الريــم
03-09-2024, 02:10 PM
Con la etiqueta de superproducci?n concurrir? a la gala de los Oscars (https://www.sport.es/es/temas/premios-oscars-2024-1918274)que se celebrar? la madrugada del pr?ximo lunes en Los ?ngeles la pel?cula 'La sociedad de la nieve', la cinta dirigida por el director catal?n Juan Antonio Bayona. El filme narra las peripecias que debieron sortear para sobrevivir los pasajeros del Fairchild FH-227D, el vuelo ch?rter de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrell? en la cordillera de Los Andes con 45 personas a bordo.
Aquella tragedia de la que escaparon vivas 16 personas y que inspir? varios libros y a varias generaciones alcanza hoy una magnitud especial coincidiendo con el aniversario del accidente aéreo de Sierra Nevada, uno de los episodios m?s desgarradores del siglo XX en Andaluc?a.
8 de marzo de 1960. Un avi?n 'Douglas DC-4 Skymaster' bautizado con el nombre de 'Ciudad de Madrid' y perteneciente a la flota de la marina norteamericana viaja desde N?poles hacia la base aérea de Rota con 24 pasajeros a bordo. La traves?a discurre con absoluta normalidad hasta que, en la zona del Pic?n de Jérez del Marquesado, un pueblecito de la comarca de Guadix (Granada) en el que la ganader?a y la miner?a eran entonces las claves de su sistema productivo, una balsa de ventisca y agua provoc? un aterrizaje de emergencia en la zona de las Chorreras Negras.
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Rescatistas trasladan a uno de los heridos.
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El impacto fue demoledor y los sucesos posteriores al accidente integran la historia de la Andaluc?a del siglo XX. 64 a?os después de aquellas horas aciagas, El Correo de Andaluc?a, del mismo grupo editorial que este peri?dico, ha recordado junto a los rescatistas y jerezanos la jornada m?s decisiva de una localidad que a?n hoy mantiene vivo el legado de quienes obraron el milagro. Jérez del Marquesado se moviliz?, sin medios y sin dominio del inglés, para salvar la vida de una tropa de extranjeros.
Tras el choque, amortiguado por los m?s de 60 cent?metros de nieve que decoraban la cara norte de Sierra Nevada, el piloto y el copiloto de la nave caminaron a través de barrancos y pedregosos senderos en busca de auxilio y v?veres durante m?s de seis horas. Una de las primeras personas en mantener contacto visual con los tripulantes fue Juan Valenzuela, hoy de 81 a?os y entonces ganadero.
Sorpresa y desconcierto
“Yo fui la primera persona en verlos. Recuerdo que iban forrados de ropa hasta arriba, pero no les pude ayudar. Yo estaba con mis animales en una ladera de la monta?a y ellos iban barranco abajo”, relata Valenzuela desde su Jérez del Marquesado natal 64 a?os después del episodio. “El ruido del accidente fue impresionante. Era muy dif?cil imaginar que all? no hubiera nadie muerto”, rememora en una conversaci?n con El Correo de Andaluc?a.
Yo fui la primera persona en verlos. Recuerdo que iban forrados de ropa hasta arriba, pero no les pude ayudar. Yo estaba con mis animales en una ladera de la monta?a y ellos iban barranco abajo
Juan Valenzuela
Rescatista del vuelo Douglas DC-4 Skymaster
En el avi?n, que se estrell? a unos 2.600 metros de altura, permanecieron refugiados 22 marines sin v?veres y sin la ropa necesaria para soportar las inclementes noches de marzo de la comarca. “Hac?a un fr?o muy grande”, matiza Valenzuela. Otro de los protagonistas de aquella noche eterna fue Antonio Carrillo, guarda forestal que controlaba un cortijo de refugios en la zona del Postero Alto, bautizado por los lugare?os como El Posterillo, y que depend?a del antiguo Instituto para la Conservaci?n de la Naturaleza (ICONA).
Bernarda Carrillo, hija del guarda ya fallecido, recuerda con precisi?n visual los curiosos detalles del rescate. “Los ni?os que viv?amos en la zona siempre est?bamos jugando en la calle y aquel d?a no fue diferente aunque hiciera mucho fr?o”, asegura. “Los vimos venir envueltos en mantas desde ese sendero tan bonito que lleva a la monta?a”, se?ala en direcci?n a la zona de las Chorreras Negras.
