الريــم
02-22-2024, 03:00 PM
A pesar de ser un fen?meno local cuya duraci?n en el tiempo apenas super? los tres a?os, la Guerra Civil (https://www.sport.es/es/temas/guerra-civil-1836146) Espa?ola es uno de los conflictos que m?s literatura ha generado durante la segunda mitad del siglo XX. Lejos de agotarse, el tema sigue de actualidad gracias a nuevas generaciones de historiadores que han incorporado a su estudio sensibilidades y puntos de vista poco transitados hasta ahora (https://www.epe.es/es/cultura/20240222/sarah-watling-historiadora-grandes-acontecimientos-98451144). Por ejemplo, las cuestiones de género.
"La cr?nica de estos grandes acontecimientos y temas como la solidaridad, el activismo o la participaci?n ya no se pueden abordar dejando de lado a las mujeres. Ellas est?n ah?, estaban ah? y participaban con la misma intensidad con la que lo hac?an sus compa?eros", defiende Sarah Watling, autora de Ma?ana tal vez el futuro, un ensayo publicado por la editorial Taurus cuyo subt?tulo es Escritoras y outsaiders en la guerra civil espa?ola.
"Una de las cosas que me llamaron la atenci?n a la hora de estudiar la Guerra Civil espa?ola fue la gran cantidad de extranjeros que se vieron involucrados en ella defendiendo, principalmente, la causa republicana. De hecho, a la hora de analizar cu?l fue la motivaci?n que les trajo aqu?, he llegado a pensar que lo que realmente estaban haciendo era luchar, no tanto por Espa?a como por su propio pa?s", explica Watling, que cita en su ensayo a Nancy Cunard, escritora que, en 1936, se dirigi? a sus colegas intelectuales con las siguientes palabras: "muchos de nosotros, en todas partes del mundo, tenemos claro, con mayor certidumbre que nunca, que estamos obligados a tomar partido. La actitud ambigua, la torre de marfil, lo parad?jico, el distanciamiento, ya no sirven". En definitiva, una invitaci?n a la acci?n que se alejaba de ese aparente romanticismo que ha rodeado siempre a la Guerra Civil y que se revelaba muy pragm?tica.
Image ID:
98492068
La autora brit?nica Sarah Watling.
JOS? LUIS ROCA
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"Martha Gellhorn lo lleg? a expresar de una forma muy clara. Para ella, Espa?a era el lugar donde se pod?a detener el fascismo. Para entender esta actitud hay que analizar el contexto en el que se mov?an las protagonistas del libro. Eran personas que estaban muy al tanto de lo que suced?a pol?ticamente en su época, que sab?an la amenaza que se cern?a sobre el mundo y que, ante la inacci?n de los gobiernos de sus pa?ses, se vieron en la necesidad de implicarse en el conflicto".
Deseo y realidad
Ma?ana tal vez el futuro repasa, a lo largo de sus m?s de cuatrocientas p?ginas, el papel que desempe?aron mujeres como Gerda Taro, Nancy Cunard, Silvia Towsend Warner, Valentine Ackland, Salaria Kea, Jessyca Milford, Martha Gellhorn o Virgina Woolf durante la Guerra Civil espa?ola.
"La selecci?n ha sido muy cuidada y basada en una profunda investigaci?n aunque, en este tipo de decisiones, siempre hay algo de intereses personales y mucho azar, cosas que surgen de tirar de un hilo que en un primer momento no se intu?a y que termina dando lugar a nuevos descubrimientos. Eso me sucedi? con, por ejemplo, Martha Gellhorn, cuya posici?n sobre el concepto de objetividad period?stica me result? muy interesante. Después de ser testigo de los bombardeos sobre Madrid y de ver c?mo estaban siendo asesinados ni?os, se plante? que la verdad no pod?a pasar por ignorar la dimensi?n humana de la tragedia. De hecho, lleg? a afirmar que en el caso de la Guerra Civil, asumir una posici?n pretendidamente objetiva, terminaba siendo una posici?n deshonesta", recuerda Watling que, a la hora de hacer la selecci?n para su ensayo, también ha incluido mujeres racializadas —como la enfermera negra Salaria Kea— o con sexualidades no normativas —como Silvia Towsend Warner y su novia Valentine Ackland—, lo que no dejaban de ser detalles importantes en la Espa?a heteropatriarcal y racista de los a?os treinta.
