الريــم
01-16-2024, 02:40 PM
Antonio L?pez Ortega (https://www.epe.es/es/cultura/20240114/antonio-lopez-ortega-escritor-venezuela-96810698), venezolano de 66 a?os, cuya familia procede de la isla de La Palma, vive ahora, ense?ando, escribiendo ensayo y prosa, en Tenerife, y acaba de volver de Venezuela (https://www.sport.es/es/temas/venezuela-1835291), a la que dedica una novela singular, de cerca de ochocientas p?ginas (Los oyentes, Pre-Textos). En Canarias también ha presentado esta novela que sigue a otras (Ajena, Pre?mbulo, asimismo en Pre-Textos). Ensayista, dedica gran parte de su tiempo literario, también, al trabajo de otros colegas de su pa?s, como Rafael Cadenas, el premio Cervantes (https://www.sport.es/es/temas/premio-cervantes-1835100) que lo tiene como uno de sus m?s destacados exégetas.
Esta novela, Los oyentes, es una inmensa visita a una época en que la Venezuela de su generaci?n ten?a la m?sica como su obsesi?n y su meta, de la época, por ejemplo, en que despertaban Los Beatles (https://www.sport.es/es/temas/the-beatles-1859359). Con la paciencia de un orfebre que ha hecho de su autobiograf?a musical un homenaje a su tiempo, Ortega se ha ocupado, minuciosamente, de narrar, m?sica por m?sica, todo lo que pasaba en un territorio que fue refugio de exiliados de la Europa rota a la que también pertenec?a Espa?a. La entrevista se realiz? por correo electr?nico.
P. Ha regresado a la m?sica para narrar su pa?s, Venezuela. ?Qué ha supuesto, en medio de la crisis que venezolanos como usted tienen con la madre patria, este regreso a lo m?s placentero de los recuerdos?
R. Siento que la m?sica no ha regresado porque siempre estuvo all?. Si la evoco es para reconocer un per?odo en el que nos animaba y deslumbraba, por encima de cualquier otra disciplina art?stica. Los a?os 60 y 70, sobre todo, trajeron una innovaci?n nunca vista, que fue la irrupci?n del rock progresivo: una llama que se encumbr? muy alta para luego desaparecer muy r?pidamente. Sobre esto, justamente, quise escribir: sobre un momento que también nos elevaba para descubrir sentimientos que no son tan perceptibles en la adolescencia, como la belleza o el amor. En todo momento, en el transcurso de la escritura, siempre quise pensar en el pasado, que no en el presente. Ante el pa?s malogrado y sometido a una cleptocracia, es bueno recordar los a?os en que Venezuela no cesaba de acoger al exilio posterior a la Segunda Guerra o a la oleada intelectual que hu?a de las dictaduras militares.
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
96625753
P. Este es un libro que, adem?s de un recorrido por las m?sicas de su tiempo y el de sus compa?eros, retrata episodios muy concretos de amistad. ?C?mo se desarroll? esa relaci?n? ?Qué los un?a aparte de la m?sica?
R. La amistad entre compa?eros, o m?s propiamente el compa?erismo, viene a ser la columna vertebral de la trama, pero es que en la adolescencia se dan esos primeros pasos de la sociabilidad, ll?mese intimidad o reconocimiento. Esto es a?n m?s hondo cuando se trata de compa?eros y compa?eras. Estoy convencido de que en esos a?os las relaciones entre amigos se hicieron m?s hondas, m?s transparentes o entra?ables. Los prejuicios ca?an, los complejos se esfumaban. Toda la onda hippie, por ejemplo, revolucion? la relaci?n entre j?venes: conceptos como paz o amor anteced?an cualquier intercambio. La novela, ciertamente, es un homenaje a la amistad, y la m?sica viene a ser como el engrudo que los anuda emocionalmente.
