dijo lo siguiente cuando le di las gracias por haberme atendido: “?Ya hemos terminado? ?Pues qué charla m?s grata! Gracias a ti, como siempre. Bueno, ?me has tirado mucho de la lengua! ?A ver qué pasa!” Y he aqu? todo aquello de lo que hablamos.
https://www.uc-4u.com/clip/21f1be7c-2fd6-402f-bbdc-182bf7dac44d_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Due?as en la Kasbah de T?nger (Marruecos), uno de los escenarios de su ?ltima novela, 'Sira'. | Carlos Ruiz
P. Ya sabe que en esta serie de entrevistas tratamos de saber, también, qué hubo en la infancia de los entrevistados, a partir de unos versos de un poeta alem?n, Michael Kruger, que, en uno de sus poemas, explica que a veces la infancia le env?a una postal. ?Qué postales le manda a usted la infancia?
R. Me manda muchas. Constantemente. Ahora en verano, por ejemplo, recuerdo las comidas de verano con mi familia, debajo de una parra. Sin prisa, tarde, después de haber ido a la piscina. Com?amos mucho gazpacho, salmorejo, sand?a y mel?n de postre. Y, bueno, esa postal es de mi familia completa. Ahora falta mi madre, un hermano…
P. ?Cu?ndo empez? a descubrir que la infancia se iba terminando?
R. Yo ten?a ganas de que terminase la infancia porque me quer?a ir de casa. Quiz? porque éramos muchos all?. Quer?a ser independiente, ver mundo… por eso no me importaba que terminara la infancia. Llegar a la adolescencia fue un tr?nsito bastante fluido, con las hormonas revueltas, pero sin contratiempos. Pero, ya te digo, yo quer?a salir de casa.
P. ?Eso le sirvi? para la literatura?
R. S?. Pero m?s que por lo que viv?, por lo que le?. Le?a novelas de Julio Verne, Los cinco…. O sea: la literatura me sirvi? como evasi?n. No hab?a televisi?n ni Internet, as? que ah? estaban otros mundos. Ese poder de la literatura de sacarme de la realidad me fascinaba.
P. En su literatura hay pasi?n y parsimonia. ?Eso forma parte de su car?cter?
R. Bueno, no soy una loca que se tire a las piscinas ni alguien que siempre esté quieta. Pero s? intento ponerle emoci?n a las cosas. Puedo ser relativamente apasionada, s?. La parsimonia… no: voy con serenidad, sin arrebatos, pero creo que no encajo dentro de la parsimonia. Yo me fui a Madrid con 17 a?os. Pero tampoco era un sitio tan lejano. El gran cambio fue cuando me fui a Estados Unidos, al terminar la carrera. Estudiaba y daba clases de espa?ol en Michigan y ah? creo que sal? por completo del cascaron. Vivir por mi cuenta, sin apoyo de nada, en otro pa?s… me abri? los ojos al mundo.
P. ?Y c?mo le pareci? el mundo?
R. Pues me pareci? mucho m?s variado, m?s rico del que yo hab?a vivido. La biblioteca de la Complutense era muy burocr?tica, por ejemplo. Y en Estados Unidos no. T? ibas y cog?as lo que te daba la gana. Adem?s, ah? las bibliotecas ya empezaban a estar informatizadas y en Espa?a no. Hab?a gente de mil sitios en la Universidad, ten?a una pareja de lesbianas que eran muy amigas m?as, cosa que en Espa?a no pod?a ocurrir. O eso pensaba entonces. El mundo era mucho m?s desinhibido que en Espa?a, eso s?.
"En Espa?a falta sentido com?n, raciocinio, sensatez, inteligencia para andar por la vida. Eso falta"
P. Y la Espa?a de ahora, ?c?mo la encuentra?
R. Pues… regular. Hemos avanzado, sin duda. Pero aun as?… uno no deja de conmocionarse con algunas cosas. Con lo que ha pasado en la frontera de Melilla, por ejemplo. ?Madre m?a! Y, bueno, en este pa?s faltan personas que me seduzcan por lo que hacen, por lo que han conseguido. Me falta a quien admirar a ciegas en este pa?s. Falta sentido com?n, raciocinio, sensatez, inteligencia para andar por la vida. Eso falta.