Confundidos con unos maquis
Los ni?os, sorprendidos con la visita, alertaron a sus madres al confundir a los americanos con maquis, los guerrilleros antifranquistas que se refugiaron y combatieron en Granada hasta los primeros a?os de la década de los 50. “Cre?amos que eran mantequeros -nombre con el que eran conocidos los maquis en la zona-“, confiesa con una sonrisa. “Iban envueltos en mantas y ropa y no cre?amos que eran los pilotos”, insiste antes de precisar c?mo se organiz? el dispositivo.
Su madre, Carmen Baeza, dispon?a de un peque?o pizarr?n en el sal?n de la vivienda familiar con el que impart?a clases a sus reto?os. “Como no hab?a forma de entenderse, los pilotos dibujaron en la pizarra la monta?a y el avi?n accidentado”, relata. “Entonces mi padre fue en busca de un vecino para que se dirigiera con ellos al cuartel de la Guardia Civil para dar aviso de lo que hab?a sucedido”, a?ade.
El dispositivo oficial se demor? hasta el d?a siguiente pese a la excelsa propaganda del régimen. Sin embargo, un grupo de voluntarios de Jérez del Marquesado se organiz? de inmediato con el prop?sito de socorrer a los heridos. Apenas dispon?an de informaci?n y ni siquiera conoc?an con precisi?n las coordenadas del accidente, pero una comitiva integrada por Manuel Porcel Torres, Antonio Lorente Lorente, Manuel Peralta Tapia, Ram?n Ladr?n de Guevara Porcel, Enrique Alcal? Lorente, Antonio Vallecillos S?nchez y Manuel Villalba Rabaneda ret? a la nieve, el viento y el fr?o y camin? durante horas hasta la aeronave.
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Soldados trasladan en camilla a uno de los heridos graves en el accidente.
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De los siete héroes que desafiaron a las leyes de la meteorolog?a s?lo sobreviven dos, Manuel Porcel y Antonio Lorente, con los que ha conversado El Correo de Andaluc?a 64 a?os después de aquel 8 de marzo. “Yo fui en solitario en busca de los heridos porque conoc?a el terreno como la palma de mi mano”, asegura Porcel a sus 83 a?os desde su residencia familiar en Sant Boi de Llobregat (Barcelona). “Yo entonces era minero, pero desde ni?o hab?a trabajado con el ganado y sab?a que ten?amos que darnos prisa porque las condiciones arriba eran muy duras”, recuerda. “Hab?a gente mal, pero uno estaba muy grave”, a?ade.
El hombre al que se refiere fue un marine americano que, pese a ser operado de urgencia por los servicios médicos estadounidenses, qued? tetrapléjico de por vida. “Aquella noche dormimos en el avi?n con ellos para ayudar a los heridos y fue horrible. No par? de nevar”, rememora. “Cuando vi que amanec?a les hice se?as para que nos fuéramos los que mejor est?bamos. Vinieron once nada m?s y estuvimos caminando durante una hora hasta un corral que hab?a en la zona de la Piedra de los Lobos”, puntualiza. Seg?n narraciones anteriores de los herederos del médico y el practicante que participaron en las curas, en aquel corral se alz? un centro médico improvisado. “Yo s? recuerdo que hab?a lumbre y se miraba a los accidentados para ver qué hacer con ellos”, explica.
Una auténtica odisea
El otro rescatista que a?n sobrevive, Antonio Lorente, responde a la llamada de este diario digital desde su domicilio en Cornell? (Barcelona). “Yo ten?a 17 a?os y sinceramente he estado muchos a?os sin recordar nada de aquel d?a”, expone con una sensaci?n de incredulidad. “Hice lo que hice con tanta naturalidad que mis tres hijos se enteraron de aquello cuando se cumplieron 50 a?os y me vieron en la televisi?n”, aclara con una sonrisa.
Sobre el rescate, Lorente dibuja en el di?logo los detalles. “Manuel -Porcel- iba solo, pero nos encontramos en la subida y ya llegamos todos juntos. ?l tuvo m?s valor que nosotros. En las condiciones que estaba la noche fue un atrevimiento de los grandes tirar para arriba solo y sin apenas ropa”, ejemplifica. “Fue una noche de nieve, viento y agua. Estuvo todo el invierno nevando y la subida fue muy dura”, concreta antes de rememorar el impacto que caus? en el grupo el estado del marine que result? herido de gravedad.
