الريــم
01-04-2024, 09:00 PM
Quiz? se nos haya quedado en el recuerdo que, por aquel tiempo, el pa?s parec?a dividirse entre los que escuchaban en el radiocassette los chistes de Eugenio (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/david-trueba-destapa-anos-desconocidos-87909952) y los que prefer?an re?rse con los de Arévalo. Pero no se crean, la mayor?a de los que degustaban este tipo de humor (y eran muchos) sol?a combinar ambas opciones con bastante naturalidad. Los dos cuentachistes, adem?s, ten?an un nutrid?simo grupo de fans, llenaban salas de fiestas y convocaban a millones de espectadores cada vez que sal?an en televisi?n.
Pero hoy, a Eugenio le dedican documentales, pel?culas y programas nost?lgicos y a Arévalo, no. Resulta que el humor es un material tan delicado que, al menos como espect?culo, tiende a quedarse viejo con m?s rapidez que, por ejemplo, la amargura, el odio o la tristeza.
En el caso de Arévalo, ha quedado bastante claro que aquellos chistes suyos de andaluces, gangosos, pasotas y mariquitas dan hoy m?s l?stima que risa. Como ciertas prendas que nos hac?an sentirnos atractivos y elegantes all? por nuestro Pleistoceno y de las que ahora nos avergonzamos cuando nos topamos con ellas en el ?lbum de fotos familiar.
Pero ojo, da la sensaci?n que fue el propio Arévalo el primero en darse cuenta de este fen?meno del chiste ajado. Arévalo fue adopt?ndose a su manera a los tiempos, edulcorando poco a poco sus historias, manteniendo cierto carisma entre un p?blico que tampoco necesitaba mucho m?s, gan?ndose la vida entre plat?s y escenarios en tiempos en los que muchos compa?eros de generaci?n y gracias hab?an pasado ya al olvido.
Un capote chiquitito
Nacido en Madrid y criado en Catarroja, Arévalo artista fue, desde el principio, hijo de su tiempo, desde que debut? junto a su padre en el Bombero Torero, vestido de payaso y sacando de la maleta un capote chiquitito para citar a la vaqulla, hasta que acab? frecuentando los plat?s de los programas televisivos del coraz?n para enfrentarse con Malena Gracia.
La popularidad le fue llegando poco a poco en aquel tiempo de las pel?culas de destape y evasi?n, cuando las gracietas sostenidas por los t?picos se hac?an a gritos en las barras de bar y no en las cuentas de Twitter. Los suyos eran chistes fuertes, poco aptos para ni?os que, sin embargo, escuch?bamos sus cintas en el coche familiar sin demasiada censura de por medio. En la Espa?a preauton?mica él ya hac?a de andaluz, vasco, madrile?o y, por supuesto, valenciano. Siempre, eso s?, desde la caricatura y la burla, a veces tonto y otras veces soez, porque lo realmente serio y formal era ser solamente espa?ol.
El salto en "Un, dos, tres"
En aquel tiempo el poder de la televisi?n (también una y no cincuenta y una) era enorme, mucho m?s que ahora, y en el caso de Arévalo fue decisiva para hacer de él un personaje popular?simo.
Primero lo intent? a través de “Esta noche… fiesta”, pero no fue hasta “Un, dos, tres” cuando dio el campanazo. Eso s?, y c?mo dec?amos antes, dejando atr?s el humor verde de las salas de espect?culos y de las gasolineras, y ofreciendo comedia para todas las edades, algo que por entonces también inclu?a burlarse de los gangosos o de los mariquitas.
También en esos primeros 80 frecuent? el cine espa?ol anterior a la Ley Mir?, ese que atra?a a millones de espectadores a base de humor f?cil, se?ores demasiado normales y chicas muy desnudas. A las ?rdenes del John Ford de todo aquello -es decir, de Mariano Ozores- Arévalo trabaj? en pel?culas como El currante (1983), Ag?tese antes de usarla (1983), El pan debajo del brazo (1983) o Los obsexos (1985).
Ya muchos a?os después -de nuevo adapt?ndose a los tiempos dentro de sus propias posibilidades- sigui? apareciendo en filmes y series m?s o menos digeribles como ?ste es mi barrio, Pap? Piquillo ?Ja me maaten...! El oro de Mosc? (2003), Isi & Disi, alto voltaje o Abr?zame, y también en "Tranv?a a la Malvarrosa", a las ?rdenes de José Luis Garc?a S?nchez, y en "Flor de mayo" bajo la direcci?n de José Antonio Escriv?.
El fin de una generaci?n
La fama de las cintas de cassette y del “Un, dos, tres” le dio al c?mico valenciano la suficiente carrerilla para seguir apareciendo en la televisi?n de los 90, la de las nuevas cadenas privadas y la de las auton?micas, compitiendo con los compa?eros de gremio, vestidos ahora todos con frac pero con los mismos chistes de siempre. Curiosamente, fue un antiguo cantaor de flamenco algo mayor que ellos, un tal Chiquito de la Calzada (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/quietor-chiquito-calzada-propio-semaforo-14136089), el que a base de un humor entrecortado y onomatopéyico convertido en fen?meno social, empez? a echar tierra sobre la tumba de aquella generaci?n.
Arévalo, un superviviente del humor desde los tiempos en las plazas de toros de los pueblos, sigui? trabajando, participando en programas de variedades de s?bado noche e incluso en reality shows. También sigui? pisando los escenarios teatrales, acompa?ado en “Dos mellizos” por Bert?n Osborne (nuestros particulares Danny De Vito y Arnold Schwarzenegger), con quién rompi? relaciones después de publicar una foto del rey Juan Carlos comiéndose una paella en casa del cantante jerezano.