"Cuando empecé a investigar sobre el tema me di cuenta de que, si bien la Guerra Civil resultaba muy atractiva porque estaban muy delimitados los dos bandos —los buenos, los malos, la democracia, el fascismo —, muchas de las personas que fueron a luchar a Espa?a (https://www.sport.es/es/temas/espana-1835018)no conoc?an muy bien el pa?s, ni su realidad social o pol?tica. Si bien es cierto que venir a esa Espa?a no hizo que esas mujeres se sintieran ajenas, porque por esas y otras circunstancias que has mencionado ya eran ajenas en sus propios lugares de origen, s? eran personas que estaban intentando entender su propio concepto de solidaridad que, en ocasiones, chocaba con la realidad", destaca Watling, que pone como ejemplo de esa contradicci?n algo tan sencillo como la relaci?n entre esas mujeres y sus compa?eros de lucha.
"Estas mujeres llamaban 'compa?eros' y 'camaradas' a unos hombres que no necesariamente las percib?an como iguales"
"Estas mujeres llamaban 'compa?eros' y 'camaradas' a unos hombres que no necesariamente las percib?an como iguales. Esto provoc? que, llevadas por esa idea de solidaridad, estas mujeres no midieran a esos hombres con el patr?n con el que hubieran debido hacerlo. De alguna manera, bajaron el rasero porque quer?an generar esa solidaridad y verlos como compa?eros e iguales cuando ese sentimiento no siempre era rec?proco", recuerda la autora, que cita en el libro casos de abuso sexual o racismo que esas mujeres prefirieron mantener en secreto para que los hechos no fueran utilizados por el enemigo y empa?aran la lucha del bando republicano. "En el caso de Salaria Kea, por ejemplo, cuando trataba de contar sus historias sobre el racismo que hab?a sufrido, no eran bien recibidas porque hab?a que preservar ese recuerdo idealizado de lo que se hizo en ese momento hist?rico".
Doblemente derrotadas
Aunque muchas ya no se encontraban en Espa?a en abril de 1939, la derrota de la Rep?blica fue también la derrota de estas mujeres, que vieron c?mo a ese dolor se sumaba el acoso y la persecuci?n que las autoridades de, por ejemplo, Estados Unidos, desplegaron contra ellas por haber sido militantes antifascistas.
Image ID:
98492118
Gerda Taro, con un soldado en el frente de C?rdoba, en 1936.
ROBERT CAPA
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"Si bien se trat? de una tragedia distinta a la que sufrieron los que se quedaron en Espa?a después de la Guerra, la derrota de la Rep?blica no fue m?s que el principio de una larga cadena de a?os de desencanto para estas mujeres, que sobrellevaron la situaci?n manteniendo vivo el recuerdo de lo que hab?an vivido en Espa?a. De hecho, cuando comprobaron que durante la época de Franco (https://www.sport.es/es/temas/franco-1856205)qued? suprimida la mitad de la historia del pa?s, muchas de ellas se propusieron preservar esa memoria a través de sus art?culos y libros", explica Watling, que destaca la dificultad de desarrollar esa labor en un escenario en el que los hombres segu?an teniendo una posici?n hegem?nica en la sociedad y controlaban el relato. Una situaci?n ejemplificada por el caso de la maleta hallada en 2007 con cientos de negativos pertenecientes a Gerda Taro, los cuales demostraron que muchas de las fotos atribuidas a Robert Capa, en realidad hab?an sido disparadas por ella.