“Llegamos al avi?n en unas condiciones lamentables. Ped? ropa para cambiarme y el pantal?n se qued? de pie porque estaba congelado. Hab?a uno que ten?a unos dolores horribles y se tir? toda la noche suplicando que le pegaran un tiro. Se parti? la columna y el hombre daba unos alaridos tremendos”, describe con una sorprendente precisi?n 64 a?os después.
El rescate final
“Cuando empez? a amanecer apenas quedaba una cuarta para taparse de nieve todo el avi?n. Fue entonces cuando le dije a Manuel -Porcel- que nos baj?ramos porque como se ocultara por la nieve no nos encontrar?an hasta la primavera. Bajaron once al pueblo y el resto se qued? all? cuidando a los heridos”, zanja antes de recordar c?mo fue el reencuentro con uno de los marines: “Fui al pueblo para celebrar el 50 aniversario del accidente y uno de ellos se me abraz? llorando mientras me ped?a perd?n por haber tardado 50 a?os en darme las gracias”.
Estados Unidos regal? al pueblo el avi?n en se?al de agradecimiento; el ayuntamiento vendi? el fuselaje y las piezas m?s valiosas al Gobierno de Espa?a por 1.800.000 pesetas y con la recaudaci?n coste? la instalaci?n del agua potable de la villa
D?as después de emitirse en la televisi?n de aquella Andaluc?a en blanco y negro los detalles de la haza?a, Estados Unidos regal? a los habitantes de Jérez el avi?n en se?al de agradecimiento. El ayuntamiento vendi? el fuselaje y las piezas m?s valiosas al Gobierno de Espa?a por 1.800.000 pesetas -unos 11.000 euros- y con la recaudaci?n coste? la instalaci?n del agua potable en las calles de la villa. En junio de 1960, el embajador de Estados Unidos en Espa?a, John Davis Lodge, visit? la zona y entreg? un cargamento de leche en polvo que aliment? a los ni?os de la localidad durante meses.
A?n hoy, 64 a?os después de aquel ag?nico y heroico rescate, en el coraz?n de Sierra Nevada no presumen de su infinita solidaridad. “Fue algo natural”, aclara Antonio Lorente a través del teléfono mientras su mente viaja hasta aquel pico a 2.600 metros de altitud en el que se escribi? una de las p?ginas m?s curiosas de Andaluc?a. Como las p?ginas de 'Las bengalas de Chorreras Negras', el libro que Carlos Jaldo y Antonio Castillo acunaron gracias a la memoria de aquellos que protagonizaron el milagro de Jérez del Marquesado. En silencio y de forma an?nima. La sociedad de Sierra Nevada. Una emotiva historia de supervivencia en el coraz?n de la monta?a de Andaluc?a.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/bayona-hubo-sociedad-sierra-nevada-99236740)
Aquella tragedia de la que escaparon vivas 16 personas y que inspir? varios libros y a varias generaciones alcanza hoy una magnitud especial coincidiendo con el aniversario del accidente aéreo de Sierra Nevada, uno de los episodios m?s desgarradores del siglo XX en Andaluc?a.
8 de marzo de 1960. Un avi?n 'Douglas DC-4 Skymaster' bautizado con el nombre de 'Ciudad de Madrid' y perteneciente a la flota de la marina norteamericana viaja desde N?poles hacia la base aérea de Rota con 24 pasajeros a bordo. La traves?a discurre con absoluta normalidad hasta que, en la zona del Pic?n de Jérez del Marquesado, un pueblecito de la comarca de Guadix (Granada) en el que la ganader?a y la miner?a eran entonces las claves de su sistema productivo, una balsa de ventisca y agua provoc? un aterrizaje de emergencia en la zona de las Chorreras Negras.
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Rescatistas trasladan a uno de los heridos.
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El impacto fue demoledor y los sucesos posteriores al accidente integran la historia de la Andaluc?a del siglo XX. 64 a?os después de aquellas horas aciagas, El Correo de Andaluc?a, del mismo grupo editorial que este peri?dico, ha recordado junto a los rescatistas y jerezanos la jornada m?s decisiva de una localidad que a?n hoy mantiene vivo el legado de quienes obraron el milagro. Jérez del Marquesado se moviliz?, sin medios y sin dominio del inglés, para salvar la vida de una tropa de extranjeros.
