الريــم
07-27-2022, 02:06 PM
Hace unos cuantos a?os una periodista barcelonesa fue a realizar un reportaje a una carrera ciclista femenina de cierta relevancia. Hab?a estado unos d?as en el Tour. Era la época en la que ya todos los equipos masculinos se trasladaban en autocar y Lance Armstrong, dominador de un tiempo que existi?, aunque fuese entre tinieblas, se mov?a por las llegadas y salidas de la ronda francesa rodeado de guardaespaldas.*
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Hasta hubo una ocasi?n, subiendo a Alpe d’Huez en contrarreloj, quiz? la vez en la que se vio a m?s aficionados entre las 21 famosas curvas, en las que el corredor tejano ascendi? rodeado de polic?as, que discretamente lo segu?an porque hab?a el temor a un atentado. (https://www.sport.es/es/tour-francia/)Armstrong era un mundo aparte. Dorm?a, por aquel entonces, con Sheryl Crow. Pronto los empleados de los hoteles en los que pernoctaba el jersey amarillo comenzaron a hablar.*
Eran tiempos en los que el término ‘viral’ afortunadamente no formaba parte del vocabulario de la poblaci?n. Sin embargo, la noticia de que Armstrong y Crow dorm?an en el suelo y que cada noche sacaban el colch?n del somier se convirti? en una de las noticias m?s le?das del Tour, m?s all? de lo que ocurr?a en la lucha deportiva, a veces con trampas, por las carreteras francesas.
En ese tiempo, afortunadamente, ya no extra?aba que un ciclista compartiera habitaci?n con su pareja. Nunca hay que cansarse de repetir que hace 50 a?os las mujeres ten?an prohibida la presencia -al menos con una acreditaci?n- en el Tour y a ninguno de los organizadores se les habr?a ocurrido montar una semana extra de carrera con mujeres.*
Y menos darles cobertura televisiva y los mismos medios que a la famosa prueba masculina. Y hasta es posible que a alguno de ellos les hubiese salido una especie de urticaria al observar que en la sala de prensa del Tour Femmes hay m?s mujeres que hombres escribiendo de la competici?n.
Todo esto viene a cuento de lo que vio esa periodista barcelonesa en la prueba femenina de cierta relevancia por la que decidi? darse una vuelta para escribir un reportaje en su diario. Visto lo visto en el Tour era como desplazarse por una puerta del tiempo, o viajar por una autopista a bordo de un coche de alta gama o de un utilitario de los a?os 70 del siglo pasado.
Las mujeres que compet?an en aquella carrera dorm?an en albergues. Compart?an unas largas salas llenas de literas con duchas y ba?os comunitarios.
No ten?an ni llevaban siquiera autocaravanas, quiz? el equipo m?s puntero comenzaba a desplegar cierto poder, pero poco m?s. Llegaban a la salida ya vestidas de ciclista, lo que ahora, en cap?tulo masculino o femenino, se considerar?a una auténtica horterada o un signo de ciclista novato y nervioso.*
Pero lo peor suced?a tras las etapas. Deb?an refugiarse de miradas indiscretas cambi?ndose de ropa protegidas entre toallas. Intimidad no hab?a ninguna. Ellas mismas o alguna modista o familiar que fuese h?bil con el hilo y la aguja deb?an ajustar los uniformes ciclistas creados a la imagen y semejanza de los corredores varones.*
Era terrible hace algo m?s de 20 a?os dedicarse al ciclismo siendo mujer. Y seguro, que al igual que a los antiguos dirigentes del Tour les producir?a urticaria al ver el sexo dominante en las salas de prensa de la ronda francesa femenina, a aquellas corredoras pioneras se les pondr?a la piel de gallina al ver como se mueven sus herederas entre etapas, las bicis que llevan, el vestuario que usan y hasta perder?an la cuenta al sumar las estrellas de los hoteles en los que duermen. Y ya no digamos las cifras, todav?a alejad?simas de las que ingresan los corredores masculinos, que reciben cada mes en sus cuentas corrientes.
