الريــم
01-19-2024, 09:50 AM
La descripci?n m?s emocionante que Sergio Ram?rez (Masatepe, Nicaragua, 1942, premio Cervantes de Literatura) ha hecho de su vida actual como exiliado la public? en 'El Pa?s', donde colabora, explicando la emoci?n que le produc?a esta ?ltima Navidad mirar desde sus nuevas ventanas de transterrado en Madrid el paisaje de las casas o las iglesias que se ven y que sustituyen, por ejemplo, la visi?n de Masatepe, donde naci?, o de Managua, donde ha vivido gran parte de su vida.
Ni en la escritura ni en persona hace Ram?rez drama de la situaci?n a la que a él y a muchos otros compatriotas conden? su antiguo compa?ero de revoluci?n y de gobierno Daniel Ortega. Su sosiego debe sacarlo desde dentro, y est? presente no s?lo en aquella evocaci?n de la Navidad y de su paisaje actual sino también en su ?ltima novela, 'El caballo dorado'(Alfaguara (https://www.penguinlibros.com/es/novela-historica/336656-ebook-el-caballo-dorado-9788420477336)), que es la f?bula de unos alocados que llevaron a Managua desde Europa un carrusel creyendo, adem?s, que ese espect?culo de caballos y de personas apenas hab?a sido inventado.
De esa novela, sobre todo, va esta entrevista, hecha un s?bado reciente en la ciudad que es ahora también su patria.
P. Ahora usted es como los exiliados espa?oles, que tuvieron que hacerse otro pa?s para seguir viviendo… ?C?mo ha vivido ese cambio su propia literatura?
R. La literatura va modific?ndose en la medida en que uno va penetrando la vida de los pa?ses y aprende a ver el paisaje de otra manera. Es decir, asume la visi?n propia del paisaje urbano o rural… Siempre me encuentro, a prop?sito, la huella de los exiliados espa?oles en alguna parte. Las de Pedro Salinas en los Estados Unidos, de Juan Ram?n Jiménez en Puerto Rico, las de Pau Casals en aquel peque?o museo que tiene en San Juan… Esas huellas te van ense?ando c?mo esas personas tuvieron que hacerse cargo de lo extranjero para convertirlo en propio. El gran tr?nsito del exiliado es hacer propio el paisaje adoptado, poder moverse entre dos polos, el polo propio y el polo nuevo.
P. En su art?culo navide?o se hace evidente que usted es de un pa?s y ya pertenece también a otro.
R. La nostalgia del otro pa?s es un aprendizaje… Yo tengo, por ejemplo, mucha nostalgia mexicana, es un pa?s que tiene muchas cosas que me llaman, y nunca he vivido en México. Yo le dec?a a Carlos Fuentes que ese paisaje al que yo llegué desde Centroamérica me inspiraba mucha nostalgia, igual que me la produce Buenos Aires, donde tampoco he vivido, o Madrid, una ciudad que para mi tiene una magia. Como Granada o M?laga, ciudades adonde siempre quiero regresar. All? donde he ido he desarrollado un sentimiento, y este ahora me parece que es el signo del exilio.
P. Su libro se puede leer y escuchar y es netamente latinoamericano, por los sonidos de su escritura. Se dice que Argentina, por ejemplo, es el pa?s mejor escrito de la tierra, pero en muchas partes del continente se cultiva una literatura que parece un homenaje a la m?sica de su sintaxis. ?De d?nde viene esa calidad de escritura?
R. Creo que el lenguaje es lo fundamental, el espa?ol que llega a América Latina y se impone muy intensamente durante la colonia. Muchas veces olvidamos que entre la llegada de las carabelas al Caribe y la llegada de los conquistadores a Nicaragua mediaron m?s de treinta a?os. En esa evoluci?n la lengua se fue mezclando con las lenguas caribes y con las que se hablaran en los distintos estadios de la conquista. Y por supuesto que lleg? hasta Nicaragua. All? se qued? el espa?ol represado, nosotros mantuvimos el voseo, que en otros pa?ses fue tuteo. En el nuestro y en otros pa?ses se fue perfilando un espa?ol distinto a partir de lenguas ind?genas propias o desde la influencia inglesa, hasta llegar a nuestros d?as, en que hablamos un espa?ol igual y distinto que ha soportado tan bien el big bang idiom?tico que el espa?ol sigue siendo el mismo que vino hace muchos siglos.