"No sab?a que todas las cosas del Rey emérito eran privadas", lamentaba Arévalo en una entrevista concedida a Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica. All? también aseguraba que, en el balance final “afortunadamente hay m?s gente que me quiere, que me odia. Y la que me odia, cuando ves su curr?culum, no me extra?a”. Quiz? podr?a servirle de epitafio.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/arevalo-rey-chiste-cassette-nego-96543794)
Pero hoy, a Eugenio le dedican documentales, pel?culas y programas nost?lgicos y a Arévalo, no. Resulta que el humor es un material tan delicado que, al menos como espect?culo, tiende a quedarse viejo con m?s rapidez que, por ejemplo, la amargura, el odio o la tristeza.
En el caso de Arévalo, ha quedado bastante claro que aquellos chistes suyos de andaluces, gangosos, pasotas y mariquitas dan hoy m?s l?stima que risa. Como ciertas prendas que nos hac?an sentirnos atractivos y elegantes all? por nuestro Pleistoceno y de las que ahora nos avergonzamos cuando nos topamos con ellas en el ?lbum de fotos familiar.
Pero ojo, da la sensaci?n que fue el propio Arévalo el primero en darse cuenta de este fen?meno del chiste ajado. Arévalo fue adopt?ndose a su manera a los tiempos, edulcorando poco a poco sus historias, manteniendo cierto carisma entre un p?blico que tampoco necesitaba mucho m?s, gan?ndose la vida entre plat?s y escenarios en tiempos en los que muchos compa?eros de generaci?n y gracias hab?an pasado ya al olvido.
Un capote chiquitito
Nacido en Madrid y criado en Catarroja, Arévalo artista fue, desde el principio, hijo de su tiempo, desde que debut? junto a su padre en el Bombero Torero, vestido de payaso y sacando de la maleta un capote chiquitito para citar a la vaqulla, hasta que acab? frecuentando los plat?s de los programas televisivos del coraz?n para enfrentarse con Malena Gracia.
La popularidad le fue llegando poco a poco en aquel tiempo de las pel?culas de destape y evasi?n, cuando las gracietas sostenidas por los t?picos se hac?an a gritos en las barras de bar y no en las cuentas de Twitter. Los suyos eran chistes fuertes, poco aptos para ni?os que, sin embargo, escuch?bamos sus cintas en el coche familiar sin demasiada censura de por medio. En la Espa?a preauton?mica él ya hac?a de andaluz, vasco, madrile?o y, por supuesto, valenciano. Siempre, eso s?, desde la caricatura y la burla, a veces tonto y otras veces soez, porque lo realmente serio y formal era ser solamente espa?ol.
El salto en "Un, dos, tres"
En aquel tiempo el poder de la televisi?n (también una y no cincuenta y una) era enorme, mucho m?s que ahora, y en el caso de Arévalo fue decisiva para hacer de él un personaje popular?simo.
Primero lo intent? a través de “Esta noche… fiesta”, pero no fue hasta “Un, dos, tres” cuando dio el campanazo. Eso s?, y c?mo dec?amos antes, dejando atr?s el humor verde de las salas de espect?culos y de las gasolineras, y ofreciendo comedia para todas las edades, algo que por entonces también inclu?a burlarse de los gangosos o de los mariquitas.
También en esos primeros 80 frecuent? el cine espa?ol anterior a la Ley Mir?, ese que atra?a a millones de espectadores a base de humor f?cil, se?ores demasiado normales y chicas muy desnudas. A las ?rdenes del John Ford de todo aquello -es decir, de Mariano Ozores- Arévalo trabaj? en pel?culas como El currante (1983), Ag?tese antes de usarla (1983), El pan debajo del brazo (1983) o Los obsexos (1985).
Ya muchos a?os después -de nuevo adapt?ndose a los tiempos dentro de sus propias posibilidades- sigui? apareciendo en filmes y series m?s o menos digeribles como ?ste es mi barrio, Pap? Piquillo ?Ja me maaten...! El oro de Mosc? (2003), Isi & Disi, alto voltaje o Abr?zame, y también en "Tranv?a a la Malvarrosa", a las ?rdenes de José Luis Garc?a S?nchez, y en "Flor de mayo" bajo la direcci?n de José Antonio Escriv?.
El fin de una generaci?n
La fama de las cintas de cassette y del “Un, dos, tres” le dio al c?mico valenciano la suficiente carrerilla para seguir apareciendo en la televisi?n de los 90, la de las nuevas cadenas privadas y la de las auton?micas, compitiendo con los compa?eros de gremio, vestidos ahora todos con frac pero con los mismos chistes de siempre. Curiosamente, fue un antiguo cantaor de flamenco algo mayor que ellos, un tal Chiquito de la Calzada (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/quietor-chiquito-calzada-propio-semaforo-14136089), el que a base de un humor entrecortado y onomatopéyico convertido en fen?meno social, empez? a echar tierra sobre la tumba de aquella generaci?n.
Arévalo, un superviviente del humor desde los tiempos en las plazas de toros de los pueblos, sigui? trabajando, participando en programas de variedades de s?bado noche e incluso en reality shows. También sigui? pisando los escenarios teatrales, acompa?ado en “Dos mellizos” por Bert?n Osborne (nuestros particulares Danny De Vito y Arnold Schwarzenegger), con quién rompi? relaciones después de publicar una foto del rey Juan Carlos comiéndose una paella en casa del cantante jerezano.
"No sab?a que todas las cosas del Rey emérito eran privadas", lamentaba Arévalo en una entrevista concedida a Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica. All? también aseguraba que, en el balance final “afortunadamente hay m?s gente que me quiere, que me odia. Y la que me odia, cuando ves su curr?culum, no me extra?a”. Quiz? podr?a servirle de epitafio.
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