الريــم
03-19-2024, 10:20 PM
Trepar a un ?rbol, subirse a un sof? o a una silla, alcanzar lo alto de un muro… El instinto del ser humano se manifiesta con m?s intensidad durante la primera etapa de nuestra vida y entre esos aprendizajes iniciales est? el de superar y resolver obst?culos. Trepar ha sido parte fundamental de la evoluci?n del ser humano aunque hace tiempo pas? de ser una necesidad vital a convertirse en un ‘juego’ de ni?os… y no tan ni?os. Ahora hay quien vive por y para trepar practicando el bouldering, una disciplina de itinerarios cortos o bloques de roca, que pronto alcanzar? su centenario atendiendo a las bases que se pusieron hacia 1930 entre las rocas francesas del bosque de Fontainebleau, cerca de Par?s. Hoy en d?a est? tan extendido que se puede practicar hasta en el Central Park de Nueva York.
El alpinista y escalador Oscar Eckenstein form? parte en 1902 de la primera expedici?n que intent? hacer cumbre en la segunda monta?a m?s alta del mundo, el K2. Antes de esta osad?a, en la ?ltima década del siglo XIX, Eckenstein sol?a frecuentar el norte de Gales para escalar y, sin saberlo todav?a, plasmar en Llanberis Pass los que son considerados los primeros rastros de boulder de la historia, realizando diferentes pasos técnicos, f?sicos y de equilibrio procedentes de la gimnasia. Poco después de estos inauditos ‘entrenamientos’ espec?ficos, en 1898, (el mago, poeta, alquimista) Aleister Crowley -amigo de Eckenstein- dej? escrito en el libro de visitas del hotel Wastwater, en el Lake District -donde también sol?a ir Eckenstein-, la considerada primera gu?a de boulder de la historia.
Las pioneras formas de entrenamiento y entretenimiento de estos dos ingleses no tuvieron continuidad ni seguimiento en las islas brit?nicas y se qued? como un bloque aislado. Pasar?an m?s de tres décadas hasta que el escalador Pierre Allin busc? en Fontainebleau una manera sencilla de entrenar movimientos y superar obst?culos que posteriormente pudiera encontrarse en los Alpes. Este bosque ten?a f?cil acceso y estaba relativamente cerca de Par?s, a 70 kil?metros del Arco del Triunfo, con lo que facilit? que este tipo de pr?ctica conquistara la mente y pasi?n de m?s franceses. La idea de Allin no se qued? ah?, ya que para practicar estos entrenamientos incorpor? a su alpargata una suela de goma lisa que proporcionaba un agarre en roca incomparable hasta el momento. De este modo, Allin se convirti? en el inventor de los pies de gato y aunque él lo comenzara a utilizar en los a?os 30, no los comercializ? (él mismo) hasta 1948 en su propia tienda parisina de art?culos de escalada.
Pierre Allin (Mirebeau, 1904 – Saint-Martin-d'Uriage, 2000)
Se le considera el padre de la escalada en roca con el inicio de sus entrenamientos en Fontainebleau hacia 1934, adem?s de prol?fico inventor por innovadores artilugios como los pies de gato; el uso de prendas de plumas (duvet) para dise?ar sacos de dormir, vivac o plum?n; o el perfeccionamiento de los mosquetones; precursor de los descensores. Estos inventos suyos m?s otros productos de escalada los vend?a en su tienda especializada que abri? en Par?s hacia mediados del siglo XX. Fue un alpinista que form? parte de la primera cordada francesa en intentar un 8.000 y autor de ascensiones inéditas hasta la fecha, como la cara norte del Petit Dru. Hasta los 60 a?os no se fue a vivir a Chamonix definitivamente y hasta los 80 no dej? de escalar.
As? fueron los inicios del bouldering en la posguerra (1946): Varios escaladores, incluido Pierre Allin, entrenando en Fontainebleau:
Si la primera chispa inglesa de EckensteAso logr? encender la mecha, la francesa de Allin, s?. Y, como la p?lvora, corri? por los amantes de la naturaleza y de los desaf?os f?sicos y técnicos que supone salvar una roca, una ‘rocher’ -en francés-, un ‘boulder’ -en inglés-. Un ser humano adulto, por diversi?n, entrenamiento y como reto, volv?a a ahondar en su instinto para tratar de superarse. Actualmente, Fontainebleau contin?a siendo cuna del boulder y una de las escuelas m?s brillantes de esta disciplina a nivel mundial. De hecho, da nombre a la escala europea de dificultad de la escalada: la escala Fontainebleau o escala F (del 1a al 9a).
La mentalidad de John Gill para impulsar al boulder
No obstante, para comprender el ‘bouldering’ de la actualidad hay que viajar desde Fontainebleau a las Monta?as Rocosas de Estados Unidos, donde John Gill situ? esta disciplina a otro nivel y sent? las bases del boulder moderno hacia la mitad del siglo XX. Gill traslad? la técnica de la gimnasia -y el magnesio- a la roca y se especializ? tanto en la roca que fue el primero que la ‘deslig?’ de la escalada cl?sica, mostrando que m?s all? de ser un entrenamiento complementario, también era independiente y el fin en s? mismo. Fue el impulsor definitivo tanto por las técnicas innovadoras y din?micas como por la nueva mentalidad que aplic?.