Tras el choque, amortiguado por los m?s de 60 cent?metros de nieve que decoraban la cara norte de Sierra Nevada, el piloto y el copiloto de la nave caminaron a través de barrancos y pedregosos senderos en busca de auxilio y v?veres durante m?s de seis horas. Una de las primeras personas en mantener contacto visual con los tripulantes fue Juan Valenzuela, hoy de 81 a?os y entonces ganadero.
Sorpresa y desconcierto
“Yo fui la primera persona en verlos. Recuerdo que iban forrados de ropa hasta arriba, pero no les pude ayudar. Yo estaba con mis animales en una ladera de la monta?a y ellos iban barranco abajo”, relata Valenzuela desde su Jérez del Marquesado natal 64 a?os después del episodio. “El ruido del accidente fue impresionante. Era muy dif?cil imaginar que all? no hubiera nadie muerto”, rememora en una conversaci?n con El Correo de Andaluc?a.
Yo fui la primera persona en verlos. Recuerdo que iban forrados de ropa hasta arriba, pero no les pude ayudar. Yo estaba con mis animales en una ladera de la monta?a y ellos iban barranco abajo
Juan Valenzuela
Rescatista del vuelo Douglas DC-4 Skymaster
En el avi?n, que se estrell? a unos 2.600 metros de altura, permanecieron refugiados 22 marines sin v?veres y sin la ropa necesaria para soportar las inclementes noches de marzo de la comarca. “Hac?a un fr?o muy grande”, matiza Valenzuela. Otro de los protagonistas de aquella noche eterna fue Antonio Carrillo, guarda forestal que controlaba un cortijo de refugios en la zona del Postero Alto, bautizado por los lugare?os como El Posterillo, y que depend?a del antiguo Instituto para la Conservaci?n de la Naturaleza (ICONA).
Bernarda Carrillo, hija del guarda ya fallecido, recuerda con precisi?n visual los curiosos detalles del rescate. “Los ni?os que viv?amos en la zona siempre est?bamos jugando en la calle y aquel d?a no fue diferente aunque hiciera mucho fr?o”, asegura. “Los vimos venir envueltos en mantas desde ese sendero tan bonito que lleva a la monta?a”, se?ala en direcci?n a la zona de las Chorreras Negras.
Confundidos con unos maquis
Los ni?os, sorprendidos con la visita, alertaron a sus madres al confundir a los americanos con maquis, los guerrilleros antifranquistas que se refugiaron y combatieron en Granada hasta los primeros a?os de la década de los 50. “Cre?amos que eran mantequeros -nombre con el que eran conocidos los maquis en la zona-“, confiesa con una sonrisa. “Iban envueltos en mantas y ropa y no cre?amos que eran los pilotos”, insiste antes de precisar c?mo se organiz? el dispositivo.
Su madre, Carmen Baeza, dispon?a de un peque?o pizarr?n en el sal?n de la vivienda familiar con el que impart?a clases a sus reto?os. “Como no hab?a forma de entenderse, los pilotos dibujaron en la pizarra la monta?a y el avi?n accidentado”, relata. “Entonces mi padre fue en busca de un vecino para que se dirigiera con ellos al cuartel de la Guardia Civil para dar aviso de lo que hab?a sucedido”, a?ade.
El dispositivo oficial se demor? hasta el d?a siguiente pese a la excelsa propaganda del régimen. Sin embargo, un grupo de voluntarios de Jérez del Marquesado se organiz? de inmediato con el prop?sito de socorrer a los heridos. Apenas dispon?an de informaci?n y ni siquiera conoc?an con precisi?n las coordenadas del accidente, pero una comitiva integrada por Manuel Porcel Torres, Antonio Lorente Lorente, Manuel Peralta Tapia, Ram?n Ladr?n de Guevara Porcel, Enrique Alcal? Lorente, Antonio Vallecillos S?nchez y Manuel Villalba Rabaneda ret? a la nieve, el viento y el fr?o y camin? durante horas hasta la aeronave.
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Soldados trasladan en camilla a uno de los heridos graves en el accidente.