Los paneles de las autopistas francesas informan a los automovilistas de las incidencias del tr?fico. Y es habitual cuando la Grande Boucle pasa por los alrededores de la ruta que indiquen el motivo por el que una carretera, normalmente secundaria, est? cortada. Esta causa, hace 15 d?as, en los Pirineos, entre Pau y Lourdes, por ejemplo, era el ‘Tour de France’.*
El martes, entre Par?s y Reims, segu?a siendo el ‘Tour de France’. Y al igual que, seg?n la costumbre, el due?o de un restaurante se desped?a a principios de julio del comensal, identificado como miembro de la caravana de la ronda francesa, con un saludo diciendo ‘bon Tour de France’, la noche del martes, en Reims y con las mujeres ciclistas descansando en sus hoteles, la despedida fue la misma: ‘bon tour de France’.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/tour-francia/tourmalet-bon-tour-france-14174177)
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Hasta hubo una ocasi?n, subiendo a Alpe d’Huez en contrarreloj, quiz? la vez en la que se vio a m?s aficionados entre las 21 famosas curvas, en las que el corredor tejano ascendi? rodeado de polic?as, que discretamente lo segu?an porque hab?a el temor a un atentado. (https://www.sport.es/es/tour-francia/)Armstrong era un mundo aparte. Dorm?a, por aquel entonces, con Sheryl Crow. Pronto los empleados de los hoteles en los que pernoctaba el jersey amarillo comenzaron a hablar.*
Eran tiempos en los que el término ‘viral’ afortunadamente no formaba parte del vocabulario de la poblaci?n. Sin embargo, la noticia de que Armstrong y Crow dorm?an en el suelo y que cada noche sacaban el colch?n del somier se convirti? en una de las noticias m?s le?das del Tour, m?s all? de lo que ocurr?a en la lucha deportiva, a veces con trampas, por las carreteras francesas.
En ese tiempo, afortunadamente, ya no extra?aba que un ciclista compartiera habitaci?n con su pareja. Nunca hay que cansarse de repetir que hace 50 a?os las mujeres ten?an prohibida la presencia -al menos con una acreditaci?n- en el Tour y a ninguno de los organizadores se les habr?a ocurrido montar una semana extra de carrera con mujeres.*
Y menos darles cobertura televisiva y los mismos medios que a la famosa prueba masculina. Y hasta es posible que a alguno de ellos les hubiese salido una especie de urticaria al observar que en la sala de prensa del Tour Femmes hay m?s mujeres que hombres escribiendo de la competici?n.
Todo esto viene a cuento de lo que vio esa periodista barcelonesa en la prueba femenina de cierta relevancia por la que decidi? darse una vuelta para escribir un reportaje en su diario. Visto lo visto en el Tour era como desplazarse por una puerta del tiempo, o viajar por una autopista a bordo de un coche de alta gama o de un utilitario de los a?os 70 del siglo pasado.
Las mujeres que compet?an en aquella carrera dorm?an en albergues. Compart?an unas largas salas llenas de literas con duchas y ba?os comunitarios.
No ten?an ni llevaban siquiera autocaravanas, quiz? el equipo m?s puntero comenzaba a desplegar cierto poder, pero poco m?s. Llegaban a la salida ya vestidas de ciclista, lo que ahora, en cap?tulo masculino o femenino, se considerar?a una auténtica horterada o un signo de ciclista novato y nervioso.*
Pero lo peor suced?a tras las etapas. Deb?an refugiarse de miradas indiscretas cambi?ndose de ropa protegidas entre toallas. Intimidad no hab?a ninguna. Ellas mismas o alguna modista o familiar que fuese h?bil con el hilo y la aguja deb?an ajustar los uniformes ciclistas creados a la imagen y semejanza de los corredores varones.*
Era terrible hace algo m?s de 20 a?os dedicarse al ciclismo siendo mujer. Y seguro, que al igual que a los antiguos dirigentes del Tour les producir?a urticaria al ver el sexo dominante en las salas de prensa de la ronda francesa femenina, a aquellas corredoras pioneras se les pondr?a la piel de gallina al ver como se mueven sus herederas entre etapas, las bicis que llevan, el vestuario que usan y hasta perder?an la cuenta al sumar las estrellas de los hoteles en los que duermen. Y ya no digamos las cifras, todav?a alejad?simas de las que ingresan los corredores masculinos, que reciben cada mes en sus cuentas corrientes.
Los paneles de las autopistas francesas informan a los automovilistas de las incidencias del tr?fico. Y es habitual cuando la Grande Boucle pasa por los alrededores de la ruta que indiquen el motivo por el que una carretera, normalmente secundaria, est? cortada. Esta causa, hace 15 d?as, en los Pirineos, entre Pau y Lourdes, por ejemplo, era el ‘Tour de France’.*
El martes, entre Par?s y Reims, segu?a siendo el ‘Tour de France’. Y al igual que, seg?n la costumbre, el due?o de un restaurante se desped?a a principios de julio del comensal, identificado como miembro de la caravana de la ronda francesa, con un saludo diciendo ‘bon Tour de France’, la noche del martes, en Reims y con las mujeres ciclistas descansando en sus hoteles, la despedida fue la misma: ‘bon tour de France’.
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