الريــم
12-14-2023, 11:44 PM
"Si me estrellara en un avi?n ma?ana, empezar?a a comer carne humana al d?a siguiente", afirma rotundo Gustavo Zerbino, uruguayo septuagenario, empresario farmacéutico y superviviente del desastre aéreo igual de conocido como la “tragedia de los Andes” que como el “milagro de los Andes”. El 13 de octubre de 1972, un avi?n reservado por los jugadores del club de rugby Old Christians -Zerbino era uno de ellos- para viajar junto a amigos y familiares entre Montevideo y Santiago de Chile se estrell? accidentalmente contra un glaciar en la cordillera andina. Viajaban a bordo 45 personas, de las que 12 murieron a causa de la colisi?n; en el momento del rescate, 72 d?as después, quedaban vivas 16.
La nueva pel?cula de J.A. Bayona, ‘La sociedad de la nieve’, recrea el coste f?sico y psicol?gico que pagaron a diario quienes permanecieron atrapados a 4.000 metros de altitud esas 10 semanas, a merced de temperaturas de hasta 30 grados bajo cero y de las avalanchas, sobreviviendo gracias a la protecci?n del fuselaje del avi?n, el ingenio y la imaginaci?n, las plegarias a Dios y el alimento que les proporcionaron los cuerpos de los muertos, que eran sus amigos y, en ocasiones, sus propios parientes. "No me arrepiento de nada", insiste Zerbino. "Para vivir necesit?bamos movernos, y para movernos necesit?bamos energ?a. A nuestro alrededor solo hab?a muerte, y nos alimentamos de los cad?veres porque eran las ?nicas prote?nas que encontramos".
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El superviviente de la tragedia Gustavo Zerbino, en el set de rodaje de 'La sociedad de la nieve'
NETFLIX
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La necesidad de recurrir a la antropofagia se hizo evidente pasadas las primeras semanas, cuando el grupo supo a través de una radio que los equipos de b?squeda se hab?an suspendido. “Pensar en el sufrimiento que eso deb?a haber causado a nuestras familias en Uruguay intensific? nuestro empe?o en seguir vivos”, recuerda el farmacéutico.
Contar la verdad
Después de largas discusiones, tomaron la decisi?n de usar los cuerpos de los pasajeros fallecidos, y también sellaron un pacto. “Autorizamos a todos los dem?s que nos usaran como alimento si mor?amos, porque todos quer?amos salvar vidas, y porque eso permitir?a a los supervivientes decirles a nuestros seres queridos cu?nto les quer?amos”. Cuando fueron rescatados, poco antes de Navidad, se les aconsej? que no explicaran las dr?sticas medidas a las que hab?an tenido que recurrir para nutrirse. “Nos negamos, no quer?amos ocultarlo aunque ello supusiera confrontar tab?es culturales, religiosos y biol?gicos. Actualmente, se hacen miles de transfusiones de sangre por segundo en todo el mundo; y son habituales los trasplantes de pulm?n, de ri?ones, de retina de coraz?n... Lo que hicimos nosotros no es muy distinto de eso”.
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J. A. Bayona, en el rodatge de ‘La sociedad de la nieve’.
NETFLIX / QUIM CASAS
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Basada en el libro hom?nimo de Pablo Vierci, ‘La sociedad de la nieve’ es la tercera ficci?n cinematogr?fica que recrea el suceso, después del largometraje mexicano ‘Supervivientes de los Andes’ (1976) y la producci?n de Hollywood ’?Viven!’ (1993), dirigida por Frank Marshall. Seg?n Zerbino, la pel?cula de Bayona -representante espa?ola en la pugna por el Oscar y recién nominada al Globo de Oro- es la ?nica que retrata con fidelidad la atm?sfera de unidad que se estableci? en la monta?a. “El mundo entero nos hab?a abandonado, y decidimos construir una comunidad solidaria en la que las normas aparec?an por s? solas cuando eran necesarias. Cuid?bamos permanentemente los unos de los otros, y estaba prohibido quejarse. Elegimos ser positivos y celebrar cada d?a m?s de vida. Yo decid? desconectarme de mi propia mente, que solo me dec?a ‘no vas a lograrlo, te vas a morir’. La mandé a paseo”.
La vida después
Aquellos 72 d?as tuvieron un efecto profundo en la actitud posterior de los supervivientes ante la vida y la muerte. “La experiencia ampli? nuestra capacidad de dolor, de tolerancia, de paciencia y de amor incondicional hasta niveles inimaginables. Enfrentarte a la muerte de ese modo a una edad tan temprana, a la muerte de gente tan cercana a ti, inevitablemente te endurece”.
Zerbino lleva a?os viajando por el mundo para dar charlas y conferencias motivacionales sobre asuntos como el liderazgo y la gesti?n de la adversidad. “Desde que somos peque?os se nos ense?a a pensar en problemas m?s que en soluciones, y a vivir con miedo constante al fracaso, y eso debe cambiar. Hasta las vivencias m?s negativas son un veh?culo para el crecimiento y el aprendizaje. El accidente de los Andes fue una experiencia m?s en mi vida, una de tantas. Solo me acuerdo de que soy un superviviente cuando me llaman de medios de comunicaci?n o doy charlas. Soy una persona feliz, vivo el presente y lo disfruto con intensidad. La vida es demasiado corta, pero no temo a la muerte”.
