الريــم
08-05-2022, 11:54 PM
Con la guerra en Ucrania y sus consecuencias abiertas, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, necesitaba en su agenda pol?tica cualquier cosa menos una crisis con China, la gran potencia que representa su principal “competidor estratégico” y con la que las tensas relaciones por la competici?n militar, econ?mica e ideol?gica hab?an alcanzado ya un punto bajo. Pero una crisis, que asoma esa ya vol?til relaci?n bilateral al precipicio, es lo que ha puesto sobre la mesa para el dem?crata la polémica visita a Taiw?n de su compa?era de partido y presidenta de la C?mara de Representantes, Nancy Pelosi.
Tras las 19 horas que pas? en la isla autogobernada que China reclama como parte de su territorio Pelosi, segunda en la l?nea de sucesi?n presidencial estadounidense y la m?s destacada pol?tica en visitar Taiw?n desde que lo hiciera en 1997 otro ‘speaker’, Newt Gingrich, se han ido sucediendo acontecimientos que subrayan los peligros de una escalada y disparan los miedos en la regi?n. Y el maremoto cincela también los interrogantes sobre la pol?tica de Biden respecto a China y su futuro.
Sanciones
Este viernes, a la par que continuaban los ejercicios militares con fuego real anunciados hasta el domingo que han provocado lo que Taipei ha denunciado como un bloqueo mar?timo y aéreo, y después también de que buques y aviones chinos cruzaran la l?nea divisoria del estrecho y de que sus misiles entraran por primera vez en la zona econ?mica exclusiva de Jap?n, China anunciaba sanciones no especificadas a Pelosi y a su familia inmediata.
En un paso de consecuencias m?s significativas, Pek?n informaba también de la suspensi?n o congelaci?n de varios mecanismos de cooperaci?n con EEUU. Concretamente, China ha anunciado que cancela reuniones de trabajo de los dos ministerios de Defensa, di?logos de seguridad mar?tima y comunicaciones entre mandos militares regionales.
Adem?s, suspende las conversaciones sobre cambio clim?tico entre las dos potencias m?s contaminantes, responsables de pr?cticamente el 40% de las emisiones de combustibles f?siles. Deja igualmente paralizadas la cooperaci?n en medidas antidroga, uno de los terrenos en los que como en medioambiente el di?logo bilateral hasta ahora hab?a dado frutos, as? como en la lucha contra el crimen trasnacional, en la repatriaci?n de migrantes indocumentados y en la asistencia en investigaciones penales.
Una crisis acentuada
La ruptura de esas l?neas de colaboraci?n es el ?ltimo quebradero de cabeza para EEUU y para Biden en su relaci?n con China. En privado y a través de asesores el mandatario intent? convencer a Pelosi de que no realizara el viaje, advirtiéndole especialmente del momento particularmente delicado en que llegaba. Xi Jinping se enfrenta al congreso del Partido Comunista en el que con su reelecci?n cimentar? su poder, y necesita la l?nea dura con Taiw?n para aliviar las cr?ticas internas sobre otros temas como la econom?a o la pandemia.
Biden también cuestion? que el viaje fuera oportuno en p?blico y lo hizo con referencias a las dudas mostradas por los militares estadounidenses, un mensaje de discrepancias internas que contrast? con la voz al un?sono desde China de denuncia e indignaci?n ante el viaje de Pelosi.
Finalmente el dem?crata se vio forzado a defender la autonom?a de la l?der del legislativo y se ha visto también obligado ahora a poner todo el peso de su Administraci?n en la denuncia de la respuesta de China. Ha buscado el respaldo de aliados, que consigui? con el comunicado de los ministros de Asuntos Exteriores del G7 en que urgieron a China a “no cambiar unilateralmente por la fuerza el statu quo en la regi?n y resolver diferencias por medios pac?ficos”.
Este viernes su secretario de Estado, Anthony Blinken, denunciaba en Camboya que “China ha optado por usar la visita de la ‘speaker’ Pelosi como pretexto para incrementar su actividad militar provocadora en el Estrecho de Taiw?n y alrededores. No hay justificaci?n para esta respuesta militar, extrema, desproporcionada y de escalada”, ha dicho el jefe de la diplomacia estadounidense.
Incomunicados y enfrentados
Washington insiste en que no ha cambiado tampoco el statu quo, que mantiene su pol?tica de “una sola china” y la “ambigüedad estratégica” con Taiw?n. Pero uno de los problemas para Biden es que esta crisis provocada por el viaje de Pelosi llega en la estela de una degeneraci?n de las relaciones entre Washington y Pek?n de la que advert?an de antemano expertos como Ryan Hass, exdiplom?tico en la Administraci?n de Barack Obama y ahora en la Instituci?n Brookings, que ya en julio escrib?a que “los canales de comunicaci?n para gestionar las tensiones se han derrumbado”.
Seg?n otros expertos que han hablado con la prensa estadounidense estos d?as EEUU enfrenta adem?s el problema de haber “sobremilitarizado” la cuesti?n de China ante la ausencia de planes econ?micos espec?ficos y otros advierten de que se han estancado tanto las ideas diplom?ticas como la adaptaci?n militar de EEUU frente a la progresi?n de China.