Image ID:
97090316
Sergio Ram?rez publica nueva novela, 'El caballo dorado'.
Alba Vigaray
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1333
2000
P. En esta novela, por ejemplo, hay otro desembarco, el del carrusel que llega a Nicaragua desde el continente del que hab?a venido Col?n.
R. Es la novedad tecnol?gica que llega a principios del siglo XX. Existe todav?a la capacidad de asombro frente a lo nuevo, de modo que el carrusel, ese esparcimiento que llega a Nicaragua, se vuelve un acontecimiento de influencia pol?tica. La novedad sigue siendo acogida, y en todas las zonas de la vida, pues el celular de estos tiempos es usado por todo el mundo, en todas partes, hasta el mundo rural vive pendiente de esa novedad que llega al mismo tiempo a cualquier sitio. La inserci?n tecnol?gica ya forma parte del paisaje.
P. Llega el carrusel y es el principio del siglo XX… A partir de entonces la novela se lee con la sensaci?n de que estamos ante una met?fora nicaragüense a la que usted aporta, en este caso, una gran alegr?a, como si mientras escribe estuviera sonriendo, y a veces riendo a carcajadas, a la vez que el propio lector. ?C?mo naci? el tono?
R. La empecé a escribir en 2014 y la acabé ahora… Siempre he pensado que la literatura puede ser un juego, verbal o de la imaginaci?n. Uno puede comenzar un libro sin tom?rselo mucho en serio, teniendo abiertas las compuertas de la libertad, para escribir con la pura imaginaci?n. Esta novela comienza en los C?rpatos, donde jam?s he estado, en el entonces Imperio Austroh?ngaro. Desde el principio, las referencias son muy librescas, extra?das de infinitas lecturas que se combinan con personajes imaginarios que, por ejemplo, me permiten hacer de Bucarest, donde jam?s estuve, una ciudad cre?ble. Tampoco viv? en Par?s, y ah? est?, hasta que desemboco, como el propio carrusel que llega, en Nicaragua, un pa?s del tercer mundo, atrasado, al que llega este viaje de la modernidad. Siempre me ha fascinado el viaje a la modernidad hacia los pa?ses pobres, y esta vez es el carrusel el que lo hace posible.
P. ?En qué momento es realidad la novela?
R. Cuando le inserto personajes hist?ricos de Nicaragua. Por ejemplo, el general José Santos Celaya, dictador liberal derrocado por una contrarrevoluci?n patrocinada por el Departamento de Estado de Estados Unidos y repuesto por un gobierno conservador a cuya cabeza estuvo el general Estrada. A través de ese personaje quise narrar la Nicaragua de entonces, que se asombra ante la llegada de un carrusel. Hay otras figuras hist?ricas que utilizo, como los reyes del chocolate, due?os de las plantaciones y la f?brica m?s grandes de América Latina. Siempre me ha fascinado la historia de esa familia. Surge también el mexicano Julio Serrano, que fue secretario de Rubén Dar?o, aunque borro a Dar?o, no quise que él se contaminara con esa historia. Y cierro la novela con el expediente de un fusilamiento que yo he trastocado y alterado, pero que est? basado en un documento hist?rico: el fusilamiento de alguien por inventar historias.
La representaci?n que me hago de la historia de Nicaragua es la de una puesta en escena constante en la cual s?lo cambian los disfraces, los vestuarios de los personajes. Pero el drama que se representa es siempre el mismo"
P. En alg?n momento de la novela la met?fora que incluye alude a la realidad insistente de su pa?s…
R. La representaci?n que me hago de la historia de Nicaragua es la de una puesta en escena constante en la cual s?lo cambian los disfraces, los vestuarios de los personajes. Pero el drama que se representa es siempre el mismo. Alguien tuvo el poder por las armas para reivindicar el pa?s; luego viene el dictador y luego hay otro que se levanta en armas y quiere reivindicar la democracia, el derecho de los ciudadanos a decidir por s? mismos. Y después aparece otra vez el mismo c?rculo vicioso… Unos van con levita o sombrero de copa, los otros se visten de otra manera, pero los personajes realmente son los mismos.
