الريــم
03-15-2024, 09:49 PM
Gloria nacional y antipatriota, trovador del partido comunista y de los japoneses invasores… Todas las etiquetas le caben a Mo Yan, ?nico Nobel de Literatura chino, devuelto estos d?as al centro de un debate que sugiere cierta esquizofrenia social. No hay m?s certeza que Mo los ha cabreado a todos, garant?a en la literatura y el periodismo de un buen trabajo.
Un bloguero hipernacionalista le ha denunciado estos d?as. Su alias, Mao Xinghuo, no es trivial. Alude al hist?rico ensayo del Gran Timonel que promet?a a sus disc?pulos que una chispa bastaba para prender la pradera cuando pocos confiaban en aquella harapienta tropa comunista. Las ofensas de Mo est?n pormenorizadas en la denuncia de cuatro p?ginas recibida por un tribunal pequinés: en sus libros ha denigrado al Partido Comunista, embellecido a los soldados japoneses, descrito los abusos sexuales del Ejército chino e insultado a Mao Zedong. Sus pretensiones son ambiciosas: disculpas p?blicas, la retirada de la circulaci?n de su obra y una indemnizaci?n de 1.500 millones de yuanes (190 millones de euros), uno por cada chino presuntamente ofendido. “Sus palabras y actos han herido gravemente los sentimientos del pueblo chino. Como joven recto y patriota, me siento muy enfadado. ?C?mo es posible que un pa?s permita esos comportamientos?”, inquiere.
Mo ya hab?a sufrido ataques espor?dicos, pero el bloguero ha catalizado un asedio de fan?ticos ociosos y guardianes de las esencias. No son muchos pero son fragorosos. La denuncia descansa en la Ley de Protecci?n de Héroes y M?rtires de 2018 y en la enmienda de 2021 de la Ley Criminal. Ambas combaten lo que el presidente, Xi Jinping, ha desde?ado como el “nihilismo hist?rico”: cualquier matiz que desluzca la gloriosa narrativa oficial. El heterogéneo listado de v?ctimas a incautos internautas, periodistas que dudaron del n?mero de v?ctimas chinas en una batalla en la frontera india del Himalaya o cuestionaron las razones de Pek?n para sumarse a la guerra de Corea, a un c?mico que compar? a la soldadesca china con perros callejeros durante un mon?logo…
Arma de Occidente
China ha visto los Nobel como un arma de Occidente. El de Literatura lo hab?a recibido Gao Xinjian en 2000 ya con pasaporte francés. Aquel premio a un exiliado y contumaz cr?tico con el Gobierno fue la primera bofetada. Después llegaron las de los N?beles de la Paz al Dalai Lama, l?der tibetano en el exilio, y el disidente Liu Xiaobo. Pero el entregado a Mo en 2012 desat? el orgullo y sald? cuentas con una literatura tan inabarcable como desconocida en el mundo. Un alto funcionario le se?al? como un “excepcional representante” de la pujanza china y el galardonado aclar? que “no ser?a escritor hoy” sin el tremendo desarrollo econ?mico del pa?s.
El premio descompuso a la disidencia. El escritor y activista Yu Jie, desde el exilio, habl? del “mayor esc?ndalo en la Historia del Nobel de Literatura”. Ai Weiwei, el iconoclasta artista, lo calific? de “broma”, asegur? que “manchaba y deshonraba a los ganadores previos” y “denigraba” la reputaci?n del galard?n. Sus cr?ticos han subrayado sus v?nculos con el régimen. Es vicepresidente de la Asociaci?n de Escritores de China, un ?rgano oficial, estuvo un lustro en la Conferencia Consultiva, el cuerpo que asesora al Parlamento, y en 2015 acompa?? en una gira por Latinoamérica al primer ministro, Li Keqiang.
?Un propagandista?
?Es Mo un propagandista? Una lectura de sus obras, incluso superficial, lo descarta. Con un realismo m?gico que lo emparenta con Garc?a M?rquez, ha repasado los principales acontecimientos del siglo pasado y el vac?o emocional tras la apertura econ?mica. Ha detallado el sufrimiento del pueblo chino que caus? el Partido Comunista con la pol?tica del hijo ?nico, la Revoluci?n Cultural o el Gran Salto Adelante.
Cabe en sus libros la miseria y la gloria. Caben esos matices de una Historia compleja que se les escapan a sus cr?ticos de uno y otro bando. Los disidentes no soportan el reconocimiento internacional de cualquier chino que no haya hecho de la cr?tica al poder su ?nico motor vital o no haya pisado la c?rcel como los hipernacionalistas no perdonan ninguna divergencia de la narrativa oficial. Mosoloo es un tipo que quer?a escribir, que lo ha hecho con honestidad y brillantez, y que ha lidiado con la dictadura en la que le ha tocado vivir de la misma forma que acud?a Lola Flores a El Pardo cuando se lo ped?a Franco.
