الريــم
12-22-2023, 01:10 PM
El golpe de suerte del tinerfe?o Mario Fern?ndez Peraza cuando le toc? el primer premio de la Loter?a de Navidad en 2018 est? plagado de gui?os, algunos sarc?sticos. Para empezar, engord? con el Gordo. Adem?s, el n?mero agraciado proced?a de una administraci?n domiciliada en la calle de Los Pobres. Es la que se encuentra en la tienda Bazar y Modas Casa Félix de su municipio natal, Tegueste. Precisamente Mario no era muy rico entonces. Tampoco ahora, cinco a?os después de aquello.
En Tegueste sigue residiendo este tinerfe?o de 45 a?os y en la empresa de limpieza de esta localidad sigue trabajando este padre de tres ni?as al que un décimo del tres mil trescientos cuarenta y sieteeee le dio un gran empuj?n econ?mico. No alcanz? a cambiarle por completo la vida. «Ganar el Gordo fue importante, est? claro, pero otros acontecimientos que pasaron antes y después de aquel sorteo fueron los que me cambiaron la vida de verdad», reconoce.
M?s informaci?n (Auto)
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«Ya no sé ni cu?ntos n?meros de loter?a me han restregado por la espalda», cuenta Mario entre risas en la plaza de la parroquia del Sagrado Coraz?n de Pedro ?lvarez, un pueblo tranquilo y rural, acurrucado en las faldas del macizo de Anaga. Cuenta su historia al lado de un ?rbol navide?o muy original, que describe la idiosincrasia de este rinc?n buc?lico de Tenerife: est? hecho con decenas de botellas vac?as de vino. Entonces aparece un vecino, se para, lo identifica como el que gan? el Gordo y le pide permiso para pasar un décimo por la espalda. «Ya te digo... Son tantos...».
Los 322.000 euros que le ingresaron de forma instant?nea, cuando el empleado de su banco introdujo d?as después de aquel 22 de diciembre la clave que le hab?a remitido Loter?as y Apuestas del Estado, no lo hicieron millonario. De entrada, Hacienda (https://www.sport.es/es/noticias/loteria-navidad/toca-realmente-cuarto-premio-loteria-navidad-2023-95978791) se qued? con 78.000 de los 400.000 euros del premio.
Pero al menos pudo comprarse una casa, un apartamento, una furgoneta Mercedes y un arreglo completo de la dentadura, la de él y la de su pareja. «También me pegué mis buenas comilonas, las que antes no me pod?a permitir. De ah? que ganara peso. Pero intenté aprovechar al m?ximo el premio para darle una casa a mi familia y procurarle la m?xima estabilidad», admite.
El Gordo lo cogi? en una época de cambios profundos en lo personal y lo profesional. El verano anterior hab?a entrado en la empresa Urbaser –que lleva la recogida de residuos en el Ayuntamiento de Tegueste– y hab?a dejado una relaci?n e iniciado otra. Cuando se estaba adaptando a su nueva existencia lleg? de repente el Gordo.
Mario y cuatro amigos con los que coincid?a en el bar en el que trabajaba antes de pasar a Urbaser sol?an jugar todas las semanas a La Primitiva. «Nos quedaba un fondo de unos cien euros y decidimos invertirlo en un décimo de la Loter?a de Navidad para cada uno».
Mario ten?a otros décimos y participaciones. Aquel 22 de diciembre estaba haciendo gestiones personales cuando lo llamaron los de la pe?a del bar. «Uno de ellos me llam? diciéndome que hab?amos ganado y que c?mo hac?a para darme el décimo. Pensé que era una co?a».
Adem?s, hab?a anotado mal el n?mero en una libreta. No coincid?an. Y no ten?a su décimo. Qued? con el amigo en una cafeter?a. All? le entreg? el 3.347 y le volvi? a insistir que hab?an ganado. «Me vine a dar cuenta de que no era una broma cuando miré el décimo, giré la vista a la tele y me cercioré de que efectivamente era el Gordo. Tuvo que pasar un rato para asimilarlo del todo», rememora.
Ese mismo d?a, los cinco amigos se fueron a un restaurante de la zona a celebrarlo. «Uno de ellos interrumpi? el jolgorio para decir: No se han fijado que en esta mesa hay ahora mismo dos millones de euros». Y siguieron los brindis y las especulaciones sobre en qué se gastar?an el dinero.
Luego lo festej? con la familia, con otros amigos. Alguna de sus hermanas llor?, su padre estaba feliz y Mario se encontraba exultante pero con la espinita clavada de no poder compartir aquel momento ?nico con su madre, que hab?a fallecido.
«La verdad es que el dinero me vino muy bien», detalla. «Pude comprar cosas a las que no habr?a podido acceder de no ser por aquel golpe de fortuna, como dos casas». Ya se hab?a fijado antes en la casa terrera que adquiri? a toca teja en el mismo pueblo de Pedro ?lvarez. Mario la arregl?, la vendi? y el dinero lo invirti? en la casa de su padre, que acababa de fallecer. A diferencia de la anterior, esta tiene un terreno para plantar verduras y frutales, como casi todas las viviendas de Pedro ?lvarez.
En el camino quedaron muchas anécdotas. As?, nada m?s conseguir el Gordo, varias personas lo llamaron para plantearle la compra del décimo por 400.000 euros, incluidos los 78.000 que se queda Hacienda. Les dijo que no. También aparecieron conocidos de la nada, la popularidad –«mucha gente del pueblo se enter? de que hab?a ganado; este es un sitio chico, donde es muy dif?cil guardar secretos»– y los ofrecimientos para comprar de todo, hasta un comercio.