P. Hasta que se rompa el hilo de la historia…
R. No lo sé. Tendr?a que cambiar la mentalidad de la gente del pa?s. Pero no tengo una respuesta para eso. Lo que s? es cierto es que no se puede apartar de mi esta visi?n repetitiva o fatal de la historia del pa?s.
P. ?Qué estado de ?nimo le produce a usted esto mismo que est? diciendo?
R. Yo creo que la historia de Nicaragua es, en muchos sentidos, una historia de esperpentos, una tragicomedia cuya clave hay que contarla siempre pensando que cualquier hecho acabar? con la seriedad del relato. Por eso, en el caso de la llegada del carrusel, el general Estrada quiere defender su poder, planea apresar a su adversario, el general Mena, y lo invita precisamente a dar una vuelta en la inauguraci?n del carrusel. Es la imagen esperpéntica de una comedia, casi de una comedia musical.
P. Es una comedia, y también una novela muy festiva…
R. Yo quer?a imponerme como método la diversi?n, hacer una mezcla de géneros. En determinado momento es novela negra, otras veces es comedia, y en definitiva es una mezcla organizada a través de la cual yo pudiera divertirme. La novela, as?, desemboca por callejones que yo no sospechaba. Yo sab?a que ten?a que desembocar en Nicaragua, as? qué exploré muchos caminos hasta que encontré ese final.
P. La escritura empieza en 2014, y la trama sucede a principios del siglo XX. Cuando empez? a escribirla era imprevisible lo que a usted mismo le ocurrir?a luego, hasta ser conminado al exilio por el Gobierno de Daniel Ortega. Lo curioso es que ni esta circunstancia hizo que usted variara el ritmo de su escritura.
R. Yo la terminé en el exilio, pero sin pensar en el exilio. Me estaba imponiendo un trabajo de distracci?n con respecto a lo que me perturbaba en ese momento, que era el comienzo de una vida distinta. As? que yo estaba escribiendo un texto paralelo a esas preocupaciones, tratando de zafarme de esa situaci?n a través de una novela pura, que me llevara lejos de lo que estaba viviendo. La parte final de la novela la escrib? en Princeton, en cuya universidad trabajé, y en Madrid, en esta casa.
P. ?En ning?n momento interfiere su situaci?n personal?
R. Quiz? muy atr?s en mi subconsciente, porque esto no se puede obviar. Pero la novela buscaba un camino totalmente diferente, y es el que ves.
P. A veces, en medio de la comedia infinita que usted ha montado, uno ve ramalazos de Julio Cort?zar o de su otro gran amigo, Gabriel Garc?a M?rquez, marcando episodios de su novela.
R. Creo que s?, que est?n. Cort?zar sobre todo, porque era muy l?dico, y esta es una novela muy l?dica. Cort?zar tiene la absoluta irresponsabilidad de la imaginaci?n y la burla de la realidad merced a esos vericuetos que inventa, as? que él obviamente est? presente, igual que la escritura del 'Tristram Shandy', de Sterne, o algunos pasajes de Machado de As?s, pues todos ellos juegan mucho con la realidad, la fragmentan, la descomponen, desembarazan a la literatura….
P. Cerca del final un personaje suyo, el diablo, dialoga muy l?cidamente, quiz? es el m?s l?cido de sus personajes.
R. Yo soy aficionado al 'trino del diablo'. Me encanta escucharlo. Cuando escribo viene ese trino y esta es una m?sica que me fascina… Pero la historia no escrita de la novela es mi fascinaci?n, desde la infancia, por los carruseles, as? que la idea original era la de ir contando mi propia infancia en paralelo con la de los caballos de madera que hab?an llegado a Managua y que yo ve?a desde la tienda de mi padre al tiempo que se montaba el carrusel. Todo eso est? en el libro, como una reconstrucci?n minuciosa del carrusel, pero ya no es mi historia, sino la del destino de este invento que un loco crey? que él inventaba él cuando ya estaba ah? desde hac?a tanto.