La novela, ciertamente, es un homenaje a la amistad, y la m?sica viene a ser como el engrudo que los anuda emocionalmente"
P. Es un libro sobre las consecuencias de la amistad. ?Le devolvi? sosiego, le reaviv? recuerdos?
R. La escritura tuvo mucho que ver con el alud de recuerdos, que no cesaba, y luego con un esfuerzo de ordenamiento, que buscaba asociarlos con cada uno de los personajes. Me recuerdo estar anotando todo el tiempo recuerdos e im?genes que deb?an plasmarse en el cuerpo de la novela (https://www.sport.es/es/temas/novela-1838740). Todos me parec?an importantes y significativos. Si no los inclu?a, sent?a que estaba amputando alg?n ?rgano del cuerpo. Como los personajes principales eran unos doce, la novela crec?a sin parar: no pod?a prescindir de secuencias que me parec?an esenciales.
P. Es imposible leer este libro sin pensar en los episodios actuales de su pa?s. ?Pudo abstraerse? ?De qué modo esta Venezuela de hoy se ha colado en su descripci?n del alma de la Venezuela en la que usted y sus amigos eran tan felices?
R. Creo que esta novela no tiene que ver con la Venezuela de hoy. De hecho, se detiene en tiempos anteriores a la debacle. Mi interés siempre fue el pasado, como las tres ?ltimas décadas del siglo XX, y no el presente. Se me hac?a imperativo evocar un tiempo muy contrario al actual, para que el lector, sobre todo joven, pudiese notar el contraste. Yo nac? en 1957, con el auge de la democracia, y en mi infancia lo que ve?a era un progreso permanente: mis ojos de ni?o se asombraban ante las autopistas, los aeropuertos, los puentes kilométricos sobre r?os infranqueables, las universidades p?blicas, las represas energéticas, los centros comerciales… Cuando pienso en un joven venezolano de veinte a?os, que sobre todo ha visto pérdida y desolaci?n, me ilusiona la idea de que pudiese ver otros per?odos hist?ricos, en los que el pa?s crec?a en concordia y con hambre de futuro.
Image ID:
96964724
L?pez Ortega acaba de publicar 'Los oyentes'.
Mar?a Pisaca
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1600
1033
P. Esta novela, si la debemos llamar as?, sucede en un tiempo concreto, que est? narrado minuciosamente. ?C?mo alcanz? esta paciencia que se nota en cada p?gina?
R. Siento que la novela comenz? a ser escrita mucho antes de octubre de 2019, cuando plasmé en un cuadernillo la primera frase: “mi vida cambia en este momento”. Yo la ven?a cosechando desde mucho antes, pero no me atrev?a a zambullirme. La escrib?a en el aire, en el alma, en la piel, en una servilleta, pero sin avanzar. Todo lo que ten?a represado finalmente sali? como una sinuosa corriente de agua. De manera que lo que llamas paciencia era el reflejo de una escritura que ya ven?a muy procesada. Mientras ya escrib?a el manuscrito como tal, me asombraba ver c?mo surg?an las palabras: como si ya estuviesen escritas de antemano.
P. Es un homenaje de gratitud. ?Algo qued? fuera, algo que fuera grave o ins?lito, que no se atrevi? a contar?
R. Lo grave o ins?lito ha podido ocurrir después de lo que narra la novela, es decir, el presente de hoy, pero como ya he dicho no me interesaba llegar hasta all?. Los personajes tienen accidentes, experimentan frustraciones, pasan por decepciones amorosas, abandonan el pa?s, incluso algunos mueren, pero todo bajo circunstancias justificables… Los conflictos que padecen son los propios de la trama, y no los que hubiesen ocurrido si el relato se extiende m?s all? de lo necesario.
P. ?C?mo han seguido las relaciones con aquellos amigos? ?Se ha reencontrado con ellos? ?Saben de su libro?
R. Me gusta tratar a los personajes como tales, esto es, como seres de ficci?n, aunque ciertamente algunos tengan rasgos que responden a personas reales. Cuando esbozo un personaje sobre alguien que he conocido, tiendo a tomar elementos que me interesan y a desechar otros. En el caso de Carlucho o Alvarito, por ejemplo, dos de los que son m?s cercanos, a veces los pongo a hacer travesuras que nunca hicieron o a profundizar gestos que no eran comunes. La literatura, al final, se impone sobre la realidad o el recuerdo. En todo caso, puedo entender que algunos se sientan retratados o agradecer que otros no se molesten por ponerlos a hacer peripecias que son de mi exclusiva invenci?n. Muchos de mis amigos de adolescencia se pasean por este libro, muchos también fueron tan mel?manos como yo, y muchos lo est?n comprando o leyendo para refrescar recuerdos o haza?as que hemos olvidado.