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El hombre al que se refiere fue un marine americano que, pese a ser operado de urgencia por los servicios médicos estadounidenses, qued? tetrapléjico de por vida. “Aquella noche dormimos en el avi?n con ellos para ayudar a los heridos y fue horrible. No par? de nevar”, rememora. “Cuando vi que amanec?a les hice se?as para que nos fuéramos los que mejor est?bamos. Vinieron once nada m?s y estuvimos caminando durante una hora hasta un corral que hab?a en la zona de la Piedra de los Lobos”, puntualiza. Seg?n narraciones anteriores de los herederos del médico y el practicante que participaron en las curas, en aquel corral se alz? un centro médico improvisado. “Yo s? recuerdo que hab?a lumbre y se miraba a los accidentados para ver qué hacer con ellos”, explica.
Una auténtica odisea
El otro rescatista que a?n sobrevive, Antonio Lorente, responde a la llamada de este diario digital desde su domicilio en Cornell? (Barcelona). “Yo ten?a 17 a?os y sinceramente he estado muchos a?os sin recordar nada de aquel d?a”, expone con una sensaci?n de incredulidad. “Hice lo que hice con tanta naturalidad que mis tres hijos se enteraron de aquello cuando se cumplieron 50 a?os y me vieron en la televisi?n”, aclara con una sonrisa.
Sobre el rescate, Lorente dibuja en el di?logo los detalles. “Manuel -Porcel- iba solo, pero nos encontramos en la subida y ya llegamos todos juntos. ?l tuvo m?s valor que nosotros. En las condiciones que estaba la noche fue un atrevimiento de los grandes tirar para arriba solo y sin apenas ropa”, ejemplifica. “Fue una noche de nieve, viento y agua. Estuvo todo el invierno nevando y la subida fue muy dura”, concreta antes de rememorar el impacto que caus? en el grupo el estado del marine que result? herido de gravedad.
“Llegamos al avi?n en unas condiciones lamentables. Ped? ropa para cambiarme y el pantal?n se qued? de pie porque estaba congelado. Hab?a uno que ten?a unos dolores horribles y se tir? toda la noche suplicando que le pegaran un tiro. Se parti? la columna y el hombre daba unos alaridos tremendos”, describe con una sorprendente precisi?n 64 a?os después.
El rescate final
“Cuando empez? a amanecer apenas quedaba una cuarta para taparse de nieve todo el avi?n. Fue entonces cuando le dije a Manuel -Porcel- que nos baj?ramos porque como se ocultara por la nieve no nos encontrar?an hasta la primavera. Bajaron once al pueblo y el resto se qued? all? cuidando a los heridos”, zanja antes de recordar c?mo fue el reencuentro con uno de los marines: “Fui al pueblo para celebrar el 50 aniversario del accidente y uno de ellos se me abraz? llorando mientras me ped?a perd?n por haber tardado 50 a?os en darme las gracias”.
Estados Unidos regal? al pueblo el avi?n en se?al de agradecimiento; el ayuntamiento vendi? el fuselaje y las piezas m?s valiosas al Gobierno de Espa?a por 1.800.000 pesetas y con la recaudaci?n coste? la instalaci?n del agua potable de la villa
D?as después de emitirse en la televisi?n de aquella Andaluc?a en blanco y negro los detalles de la haza?a, Estados Unidos regal? a los habitantes de Jérez el avi?n en se?al de agradecimiento. El ayuntamiento vendi? el fuselaje y las piezas m?s valiosas al Gobierno de Espa?a por 1.800.000 pesetas -unos 11.000 euros- y con la recaudaci?n coste? la instalaci?n del agua potable en las calles de la villa. En junio de 1960, el embajador de Estados Unidos en Espa?a, John Davis Lodge, visit? la zona y entreg? un cargamento de leche en polvo que aliment? a los ni?os de la localidad durante meses.
A?n hoy, 64 a?os después de aquel ag?nico y heroico rescate, en el coraz?n de Sierra Nevada no presumen de su infinita solidaridad. “Fue algo natural”, aclara Antonio Lorente a través del teléfono mientras su mente viaja hasta aquel pico a 2.600 metros de altitud en el que se escribi? una de las p?ginas m?s curiosas de Andaluc?a. Como las p?ginas de 'Las bengalas de Chorreras Negras', el libro que Carlos Jaldo y Antonio Castillo acunaron gracias a la memoria de aquellos que protagonizaron el milagro de Jérez del Marquesado. En silencio y de forma an?nima. La sociedad de Sierra Nevada. Una emotiva historia de supervivencia en el coraz?n de la monta?a de Andaluc?a.
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