Image ID:
97090371
'El caballo dorado', de Sergio Ram?rez.
Alfaguara
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1266
2000
P. Al final usted habla de las suposiciones, de la vida como 'un suponer', que puede ser una met?fora de la conversaci?n contempor?nea, y por tanto introduce la novela en el lenguaje de la actualidad. ?C?mo ve usted hoy la actualidad?
R. La novela est? inserta en el mundo, claro, y a este momento en el que estamos lo que quiz? lo define es el escepticismo. Creo que en este momento las soluciones a los dramas que suceden est?n taponados por el escepticismo. ?Qué va a pasar en Ucrania? ?Y en Gaza? ?Van a volver a elegir a Trump?
P. ?Y qué va a pasar en Nicaragua, su pa?s?
R. ?Qué va a pasar en Nicaragua? Y no s?lo: ?cu?nto tiempo m?s vamos a aceptar el salvajismo como manera de combatir la delincuencia? A mi me aterroriza ver en Ecuador c?mo golpean a los delincuentes que capturan… Estamos viendo los tiempos del salvajismo m?s absoluto, m?s all? de la ley. ?La represi?n brutal a la delincuencia es el futuro que nos espera? Estas son las preguntas que habr?a que hacerse sobre el autoritarismo presente…
P. El diablo al que usted convoca en su novela lo dice: “Nada hay m?s metaf?rico que la eternidad sin esperanza”.
R. Y lo que dec?a Rubén Dar?o: “La tristeza de los dioses es no morirse nunca”…
P. Al final de su libro invoca a Rubén Dar?o. Se pregunta él mismo por el porvenir de Nicaragua. Usted es émulo contempor?neo de Rubén… ?Cu?l es para usted el porvenir de su pa?s?
R. El mismo Rubén dec?a que el porvenir de Nicaragua “calla y espera”. La respuesta es esa: el porvenir de Nicaragua calla y espera.*
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/tiempo-aceptar-salvajismo-combatir-delincuencia-97090423)
Ni en la escritura ni en persona hace Ram?rez drama de la situaci?n a la que a él y a muchos otros compatriotas conden? su antiguo compa?ero de revoluci?n y de gobierno Daniel Ortega. Su sosiego debe sacarlo desde dentro, y est? presente no s?lo en aquella evocaci?n de la Navidad y de su paisaje actual sino también en su ?ltima novela, 'El caballo dorado'(Alfaguara (https://www.penguinlibros.com/es/novela-historica/336656-ebook-el-caballo-dorado-9788420477336)), que es la f?bula de unos alocados que llevaron a Managua desde Europa un carrusel creyendo, adem?s, que ese espect?culo de caballos y de personas apenas hab?a sido inventado.
De esa novela, sobre todo, va esta entrevista, hecha un s?bado reciente en la ciudad que es ahora también su patria.
P. Ahora usted es como los exiliados espa?oles, que tuvieron que hacerse otro pa?s para seguir viviendo… ?C?mo ha vivido ese cambio su propia literatura?
R. La literatura va modific?ndose en la medida en que uno va penetrando la vida de los pa?ses y aprende a ver el paisaje de otra manera. Es decir, asume la visi?n propia del paisaje urbano o rural… Siempre me encuentro, a prop?sito, la huella de los exiliados espa?oles en alguna parte. Las de Pedro Salinas en los Estados Unidos, de Juan Ram?n Jiménez en Puerto Rico, las de Pau Casals en aquel peque?o museo que tiene en San Juan… Esas huellas te van ense?ando c?mo esas personas tuvieron que hacerse cargo de lo extranjero para convertirlo en propio. El gran tr?nsito del exiliado es hacer propio el paisaje adoptado, poder moverse entre dos polos, el polo propio y el polo nuevo.