La primera denuncia de Mao fue rechazada por el tribunal porque carec?a del domicilio de Mo y lo est? intentando de nuevo por otras v?as. Da igual: nadie cree que prospere. Nadie habr?a o?do hablar del caso si no lo hubiera compartido Hu Xijin con sus 24 millones de seguidores en las redes sociales. Hu es el antiguo editor del Global Times, el medio oficial m?s inflamado, y desde su retiro atiza sin piedad a todo lo que su criterio laxo percibe como antichino. Ha calificado la denuncia de “farsa populista” y advertido de la “alarmante tendencia de la opini?n p?blica”. Qué tiempos extra?os estos en los que la sensatez al debate llega de Hu.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/premio-nobel-literatura-escritor-chino-mo-yan-99540896)
Un bloguero hipernacionalista le ha denunciado estos d?as. Su alias, Mao Xinghuo, no es trivial. Alude al hist?rico ensayo del Gran Timonel que promet?a a sus disc?pulos que una chispa bastaba para prender la pradera cuando pocos confiaban en aquella harapienta tropa comunista. Las ofensas de Mo est?n pormenorizadas en la denuncia de cuatro p?ginas recibida por un tribunal pequinés: en sus libros ha denigrado al Partido Comunista, embellecido a los soldados japoneses, descrito los abusos sexuales del Ejército chino e insultado a Mao Zedong. Sus pretensiones son ambiciosas: disculpas p?blicas, la retirada de la circulaci?n de su obra y una indemnizaci?n de 1.500 millones de yuanes (190 millones de euros), uno por cada chino presuntamente ofendido. “Sus palabras y actos han herido gravemente los sentimientos del pueblo chino. Como joven recto y patriota, me siento muy enfadado. ?C?mo es posible que un pa?s permita esos comportamientos?”, inquiere.
Mo ya hab?a sufrido ataques espor?dicos, pero el bloguero ha catalizado un asedio de fan?ticos ociosos y guardianes de las esencias. No son muchos pero son fragorosos. La denuncia descansa en la Ley de Protecci?n de Héroes y M?rtires de 2018 y en la enmienda de 2021 de la Ley Criminal. Ambas combaten lo que el presidente, Xi Jinping, ha desde?ado como el “nihilismo hist?rico”: cualquier matiz que desluzca la gloriosa narrativa oficial. El heterogéneo listado de v?ctimas a incautos internautas, periodistas que dudaron del n?mero de v?ctimas chinas en una batalla en la frontera india del Himalaya o cuestionaron las razones de Pek?n para sumarse a la guerra de Corea, a un c?mico que compar? a la soldadesca china con perros callejeros durante un mon?logo…
Arma de Occidente
China ha visto los Nobel como un arma de Occidente. El de Literatura lo hab?a recibido Gao Xinjian en 2000 ya con pasaporte francés. Aquel premio a un exiliado y contumaz cr?tico con el Gobierno fue la primera bofetada. Después llegaron las de los N?beles de la Paz al Dalai Lama, l?der tibetano en el exilio, y el disidente Liu Xiaobo. Pero el entregado a Mo en 2012 desat? el orgullo y sald? cuentas con una literatura tan inabarcable como desconocida en el mundo. Un alto funcionario le se?al? como un “excepcional representante” de la pujanza china y el galardonado aclar? que “no ser?a escritor hoy” sin el tremendo desarrollo econ?mico del pa?s.
El premio descompuso a la disidencia. El escritor y activista Yu Jie, desde el exilio, habl? del “mayor esc?ndalo en la Historia del Nobel de Literatura”. Ai Weiwei, el iconoclasta artista, lo calific? de “broma”, asegur? que “manchaba y deshonraba a los ganadores previos” y “denigraba” la reputaci?n del galard?n. Sus cr?ticos han subrayado sus v?nculos con el régimen. Es vicepresidente de la Asociaci?n de Escritores de China, un ?rgano oficial, estuvo un lustro en la Conferencia Consultiva, el cuerpo que asesora al Parlamento, y en 2015 acompa?? en una gira por Latinoamérica al primer ministro, Li Keqiang.
?Un propagandista?
?Es Mo un propagandista? Una lectura de sus obras, incluso superficial, lo descarta. Con un realismo m?gico que lo emparenta con Garc?a M?rquez, ha repasado los principales acontecimientos del siglo pasado y el vac?o emocional tras la apertura econ?mica. Ha detallado el sufrimiento del pueblo chino que caus? el Partido Comunista con la pol?tica del hijo ?nico, la Revoluci?n Cultural o el Gran Salto Adelante.
Cabe en sus libros la miseria y la gloria. Caben esos matices de una Historia compleja que se les escapan a sus cr?ticos de uno y otro bando. Los disidentes no soportan el reconocimiento internacional de cualquier chino que no haya hecho de la cr?tica al poder su ?nico motor vital o no haya pisado la c?rcel como los hipernacionalistas no perdonan ninguna divergencia de la narrativa oficial. Mosoloo es un tipo que quer?a escribir, que lo ha hecho con honestidad y brillantez, y que ha lidiado con la dictadura en la que le ha tocado vivir de la misma forma que acud?a Lola Flores a El Pardo cuando se lo ped?a Franco.
La primera denuncia de Mao fue rechazada por el tribunal porque carec?a del domicilio de Mo y lo est? intentando de nuevo por otras v?as. Da igual: nadie cree que prospere. Nadie habr?a o?do hablar del caso si no lo hubiera compartido Hu Xijin con sus 24 millones de seguidores en las redes sociales. Hu es el antiguo editor del Global Times, el medio oficial m?s inflamado, y desde su retiro atiza sin piedad a todo lo que su criterio laxo percibe como antichino. Ha calificado la denuncia de “farsa populista” y advertido de la “alarmante tendencia de la opini?n p?blica”. Qué tiempos extra?os estos en los que la sensatez al debate llega de Hu.
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