La Caracas que se muestra en la novela es la que va de los a?os 70 a los 90, esto es, del esplendor al ocaso… Yo dir?a que sigue siendo una ciudad capaz de renovarse, m?s all? de los maltratos que recibe"
P. La m?sica, la ciudad, la vida, era enormemente cosmopolita, por lo que se deduce de la narraci?n. ?Eso es ya un recuerdo en Caracas?
R. En sus cuatro siglos y medio, Caracas ha sido una ciudad de resistencia. Ha soportado terremotos, epidemias, cinturones de pobreza, altos niveles de delincuencia, pésimos servicios p?blicos, pero a la vez no pierde su altivez, su nobleza, un verdor que parece de tapiz eterno, un valle por donde corren los vientos del este, todas las colinas que la cercan. Hacia mediados del siglo XX, pr?xima a su cuatricentenario, se hizo muy moderna y cosmopolita. La que se muestra en la novela, en todo caso, es la que va de los a?os 70 a los 90, esto es, del esplendor al ocaso… Yo dir?a que sigue siendo una ciudad capaz de renovarse, m?s all? de los maltratos que recibe. Tiene una fuerza natural que termina por imponerse. Después de las lluvias torrenciales, todo escampa. Me parece que el cerro ?vila, que la cobija, la protege de males mayores.
P. ?Fue s?lo la pol?tica lo que cambi? el ?nimo del pa?s y de la ciudad?
R. Fueron varios factores. En los ?ltimos a?os de democracia, por ejemplo, la pobreza social creci? de manera imp?dica; esto nunca ha debido suceder. También a las instituciones estatales competentes les falt? fuelle para castigar la creciente corrupci?n. Los partidos pol?ticos no supieron regenerarse; servicios p?blicos como los sanitarios y educativos se malograron fatalmente. Todo esto fue insuflando el zarpazo militar, que finalmente lleg? en 1992. Todos cre?amos que el militarismo era un fantasma bien enterrado, pero bastaba revisar la historia de los ?ltimos dos siglos para darnos cuenta de que s?lo cont?bamos con cuarenta a?os de democracia. En lo que va de siglo, vivimos en una dictadura embozada.
P. Es un libro de gratitud y de memoria. ?Y de herida? ?Y de olvido?
R. Es un libro que quiso narrar un per?odo muy distinto al actual. También en Pre?mbulo, mi novela anterior de 2021, retroced? a los a?os 30 o 40 del siglo anterior, tras huellas familiares de mis antepasados. Muchas veces los mejores espejos para entender nuestro padecimiento podr?an estar en otros per?odos. En Los Oyentes he reunido a unos j?venes que valoraban su tiempo y abrazaban el futuro como una conquista propia. Crecen con entusiasmo y adem?s se hacen adictos a la m?sica de su tiempo. Me interesa verlos crecer entre logros y padecimientos, pero sobre todo espero que sean los lectores j?venes los que sigan sus pasos y puedan reconocer un tiempo distinto al que les ha tocado.
Image ID:
96964799
Los Oyentes.
Pre-Textos
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527
825
P. La literatura (https://www.sport.es/es/temas/literatura-1838544), se dijo en su presentaci?n en Tenerife, es como la libertad de los p?jaros. ?Ha sentido esa libertad escribiendo? ?Y la melancol?a?
R. La novela la escrib? a buen ritmo y con relativa serenidad. Durante dos a?os me levantaba de madrugada y escrib?a todo lo que pod?a en una jornada. Por toda la documentaci?n y anotaciones que hab?a atesorado durante mucho tiempo, yo sent?a que la novela la ten?a pre-escrita. Eso me permiti? gozar de una serenidad poco com?n. A veces la escritura, al decir del poeta Juan S?nchez Pel?ez, es una “angustiosa cosecha”, pero en este caso debo reconocer que la escritura fue un deleite. Ver crecer a todos estos personajes, llevarlos de la mano, consentirlos o extra?arlos, fue una experiencia ?nica, dif?cil de replicar.