P. En su art?culo navide?o se hace evidente que usted es de un pa?s y ya pertenece también a otro.
R. La nostalgia del otro pa?s es un aprendizaje… Yo tengo, por ejemplo, mucha nostalgia mexicana, es un pa?s que tiene muchas cosas que me llaman, y nunca he vivido en México. Yo le dec?a a Carlos Fuentes que ese paisaje al que yo llegué desde Centroamérica me inspiraba mucha nostalgia, igual que me la produce Buenos Aires, donde tampoco he vivido, o Madrid, una ciudad que para mi tiene una magia. Como Granada o M?laga, ciudades adonde siempre quiero regresar. All? donde he ido he desarrollado un sentimiento, y este ahora me parece que es el signo del exilio.
P. Su libro se puede leer y escuchar y es netamente latinoamericano, por los sonidos de su escritura. Se dice que Argentina, por ejemplo, es el pa?s mejor escrito de la tierra, pero en muchas partes del continente se cultiva una literatura que parece un homenaje a la m?sica de su sintaxis. ?De d?nde viene esa calidad de escritura?
R. Creo que el lenguaje es lo fundamental, el espa?ol que llega a América Latina y se impone muy intensamente durante la colonia. Muchas veces olvidamos que entre la llegada de las carabelas al Caribe y la llegada de los conquistadores a Nicaragua mediaron m?s de treinta a?os. En esa evoluci?n la lengua se fue mezclando con las lenguas caribes y con las que se hablaran en los distintos estadios de la conquista. Y por supuesto que lleg? hasta Nicaragua. All? se qued? el espa?ol represado, nosotros mantuvimos el voseo, que en otros pa?ses fue tuteo. En el nuestro y en otros pa?ses se fue perfilando un espa?ol distinto a partir de lenguas ind?genas propias o desde la influencia inglesa, hasta llegar a nuestros d?as, en que hablamos un espa?ol igual y distinto que ha soportado tan bien el big bang idiom?tico que el espa?ol sigue siendo el mismo que vino hace muchos siglos.
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Sergio Ram?rez publica nueva novela, 'El caballo dorado'.
Alba Vigaray
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P. En esta novela, por ejemplo, hay otro desembarco, el del carrusel que llega a Nicaragua desde el continente del que hab?a venido Col?n.
R. Es la novedad tecnol?gica que llega a principios del siglo XX. Existe todav?a la capacidad de asombro frente a lo nuevo, de modo que el carrusel, ese esparcimiento que llega a Nicaragua, se vuelve un acontecimiento de influencia pol?tica. La novedad sigue siendo acogida, y en todas las zonas de la vida, pues el celular de estos tiempos es usado por todo el mundo, en todas partes, hasta el mundo rural vive pendiente de esa novedad que llega al mismo tiempo a cualquier sitio. La inserci?n tecnol?gica ya forma parte del paisaje.
P. Llega el carrusel y es el principio del siglo XX… A partir de entonces la novela se lee con la sensaci?n de que estamos ante una met?fora nicaragüense a la que usted aporta, en este caso, una gran alegr?a, como si mientras escribe estuviera sonriendo, y a veces riendo a carcajadas, a la vez que el propio lector. ?C?mo naci? el tono?
R. La empecé a escribir en 2014 y la acabé ahora… Siempre he pensado que la literatura puede ser un juego, verbal o de la imaginaci?n. Uno puede comenzar un libro sin tom?rselo mucho en serio, teniendo abiertas las compuertas de la libertad, para escribir con la pura imaginaci?n. Esta novela comienza en los C?rpatos, donde jam?s he estado, en el entonces Imperio Austroh?ngaro. Desde el principio, las referencias son muy librescas, extra?das de infinitas lecturas que se combinan con personajes imaginarios que, por ejemplo, me permiten hacer de Bucarest, donde jam?s estuve, una ciudad cre?ble. Tampoco viv? en Par?s, y ah? est?, hasta que desemboco, como el propio carrusel que llega, en Nicaragua, un pa?s del tercer mundo, atrasado, al que llega este viaje de la modernidad. Siempre me ha fascinado el viaje a la modernidad hacia los pa?ses pobres, y esta vez es el carrusel el que lo hace posible.