"Durante la investigaci?n sobre el libro, y especialmente la parte que se refiere a Gerda Taro, aprend? c?mo los prejuicios que dieron forma a las vidas de esas mujeres también dieron forma a la manera en que se recuerda el trabajo que desarrollaron. Aquellos que tienen m?s acceso a los medios de comunicaci?n y a dejar su huella son los que tienen m?s reconocimiento y, en este caso, han sido los hombres. En el caso de Gerda Taro, al hecho de ser mujer se sumaba que era desplazada, que su trabajo se produc?a en zonas de guerra, que su familia desapareci? en el Holocausto… Una situaci?n que hizo que fuera m?s sencillo reproducir esas premisas sexistas sobre su capacidad, su talento y sobre el trabajo que realiz?", finaliza Sarah Watling.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/sarah-watling-historiadora-grandes-acontecimientos-98503195)
"La cr?nica de estos grandes acontecimientos y temas como la solidaridad, el activismo o la participaci?n ya no se pueden abordar dejando de lado a las mujeres. Ellas est?n ah?, estaban ah? y participaban con la misma intensidad con la que lo hac?an sus compa?eros", defiende Sarah Watling, autora de Ma?ana tal vez el futuro, un ensayo publicado por la editorial Taurus cuyo subt?tulo es Escritoras y outsaiders en la guerra civil espa?ola.
"Una de las cosas que me llamaron la atenci?n a la hora de estudiar la Guerra Civil espa?ola fue la gran cantidad de extranjeros que se vieron involucrados en ella defendiendo, principalmente, la causa republicana. De hecho, a la hora de analizar cu?l fue la motivaci?n que les trajo aqu?, he llegado a pensar que lo que realmente estaban haciendo era luchar, no tanto por Espa?a como por su propio pa?s", explica Watling, que cita en su ensayo a Nancy Cunard, escritora que, en 1936, se dirigi? a sus colegas intelectuales con las siguientes palabras: "muchos de nosotros, en todas partes del mundo, tenemos claro, con mayor certidumbre que nunca, que estamos obligados a tomar partido. La actitud ambigua, la torre de marfil, lo parad?jico, el distanciamiento, ya no sirven". En definitiva, una invitaci?n a la acci?n que se alejaba de ese aparente romanticismo que ha rodeado siempre a la Guerra Civil y que se revelaba muy pragm?tica.
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La autora brit?nica Sarah Watling.
JOS? LUIS ROCA
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"Martha Gellhorn lo lleg? a expresar de una forma muy clara. Para ella, Espa?a era el lugar donde se pod?a detener el fascismo. Para entender esta actitud hay que analizar el contexto en el que se mov?an las protagonistas del libro. Eran personas que estaban muy al tanto de lo que suced?a pol?ticamente en su época, que sab?an la amenaza que se cern?a sobre el mundo y que, ante la inacci?n de los gobiernos de sus pa?ses, se vieron en la necesidad de implicarse en el conflicto".
Deseo y realidad
Ma?ana tal vez el futuro repasa, a lo largo de sus m?s de cuatrocientas p?ginas, el papel que desempe?aron mujeres como Gerda Taro, Nancy Cunard, Silvia Towsend Warner, Valentine Ackland, Salaria Kea, Jessyca Milford, Martha Gellhorn o Virgina Woolf durante la Guerra Civil espa?ola.
"La selecci?n ha sido muy cuidada y basada en una profunda investigaci?n aunque, en este tipo de decisiones, siempre hay algo de intereses personales y mucho azar, cosas que surgen de tirar de un hilo que en un primer momento no se intu?a y que termina dando lugar a nuevos descubrimientos. Eso me sucedi? con, por ejemplo, Martha Gellhorn, cuya posici?n sobre el concepto de objetividad period?stica me result? muy interesante. Después de ser testigo de los bombardeos sobre Madrid y de ver c?mo estaban siendo asesinados ni?os, se plante? que la verdad no pod?a pasar por ignorar la dimensi?n humana de la tragedia. De hecho, lleg? a afirmar que en el caso de la Guerra Civil, asumir una posici?n pretendidamente objetiva, terminaba siendo una posici?n deshonesta", recuerda Watling que, a la hora de hacer la selecci?n para su ensayo, también ha incluido mujeres racializadas —como la enfermera negra Salaria Kea— o con sexualidades no normativas —como Silvia Towsend Warner y su novia Valentine Ackland—, lo que no dejaban de ser detalles importantes en la Espa?a heteropatriarcal y racista de los a?os treinta.