P. También se evoc?, como un hecho que no se debe olvidar, la vocaci?n poética venezolana. ?De d?nde viene, c?mo se produce ahora?
R. La poes?a es el género mayor de la literatura venezolana: esta convicci?n de cr?ticos y lectores es cada d?a m?s fuerte. Tan s?lo en el siglo XX podr?amos mencionar a José Antonio Ramos Sucre, Enriqueta Arvelo Larriva, Fernando Paz Castillo, Vicente Gerbasi, Juan S?nchez Pel?ez, Luz Machado, Rafael Cadenas, Eugenio Montejo, Igor Barreto y Yolanda Pantin. Pero esta tradici?n se expande hasta nuestros d?as, con poetas que a los veinte a?os escriben con la madurez de uno de cuarenta. El vigor de nuestra poes?a, por supuesto, ha contagiado a todos los otros géneros, por lo que es f?cil deducir que nuestra prosa narrativa sea elegante y muy cuidada: bastar?a leer a novelistas como Teresa de la Parra, R?mulo Gallegos, Guillermo Meneses, Gustavo D?az Sol?s, Salvador Garmendia, Adriano Gonz?lez Le?n, Elisa Lerner, José Balza, Victoria de Stefano o Ednodio Quintero para reconocer ese linaje. Hoy en d?a la producci?n poética del pa?s se hace adentro y afuera: es una especie de red que crece sin parar y que muestra una calidad sin precedentes.
P. Hay una saludable lentitud en la escritura de este libro. Viniendo de un pa?s que en los ?ltimos a?os ha sido tan eléctrico, ?de d?nde saca la energ?a de la lentitud?
R. No sé si la lentitud venga del hecho de haberlo escrito fuera del pa?s, y m?s exactamente en las islas Canarias, aunque mis libros anteriores, entre 2011 y 2017, los escrib? en la isla de Margarita. El s?ndrome insular me persigue en los ?ltimos a?os. M?s que lentitud, la novela la escrib?a como un goce. Sent?a que visitaba a unos amigos, que conversaba con ellos, que me re?a, que me comentaban sus confidencias. M?s dificultad sent?a con las amigas, que me exig?an mayor comprensi?n. Construirlas narrativamente fue todo un desaf?o, pero al final logré que me confiaran sus secretos, sus interioridades. Ese fue uno de los desaf?os mayores… En l?neas generales, la lentitud ven?a de ellos, de los personajes, pues s?lo ellos aceleraban o enlentec?an los acontecimientos. Yo s?lo quise ser fiel a sus dictados.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/antonio-lopez-ortega-escritor-venezuela-96964943)
Esta novela, Los oyentes, es una inmensa visita a una época en que la Venezuela de su generaci?n ten?a la m?sica como su obsesi?n y su meta, de la época, por ejemplo, en que despertaban Los Beatles (https://www.sport.es/es/temas/the-beatles-1859359). Con la paciencia de un orfebre que ha hecho de su autobiograf?a musical un homenaje a su tiempo, Ortega se ha ocupado, minuciosamente, de narrar, m?sica por m?sica, todo lo que pasaba en un territorio que fue refugio de exiliados de la Europa rota a la que también pertenec?a Espa?a. La entrevista se realiz? por correo electr?nico.
P. Ha regresado a la m?sica para narrar su pa?s, Venezuela. ?Qué ha supuesto, en medio de la crisis que venezolanos como usted tienen con la madre patria, este regreso a lo m?s placentero de los recuerdos?
R. Siento que la m?sica no ha regresado porque siempre estuvo all?. Si la evoco es para reconocer un per?odo en el que nos animaba y deslumbraba, por encima de cualquier otra disciplina art?stica. Los a?os 60 y 70, sobre todo, trajeron una innovaci?n nunca vista, que fue la irrupci?n del rock progresivo: una llama que se encumbr? muy alta para luego desaparecer muy r?pidamente. Sobre esto, justamente, quise escribir: sobre un momento que también nos elevaba para descubrir sentimientos que no son tan perceptibles en la adolescencia, como la belleza o el amor. En todo momento, en el transcurso de la escritura, siempre quise pensar en el pasado, que no en el presente. Ante el pa?s malogrado y sometido a una cleptocracia, es bueno recordar los a?os en que Venezuela no cesaba de acoger al exilio posterior a la Segunda Guerra o a la oleada intelectual que hu?a de las dictaduras militares.