Aunque el presupuesto militar de Pek?n sigue siendo el 36% del de EEUU, ha crecido el 72% en la ?ltima década. Y en pa?ses de la regi?n, donde se muestran m?s reticencias a necesidades estadounidenses como estacionar tropas o basar misiles de largo alcance en su territorio, preocupa la erosi?n de la credibilidad del efecto disuasorio militar de EEUU.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/crisis-taiwan-subraya-retos-biden-14232694)
Tras las 19 horas que pas? en la isla autogobernada que China reclama como parte de su territorio Pelosi, segunda en la l?nea de sucesi?n presidencial estadounidense y la m?s destacada pol?tica en visitar Taiw?n desde que lo hiciera en 1997 otro ‘speaker’, Newt Gingrich, se han ido sucediendo acontecimientos que subrayan los peligros de una escalada y disparan los miedos en la regi?n. Y el maremoto cincela también los interrogantes sobre la pol?tica de Biden respecto a China y su futuro.
Sanciones
Este viernes, a la par que continuaban los ejercicios militares con fuego real anunciados hasta el domingo que han provocado lo que Taipei ha denunciado como un bloqueo mar?timo y aéreo, y después también de que buques y aviones chinos cruzaran la l?nea divisoria del estrecho y de que sus misiles entraran por primera vez en la zona econ?mica exclusiva de Jap?n, China anunciaba sanciones no especificadas a Pelosi y a su familia inmediata.
En un paso de consecuencias m?s significativas, Pek?n informaba también de la suspensi?n o congelaci?n de varios mecanismos de cooperaci?n con EEUU. Concretamente, China ha anunciado que cancela reuniones de trabajo de los dos ministerios de Defensa, di?logos de seguridad mar?tima y comunicaciones entre mandos militares regionales.
Adem?s, suspende las conversaciones sobre cambio clim?tico entre las dos potencias m?s contaminantes, responsables de pr?cticamente el 40% de las emisiones de combustibles f?siles. Deja igualmente paralizadas la cooperaci?n en medidas antidroga, uno de los terrenos en los que como en medioambiente el di?logo bilateral hasta ahora hab?a dado frutos, as? como en la lucha contra el crimen trasnacional, en la repatriaci?n de migrantes indocumentados y en la asistencia en investigaciones penales.
Una crisis acentuada
La ruptura de esas l?neas de colaboraci?n es el ?ltimo quebradero de cabeza para EEUU y para Biden en su relaci?n con China. En privado y a través de asesores el mandatario intent? convencer a Pelosi de que no realizara el viaje, advirtiéndole especialmente del momento particularmente delicado en que llegaba. Xi Jinping se enfrenta al congreso del Partido Comunista en el que con su reelecci?n cimentar? su poder, y necesita la l?nea dura con Taiw?n para aliviar las cr?ticas internas sobre otros temas como la econom?a o la pandemia.
Biden también cuestion? que el viaje fuera oportuno en p?blico y lo hizo con referencias a las dudas mostradas por los militares estadounidenses, un mensaje de discrepancias internas que contrast? con la voz al un?sono desde China de denuncia e indignaci?n ante el viaje de Pelosi.
Finalmente el dem?crata se vio forzado a defender la autonom?a de la l?der del legislativo y se ha visto también obligado ahora a poner todo el peso de su Administraci?n en la denuncia de la respuesta de China. Ha buscado el respaldo de aliados, que consigui? con el comunicado de los ministros de Asuntos Exteriores del G7 en que urgieron a China a “no cambiar unilateralmente por la fuerza el statu quo en la regi?n y resolver diferencias por medios pac?ficos”.
Este viernes su secretario de Estado, Anthony Blinken, denunciaba en Camboya que “China ha optado por usar la visita de la ‘speaker’ Pelosi como pretexto para incrementar su actividad militar provocadora en el Estrecho de Taiw?n y alrededores. No hay justificaci?n para esta respuesta militar, extrema, desproporcionada y de escalada”, ha dicho el jefe de la diplomacia estadounidense.
Incomunicados y enfrentados
Washington insiste en que no ha cambiado tampoco el statu quo, que mantiene su pol?tica de “una sola china” y la “ambigüedad estratégica” con Taiw?n. Pero uno de los problemas para Biden es que esta crisis provocada por el viaje de Pelosi llega en la estela de una degeneraci?n de las relaciones entre Washington y Pek?n de la que advert?an de antemano expertos como Ryan Hass, exdiplom?tico en la Administraci?n de Barack Obama y ahora en la Instituci?n Brookings, que ya en julio escrib?a que “los canales de comunicaci?n para gestionar las tensiones se han derrumbado”.
Seg?n otros expertos que han hablado con la prensa estadounidense estos d?as EEUU enfrenta adem?s el problema de haber “sobremilitarizado” la cuesti?n de China ante la ausencia de planes econ?micos espec?ficos y otros advierten de que se han estancado tanto las ideas diplom?ticas como la adaptaci?n militar de EEUU frente a la progresi?n de China.
Aunque el presupuesto militar de Pek?n sigue siendo el 36% del de EEUU, ha crecido el 72% en la ?ltima década. Y en pa?ses de la regi?n, donde se muestran m?s reticencias a necesidades estadounidenses como estacionar tropas o basar misiles de largo alcance en su territorio, preocupa la erosi?n de la credibilidad del efecto disuasorio militar de EEUU.
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