"Cuando empecé a investigar sobre el tema me di cuenta de que, si bien la Guerra Civil resultaba muy atractiva porque estaban muy delimitados los dos bandos —los buenos, los malos, la democracia, el fascismo —, muchas de las personas que fueron a luchar a Espa?a (https://www.sport.es/es/temas/espana-1835018)no conoc?an muy bien el pa?s, ni su realidad social o pol?tica. Si bien es cierto que venir a esa Espa?a no hizo que esas mujeres se sintieran ajenas, porque por esas y otras circunstancias que has mencionado ya eran ajenas en sus propios lugares de origen, s? eran personas que estaban intentando entender su propio concepto de solidaridad que, en ocasiones, chocaba con la realidad", destaca Watling, que pone como ejemplo de esa contradicci?n algo tan sencillo como la relaci?n entre esas mujeres y sus compa?eros de lucha.
"Estas mujeres llamaban 'compa?eros' y 'camaradas' a unos hombres que no necesariamente las percib?an como iguales"
"Estas mujeres llamaban 'compa?eros' y 'camaradas' a unos hombres que no necesariamente las percib?an como iguales. Esto provoc? que, llevadas por esa idea de solidaridad, estas mujeres no midieran a esos hombres con el patr?n con el que hubieran debido hacerlo. De alguna manera, bajaron el rasero porque quer?an generar esa solidaridad y verlos como compa?eros e iguales cuando ese sentimiento no siempre era rec?proco", recuerda la autora, que cita en el libro casos de abuso sexual o racismo que esas mujeres prefirieron mantener en secreto para que los hechos no fueran utilizados por el enemigo y empa?aran la lucha del bando republicano. "En el caso de Salaria Kea, por ejemplo, cuando trataba de contar sus historias sobre el racismo que hab?a sufrido, no eran bien recibidas porque hab?a que preservar ese recuerdo idealizado de lo que se hizo en ese momento hist?rico".
Doblemente derrotadas
Aunque muchas ya no se encontraban en Espa?a en abril de 1939, la derrota de la Rep?blica fue también la derrota de estas mujeres, que vieron c?mo a ese dolor se sumaba el acoso y la persecuci?n que las autoridades de, por ejemplo, Estados Unidos, desplegaron contra ellas por haber sido militantes antifascistas.
Image ID:
98492118
Gerda Taro, con un soldado en el frente de C?rdoba, en 1936.
ROBERT CAPA
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"Si bien se trat? de una tragedia distinta a la que sufrieron los que se quedaron en Espa?a después de la Guerra, la derrota de la Rep?blica no fue m?s que el principio de una larga cadena de a?os de desencanto para estas mujeres, que sobrellevaron la situaci?n manteniendo vivo el recuerdo de lo que hab?an vivido en Espa?a. De hecho, cuando comprobaron que durante la época de Franco (https://www.sport.es/es/temas/franco-1856205)qued? suprimida la mitad de la historia del pa?s, muchas de ellas se propusieron preservar esa memoria a través de sus art?culos y libros", explica Watling, que destaca la dificultad de desarrollar esa labor en un escenario en el que los hombres segu?an teniendo una posici?n hegem?nica en la sociedad y controlaban el relato. Una situaci?n ejemplificada por el caso de la maleta hallada en 2007 con cientos de negativos pertenecientes a Gerda Taro, los cuales demostraron que muchas de las fotos atribuidas a Robert Capa, en realidad hab?an sido disparadas por ella.
"Durante la investigaci?n sobre el libro, y especialmente la parte que se refiere a Gerda Taro, aprend? c?mo los prejuicios que dieron forma a las vidas de esas mujeres también dieron forma a la manera en que se recuerda el trabajo que desarrollaron. Aquellos que tienen m?s acceso a los medios de comunicaci?n y a dejar su huella son los que tienen m?s reconocimiento y, en este caso, han sido los hombres. En el caso de Gerda Taro, al hecho de ser mujer se sumaba que era desplazada, que su trabajo se produc?a en zonas de guerra, que su familia desapareci? en el Holocausto… Una situaci?n que hizo que fuera m?s sencillo reproducir esas premisas sexistas sobre su capacidad, su talento y sobre el trabajo que realiz?", finaliza Sarah Watling.
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