M?s informaci?n (Auto)
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P. Este es un libro que, adem?s de un recorrido por las m?sicas de su tiempo y el de sus compa?eros, retrata episodios muy concretos de amistad. ?C?mo se desarroll? esa relaci?n? ?Qué los un?a aparte de la m?sica?
R. La amistad entre compa?eros, o m?s propiamente el compa?erismo, viene a ser la columna vertebral de la trama, pero es que en la adolescencia se dan esos primeros pasos de la sociabilidad, ll?mese intimidad o reconocimiento. Esto es a?n m?s hondo cuando se trata de compa?eros y compa?eras. Estoy convencido de que en esos a?os las relaciones entre amigos se hicieron m?s hondas, m?s transparentes o entra?ables. Los prejuicios ca?an, los complejos se esfumaban. Toda la onda hippie, por ejemplo, revolucion? la relaci?n entre j?venes: conceptos como paz o amor anteced?an cualquier intercambio. La novela, ciertamente, es un homenaje a la amistad, y la m?sica viene a ser como el engrudo que los anuda emocionalmente.
La novela, ciertamente, es un homenaje a la amistad, y la m?sica viene a ser como el engrudo que los anuda emocionalmente"
P. Es un libro sobre las consecuencias de la amistad. ?Le devolvi? sosiego, le reaviv? recuerdos?
R. La escritura tuvo mucho que ver con el alud de recuerdos, que no cesaba, y luego con un esfuerzo de ordenamiento, que buscaba asociarlos con cada uno de los personajes. Me recuerdo estar anotando todo el tiempo recuerdos e im?genes que deb?an plasmarse en el cuerpo de la novela (https://www.sport.es/es/temas/novela-1838740). Todos me parec?an importantes y significativos. Si no los inclu?a, sent?a que estaba amputando alg?n ?rgano del cuerpo. Como los personajes principales eran unos doce, la novela crec?a sin parar: no pod?a prescindir de secuencias que me parec?an esenciales.
P. Es imposible leer este libro sin pensar en los episodios actuales de su pa?s. ?Pudo abstraerse? ?De qué modo esta Venezuela de hoy se ha colado en su descripci?n del alma de la Venezuela en la que usted y sus amigos eran tan felices?
R. Creo que esta novela no tiene que ver con la Venezuela de hoy. De hecho, se detiene en tiempos anteriores a la debacle. Mi interés siempre fue el pasado, como las tres ?ltimas décadas del siglo XX, y no el presente. Se me hac?a imperativo evocar un tiempo muy contrario al actual, para que el lector, sobre todo joven, pudiese notar el contraste. Yo nac? en 1957, con el auge de la democracia, y en mi infancia lo que ve?a era un progreso permanente: mis ojos de ni?o se asombraban ante las autopistas, los aeropuertos, los puentes kilométricos sobre r?os infranqueables, las universidades p?blicas, las represas energéticas, los centros comerciales… Cuando pienso en un joven venezolano de veinte a?os, que sobre todo ha visto pérdida y desolaci?n, me ilusiona la idea de que pudiese ver otros per?odos hist?ricos, en los que el pa?s crec?a en concordia y con hambre de futuro.
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L?pez Ortega acaba de publicar 'Los oyentes'.
Mar?a Pisaca
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P. Esta novela, si la debemos llamar as?, sucede en un tiempo concreto, que est? narrado minuciosamente. ?C?mo alcanz? esta paciencia que se nota en cada p?gina?
R. Siento que la novela comenz? a ser escrita mucho antes de octubre de 2019, cuando plasmé en un cuadernillo la primera frase: “mi vida cambia en este momento”. Yo la ven?a cosechando desde mucho antes, pero no me atrev?a a zambullirme. La escrib?a en el aire, en el alma, en la piel, en una servilleta, pero sin avanzar. Todo lo que ten?a represado finalmente sali? como una sinuosa corriente de agua. De manera que lo que llamas paciencia era el reflejo de una escritura que ya ven?a muy procesada. Mientras ya escrib?a el manuscrito como tal, me asombraba ver c?mo surg?an las palabras: como si ya estuviesen escritas de antemano.