Gill fue ‘creyente’ del boulder y enganch? seguidores cuando resolvi? paredes como la de ‘The Thimble’ -Custer State Park, Dakota del Sur- en 1961 (7a+ de 12 metros). Ejercicios as? sirvieron de inspiraci?n y desaf?o para un p?blico que comenz? a crecer y consolidarse por todo el mundo. A la proeza de Gill seguir?an m?s, aunque el siguiente gran impulso que recibir?a el boulder vendr?a en la década de los 80 con la invenci?n del ‘crashpad’ o colchoneta, el avance m?s importante de siempre en materia de seguridad del boulder.
El ‘crashpad’ provoc? que la accesibilidad al boulder se multiplicara con una importante disminuci?n del riesgo sin restar excesiva adrenalina. Hasta entonces, las ca?das las frenaban compa?eros y compa?eras que se situaban bajo el escalador o escaladora con los brazos preparados para amortiguar. A partir de los 80, a estos brazos se le uni? el ‘crashpad’, con lo que abri? a?n m?s el abanico de p?blico y, adem?s, también permiti? que se intentaran resolver problemas -as? es como se denomina- m?s altos y espectaculares en la roca.
A partir de aqu?, la invenci?n de las presas en esa misma década y la posterior aparici?n de roc?dromos en torno a los 90 propici? que ya no hubiera necesidad de desplazarse muy lejos para practicar boulder. Una década después, ya en este siglo, comienza la proliferaci?n de roc?dromos espec?ficos y para diferentes niveles, incluyendo los boulder urbanos, que proliferan por parques y espacios comunes y de libre acceso. Y ahora se puede practicar desde el Central Park de Nueva York a unos recién colocados junto a la madrile?a M30… También es com?n ver paredes con presas en colegios.
Todo este plato, que se ha ido cocinando desde hace casi 100 a?os, ha tenido el ‘boom’ recientemente con la incorporaci?n de la escalada en los Juegos Ol?mpicos de Tokio 2020 en el que se propuso una prueba que reuni? boulder, dificultad y velocidad (campe?n ol?mpico el espa?ol Alberto Ginés y campeona ol?mpica la eslovena Janja Garnbret) y que ahora, en Par?s 2024, tiene su expansi?n separando la prueba de velocidad de la de boulder y dificultad.
Cuando Pierre Allin presenci? en su ciudad -Par?s- los JJOO de 1924 era imposible imaginar que 100 a?os después alguien se colgar?a all? mismo una medalla ol?mpica realizando movimientos y técnicas que él inici? sobre una superficie rocosa a unos 70 kil?metros de Le Bourget, el roc?dromo que coronar? este verano a cuatro campeones ol?mpicos. Casi un centenario después, la roca que comenz? a rodear Allin est? cerca de resolverse alcanzando el punto desde donde todo empez?.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/deportes/historia-boulder-evolucion-entrenamiento-centenario-99697794)
El alpinista y escalador Oscar Eckenstein form? parte en 1902 de la primera expedici?n que intent? hacer cumbre en la segunda monta?a m?s alta del mundo, el K2. Antes de esta osad?a, en la ?ltima década del siglo XIX, Eckenstein sol?a frecuentar el norte de Gales para escalar y, sin saberlo todav?a, plasmar en Llanberis Pass los que son considerados los primeros rastros de boulder de la historia, realizando diferentes pasos técnicos, f?sicos y de equilibrio procedentes de la gimnasia. Poco después de estos inauditos ‘entrenamientos’ espec?ficos, en 1898, (el mago, poeta, alquimista) Aleister Crowley -amigo de Eckenstein- dej? escrito en el libro de visitas del hotel Wastwater, en el Lake District -donde también sol?a ir Eckenstein-, la considerada primera gu?a de boulder de la historia.
Las pioneras formas de entrenamiento y entretenimiento de estos dos ingleses no tuvieron continuidad ni seguimiento en las islas brit?nicas y se qued? como un bloque aislado. Pasar?an m?s de tres décadas hasta que el escalador Pierre Allin busc? en Fontainebleau una manera sencilla de entrenar movimientos y superar obst?culos que posteriormente pudiera encontrarse en los Alpes. Este bosque ten?a f?cil acceso y estaba relativamente cerca de Par?s, a 70 kil?metros del Arco del Triunfo, con lo que facilit? que este tipo de pr?ctica conquistara la mente y pasi?n de m?s franceses. La idea de Allin no se qued? ah?, ya que para practicar estos entrenamientos incorpor? a su alpargata una suela de goma lisa que proporcionaba un agarre en roca incomparable hasta el momento. De este modo, Allin se convirti? en el inventor de los pies de gato y aunque él lo comenzara a utilizar en los a?os 30, no los comercializ? (él mismo) hasta 1948 en su propia tienda parisina de art?culos de escalada.