«Me pegué alguna fiesta, no lo voy a negar, pero por encima de todo intenté ser lo m?s responsable posible por el bien de mi familia», deja claro. No se acuerda del n?mero, solo que acababa en 7, la cifra de la suerte, la terminaci?n m?s solicitada de la historia de las loter?as en Espa?a. ?Le queda algo de aquel premio? «Unos ahorritos para imprevistos».
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/loteria-navidad/gane-gordo-historia-trabajador-limpieza-96157274)
En Tegueste sigue residiendo este tinerfe?o de 45 a?os y en la empresa de limpieza de esta localidad sigue trabajando este padre de tres ni?as al que un décimo del tres mil trescientos cuarenta y sieteeee le dio un gran empuj?n econ?mico. No alcanz? a cambiarle por completo la vida. «Ganar el Gordo fue importante, est? claro, pero otros acontecimientos que pasaron antes y después de aquel sorteo fueron los que me cambiaron la vida de verdad», reconoce.
M?s informaci?n (Auto)
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«Ya no sé ni cu?ntos n?meros de loter?a me han restregado por la espalda», cuenta Mario entre risas en la plaza de la parroquia del Sagrado Coraz?n de Pedro ?lvarez, un pueblo tranquilo y rural, acurrucado en las faldas del macizo de Anaga. Cuenta su historia al lado de un ?rbol navide?o muy original, que describe la idiosincrasia de este rinc?n buc?lico de Tenerife: est? hecho con decenas de botellas vac?as de vino. Entonces aparece un vecino, se para, lo identifica como el que gan? el Gordo y le pide permiso para pasar un décimo por la espalda. «Ya te digo... Son tantos...».
Los 322.000 euros que le ingresaron de forma instant?nea, cuando el empleado de su banco introdujo d?as después de aquel 22 de diciembre la clave que le hab?a remitido Loter?as y Apuestas del Estado, no lo hicieron millonario. De entrada, Hacienda (https://www.sport.es/es/noticias/loteria-navidad/toca-realmente-cuarto-premio-loteria-navidad-2023-95978791) se qued? con 78.000 de los 400.000 euros del premio.
Pero al menos pudo comprarse una casa, un apartamento, una furgoneta Mercedes y un arreglo completo de la dentadura, la de él y la de su pareja. «También me pegué mis buenas comilonas, las que antes no me pod?a permitir. De ah? que ganara peso. Pero intenté aprovechar al m?ximo el premio para darle una casa a mi familia y procurarle la m?xima estabilidad», admite.
El Gordo lo cogi? en una época de cambios profundos en lo personal y lo profesional. El verano anterior hab?a entrado en la empresa Urbaser –que lleva la recogida de residuos en el Ayuntamiento de Tegueste– y hab?a dejado una relaci?n e iniciado otra. Cuando se estaba adaptando a su nueva existencia lleg? de repente el Gordo.
Mario y cuatro amigos con los que coincid?a en el bar en el que trabajaba antes de pasar a Urbaser sol?an jugar todas las semanas a La Primitiva. «Nos quedaba un fondo de unos cien euros y decidimos invertirlo en un décimo de la Loter?a de Navidad para cada uno».
Mario ten?a otros décimos y participaciones. Aquel 22 de diciembre estaba haciendo gestiones personales cuando lo llamaron los de la pe?a del bar. «Uno de ellos me llam? diciéndome que hab?amos ganado y que c?mo hac?a para darme el décimo. Pensé que era una co?a».
Adem?s, hab?a anotado mal el n?mero en una libreta. No coincid?an. Y no ten?a su décimo. Qued? con el amigo en una cafeter?a. All? le entreg? el 3.347 y le volvi? a insistir que hab?an ganado. «Me vine a dar cuenta de que no era una broma cuando miré el décimo, giré la vista a la tele y me cercioré de que efectivamente era el Gordo. Tuvo que pasar un rato para asimilarlo del todo», rememora.
Ese mismo d?a, los cinco amigos se fueron a un restaurante de la zona a celebrarlo. «Uno de ellos interrumpi? el jolgorio para decir: No se han fijado que en esta mesa hay ahora mismo dos millones de euros». Y siguieron los brindis y las especulaciones sobre en qué se gastar?an el dinero.
Luego lo festej? con la familia, con otros amigos. Alguna de sus hermanas llor?, su padre estaba feliz y Mario se encontraba exultante pero con la espinita clavada de no poder compartir aquel momento ?nico con su madre, que hab?a fallecido.
«La verdad es que el dinero me vino muy bien», detalla. «Pude comprar cosas a las que no habr?a podido acceder de no ser por aquel golpe de fortuna, como dos casas». Ya se hab?a fijado antes en la casa terrera que adquiri? a toca teja en el mismo pueblo de Pedro ?lvarez. Mario la arregl?, la vendi? y el dinero lo invirti? en la casa de su padre, que acababa de fallecer. A diferencia de la anterior, esta tiene un terreno para plantar verduras y frutales, como casi todas las viviendas de Pedro ?lvarez.
En el camino quedaron muchas anécdotas. As?, nada m?s conseguir el Gordo, varias personas lo llamaron para plantearle la compra del décimo por 400.000 euros, incluidos los 78.000 que se queda Hacienda. Les dijo que no. También aparecieron conocidos de la nada, la popularidad –«mucha gente del pueblo se enter? de que hab?a ganado; este es un sitio chico, donde es muy dif?cil guardar secretos»– y los ofrecimientos para comprar de todo, hasta un comercio.
«Me pegué alguna fiesta, no lo voy a negar, pero por encima de todo intenté ser lo m?s responsable posible por el bien de mi familia», deja claro. No se acuerda del n?mero, solo que acababa en 7, la cifra de la suerte, la terminaci?n m?s solicitada de la historia de las loter?as en Espa?a. ?Le queda algo de aquel premio? «Unos ahorritos para imprevistos».
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