P. Es un homenaje de gratitud. ?Algo qued? fuera, algo que fuera grave o ins?lito, que no se atrevi? a contar?
R. Lo grave o ins?lito ha podido ocurrir después de lo que narra la novela, es decir, el presente de hoy, pero como ya he dicho no me interesaba llegar hasta all?. Los personajes tienen accidentes, experimentan frustraciones, pasan por decepciones amorosas, abandonan el pa?s, incluso algunos mueren, pero todo bajo circunstancias justificables… Los conflictos que padecen son los propios de la trama, y no los que hubiesen ocurrido si el relato se extiende m?s all? de lo necesario.
P. ?C?mo han seguido las relaciones con aquellos amigos? ?Se ha reencontrado con ellos? ?Saben de su libro?
R. Me gusta tratar a los personajes como tales, esto es, como seres de ficci?n, aunque ciertamente algunos tengan rasgos que responden a personas reales. Cuando esbozo un personaje sobre alguien que he conocido, tiendo a tomar elementos que me interesan y a desechar otros. En el caso de Carlucho o Alvarito, por ejemplo, dos de los que son m?s cercanos, a veces los pongo a hacer travesuras que nunca hicieron o a profundizar gestos que no eran comunes. La literatura, al final, se impone sobre la realidad o el recuerdo. En todo caso, puedo entender que algunos se sientan retratados o agradecer que otros no se molesten por ponerlos a hacer peripecias que son de mi exclusiva invenci?n. Muchos de mis amigos de adolescencia se pasean por este libro, muchos también fueron tan mel?manos como yo, y muchos lo est?n comprando o leyendo para refrescar recuerdos o haza?as que hemos olvidado.
La Caracas que se muestra en la novela es la que va de los a?os 70 a los 90, esto es, del esplendor al ocaso… Yo dir?a que sigue siendo una ciudad capaz de renovarse, m?s all? de los maltratos que recibe"
P. La m?sica, la ciudad, la vida, era enormemente cosmopolita, por lo que se deduce de la narraci?n. ?Eso es ya un recuerdo en Caracas?
R. En sus cuatro siglos y medio, Caracas ha sido una ciudad de resistencia. Ha soportado terremotos, epidemias, cinturones de pobreza, altos niveles de delincuencia, pésimos servicios p?blicos, pero a la vez no pierde su altivez, su nobleza, un verdor que parece de tapiz eterno, un valle por donde corren los vientos del este, todas las colinas que la cercan. Hacia mediados del siglo XX, pr?xima a su cuatricentenario, se hizo muy moderna y cosmopolita. La que se muestra en la novela, en todo caso, es la que va de los a?os 70 a los 90, esto es, del esplendor al ocaso… Yo dir?a que sigue siendo una ciudad capaz de renovarse, m?s all? de los maltratos que recibe. Tiene una fuerza natural que termina por imponerse. Después de las lluvias torrenciales, todo escampa. Me parece que el cerro ?vila, que la cobija, la protege de males mayores.
P. ?Fue s?lo la pol?tica lo que cambi? el ?nimo del pa?s y de la ciudad?
R. Fueron varios factores. En los ?ltimos a?os de democracia, por ejemplo, la pobreza social creci? de manera imp?dica; esto nunca ha debido suceder. También a las instituciones estatales competentes les falt? fuelle para castigar la creciente corrupci?n. Los partidos pol?ticos no supieron regenerarse; servicios p?blicos como los sanitarios y educativos se malograron fatalmente. Todo esto fue insuflando el zarpazo militar, que finalmente lleg? en 1992. Todos cre?amos que el militarismo era un fantasma bien enterrado, pero bastaba revisar la historia de los ?ltimos dos siglos para darnos cuenta de que s?lo cont?bamos con cuarenta a?os de democracia. En lo que va de siglo, vivimos en una dictadura embozada.