Pierre Allin (Mirebeau, 1904 – Saint-Martin-d'Uriage, 2000)
Se le considera el padre de la escalada en roca con el inicio de sus entrenamientos en Fontainebleau hacia 1934, adem?s de prol?fico inventor por innovadores artilugios como los pies de gato; el uso de prendas de plumas (duvet) para dise?ar sacos de dormir, vivac o plum?n; o el perfeccionamiento de los mosquetones; precursor de los descensores. Estos inventos suyos m?s otros productos de escalada los vend?a en su tienda especializada que abri? en Par?s hacia mediados del siglo XX. Fue un alpinista que form? parte de la primera cordada francesa en intentar un 8.000 y autor de ascensiones inéditas hasta la fecha, como la cara norte del Petit Dru. Hasta los 60 a?os no se fue a vivir a Chamonix definitivamente y hasta los 80 no dej? de escalar.
As? fueron los inicios del bouldering en la posguerra (1946): Varios escaladores, incluido Pierre Allin, entrenando en Fontainebleau:
Si la primera chispa inglesa de EckensteAso logr? encender la mecha, la francesa de Allin, s?. Y, como la p?lvora, corri? por los amantes de la naturaleza y de los desaf?os f?sicos y técnicos que supone salvar una roca, una ‘rocher’ -en francés-, un ‘boulder’ -en inglés-. Un ser humano adulto, por diversi?n, entrenamiento y como reto, volv?a a ahondar en su instinto para tratar de superarse. Actualmente, Fontainebleau contin?a siendo cuna del boulder y una de las escuelas m?s brillantes de esta disciplina a nivel mundial. De hecho, da nombre a la escala europea de dificultad de la escalada: la escala Fontainebleau o escala F (del 1a al 9a).
La mentalidad de John Gill para impulsar al boulder
No obstante, para comprender el ‘bouldering’ de la actualidad hay que viajar desde Fontainebleau a las Monta?as Rocosas de Estados Unidos, donde John Gill situ? esta disciplina a otro nivel y sent? las bases del boulder moderno hacia la mitad del siglo XX. Gill traslad? la técnica de la gimnasia -y el magnesio- a la roca y se especializ? tanto en la roca que fue el primero que la ‘deslig?’ de la escalada cl?sica, mostrando que m?s all? de ser un entrenamiento complementario, también era independiente y el fin en s? mismo. Fue el impulsor definitivo tanto por las técnicas innovadoras y din?micas como por la nueva mentalidad que aplic?.
Gill fue ‘creyente’ del boulder y enganch? seguidores cuando resolvi? paredes como la de ‘The Thimble’ -Custer State Park, Dakota del Sur- en 1961 (7a+ de 12 metros). Ejercicios as? sirvieron de inspiraci?n y desaf?o para un p?blico que comenz? a crecer y consolidarse por todo el mundo. A la proeza de Gill seguir?an m?s, aunque el siguiente gran impulso que recibir?a el boulder vendr?a en la década de los 80 con la invenci?n del ‘crashpad’ o colchoneta, el avance m?s importante de siempre en materia de seguridad del boulder.
El ‘crashpad’ provoc? que la accesibilidad al boulder se multiplicara con una importante disminuci?n del riesgo sin restar excesiva adrenalina. Hasta entonces, las ca?das las frenaban compa?eros y compa?eras que se situaban bajo el escalador o escaladora con los brazos preparados para amortiguar. A partir de los 80, a estos brazos se le uni? el ‘crashpad’, con lo que abri? a?n m?s el abanico de p?blico y, adem?s, también permiti? que se intentaran resolver problemas -as? es como se denomina- m?s altos y espectaculares en la roca.
A partir de aqu?, la invenci?n de las presas en esa misma década y la posterior aparici?n de roc?dromos en torno a los 90 propici? que ya no hubiera necesidad de desplazarse muy lejos para practicar boulder. Una década después, ya en este siglo, comienza la proliferaci?n de roc?dromos espec?ficos y para diferentes niveles, incluyendo los boulder urbanos, que proliferan por parques y espacios comunes y de libre acceso. Y ahora se puede practicar desde el Central Park de Nueva York a unos recién colocados junto a la madrile?a M30… También es com?n ver paredes con presas en colegios.
Todo este plato, que se ha ido cocinando desde hace casi 100 a?os, ha tenido el ‘boom’ recientemente con la incorporaci?n de la escalada en los Juegos Ol?mpicos de Tokio 2020 en el que se propuso una prueba que reuni? boulder, dificultad y velocidad (campe?n ol?mpico el espa?ol Alberto Ginés y campeona ol?mpica la eslovena Janja Garnbret) y que ahora, en Par?s 2024, tiene su expansi?n separando la prueba de velocidad de la de boulder y dificultad.
Cuando Pierre Allin presenci? en su ciudad -Par?s- los JJOO de 1924 era imposible imaginar que 100 a?os después alguien se colgar?a all? mismo una medalla ol?mpica realizando movimientos y técnicas que él inici? sobre una superficie rocosa a unos 70 kil?metros de Le Bourget, el roc?dromo que coronar? este verano a cuatro campeones ol?mpicos. Casi un centenario después, la roca que comenz? a rodear Allin est? cerca de resolverse alcanzando el punto desde donde todo empez?.
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