P. ?En qué momento es realidad la novela?
R. Cuando le inserto personajes hist?ricos de Nicaragua. Por ejemplo, el general José Santos Celaya, dictador liberal derrocado por una contrarrevoluci?n patrocinada por el Departamento de Estado de Estados Unidos y repuesto por un gobierno conservador a cuya cabeza estuvo el general Estrada. A través de ese personaje quise narrar la Nicaragua de entonces, que se asombra ante la llegada de un carrusel. Hay otras figuras hist?ricas que utilizo, como los reyes del chocolate, due?os de las plantaciones y la f?brica m?s grandes de América Latina. Siempre me ha fascinado la historia de esa familia. Surge también el mexicano Julio Serrano, que fue secretario de Rubén Dar?o, aunque borro a Dar?o, no quise que él se contaminara con esa historia. Y cierro la novela con el expediente de un fusilamiento que yo he trastocado y alterado, pero que est? basado en un documento hist?rico: el fusilamiento de alguien por inventar historias.
La representaci?n que me hago de la historia de Nicaragua es la de una puesta en escena constante en la cual s?lo cambian los disfraces, los vestuarios de los personajes. Pero el drama que se representa es siempre el mismo"
P. En alg?n momento de la novela la met?fora que incluye alude a la realidad insistente de su pa?s…
R. La representaci?n que me hago de la historia de Nicaragua es la de una puesta en escena constante en la cual s?lo cambian los disfraces, los vestuarios de los personajes. Pero el drama que se representa es siempre el mismo. Alguien tuvo el poder por las armas para reivindicar el pa?s; luego viene el dictador y luego hay otro que se levanta en armas y quiere reivindicar la democracia, el derecho de los ciudadanos a decidir por s? mismos. Y después aparece otra vez el mismo c?rculo vicioso… Unos van con levita o sombrero de copa, los otros se visten de otra manera, pero los personajes realmente son los mismos.
P. Hasta que se rompa el hilo de la historia…
R. No lo sé. Tendr?a que cambiar la mentalidad de la gente del pa?s. Pero no tengo una respuesta para eso. Lo que s? es cierto es que no se puede apartar de mi esta visi?n repetitiva o fatal de la historia del pa?s.
P. ?Qué estado de ?nimo le produce a usted esto mismo que est? diciendo?
R. Yo creo que la historia de Nicaragua es, en muchos sentidos, una historia de esperpentos, una tragicomedia cuya clave hay que contarla siempre pensando que cualquier hecho acabar? con la seriedad del relato. Por eso, en el caso de la llegada del carrusel, el general Estrada quiere defender su poder, planea apresar a su adversario, el general Mena, y lo invita precisamente a dar una vuelta en la inauguraci?n del carrusel. Es la imagen esperpéntica de una comedia, casi de una comedia musical.
P. Es una comedia, y también una novela muy festiva…
R. Yo quer?a imponerme como método la diversi?n, hacer una mezcla de géneros. En determinado momento es novela negra, otras veces es comedia, y en definitiva es una mezcla organizada a través de la cual yo pudiera divertirme. La novela, as?, desemboca por callejones que yo no sospechaba. Yo sab?a que ten?a que desembocar en Nicaragua, as? qué exploré muchos caminos hasta que encontré ese final.
P. La escritura empieza en 2014, y la trama sucede a principios del siglo XX. Cuando empez? a escribirla era imprevisible lo que a usted mismo le ocurrir?a luego, hasta ser conminado al exilio por el Gobierno de Daniel Ortega. Lo curioso es que ni esta circunstancia hizo que usted variara el ritmo de su escritura.