P. Es un libro de gratitud y de memoria. ?Y de herida? ?Y de olvido?
R. Es un libro que quiso narrar un per?odo muy distinto al actual. También en Pre?mbulo, mi novela anterior de 2021, retroced? a los a?os 30 o 40 del siglo anterior, tras huellas familiares de mis antepasados. Muchas veces los mejores espejos para entender nuestro padecimiento podr?an estar en otros per?odos. En Los Oyentes he reunido a unos j?venes que valoraban su tiempo y abrazaban el futuro como una conquista propia. Crecen con entusiasmo y adem?s se hacen adictos a la m?sica de su tiempo. Me interesa verlos crecer entre logros y padecimientos, pero sobre todo espero que sean los lectores j?venes los que sigan sus pasos y puedan reconocer un tiempo distinto al que les ha tocado.
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Los Oyentes.
Pre-Textos
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P. La literatura (https://www.sport.es/es/temas/literatura-1838544), se dijo en su presentaci?n en Tenerife, es como la libertad de los p?jaros. ?Ha sentido esa libertad escribiendo? ?Y la melancol?a?
R. La novela la escrib? a buen ritmo y con relativa serenidad. Durante dos a?os me levantaba de madrugada y escrib?a todo lo que pod?a en una jornada. Por toda la documentaci?n y anotaciones que hab?a atesorado durante mucho tiempo, yo sent?a que la novela la ten?a pre-escrita. Eso me permiti? gozar de una serenidad poco com?n. A veces la escritura, al decir del poeta Juan S?nchez Pel?ez, es una “angustiosa cosecha”, pero en este caso debo reconocer que la escritura fue un deleite. Ver crecer a todos estos personajes, llevarlos de la mano, consentirlos o extra?arlos, fue una experiencia ?nica, dif?cil de replicar.
P. También se evoc?, como un hecho que no se debe olvidar, la vocaci?n poética venezolana. ?De d?nde viene, c?mo se produce ahora?
R. La poes?a es el género mayor de la literatura venezolana: esta convicci?n de cr?ticos y lectores es cada d?a m?s fuerte. Tan s?lo en el siglo XX podr?amos mencionar a José Antonio Ramos Sucre, Enriqueta Arvelo Larriva, Fernando Paz Castillo, Vicente Gerbasi, Juan S?nchez Pel?ez, Luz Machado, Rafael Cadenas, Eugenio Montejo, Igor Barreto y Yolanda Pantin. Pero esta tradici?n se expande hasta nuestros d?as, con poetas que a los veinte a?os escriben con la madurez de uno de cuarenta. El vigor de nuestra poes?a, por supuesto, ha contagiado a todos los otros géneros, por lo que es f?cil deducir que nuestra prosa narrativa sea elegante y muy cuidada: bastar?a leer a novelistas como Teresa de la Parra, R?mulo Gallegos, Guillermo Meneses, Gustavo D?az Sol?s, Salvador Garmendia, Adriano Gonz?lez Le?n, Elisa Lerner, José Balza, Victoria de Stefano o Ednodio Quintero para reconocer ese linaje. Hoy en d?a la producci?n poética del pa?s se hace adentro y afuera: es una especie de red que crece sin parar y que muestra una calidad sin precedentes.
P. Hay una saludable lentitud en la escritura de este libro. Viniendo de un pa?s que en los ?ltimos a?os ha sido tan eléctrico, ?de d?nde saca la energ?a de la lentitud?
R. No sé si la lentitud venga del hecho de haberlo escrito fuera del pa?s, y m?s exactamente en las islas Canarias, aunque mis libros anteriores, entre 2011 y 2017, los escrib? en la isla de Margarita. El s?ndrome insular me persigue en los ?ltimos a?os. M?s que lentitud, la novela la escrib?a como un goce. Sent?a que visitaba a unos amigos, que conversaba con ellos, que me re?a, que me comentaban sus confidencias. M?s dificultad sent?a con las amigas, que me exig?an mayor comprensi?n. Construirlas narrativamente fue todo un desaf?o, pero al final logré que me confiaran sus secretos, sus interioridades. Ese fue uno de los desaf?os mayores… En l?neas generales, la lentitud ven?a de ellos, de los personajes, pues s?lo ellos aceleraban o enlentec?an los acontecimientos. Yo s?lo quise ser fiel a sus dictados.
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