En todo este tiempo, a?ade, nunca ha tenido ning?n reparo a la hora de viajar en avi?n. “Me subo, me siento, leo, duermo un poco y, al llegar a mi destino, me bajo. Es un medio de transporte muy seguro. Recuerdo un viaje entre Europa y Uruguay durante el que se desat? una tormenta terrible. Mientras el histerismo se extend?a entrelos pasajeros, yo me puse los auriculares y empecé a escuchar m?sica”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/sobrevivir-andes-pacto-amor-carne-95857134)
La nueva pel?cula de J.A. Bayona, ‘La sociedad de la nieve’, recrea el coste f?sico y psicol?gico que pagaron a diario quienes permanecieron atrapados a 4.000 metros de altitud esas 10 semanas, a merced de temperaturas de hasta 30 grados bajo cero y de las avalanchas, sobreviviendo gracias a la protecci?n del fuselaje del avi?n, el ingenio y la imaginaci?n, las plegarias a Dios y el alimento que les proporcionaron los cuerpos de los muertos, que eran sus amigos y, en ocasiones, sus propios parientes. "No me arrepiento de nada", insiste Zerbino. "Para vivir necesit?bamos movernos, y para movernos necesit?bamos energ?a. A nuestro alrededor solo hab?a muerte, y nos alimentamos de los cad?veres porque eran las ?nicas prote?nas que encontramos".
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El superviviente de la tragedia Gustavo Zerbino, en el set de rodaje de 'La sociedad de la nieve'
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La necesidad de recurrir a la antropofagia se hizo evidente pasadas las primeras semanas, cuando el grupo supo a través de una radio que los equipos de b?squeda se hab?an suspendido. “Pensar en el sufrimiento que eso deb?a haber causado a nuestras familias en Uruguay intensific? nuestro empe?o en seguir vivos”, recuerda el farmacéutico.
Contar la verdad
Después de largas discusiones, tomaron la decisi?n de usar los cuerpos de los pasajeros fallecidos, y también sellaron un pacto. “Autorizamos a todos los dem?s que nos usaran como alimento si mor?amos, porque todos quer?amos salvar vidas, y porque eso permitir?a a los supervivientes decirles a nuestros seres queridos cu?nto les quer?amos”. Cuando fueron rescatados, poco antes de Navidad, se les aconsej? que no explicaran las dr?sticas medidas a las que hab?an tenido que recurrir para nutrirse. “Nos negamos, no quer?amos ocultarlo aunque ello supusiera confrontar tab?es culturales, religiosos y biol?gicos. Actualmente, se hacen miles de transfusiones de sangre por segundo en todo el mundo; y son habituales los trasplantes de pulm?n, de ri?ones, de retina de coraz?n... Lo que hicimos nosotros no es muy distinto de eso”.
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J. A. Bayona, en el rodatge de ‘La sociedad de la nieve’.
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Basada en el libro hom?nimo de Pablo Vierci, ‘La sociedad de la nieve’ es la tercera ficci?n cinematogr?fica que recrea el suceso, después del largometraje mexicano ‘Supervivientes de los Andes’ (1976) y la producci?n de Hollywood ’?Viven!’ (1993), dirigida por Frank Marshall. Seg?n Zerbino, la pel?cula de Bayona -representante espa?ola en la pugna por el Oscar y recién nominada al Globo de Oro- es la ?nica que retrata con fidelidad la atm?sfera de unidad que se estableci? en la monta?a. “El mundo entero nos hab?a abandonado, y decidimos construir una comunidad solidaria en la que las normas aparec?an por s? solas cuando eran necesarias. Cuid?bamos permanentemente los unos de los otros, y estaba prohibido quejarse. Elegimos ser positivos y celebrar cada d?a m?s de vida. Yo decid? desconectarme de mi propia mente, que solo me dec?a ‘no vas a lograrlo, te vas a morir’. La mandé a paseo”.
La vida después
Aquellos 72 d?as tuvieron un efecto profundo en la actitud posterior de los supervivientes ante la vida y la muerte. “La experiencia ampli? nuestra capacidad de dolor, de tolerancia, de paciencia y de amor incondicional hasta niveles inimaginables. Enfrentarte a la muerte de ese modo a una edad tan temprana, a la muerte de gente tan cercana a ti, inevitablemente te endurece”.
Zerbino lleva a?os viajando por el mundo para dar charlas y conferencias motivacionales sobre asuntos como el liderazgo y la gesti?n de la adversidad. “Desde que somos peque?os se nos ense?a a pensar en problemas m?s que en soluciones, y a vivir con miedo constante al fracaso, y eso debe cambiar. Hasta las vivencias m?s negativas son un veh?culo para el crecimiento y el aprendizaje. El accidente de los Andes fue una experiencia m?s en mi vida, una de tantas. Solo me acuerdo de que soy un superviviente cuando me llaman de medios de comunicaci?n o doy charlas. Soy una persona feliz, vivo el presente y lo disfruto con intensidad. La vida es demasiado corta, pero no temo a la muerte”.
En todo este tiempo, a?ade, nunca ha tenido ning?n reparo a la hora de viajar en avi?n. “Me subo, me siento, leo, duermo un poco y, al llegar a mi destino, me bajo. Es un medio de transporte muy seguro. Recuerdo un viaje entre Europa y Uruguay durante el que se desat? una tormenta terrible. Mientras el histerismo se extend?a entrelos pasajeros, yo me puse los auriculares y empecé a escuchar m?sica”.
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