R. Yo la terminé en el exilio, pero sin pensar en el exilio. Me estaba imponiendo un trabajo de distracci?n con respecto a lo que me perturbaba en ese momento, que era el comienzo de una vida distinta. As? que yo estaba escribiendo un texto paralelo a esas preocupaciones, tratando de zafarme de esa situaci?n a través de una novela pura, que me llevara lejos de lo que estaba viviendo. La parte final de la novela la escrib? en Princeton, en cuya universidad trabajé, y en Madrid, en esta casa.
P. ?En ning?n momento interfiere su situaci?n personal?
R. Quiz? muy atr?s en mi subconsciente, porque esto no se puede obviar. Pero la novela buscaba un camino totalmente diferente, y es el que ves.
P. A veces, en medio de la comedia infinita que usted ha montado, uno ve ramalazos de Julio Cort?zar o de su otro gran amigo, Gabriel Garc?a M?rquez, marcando episodios de su novela.
R. Creo que s?, que est?n. Cort?zar sobre todo, porque era muy l?dico, y esta es una novela muy l?dica. Cort?zar tiene la absoluta irresponsabilidad de la imaginaci?n y la burla de la realidad merced a esos vericuetos que inventa, as? que él obviamente est? presente, igual que la escritura del 'Tristram Shandy', de Sterne, o algunos pasajes de Machado de As?s, pues todos ellos juegan mucho con la realidad, la fragmentan, la descomponen, desembarazan a la literatura….
P. Cerca del final un personaje suyo, el diablo, dialoga muy l?cidamente, quiz? es el m?s l?cido de sus personajes.
R. Yo soy aficionado al 'trino del diablo'. Me encanta escucharlo. Cuando escribo viene ese trino y esta es una m?sica que me fascina… Pero la historia no escrita de la novela es mi fascinaci?n, desde la infancia, por los carruseles, as? que la idea original era la de ir contando mi propia infancia en paralelo con la de los caballos de madera que hab?an llegado a Managua y que yo ve?a desde la tienda de mi padre al tiempo que se montaba el carrusel. Todo eso est? en el libro, como una reconstrucci?n minuciosa del carrusel, pero ya no es mi historia, sino la del destino de este invento que un loco crey? que él inventaba él cuando ya estaba ah? desde hac?a tanto.
Image ID:
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'El caballo dorado', de Sergio Ram?rez.
Alfaguara
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P. Al final usted habla de las suposiciones, de la vida como 'un suponer', que puede ser una met?fora de la conversaci?n contempor?nea, y por tanto introduce la novela en el lenguaje de la actualidad. ?C?mo ve usted hoy la actualidad?
R. La novela est? inserta en el mundo, claro, y a este momento en el que estamos lo que quiz? lo define es el escepticismo. Creo que en este momento las soluciones a los dramas que suceden est?n taponados por el escepticismo. ?Qué va a pasar en Ucrania? ?Y en Gaza? ?Van a volver a elegir a Trump?
P. ?Y qué va a pasar en Nicaragua, su pa?s?
R. ?Qué va a pasar en Nicaragua? Y no s?lo: ?cu?nto tiempo m?s vamos a aceptar el salvajismo como manera de combatir la delincuencia? A mi me aterroriza ver en Ecuador c?mo golpean a los delincuentes que capturan… Estamos viendo los tiempos del salvajismo m?s absoluto, m?s all? de la ley. ?La represi?n brutal a la delincuencia es el futuro que nos espera? Estas son las preguntas que habr?a que hacerse sobre el autoritarismo presente…
P. El diablo al que usted convoca en su novela lo dice: “Nada hay m?s metaf?rico que la eternidad sin esperanza”.
R. Y lo que dec?a Rubén Dar?o: “La tristeza de los dioses es no morirse nunca”…
P. Al final de su libro invoca a Rubén Dar?o. Se pregunta él mismo por el porvenir de Nicaragua. Usted es émulo contempor?neo de Rubén… ?Cu?l es para usted el porvenir de su pa?s?
R. El mismo Rubén dec?a que el porvenir de Nicaragua “calla y espera”. La respuesta es esa: el porvenir de Nicaragua calla y espera.*
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/tiempo-aceptar-salvajismo-combatir-delincuencia-97090423)