P. ?Ahora mismo est? escribiendo alguna novela?
R. Mentalmente, s?. Cuando me siente a escribir ya la tendré escrita en mi cabeza.
P. Eso indica un poder de concentraci?n inmenso, ?no? ?De d?nde le viene?
R. Pues yo creo que de la infancia, de vivir en una casa muy grande, pero con mucha gente, con una familia grande, quiero decir, con pocos rincones para la intimidad. Y yo creo que eso nos produjo una capacidad para el aislamiento mental.
P. ?Y eso no le ha inspirado alguna historia?
R. No. Porque yo creo que meto muy poco de m? y de mi familia en lo que escribo. Por lo menos de manera consciente. Es que no quiero poner a los m?os en el escaparate. Me parece m?s interesante crear otros mundos ajenos a m?.
P. ?Y por qué no ha tenido la tentaci?n de contarse a si misma?
R. No. Nunca. Jam?s en la vida. Yo conmigo convivo 24 horas al d?a y, cuando me pongo a escribir, quiero fijarme en los otros.
P. ?Cu?l es el momento de su vida que no ha podido olvidar nunca?
R. No lo sé… Algo de la vida familiar, tal vez. Es que no he tenido grandes terremotos en la vida.
P. ?Por qué tard? usted tanto en publicar?
R. Porque yo era una profesora de Universidad con la vida muy ocupada y no ten?a idea de que yo iba a escribir y luego publicar. Hay que hacer tesis, art?culos, hacer una oposici?n para ganar tu plaza… todo eso te lleva mucho tiempo. Entonces, hasta los 41 yo estuve en eso. Adem?s tuve dos hijos. En otra estancia en Estados Unidos me planteé escribir y lo hice.
P. ?Y c?mo se le fue mostrando su primera novela?
R. Primero pensé en Misi?n Olvido, que acab? siendo mi segunda novela. Pero después de volver de Estados Unidos, pensé en mis parientes de Marruecos y supe que ten?a que escribir r?pido esa historia, porque se estaban muriendo los protagonistas. Aparqué la otra y me sali? El tiempo entre costuras.
P. Marruecos es ahora un factor muy disputado en Espa?a, pero es una parte importante de nuestra historia.
R. Qué triste, s?. La huella espa?ola en Marruecos ha sido muy poco valorada. Deber?amos reivindicar que all? estuvimos nosotros contribuyendo a hacer el Marruecos de hoy. No se ha hecho por dejadez, pienso yo. Pero es parte de nuestro pasado y hay que recordarlo.
P. ?C?mo se siente convirtiendo en ficci?n hechos hist?ricos reales?
R. Es que no me resisto a hacer a un lado la académica que llevo dentro. El trabajo universitario requiere rigor y eso se me qued? muy dentro. Me documento mucho y luego utilizo esos escenarios reales para crear mis tramas y subtramas.
"Que mis libros estén con los 'best sellers' no me hiere, pero s? es un poco molesto. Porque esa etiqueta es como un prejuicio, ?no? Publicar en una editorial comercial y vender mucho no quiere decir que no haga buena literatura"
P. ?Qué le parece que siempre esté su obra en el lado de los best sellers?
R. Pues… bueno, convivo con eso. No me hiere, pero s? es un poco molesto. Porque esa etiqueta es como un prejuicio, ?no? Publicar en una editorial comercial y vender mucho no quiere decir que no haga buena literatura. Sin embargo, hay suplementos literarios que no toman en cuenta mis libros, por ejemplo. Aqu? en Espa?a, digo. Porque en América Latina me dedican p?ginas enteras.
P. ?Y eso afecta a su literatura?
R. No, no, no. Ni a mi literatura ni a m?. Porque para m? lo fundamental no es estar en los suplementos, sino tener lectores. Yo estoy encantada con ir a las ferias y encontrarme con ellos y que haya traducciones de mis libros y proyectos audiovisuales basados en ellos.
P. Es usted una persona alegre. ?Qué cosas interrumpen esa alegr?a?
R. M?s que alegre, soy una persona positiva. Optimista. ?Que aqu? estamos para cuatro d?as, Juan! Pero s?, me enturbian cosas. Cosas m?nimas: un tren que pierdes, una discusi?n con alguien que quiero. Eso.
P. Su libro m?s apasionado se llama Templanza.
R. Jajajaja, s?, s?. Cada vez me gusta m?s ese t?tulo. Porque cada vez aplico m?s templanza a la vida. La pasi?n entre los personajes de esa novela es contenida pero se manifiesta en el momento justo. Y me gustaba esa idea. Me gusta todav?a hoy.
P. A lo mejor eso refleja su modo de ser.
R. A lo mejor, s?.
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